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EVIDENCIA DE COSAS OCULTAS -Cap. 2: Discerniendo la presencia de Dios, Joseph Herrin






En orden a entrar en el camino de fe que agrada a Dios no solo debe desarrollarse una comunión personal con Dios, sino que hay que llegar a discernir Su presencia en nosotros. Cuando aún tenía veintitantos años, prediqué un sermón usando la siguiente cita de J. Oswald Chambers para describir el tema principal del mensaje.

"La forma más mortífera de fariseísmo hoy no es la hipocresía, sino la inconsciencia de la realidad".

Cuando leí por primera vez estas palabras, comprendí de inmediato lo que querían decir. Una gran mayoría de los cristianos caminan ajenos a la presencia de Dios en sus vidas. ven las circunstancias de sus vidas como mera coincidencia y casualidad. No perciben la presencia de Dios y, debido a esta falla en percibir Su presencia, responden a los eventos de sus vidas con razonamiento humano y fuerza carnal.

Siempre me han gustado las historias registradas para nosotros en el Antiguo Testamento. Las vidas de David, Abraham, Jacob, José y muchos otros han sido preciosas para mí, porque están relatadas de tal manera que no podemos dejar de discernir que Dios ordenó todos sus pasos, y que Él siempre estuvo presente y obrando en sus vidas. Cuando leía sobre David y su ungimiento por Samuel, su victoria sobre Goliat, y su aceptación inicial en la casa de Saúl, es clara la evidencia de que Dios estaba ordenando sus pasos. Cuando leía acerca de los celos de Saúl y su persecución a David, y las muchas pruebas de David en lugares desiertos, no se podía negar que Dios determinó que debía soportar esas cosas. Además, David reconocía que Dios estaba presente con él en todas sus pruebas y victorias.

En algún momento de mi vida, se me ocurrió el pensamiento: "Si Dios estaba tan presente en la vida de David y en la vida de las otras personas cuyas historias están registradas para nosotros, entonces ¿por qué creo que Dios no está tan presente en mi vida y en las vidas de sus hijos nacidos de nuevo?" El Espíritu me trajo una fuerte convicción de que Dios ciertamente estaba tan presente en mi vida como lo estuvo en la vida del hijo de Isaí. Estaba ordenando mis pasos en el mismo grado que él ordenó los de David. Las circunstancias de mi vida no eran meras coincidencias, ni obra del azar, más que los eventos en la vida del Rey David.

Sin embargo, cuando miraba a mi alrededor podía ver que casi no había cristianos que compartieran esta misma mentalidad. Casi todos vivían como si Dios estuviera en algún lugar alejado de sus vidas. Estaban atrapados en la forma más mortífera de fariseísmo que J. Oswald Chambers describió como "inconsciencia de la realidad". Dios estaba trabajando justo en frente de ellos y ellos no percibían Su presencia. El resultado se veía por las vidas desprovistas de fe que eran marcadas por la incredulidad y la confianza en la capacidad del hombre para lograr todas las cosas y para liberarles de todas las pruebas. Como los israelitas en el desierto, los santos parecían gritar: "¿Está Yahweh entre nosotros, o no?" La respuesta aparente era que creían que Él no estaba entre ellos.

Esta incredulidad se expresa de múltiples maneras. Cuando los santos se enferman,corren a los médicos y hospitales antes de consultar con Dios. No había que esperar ante Él para discernir Su voluntad para ellos. Por sus acciones demostraban que creían que el hombre estaba más presente y podía ayudarles más que Dios. Cuando surgía una presión por la necesidad financiera urgente sacaban la tarjeta de crédito, o iban al banco a pedir un préstamo. No se arrodillaban ante Dios y buscaban Su provisión para ellos en el Cielo. Preferían apoyarse en el brazo de la carne, porque el hombre era mucho más tangible para ellos que un Dios invisible. Incluso cuando la solución del hombre llevaba a la esclavitud financiera, muchos cristianos preferían la esclavitud a confiar en un Dios que no podían ver.

Las páginas podrían completarse detallando la gran cantidad de formas en que hombres y mujeres hoy demuestran su incredulidad de que la presencia de Dios está con ellos, pero yo preferiría seguir adelante y citar algunos ejemplos de mi vida cristiana primitiva donde Dios hizo conocer Su presencia. Esto lo haré ahora.

