Cuando
Eleazar terminó de compilar las palabras de Moisés, añadió un
anexo
para decirnos cómo murió Moisés. En Deut.
34:1
Eleazar dice:
1
Y
subió Moisés de las llanuras de Moab al monte Nebo, hasta la cumbre
de Pisga, que está enfrente de Jericó. Y Yahweh le mostró toda la
tierra …
Este
es un registro acerca
de Moisés,
no de Moisés mismo, porque está escrito en la tercera persona. Sin
duda, Moisés le dijo a Eleazar que Dios le había ordenado que
subiera al Monte Nebo para morir y dejó instrucciones finales a
Eleazar y a Josué.
Viendo y Entrando en el Reino
Parece
que Moisés también les dijo que Dios había planeado mostrarle la
Tierra para que "viera
el reino",
aunque no pudiera entrar en el reino (en ese tiempo). Tal vez esto
dio lugar a la idea expresada en Juan
3:3,
diciendo:
3
...
En verdad, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo [anoten,
"de arriba, de un lugar superior"],
no
puede ver
el reino de Dios.
Moisés
fue llevado a una alta montaña para que pudiera "ver
el reino de Dios".
Pero Jesús también añadió en Juan
3:5,
5
En
verdad, de cierto os digo, que si uno no es nacido del agua y del
Espíritu, no puede entrar
en el reino de Dios.
El
nombre de Moisés literalmente significa "nacido del agua",
porque la hija de Faraón lo había sacado del agua (Éxodo
2:10).
Esto
tiene un doble significado, por supuesto, porque los
bebés también son extraídos del agua cuando nacen.
Por lo tanto, ser "nacido del agua" se convirtió en un
símbolo del nacimiento natural. Jesús nos estaba diciendo dos cosas
acerca del Reino de Dios: (1) el Reino de Dios era más que una
cuestión espiritual, también física; y (2) uno tenía que ser
identificado con Moisés y el Espíritu para entrar en el Reino.
La
primera cuestión se remonta a Génesis
1:26,
que estipula que al hombre se le dio autoridad en la Tierra. En otras
palabras, Dios (o el Cielo) delegó autoridad al hombre sobre la
Tierra, haciendo de la carne humana un requisito para gobernar bajo
Dios. Esta es la razón por la cual Jesucristo tuvo que venir a la
Tierra en un cuerpo de carne para calificar para gobernar en el
Reino. Y cuando estudiamos el cumplimiento de la Fiesta de los
Tabernáculos, también vemos que se cumple cuando recibimos nuestro
segundo conjunto de vestimentas por las cuales somos "vestidos"
con la inmortalidad (2
Corintios 5:1-4).
Los sacerdotes tenían dos vestidos, lino para ministrar a Dios, y
lana para ministrar al pueblo. La fiesta de los Tabernáculos nos da
la habilidad de ministrar en ambos reinos.
El
segundo asunto muestra que los ángeles no "entran en el Reino"
como ciudadanos, porque permanecen en el reino espiritual; y si son
llamados a ministrar a las personas en la tierra, aparecen como
hombres, asumiendo la exigencia de un cuerpo carnal para "entrar
en el Reino". Es por eso que la resurrección de los muertos es
importante, no meramente como una resurrección espiritual (que ahora
poseemos, siendo identificados con Su resurrección), sino también
como una resurrección física (como Pablo describe en 1
Corintios 15:12-14).
Por
lo tanto, debemos nacer no sólo del espíritu, sino también
del agua;
y debemos nacer no sólo de Cristo, sino también de Moisés. Moisés
aquí es una metáfora de la obediencia o la legalidad, mientras que
Cristo habla de la gracia y el Espíritu Santo.
Ambos son importantes a su manera.
Notas editoriales inspiradas
La
descripción misma de la Tierra, comenzando con el final de Deut.
34:1
y pasando por el versículo 4, parece ser una adición de Esdras en
años posteriores cuando compiló el canon de la Escritura bajo la
inspiración del Espíritu Santo.
1
...
