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LOS SANTOS SE PREPARAN PARA GOBERNAR - Parte VI (Gobernando con el Nuevo Pacto y la Espada del Espíritu), Dr. Stephen Jones





Los calendarios antiguos pueden ser bastante confusos, porque las formas de calcular los años difieren de una nación a otra. Lo mismo sucedió durante la Era del Reino Dividido, donde los años de reinado de Judá se contaban de Tishri a Tishri, mientras que los años de reinado de Israel se contaban de Abib a Abib.


De modo que en la tierra de Judá, los años de reinado se contaban igual que los años de reposo, que también comenzaban en Tishri al final de la temporada de la cosecha. Pero en Israel, los años de reinado comenzaban con el primer mes (Abib), según el cambio que Dios hizo en el tiempo de Moisés (Éxodo 12: 2).


El rey David había sido coronado en Tishri en el 59º jubileo desde Adán, como mostré en Secretos del Tiempo . En ese momento, todas las tribus de Israel usaban ese sistema de cálculo. Pero cuando después de la muerte de Salomón el reino se dividió, Israel alteró sus años de reinado para ajustarse a lo que ya estaba en uso en Babilonia. Un estudio detenido de las Escrituras y la historia muestra esto claramente.


El asunto es que fuimos llevados a usar ambos sistemas en la coronación de los Vencedores, primero durante Tishri en 2014 y luego nuevamente durante Abib en 2015. Esto estaba de acuerdo con la revelación en conformidad a Éxodo 12: 2. Con dos ceremonias de coronación separadas por seis meses, Dios mostró primeramente que reconocía ambos años de reinado y, al mismo tiempo, los unificaba en los Vencedores.



Pentecostés de 2015


Pentecostés del 2015 cayó el domingo 24 de mayo, que personalmente celebré en Dallas, TX. Allí tuve una nueva revelación de Pentecostés, que siempre ocurre cuando enfoco la atención en un día festivo cada año. En esta ocasión, obtuve una comprensión más profunda de los dos Pentecostes-es: el primero en el Monte Sinaí en la época de Moisés y el segundo en el Aposento Alto de Jerusalén en el libro de los Hechos. Ambos Pentecostes-es establecieron un pacto, el primero el Antiguo Pacto y el último el Nuevo Pacto.


Bajo Moisés, el pueblo tenía demasiado miedo para escuchar la voz de Dios (Éxodo 20: 18-21), por lo que se apartaron del bautismo del Espíritu Santo que Dios les ofrecía. En mi opinión, tenían el potencial de recibir el Nuevo Pacto, con su “Espada del Espíritu” y la capacidad de escuchar la voz de Dios y ser guiados por el Espíritu. Pero el miedo rebajó su fe al nivel del Antiguo Pacto. Bajo este pacto, conquistaron Canaán con una espada física en lugar de una espada espiritual.


El resultado, por supuesto, fue que los cananeos murieron. Uno puede fácilmente culpar a los cananeos por su pecado y adoración falsa, pero los israelitas tuvieron la mayor responsabilidad, debido a su bajo nivel de fe pentecostal. Siglos más tarde, los discípulos de Jesús corrigieron ese problema acercándose a Dios en el Aposento Alto, recibiendo la promesa del Padre y luego partiendo para conquistar el mundo con la Espada del Espíritu. Con esa espada dieron muerte al "hombre viejo" carnal, y por medio del bautismo, el "hombre nuevo" resucitó a una vida nueva.


Vemos por esto que la matanza de los cananeos nunca pudo manifestar verdaderamente el corazón de Dios. El Antiguo Pacto tampoco era el camino de la salvación. Jesús vino a mostrar un mejor camino con un mejor pacto, una mejor espada, un mejor sacerdocio y una mejor patria. El libro de Hebreos muestra esto claramente.


El problema ha sido que la Iglesia apenas ha entendido que Pentecostés esencialmente ofrece la opción de dos pactos diferentes. Al no entender las Escrituras, muchos creyentes han elegido el Antiguo Pacto sin darse cuenta de lo que estaban haciendo. Gradualmente, la Iglesia perdió el Bautismo del Espíritu Santo con sus dones y frutos, establecieron sacerdocios modelados según el sacerdocio levítico con sus ceremonias, incienso y su método de salvación basado en los votos del hombre a Dios.