En nuestro segundo año de matrimonio, mi esposa quedó embarazada y teníamos mucha
expectación sobre el niño que nos nacería. Desde mis años de adolescencia en adelante yo había sido cautivado por la idea de ser padre. Supongo que fui influenciado por programas de televisión como "The Walton's" donde la vida familiar se describía como tan rica, y los lazos familiares entre generaciones tan duraderas. Pensé en lo maravilloso que sería tener una gran familia algún día, y me preguntaba cómo se verían mis hijos y como sonarían sus voces. Cuando supe que mi esposa esperaba, me llené de emoción y preparamos una habitación en la casa para que fuera como una guardería. Pinté las paredes en colores pastel, y algunas damas de la iglesia hicieron cortinas y decoraciones a juego de las paredes de la habitación. Nosotros preparamos una cuna, una mesa para cambiar pañales y todo lo que conlleva cuidar de un bebé.

Mi esposa estuvo bien durante todo el embarazo y tenía ese expectante brillo de la maternidad sobre ella. A medida que se acercaba el día para que el bebé fuera dado a luz todas las cosas parecían normales. Llegó la fecha de cumplimiento, pero todavía no había señales de parto. Nos dijeron que esto era normal para los primeros nacimientos, ya que a menudo llegaban tarde. Pasó una semana y luego dos, y finalmente el doctor dijo que, si el niño no nacía antes de tres semanas después de la fecha de parto, él lo induciría.

El día antes de que Tony fuera ingresada en el hospital para inducirle a dar a luz al bebé, ella comenzó a experimentar algunos dolores, y, sin saber si eran dolores normales, ella quiso ver al doctor. Llegamos al consultorio del médico justo antes de que cerraran y el doctor evidentemente tenía prisa por llegar a casa. Escuchó los latidos del corazón del bebé con un estetoscopio y concluyó que todo estaba bien. Ya que Tony estaba programada para ser inducida por la mañana, nos aconsejó ir a casa y regresar al hospital como previamente estaba planeado. El médico no realizó ningún tipo de prueba de estrés fetal, ni verificó bienestar del bebé de cualquier otra manera.

Esa noche fue difícil para Tony, ya que continuó experimentando dolores. Ya que este era su primer embarazo no sabía si estos eran los dolores normales asociados con el parto, o no, y yo tampoco. Los dos pasamos una noche agitada, y temprano en la mañana la llevé al hospital. La registré y luego la llevaron a los paritorios mientras yo llenaba el papeleo. Cuando terminé fui a la sala de maternidad, y encontré el departamento en emergencia.

Cuando las enfermeras engancharon a mi esposa a un monitor fetal encontraron el latido del corazón del bebé errático y en apuros. El personal médico decidió actuar de inmediato con una cesárea de emergencia y estaban llevando a mi esposa de vuelta a la sala de operaciones cuando llegué. Poco después, el doctor salió y me dijo que mi hijo había muerto, y que mi esposa sería llevada a la habitación de un hospital donde lo más probable es que la tuvieran en observación por un semana o más.

Todo lo que pude hacer fue ir a un teléfono y llamar a una querida mujer de nuestra iglesia y pedirle que hiciera saber a los otros miembros de la iglesia lo sucedido. Pude ver a mi hijo, y mi esposa lo abrazó por un momento. Era un bebé hermoso, y pude ver mis características en él. Más tarde supimos que, debido a que había pasado tanto tiempo después de su fecha de cumplimiento, tuvo su primer movimiento intestinal mientras estaba en el útero y ese material fecal había entrado en sus pulmones y le causó la muerte.

Debido a que mi esposa se estaba recuperando en el hospital, asistí al funeral de nuestro hijo sin ella. Habíamos llamado a nuestro hijo Joshua Caleb Herrin. Estos fueron días de dolor para mí, y nunca había llorado tan amargamente como lo hice en este momento. Mi expectativa de paternidad, de ver a mi hijo crecer y escuchar su voz, se encontró con tremenda pérdida y tristeza.

Durante los próximos seis meses, mi dolor por nuestra pérdida continuó, aunque la amargura de los agudos primeros dolores se redujo. Una noche llegué a casa del trabajo y había entrado en la ducha cuando el Espíritu comenzó a hablarme con una claridad que raramente había experimentado antes. De hecho, solo recordaba de otra vez cuando había discernido la voz de Dios tan claramente. El Espíritu dijo: "Voy a restaurar tu alegría. Voy a darte una hija y su nombre será Kristin Noel".

Me apresuré y terminé mi ducha para poder ir y decirle a mi esposa lo que Dios había hablado conmigo. Le dije que Kristin Noel sonaba como un nombre de Navidad.