Galaad hasta Dan, 2 todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de
Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental, 3 y el
Neguev y la llanura del valle de Jericó, la ciudad de las palmeras,
hasta Zoar.
Ferrar
Fenton nos dice,
"Vv. 2,3. Las palabras entre paréntesis no forman parte del texto original, sino la nota de un antiguo editor, probablemente Esdras, cuando editó los Libros de Moisés después del retorno del cautiverio babilónico, ya que las indicaciones geográficas son claramente desde el punto de vista de Jerusalén, no como el resto del capítulo, de la llanura de Moab, al este del Jordán".
En
otras palabras, esta descripción apunta primero al norte de
Jerusalén hacia "Galaad
hasta Dan".
Dado que Galaad estaba situada al este del Jordán, al norte, cerca
del mar de Galilea, es obvio que "Dan" es la Ciudad al
norte en la base del monte Hermón. Esta ciudad fue originalmente
llamada Lais hasta que la tribu de Dan la conquistó en Jueces
18:29.
Es
evidente, pues, que ya que la ciudad de Dan no era conocida ni por
Moisés ni por Eleazar en aquel tiempo, esto fue una adición
posterior de Esdras para aclarar lo que Eleazar quería decir con
"toda
la tierra".
La
parte sur del país era el Neguev, que era el valle entre el Mar
Muerto y el Mar Rojo.
4
Entonces
Yahweh le dijo: Esta es la tierra que juré a Abraham, Isaac y Jacob,
diciendo: La daré a tu descendencia; te he permitido verla con tus
ojos, mas no pasarás allá”. 5 Moisés, siervo de Yahweh, murió
allí en la tierra de Moab, conforme a la palabra de Yahweh. 6 Y lo
sepultó en el valle de la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor …
Esdras
añade: "pero
nadie conoce su lugar de entierro hasta
el día de hoy".
El
término "hasta hoy" muestra que había pasado algún
tiempo entre la muerte de Moisés y el tiempo en que se escribieron
estas palabras.
7
Aunque
Moisés tenía ciento veinte años cuando murió, su ojo no se
oscureció, ni su vigor disminuyó.
En
otras palabras, Moisés
no murió de vejez; murió cuando Dios quitó el espíritu de vida de
su cuerpo.
Quizá podríamos atribuir este vigor a los
efectos persistentes de su experiencia de Tabernáculos en el monte,
cuando su rostro resplandecía con la presencia de Dios (Éxodo
34:29).
La fiesta de los Tabernáculos nos promete el cuerpo inmortal,
glorificado.
La disputa sobre el cuerpo de Moisés
9
Pero
el arcángel Miguel, cuando discutía sobre el cuerpo de Moisés, no
se atrevió a pronunciar contra él juicio de maldición, sino que
dijo: "El Señor te reprenda".
Parece
que ocurrió algún tipo de disputa sobre el cuerpo de Moisés en el
momento de su muerte. Algunos funcionarios de la Iglesia del segundo
y tercer siglos (Clemente de Alejandría, Orígenes e Dídimo)
afirmaron que se trataba de una cita de un libro llamado La
Asunción de Moisés,
que se pensaba que había sido escrito en el siglo anterior al
nacimiento de Cristo. Sin embargo hoy no existe ninguna copia.
La disputa sobre el cuerpo de Josué
Si
la cita de Judas aparecía en tal libro, parece haber sido una cita
directa de Zac.
3:2,
aunque insertada en la historia de la muerte de Moisés. Zac.
3:1,2
dice,
1
Entonces
él me mostró a Josué, el sumo sacerdote que estaba delante del
ángel de Yahweh [¿Miguel?],
y Satanás estaba a su derecha para acusarlo [a
Satanás].
2 Y el Señor dijo a Satanás: "¡Yahweh
te reprenda,
Satanás!" ¡Yahweh que ha escogido a Jerusalén, te reprenda!
¿No es un tizón arrebatado del fuego?
En
esta escena, Josué el sumo sacerdote estaba delante de Dios en la
Corte Divina. Por un lado, Satanás lo estaba acusando, mientras que
el ángel de Yahweh parece haber estado hablando la Palabra del
Señor, "Yahweh
te reprenda, Satanás".
