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UNA PALABRA PERSONAL PARA TI, Daniel


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Mi amigo Rafael Restrepo mandó este mensaje por WhatsApp, muy de este tiempo:


Les comparto un mensaje que me pareció bien interesante y del Señor.

UNA PALABRA PERSONAL PARA TI:
Liberación de la dependencia de dioses falsos.Dios es nuestra fuente y nuestro sustento.


Abril 2020

«Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto» (Éxodo 12:13).


Queridos hermanos,

No cabe duda que estos son días históricos en el mundo y para la Iglesia. Nuestra nación y el mundo se enfrentan a un momento como ningún otro en nuestra historia. Cada individuo, familia, empresa y comunidad se ve o se verá afectada de alguna manera por la pandemia global de COVID-19. Estamos viendo los «temblores» o «sacudidas» que están aconteciendo en las naciones como el principio de dolores. Esta pandemia ha tomado al mundo por sorpresa. Estamos en una guerra contra un enemigo invisible que nos ha obligado a la separación social. Ha impactado al mundo como nunca hemos experimentado y nos ha llevado a un momento solemne.

Nunca antes en la historia del mundo ha habido un evento que haya causado que la humanidad detenga lo que está haciendo cómo lo está haciendo el coronavirus. Estamos en medio de una sacudida global donde Jesús está restableciendo los cimientos de las naciones.

Dios nos ha avisado en su palabra. En las Escrituras vemos que todas estas calamidades fueron profetizadas. Jesús nos advirtió que en los días antes de su segunda venida vendrían, «grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo» (Lucas 21: 11). Las profecías se están cumpliendo y las piezas se empiezan a encajar.

¿Qué está diciendo Dios a su pueblo mundialmente? Dios está permitiendo que tomemos una pausa obligada, una pausa santa. En medio de todo debemos ver qué es lo que Dios nos está queriendo decir. En su soberanía, Dios está permitiendo que todo esto ocurra. Este tiempo de aislamiento y distanciamiento físico está siendo una oportunidad para buscar a Dios, arrepentirnos y volvernos a Él con todo nuestro corazón. El Señor está quitando muchos estorbos y distracciones que hemos tenido. A veces, hemos estado tan ocupados, incluso con las propias actividades de la iglesia, como Marta, turbados con muchos quehaceres pero perdiéndonos la buena y mejor parte que escogió María. Aprovechemos este tiempo para estar mirando dentro de nuestras casas, dentro de nuestra familia y dentro de nosotros. En tiempos de gran prueba y tribulación, necesitamos buscar al Señor.

Nos preguntamos, ¿qué debemos hacer y cuándo podemos esperar que esto termine? Dios siempre arroja luz por su palabra. Creo que esta pestilencia es una llamada de atención de parte de Dios. Él tiene un propósito al permitir esto.

Debemos entender que estos acontecimientos son para despertarnos y llevarnos al arrepentimiento. No hay mejor estrategia que la que Dios ha utilizado en toda la historia. Debemos humillarnos ante Dios todopoderoso y confesar nuestros pecados y los de nuestra nación y suplicar que Dios sane nuestra tierra. Dios nos ha prometido en su palabra que:
«Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo... Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra» (2º Crónicas 7: 13-14).

Un profeta muy reconocido, predijo en Septiembre del 2019 que vendría «una invasión de una plaga masiva» que iba a probarnos hasta la Pascua.

¿Qué significado tiene la Pascua? Bíblicamente, ésta es una de las épocas más importantes del año. Conmemora el éxodo de los israelitas de Egipto, “pasando” de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida o de la oscuridad a la luz. El pueblo de Israel se libró del ángel de la muerte por el sacrificio de un cordero pascual. La Pascua significa literalmente «pasar» y alude al hecho de que el ángel de la muerte no entraría en sus hogares, sino que pasaría por encima de la casa marcada con la sangre.

Este año será una de las Pascuas más históricas desde el comienzo de la pascua. Muchos de nosotros celebraremos la Pascua de la manera en que el Señor instruyó a los israelitas a observar la Pascua: en nuestros hogares, en nuestras pequeñas reuniones y detrás de nuestras puertas cerradas.

LIBRADOS DE LA IDOLATRÍA

Yo veo un paralelismo entre lo que está ocurriendo con el COVID-19 y las plagas en contra de los dioses de Egipto. Creo que a través de estos eventos, Dios nos está apuntando a otro tiempo cuando una gran nación también fue sacudida con plagas culminando con el cordero Pascual y la liberación del pueblo de Dios de esclavitud.

«Esa misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor» (Éxodo 12: 12).

Notemos la frase: «ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto». Dios ha declarado sentencia sobre todo los dioses a quienes servían y contra toda idolatría.

