30 de marzo
Isaías 50:11
He aquí, todos vosotros que encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis.
De mi mano os vendrá esto; en dolor yaceréis.
Que aviso tan solemne para aquellos que andan en tinieblas y no obstante tratan de ayudarse por sí mismos para salir a la luz. Ellos están representados aquí como encendiendo un fuego y cercándose con teas. ¿Qué significa ésto? Significa que cuando estamos en tinieblas, la tentación trata de hallar un salida sin confiar en el Señor o contar con Él. En vez de dejar que Él nos ayude a salir de nuestro apuro, tratamos de ayudarnos a nosotros mismos. Buscamos la luz natural y pedimos el consejo de nuestros amigos. Intentamos aplicar las conclusiones de nuestra razón y casi podemos estar tentados a aceptar una forma de rescate que no sea la de Dios.
Todos estos son fuegos encendidos por nosotros; luces tempestuosas que nos conducirán al abismo. Dios permitirá que andemos a la luz de esas centellas, pero el fin será aflicción.
Amigo querido, no trates de salir de un lugar difícil excepto en el tiempo que Dios señala y de la manera que Él quiere. El tiempo de la tribulación es para enseñarte lecciones que necesitas con mucha urgencia.
El rescate prematuro puede frustrar la obra de gracia que Dios puede operar en tu vida. Encomienda tu situación a Él por completo. Disponte a permanecer en medio de las adversidades, mientras posees Su presencia. Recuerda que es mucho mejor andar en la oscuridad con Dios que andar a solas por la luz. --The Still Small Voice
Cesa de entrometerte en los planes y en la voluntad de Dios. Cuando tocas algo de lo Suyo echas a perder el trabajo o la obra realizada. Tu puedes mover las manecillas de un reloj a tu gusto, pero no puedes por ello cambiar el tiempo; tú puedes precipitar la revelación de la voluntad de Dios, pero lo que haces así es dañar y no ayudar a la obra en nada.
Tú puedes abrir el capullo de una rosa, pero echas a perder la flor. Deja que Él lo haga todo. Brazos caídos. Su voluntad y no la tuya. --Stephen Merrit
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