El término "Satanás" significa literalmente "acusador".
El texto hebreo nos dice que Satanás estaba "a
su diestra para acusarlo
(satanás)".
No
se menciona aquí la naturaleza precisa de la disputa, ni se menciona
el cuerpo de Moisés. En su lugar, Josué aparece, y lleva el mismo
nombre que el sucesor de Moisés, Josué. Ambos eran tipos de
Cristo, y ambos representan a Yahshua-Jesús.
La
profecía de Judas parece extraer de la revelación de Zacarías,
pero la aplica a la Primera Venida de Cristo; es decir, a Su muerte y
resurrección. En esa Primera Obra, Jesús vino como el profeta que
era como Moisés (Deuteronomio
18:15,
Hechos
3:22,23).
Sin embargo, la profecía de Zacarías fue realmente sobre la Segunda
Venida de Cristo como Josué el efraimita, que llevó a Israel al
Reino, que también es el sumo sacerdote de la Orden de Melquisedec.
Parece,
pues, que entre Judas y Zacarías hay dos disputas entre Satanás
y Miguel sobre el cuerpo de Cristo. La disputa sobre el cuerpo de
"Moisés" profetiza la disputa sobre el cuerpo de Cristo
para tratar de impedir Su resurrección. La segunda es acerca del
cuerpo de Cristo (los
vencedores) en Su Segunda venida, tratando de
prevenir la Manifestación de los Hijos de Dios.
Miguel
ganó la primera disputa, porque Jesús fue resucitado de entre los
muertos. Su resurrección, entonces, aseguró nuestra propia
resurrección, porque aparte de la resurrección corporal de Cristo,
nosotros mismos estaríamos sin esperanza de una resurrección
corporal (1
Co. 15:13,14).
Así,
la historia habla de Josué siendo "un
tizón arrebatado del fuego"
(Zacarías
3:2).
Esta era una expresión hebrea que denotaba a uno
que fue salvo de una destrucción segura,
como en Amós
4:11.
Pero en
este caso, el lenguaje profetiza de ser resucitado de entre los
muertos,
donde la muerte y la tumba se representan como el "fuego
destructivo".
La Resurrección y la Transfiguración están Aseguradas
El
versículo 3 dice: "Josué
estaba vestido con vestiduras sucias",
mostrando que él era principalmente un tipo del cuerpo
de Cristo,
y no de Cristo mismo, que es perfecto.
Estas "vestiduras sucias" fueron sin duda la ocasión de la
acusación de Satanás, porque ningún hombre puede ministrar a Dios
en tales vestidos. Pero el versículo 4 le da a Josué un cambio de
ropa con las palabras: "Mira
que hago pasar de ti tu pecado, y te voy a vestir de ropas de gala".
¿No
habla esto del cuerpo de Cristo? Somos imperfectos e no cualificados
mientras estamos vestidos de carne, pero sin embargo, por
la Primera Obra de Cristo en la Cruz, somos imputados justos (Romanos
4:17),
y por la Segunda Obra de Cristo, somos "vestidos
con nuestra habitación celestial"
(2
Corintios 5:2).
Este cambio
de prendas
se describe
en Ezequiel
44:19
en términos de cambiar
de lana a lino.
La lana es la tela que representa la cuerpo carnal, porque causa
sudor -parte de la maldición (Génesis
3:19);
el lino es el tejido que representa el cuerpo glorificado, las
"vestiduras de la salvación" (Isaías
61:10)
y "la justicia de los santos" (Apocalipsis
19:8).
El
ángel,
nos dice Judas, es
Miguel, que es el Ángel de la Resurrección,
porque Daniel
12:1-3
dice que cuando Miguel se levante, los que duermen en la tierra
seguirán su ejemplo: "Muchos
de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán".
La
obra de Miguel es facilitar la resurrección disputando con Satanás
sobre el cuerpo de Cristo.