Egipto era una nación orgullosa, la nación más avanzada y poderosa en ese tiempo. Adoraban dioses falsos y confiaban en ellos para su protección, prosperidad y seguridad. Los egipcios pusieron gran fe en sus dioses, pero eran realmente demonios, que mantenían al país en terrible esclavitud. Con las diez plagas, Dios demostró que es una necedad confiar en dioses falsos. Todas las plagas que Dios envió sobre Egipto para obligar a Faraón a librar los esclavos, eran «confrontaciones» con los dioses que gobernaban esa tierra. Cada plaga era un juicio de Dios dirigida contra algo que Egipto adoraba, respetaba o veneraba.

El pueblo de Israel había sido esclavo durante 430 años en Egipto, donde estaba bajo opresión y servidumbre, pero además había sido influenciado por las religiones de esa cultura idolatra. No conocían nada más. Antes de que Dios pudiera librar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, tuvo que librarle de la influencia de la idolatría y su confianza en dioses ajenos.

Nosotros hoy en día también hemos confiado en cosas que no son ciertas. Hoy, el pueblo de Dios, los verdaderos creyentes, se encuentran rodeados de los dioses falsos del mundo y debe ser liberado del control del mundo para poder servir a Dios. Dios quiere librar su iglesia de la dependencia del mundo. Dios está confrontando a todos los dioses del mundo que han tenido a su pueblo en cautiverio. Él es celoso de nuestro amor y lealtad y no va a permitir que seamos esclavizados por el dios de este mundo.

«Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavos. No tengas otros dioses ajenos de mí» (Éxodo 20: 3).

¿A qué dioses hemos acudido nosotros? ¿En qué estamos confiando? ¿En qué depositamos nuestra fe?

Uno de esos dioses falsos, en quien confiamos hoy en día, y que está en competencia con el Dios verdadero y mueve este mundo es el dios “Mammon”, el amor al dinero. Hay muchos que Dios ha llamado a trabajar en su viña, pero no han podido romper su amor al dinero. Nunca han aprendido a vivir por la fe y a confiar en Dios para su sostén. El poder y la seguridad que aparentemente da el materialismo, toma el lugar de la fe en Dios. Se confía más en el dios “Mammon” que en Yahweh Jireh.

Creo que el Señor está exponiendo y derribando ídolos en la Iglesia. Está provocando un temblor para sacar la impureza de su Iglesia. Está mostrándonos en dónde está nuestro afecto y devoción a otras cosas además que a Jesucristo y que están siendo expuestas. 

Hemos entrado en un tiempo donde todo lo que puede ser sacudido, se está sacudiendo. Ahora estamos viendo un tremendo temblor con esta epidemia y las cosas están cambiando rápidamente. Dios está llamando a la Iglesia a volver su afecto y adoración hacia Él.

DEJA IR A MI PUEBLO PARA QUE ME SIRVA

«Entonces Yahweh dijo a Moisés: Ve a Faraón y dile: «Así dice Yahweh: 'Deja ir a mi pueblo para que ME SIRVA'» (Éxodo 8: 1).

¡Deja ir a mi pueblo para que me sirva! Dios lo está gritando al dios de este mundo que tiene al pueblo de Dios esclavizado a su sistema. La declaración Divina, “Deja ir a mi pueblo para que me sirva”, es el propósito de Dios para hoy. El propósito de sacarnos y librarnos es para que le sirvamos de todo corazón. Lo que nos impide servir a Dios de todo corazón es lo que constituye «Egipto».

Para que Israel saliera, era necesario no solo romper el poder de los dioses de Egipto, sino establecer la adoración a Dios. Por eso el Señor dijo:

«… 'Así dice Yahweh, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que ME ADORE'» (Éxodo 9: 1).

Donde Dios es entronado por la adoración de su pueblo, tronos de iniquidad tienen que caer.

Jesús dijo: «Al Señor tu Dios ADORARÁS, y a Él solo SERVIRÁS» (Lucas 4: 8). La adoración y el servicio van juntos. Si adoramos a Dios con todo el corazón, es inevitable que le sirvamos. El que adora sirve, y el que sirve correctamente, adora. Los verdaderos adoradores de Dios le sirven en santidad y de corazón.

Creo que Dios va a utilizar esta epidemia para sacar a su pueblo de la dependencia de lo material y terrenal, de las costumbres paganas que hemos heredado y mostramos un nuevo paradigma, un nuevo modelo que rompa el poder del mundo sobre nosotros para que le sirvamos de todo corazón.

Dios está dispuesto a parar todo el sistema mundial y tomar medidas drásticas para librar a su pueblo de las dependencias que nos limitan y nos ahogan espiritualmente. Jesús vino a declarar libertad a los cautivos, abertura de las puertas al preso, y vista a los ciegos.