Unas pocas semanas después mi esposa descubrió que estaba nuevamente embarazada, y el doctor determinó que la fecha de cumplimiento sería justo alrededor de Navidad. Kristin Noel Herrin nació el 29 de diciembre de 1987.

Entonces esto fue algo asombroso para mí. Mi esposa y yo habíamos discutido nombres de bebés antes, y pensamos que si tuviéramos una chica la llamaríamos Hannah Joy. Nunca habíamos barajado nombres como Kristin o Noel. Como más tarde descubrí, Kristin quiere decir "seguidora de Cristo" y Noel significa "nueva vida". Kristin ahora tiene dieciséis años (2004), y toda su vida ha cumplido con aquello que el Espíritu de Dios me habló. Ella ha sido una fuente de alegría, y mi deleite en ser su padre, y ver su propia relación con Cristo florecer en una vida donde ella también escucha Su voz, ha sido más allá de toda medida esperada.

Una cosa que este evento en mi vida hizo, fue afirmarme en la presencia y vigilancia de Dios sobre mi vida. Es Dios quien abre y cierra el útero. Es Dios quien ordena mis pasos y quién establece los tiempos y las estaciones de mi vida. Si bien no puedo entender por qué Dios trae ciertas pruebas a nuestras vidas, estoy seguro de que Él está siempre presente y que convertirá incluso nuestras penas en alegría. Puedo estar seguro de que Sus intenciones hacia Sus hijos siempre son buenas, y no malvadas, para darnos un futuro y una esperanza.

A medida que estos eventos se desarrollaban tuve muchas oportunidades de vivir en la realidad de lo espiritual a nuestro alrededor, o caminar en la "inconsciencia de la realidad". Nos dijeron que teníamos un caso sin resolver contra el médico de mi esposa, que esa negligencia podría ser probada y podría otorgársenos una cantidad sustancial de dinero. Sin embargo, al considerar esto, sentí que el Espíritu decía que no era la voluntad de Dios que llevara este asunto a juicio. El Espíritu dio testimonio que nuestra propia curación emocional se retrasaría si seguíamos ese curso carnal, porque manteniendo el asunto de nuestra pérdida y de la negligencia del médico ante nosotros, tanto mi esposa como yo daríamos lugar a que se arraigase una raíz de amargura en nuestras vidas. Dios quería que nosotros perdonáramos al doctor, y liberándolo a él nosotros seríamos liberados a la libertad del perdón y el amor. Aunque el dinero que nos podrían haber otorgado era una pequeña tentación para mí, sentí que el Espíritu daba testimonio de que no necesitábamos el dinero, porque Dios sería nuestro proveedor si podíamos confiar en Él. Además, sabía que, en última instancia, no fue el médico el que ordenó mis pasos, sino Dios.

En el servicio fúnebre de nuestro hijo, una pareja se acercó a mí y me compartieron un versículo de las Escrituras, que dijeron que el Espíritu les había dado en relación con esta situación. La Escritura dice: "El varón primogénito que abre el vientre es santo para Dios". El Espíritu ha dado testimonio a mi espíritu de que Dios se llevó a mi hijo directamente del útero a Su presencia, y que es considerado santo para Dios. Él fue salvado de siempre tener que caminar en este mundo lleno de pecado, de angustias y dolores. Él no ha conocido el dolor de fallar a la perfecta voluntad de Dios, de ser vencido por el pecado y avergonzar el nombre de Yahweh. Como Enoc, quien caminó con Dios y no apareció más, porque Dios se lo llevó, así mi hijo fue llevado a la presencia de todo lo que es santo. Todos somos creaciones de Dios creados para su deleite, y es justo y recto que Dios elija para cada uno de Sus hijos la vida que más le agrada. Con esto estoy contento.

Quizás algunos que estén leyendo esto hayan estado en situaciones similares. Tal vez hayan sufrido un accidente automovilístico o hayan sufrido alguna otra pérdida o sufrimiento. Todos tenemos una oportunidad de ver la mano de Dios en estas cosas y responder en consecuencia, o podemos elegir vivir en la inconsciencia de la realidad. Podemos vivir como si estuviéramos solos y que Dios no está presente, ni tiene el control de nuestras circunstancias. Podemos elegir seguir un camino carnal de obtener todo lo que podamos por cualquier medio humano posible, y confiar en las instituciones del hombre para ser nuestra defensa y fuente de socorro. Sin embargo, siempre es mejor descansar en Dios, escuchar de Él, y creer y obedecer. Dios está presente en las tragedias y triunfos de su vida. Él está tan cerca de usted como Él lo estuvo para David en toda su vida. "Los pasos de un hombre son ordenados por Yahweh" (Salmos 37:23). Debemos elegir creer que Dios está presente en nuestras vidas. Solo entonces podemos responder a nuestras circunstancias de una manera que sea aceptable y agradable para Él.