Hay
mucho que no se dice en estos pasajes, pero se revela lo suficiente
para reconstruir una imagen de la resurrección. El cuerpo de Moisés
era Israel mismo, es decir, la Iglesia en el Desierto (Hechos
7:38),
guiada por Josué a la Tierra Prometida. En la Primera Venida de
Cristo, Él desempeñó el papel de Moisés en esta escena a través
de Su muerte, pero Su cuerpo era algo más que sólo la Cabeza.
Miguel reprendió a Satanás por segunda vez para que Cristo
resucitase de entre los muertos, y luego reclamó todo el Cuerpo de
la Iglesia para la resurrección.
Finalmente,
en la Segunda Venida de Cristo, esto se repite por tercera vez en un
nuevo contexto, porque la Iglesia está saliendo ahora del desierto,
esta vez después de cuarenta jubileos de historia de la Iglesia.
Moisés ha muerto, y Josué el efraimita está llevando el cuerpo de
Moisés-Cristo para la herencia prometida.
Una
vez más, la disputa antigua ha sido planteada por el acusador, y una
vez más, Miguel dice: "El
Señor te reprenda".
Sin embargo, de hecho habrá una resurrección de los muertos.
Los 120 años de la vida de Moisés
Deut.
34:7
nos dice que Moisés tenía 120 años cuando murió. Pasó los
primeros 40 años en la casa de Faraón (Hechos
7:23).
Pasó los siguientes 40 años siendo entrenando en el Colegio Bíblico
de Dios. Y luego su experiencia en la zarza ardiente lo envió de
vuelta a Faraón, y él sacó a Israel fuera de Egipto por el
desierto durante los últimos 40 años de su vida.
Estos
tres ciclos de cuarenta días fueron proféticos de la historia del
Reino, porque cada año en su vida profetizó un ciclo Jubilar
que comienza con Adán y termina en nuestro propio tiempo:
40
Jubileos (1960 años) de Adán a Abraham.
40
Jubileos de Abraham a Cristo.
40
Jubileos desde la Primera Venida-Obra de Cristo a Su Segunda
Venida-Obra
Los
40 Jubileos finales nos llevan al año 1986 dC, que fue el
120º Jubileo de Adán (datado por la crucifixión de Cristo en el
año 33, los 40 Jubileos terminaron en 1993).
Así
que en la historia progresiva del Reino desde Adán, no pasó mucho
hasta Abraham. El llamado de Abraham, entonces, es paralelo al
llamado de Moisés que tenía cuarenta años cuando descubrió su
identidad.
Moisés
mismo tuvo que pasar por 40 años de entrenamiento como siervo antes
de que pudiera comenzar su ministerio a la edad de 80 años (Éxodo
7:7).
Así también Israel como nación fue entrenado por Dios para
aprender obediencia, no sólo por 40 años
en
el desierto, sino también por los siguientes 40 Jubileos
para
prepararse para la venida de Yahshua (Josué).
Entonces,
así como Moisés regresó a Egipto para sacar a Israel en Pascua
fuera de la esclavitud y al Reino, así también Jesús vino a morir
en la Cruz en Pascua, sacándonos fuera de "Egipto" después
que 80 jubileos de la historia del Reino habían pasado. El 80º
Jubileo de Adán fue en el 26-27 dC, que también fue el comienzo de
las setenta “semanas” de Daniel. Entonces Jesús murió en la
Cruz en la Pascua del año 33 dC, que fue al final de la semana
setenta de Daniel. Lo expliqué con más detalle en mi libro, Las
Setenta Semanas de Daniel
(http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/04/libro-las-70-semanas-de-daniel-ya.html).
Cristo,
que fue "como Moisés" (Hechos
7:37),
sacó a la Iglesia de "Egipto" al desierto en el 33 dC,
donde la Iglesia fue entrenada por Dios a través de la dura
experiencia de 40 Jubileos hasta ahora. Entonces, al igual que Moisés
murió a la edad de 120, con el fin de permitir a Josué dirigir a
Israel al Reino, también en nuestra generación después
de la 120º Jubileo (1986-2035).