MARCANDO UNA DISTINCIÓN

Dios siempre ha hecho una clara distinción entre su pueblo y aquellos que no son su pueblo. Hay una guerra feroz en los lugares espirituales. Los dos reinos se están confrontando. Dios está haciendo separación entre su pueblo y el mundo, entre la luz y las tinieblas, entre el sistema de Su reino y el sistema de este mundo.

En la tierra de Gosén donde habitaba Israel había luz, pero una terrible plaga de densa oscuridad envolvió a Egipto.

Dios quiere mostrarnos hoy que Él suplirá todas nuestras necesidades según su riqueza en gloria por Cristo Jesús. Él es Yahweh Jireh, el Dios que provee. Él proveyó el sacrificio para librarnos del pecado y la muerte. Sobre todo debemos depender exclusivamente de la sangre del Cordero de Dios que nos libra de todo pecado y no confiar en nuestra justicia.

Dios demostró que solo Él puede suplir y asegurar todo lo que nos falta. No prosperaremos fuera de él. Dios nos está librando de todo tipo de idolatría incluyendo el dios del dinero, permitiendo una crisis económica para que aprendamos a vivir por la fe confiando totalmente en él.

El pueblo judío pudo ver palpablemente la mano de Dios al traer plagas contra Egipto. Vieron cómo Dios les rodeaba de luz en Gosén cuando los egipcios estuvieron en la oscuridad. Vieron la protección de Dios para librarles del ángel de la muerte cuando esparcieron la sangre del cordero sobre sus puertas. Vieron abrirse el Mar Rojo y miraron con asombro cómo desaparecieron sus enemigos debajo del agua.

Comieron el maná que Dios proveía diariamente, para que aprendiesen que el hombre necesita más que las cosas materiales y que «no sólo de pan vivirá el hombre, sino que el hombre vivirá de toda palabra que sale de la boca de Yahweh». Dios les mostró que Él podía sobrenaturalmente suplir sus necesidades físicas para que no estuviéramos ansiosos acerca de lo que precisamos para comer o beber. Dios les mostró que solo Él era su sanador «Yahweh Rafa».

«Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Yahweh tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque YO SOY YAHWEH TU SANADOR» (Éxodo 15: 26).

Y Dios continúa demostrando hoy que la sanidad viene a través de Él.

Al igual que el Señor llevó el pueblo de Israel al desierto para que aprendiesen a depender totalmente de Él, Dios está usando este tiempo para mostrarnos que no debemos depositar ninguna confianza en esfuerzos humanos, sino confiar solamente en Él, en su poder, su provisión y sus promesas.

Tenemos que decidir a quién vamos a seguir, a quien vamos a creer, a quien vamos a adorar y a quien vamos a servir.

LEVANTEN LA MIRADA

Esta epidemia no ha tomado a Dios por sorpresa. Está profetizado, Jesús lo vio venir y dijo, «cuando todas estas cosas comiencen a suceder, pónganse de pie y levanten la mirada, ¡porque la salvación está cerca!» (Lucas 21: 28)

¿Qué significa levantar los ojos? Ahora más que nunca debemos levantar nuestra mirada de lo terrenal, de lo mundano, de todo en lo que hemos confiado, de todos los dioses falsos que nos han tenido cautivos. Debemos cambiar nuestras prioridades y alinearnos con el propósito de Dios en evangelizar el mundo.

1. Alzad los ojos de lo natural y fijar nuestros ojos en nuestro Salvador. «Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Yahweh, que hizo los cielos y la tierra» (Salmo 121: 1-2) En momentos de pruebas, aflicciones y hasta calamidades nos damos cuenta de que solo Dios es nuestro socorro.

2. ¡Alzad los ojos! Veamos la mies lista para cosechar. En otra ocasión, después de su conversación con la mujer de Samaritana, cuando los discípulos le dijeron: ¿Quién le ha traído comida? Jesús les respondió, «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra». Los discípulos estaban pensando solamente en la comida natural, pero Jesús tenía una comida que le llenaba, la cual ellos aún no conocían. Luego insistió, «Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega».

3. También dijo, «levantad los ojos porque vuestra redención está cerca». Nos está diciendo estamos llegando al fin de la temporada, que el verano de la cosecha se va a terminar, y no hemos cumplido con nuestra tarea. Hemos estado distraídos y embrujados con los placeres de este mundo, fascinados con el entretenimiento, confiando en nuestros trabajos y en el gobierno para solucionar nuestros problemas.

Esta pandemia nos está haciendo recapacitar y despertarnos de nuestro sueño. Es un toque de alarma, preparen el camino del Señor.

«Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados; Y verá toda carne la salvación de Dios» (Lucas 3: 4-6).

Dios está diciendo: «Iglesia ahora es tu momento de alzar los ojos».

Un abrazo fraternal en el amor de Cristo,

Daniel

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