La Reforma Protestante intentó reformar algunas de estas prácticas. Condenaron a la Iglesia Romana por basar la salvación en las obras, pero la mayoría no vio que el problema central era basar la salvación en la voluntad del hombre, en lugar de la voluntad de Dios (Juan 1: 13). Por lo tanto, la salvación permaneció basada en los votos del hombre a Dios, más que en los votos de Dios a los hombres. Entonces, lo que ellos pensaban que era la salvación del Nuevo Pacto era en realidad la salvación del Antiguo Pacto con decoraciones nuevas.


Asimismo, a medida que pasaba el tiempo, los creyentes evangélicos y pentecostales adoptaron a Agar como su madre al reclamar la Jerusalén terrenal como la capital del Reino de Cristo (para la Era Venidera). De alguna manera, estaban ciegos a la enseñanza de Pablo en Gálatas 4, donde se dice que los herederos del Reino son hijos de Sara, la Jerusalén celestial. Comenzaron a afirmar que los hijos de la carne (representados por Ismael, hijo de Agar) eran el pueblo elegido para gobernar la Tierra en la Era Venidera. Esto también es evidencia del pensamiento del Antiguo Pacto.


Sin embargo, nosotros somos los hijos de la promesa (Gálatas 4: 28), porque la Jerusalén celestial (Sara) es nuestra madre (Gálatas 4: 26). Como Vencedores, reclamamos el Nuevo Pacto como nuestra madre biológica, y somos hijos de Abraham por fe (Gálatas 3: 29), y no confiamos en la genealogía carnal para calificarnos como elegidos.


Así que el 24 de mayo de 2015 fuimos guiados a comisionar a los Vencedores, de la misma manera que los 120 discípulos en el Aposento Alto fueron comisionados por la venida del Espíritu Santo después de permanecer en Jerusalén (Lucas 24: 49 KJV). Seguimos este patrón también.



Justos actos de Dios y de los hombres


El Pentecostés de 2015 me dio una revelación más clara del Nuevo Pacto, por la cual se nos comisionó para hacer la obra por delante. Para realizar esa obra correctamente, debemos recuperar el mensaje del Nuevo Pacto presentado por esos discípulos en el Nuevo Testamento. Esta obra se describe en Apocalipsis 15: 4 como "juicios justos (actos justos)" (tsedeqah). Son los que Dios hace y los que hacemos nosotros cuando somos guiados por el Espíritu.


La palabra tsedeqah abarca dos ideas principales: el cumplimiento de lo prometido y generosidad. (“¡Tsedeqah!” Es lo que gritan los mendigos a los transeúntes en el Medio Oriente, esperando que la gente sea generosa. Implica que los hombres le han prometido a Dios que serían virtuosos y generosos, por lo que los mendigos apelan a esa promesa).


En el contexto de los actos justos de Dios, vemos que Él cumple su voto del Nuevo Pacto de salvar a toda la humanidad. Él es un Dios generoso, bondadoso y benévolo, lleno de amor y dádiva gozosa. Él no es el Dios severo y enojado que muchos han imaginado que es. Por esta razón, leemos en el siguiente versículo (Apocalipsis 15: 4),


4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Porque solo tú eres santo; porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti, porque tus justos actos han sido revelados.


Los actos justos de Dios se revelan cuando Él cumple su voto del Nuevo Pacto. Se ve en que “todas las naciones vendrán y lo adorarán”, porque esa es la promesa de Dios (Deuteronomio 29: 12, 14-15). De esta manera, el llamamiento de Abraham se cumple también en nosotros, porque estamos llamados a bendecir a todas las naciones apartándolas de sus malos caminos (Hechos 3: 25-26).


Para cumplir con nuestra comisión, es importante comprender la justicia de Dios y sus actos justos. Imitaremos todo lo que creemos que son sus actos justos. No debemos salir con un mensaje de un Dios soberano sin amor, como hacen los calvinistas. Tampoco debemos presentarlo como un Dios demasiado débil para vencer la voluntad del hombre, como hacen los arminianos. Servimos a un Dios que puede cumplir todas sus promesas, un Dios verdaderamente justo.


Como posibles "santos del Altísimo", nos preparamos para gobernar por el poder del Nuevo Pacto, no por el Antiguo Pacto. Estamos conquistando no solo Canaán sino el mundo entero. No conquistamos con armas físicas, porque "nuestra lucha no es contra sangre y carne" (Efesios 6: 12), sino que nos armamos con toda la armadura de Dios, con especial énfasis en la Espada del Espíritu (Efesios 6: 17).


https://godskingdom.org/blog/2021/11/the-saints-prepare-to-rule-part-6

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