Permítanme compartir otra ocurrencia en nuestra vida matrimonial temprana que también demostró poderosamente la presencia de Dios para ordenar nuestros pasos.

Un año recibimos un reembolso de impuestos de alrededor de 600 $, y cuando llegó decidimos ir a un centro de Sam's cercano y abastecernos de algunos comestibles, porque nuestra despensa se había agotado. Mientras conducíamos por la carretera interestatal hacia la tienda pensé en otra joven pareja en la iglesia de la que éramos buenos amigos. También tenían niños pequeños, y yo sabía que llegar a fin de mes era una lucha para ellos. Se lo mencioné a mi esposa y sugerí que podríamos conseguir dos carros de supermercado en Sam's, y todo lo que compráramos para nosotros también podríamos comprarlo para ellos. Como Dios nos acababa de bendecir con este dinero, bien podríamos pagarlo. Mi esposa se entusiasmó con esa idea y estuvo muy de acuerdo conmigo. Entonces procedimos a la tienda y terminamos gastando varios cientos de dólares en comestibles. Pasamos por la casa de nuestros amigos de camino a la nuestra, y salieron a saludarnos. Les dijimos que el Espíritu nos había movido a comprarles algunos comestibles, y abrimos el baúl de nuestro auto para darles su porción. Al oír y ver esto, la esposa de esta pareja comenzó a llorar. Ella entonces nos dijo que su esposo acababa de perder su trabajo y ella solo había preguntado "¿Cómo vamos a comer? ¿Qué haremos para las compras?" Dios había respondido a sus preocupaciones, y la pregunta que ella había vocalizado fue respondida tan rápidamente, que ella solo podía llorar. Dios le estaba demostrando que Él estaba presente en su vida, y que su familia, y ella no necesitaban actuar como si estuvieran solos y abandonados a sus recursos. Me pareció que nos lo había dicho todo. Les dejamos sus comestibles y luego tuvimos que apresurarnos a casa para colocar nuestros artículos, y en el camino me quedé sorprendido al reflexionar sobre cómo Dios había dirigido nuestros pasos, dándonos a mi esposa y a mí el deseo y la capacidad de hacer esto cuando ni siquiera sabíamos las circunstancias que ocurrían en la vida de nuestros amigos. Las Escrituras dicen:

Filipenses 2:13
Es Dios quien está en todo momento trabajando en vosotros [energizando y creando en vosotros el poder y el deseo], tanto para querer como para hacer, para Su gran placer y satisfacción y deleite.
(Biblia amplificada)

El apóstol Pablo declara aquí que Dios nos da el deseo de hacer Su voluntad, y el poder de lograrlo. A menudo, Dios nos moverá a hacer algo y ni siquiera sabremos que Dios nos está guiando. Podemos simplemente tener un deseo que surge en nuestro espíritu, y tal vez más tarde, el Señor nos mostrará lo que estaba haciendo, aunque muchas veces estoy convencido que hacemos cosas y nunca sabremos lo que Dios ha hecho. Podemos hablarle a alguien, y es justo lo que necesitaban escuchar. Pueden ser condenados, alentados o consolados, o recibir dirección, y no somos conscientes de lo que acaba de suceder dentro de ellos.

Es necesario que aquellos que caminan en la fe deben creer que Dios está siempre presente con ellos y que Él está ordenando sus pasos. Me sorprendería si uno de cada cien cristianos en esta hora tienen tal concepción. Hay tal masa de cristianos que andan por la vista y la razón, juzgando todos los asuntos de la misma manera que sus vecinos perdidos los juzgan. Se apoyan en el mismo brazo de carne para todas sus necesidades. Ellos recurren a los mismos medios carnales y mundanos para lidiar con las pruebas y tribulaciones con que se encuentran. Al hacerlo, han sucumbido a esa forma mortal de fariseísmo. Con sus acciones declaran: "¿Está Dios entre nosotros?"

"Pero el justo vivirá por fe" y "sin fe es imposible agradar a Dios".


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