Somos la generación que está llamada a cruzar a la Tierra Prometida
después
de la muerte de Moisés.
Treinta días de duelo
Deut.
34:8
continúa,
8
Y
los hijos de Israel lloraron a Moisés en los campos de Moab treinta
días; entonces los días de lloro y de luto por Moisés llegaron a
su fin.
Era
costumbre en aquellos días que la gente apartara treinta días para
llorar por los muertos. Cuando murió un líder nacional, la nación
entera apartaba treinta días para llorar.
9
Josué,
hijo de Nun, se llenó de espíritu de sabiduría, porque Moisés le
había impuesto las manos; y los hijos de Israel le escucharon, e
hicieron como Yahweh había mandado a Moisés.
En
Marcos
5:23
se le pidió a Jesús que pusiera manos sobre la hija de un hombre
para que pudiera ser sanada. En Hechos 8 los apóstoles fueron a
Samaria a poner manos sobre los samaritanos para que recibieran el
don del Espíritu Santo (Hechos
8:14-17).
Más tarde, Pablo habló de poner las manos sobre la gente para
recibir dones espirituales (2
Timoteo 1: 6).
Así también Moisés puso las manos sobre Josué para recibir el
espíritu de sabiduría, por medio del cual él podría conducir a
Israel.
Estas
parecen ser las palabras finales de Eleazar, terminando el libro. A
continuación, encontramos un anexo que fue agregado más tarde,
probablemente por Esdras, quien compiló el canon completo del
Antiguo Testamento.
Anexo de Esdras
Deut.
34:10-12
nos da el apéndice de Esdras,
10
Desde
entonces,
ningún
profeta se ha levantado en Israel como Moisés, a quien Yahweh
conoció cara a cara, 11
por
todas las señales y prodigios que Yahweh le envió a hacer en la
tierra de Egipto contra Faraón, todos sus siervos y toda su tierra,
12
y
por todo el poder y por todo el gran terror que Moisés hizo a los
ojos de todo Israel.
La
frase "desde
entonces"
implica que había transcurrido un tiempo considerable cuando se
escribió este párrafo. Ya que Esdras vivió casi mil años después
de Moisés, esto le permitiría mucho tiempo para ver si alguien más
podría surgir al nivel del ministerio de Moisés. Porque Moisés
había profetizado en Deut.
18:18
que tal profeta como Moisés surgiría en algún momento, Esdras nos
asegura que este profeta desconocido aún no había surgido en su
tiempo. De hecho, pasarían otros cinco siglos antes de que
Jesucristo naciera para sacarnos lejos de la casa de esclavitud.
Jesús
fue crucificado como el Cordero Pascual en la 1480ª Pascua,
comenzando por la primera Pascua que se celebró en Egipto bajo
Moisés. El término griego para Cristo es christos,
que tiene un valor numérico de 1.480. Por lo tanto, es lógico que
sólo el verdadero Cristo podía dar su vida como el Cordero, en la
Pascua que se celebró en la 1480ª Pascua.
Desde
un punto de vista profético, sólo hubo un año en que Cristo pudo
cumplir la fiesta de la Pascua. Fue el año en que Cristo se
convirtió en el Cordero pascual. De la misma manera, esto sólo
podía ser cumplido en un día determinado del año -Pascua- y en una
hora específica del día, mientras los corderos estaban siendo
sacrificados. Sólo conozco a un hombre que dio un paso adelante para
hacer lo que se requería en este momento. Por esta razón, creo que
Jesús fue el que Moisés habló.
Esdras
parecía estar más interesado en la venida de aquel Profeta que
sería como Moisés, pero él también tendría que descansar y
esperar pacientemente por otros cinco siglos antes de que Cristo
viniera a cumplir la profecía.
Así
que el libro del Deuteronomio termina con la muerte, pero con la
esperanza del profeta mayor aún por venir. Ese profeta fue
prefigurado en Josué, el nuevo Líder que iba a implementar el Nuevo
Pacto.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-10/chapter-23-the-death-of-moses/ |
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