6
Rubén
viva y no muera, ni sus hombres sean pocos.
No
se da ninguna razón para explicar por qué la tribu de Rubén podría
estar en peligro de morir. Rubén era el hijo mayor de Jacob. Su
madre era Lea. Leemos en Génesis
29:32,
32
Y
concibió Lea, y le dio a luz un hijo, y le puso por nombre Rubén,
porque dijo: Porque Yahweh ha visto mi aflicción; seguramente ahora
mi marido me amará.
Recuerde
que Labán el tío de Jacob le había engañado para casarse con Lea,
que era la hermana mayor de Raquel. Jacob amaba a Raquel, no a Lea,
por lo que este problema familiar interno pasó a su vida y formó
parte de la imagen profética también.
Debido
al énfasis en la herencia y los hijos para continuar con el
apellido, Lea pensó que el nacimiento de Rubén cambiaría el
corazón de Jacob y haría que él la amara. Esto aparentemente no
ocurrió, aunque es obvio que Jacob fue fiel en darle los derechos
conyugales que una esposa tenía (Éxodo
21:10).
Rubén pierde el Derecho de Nacimiento (Primogenitura)
Ru-ben
significa "He aquí un hijo". Se suponía que Rubén,
siendo el hijo mayor, se convertiría en el heredero de la
Primogenitura. De hecho, la Ley exigía esto, como se muestra en
Deut.
21:15-17.
Jacob no tenía el derecho de desheredar al hijo de una mujer
"odiada" sin motivos legales para hacerlo. Sin embargo,
Rubén demostró ser indigno, como leemos en Génesis
35:22,
22
Y
sucedió que mientras Israel estaba morando en aquella tierra, Rubén
fue y se acostó con Bilha la concubina de su padre; e Israel lo oyó.
Bilha
era la sierva de Raquel (Génesis
29:29).
A causa del pecado de Rubén (en violación de Levítico
18:8),
cuando Jacob estaba listo para morir, bendijo a sus hijos en Génesis
49, pero quitó de Rubén el Derecho de Nacimiento. Dijo de Rubén en
los versículos 3 y 4,
3
Rubén,
tú eres mi primogénito; mi fortaleza y el principio de mi vigor,
preeminente en dignidad y preeminente en poder. 4 Descontrolado como
el agua, no
tendrás preeminencia,
porque subiste al lecho de tu padre; entonces te profanaste, subiendo
a mi diván.
1
Los
hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el
primogénito, mas
como violó el lecho de su padre,
sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo
de Israel, y no fue contado por primogénito; 2 bien que Judá llegó
a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe [cetro]
de ellos salió de él; mas el derecho de primogenitura fue de José);
Se
dice claramente aquí que el Cetro fue dado a Judá, de quien
vendrían los reyes de Israel, pero la Primogenitura misma fue dada a
José. Cuando observamos la bendición de Jacob sobre José en
Génesis
49:22,
vemos que se enfocó en la Filiación
y las bendiciones materiales.
Discutiremos esto más adelante. Por ahora es suficiente señalar que
la Primogenitura fue dividida, y a Judá se le dio la porción del
Cetro. También notamos que el Sacerdocio le fue dado a Leví. El
resto (Mandato de Fecundidad) fue dado a José.
Con
la bendición de Jacob, el Derecho de Nacimiento fue dividido; con
Cristo el Derecho de Nacimiento comenzó a volver a juntarse. En Su
Primera Venida, el Cetro y el Sacerdocio fueron reclamados por
Jesucristo; y el Derecho de Nacimiento (completado con el Mandato de
Fecundidad-Filiación) se le devolverá en Su Segunda Venida.
Vemos
entonces que Rubén ("He aquí, un hijo") perdió la
Filiación en favor de José, de quien Jacob dijo en Génesis
49:22:
"José
es una rama
(ben,
"hijo o constructor del árbol genealógico") fructífera".
Para
entender el significado profético de esto, debemos ver el contraste
entre Rubén y José. Mientras Rubén profanaba la cama de su padre,
José resistió los embates de la esposa de su amo (Génesis
39:7,8);
mientras que Rubén era "descontrolado
como el agua",
José tenía la autodisciplina y estabilidad de un árbol (rama).
Las mandrágoras encontradas durante la cosecha del trigo
Cuando
Moisés dice de Rubén, "ni
sus hombres sean pocos",
podría ser visto como una bendición para limitar su pérdida de la
porción de Filiación de la Primogenitura. Perdió la Filiación,
pero sin embargo no sería privado de posteridad, ni de "hijos".
¿Qué significa esto proféticamente? Encontramos la respuesta en
otra historia de Rubén en Génesis
30:14-18,
14
Y
en
los días de la siega del trigo,
Rubén fue y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a su madre
Lea. Entonces Raquel dijo a Lea: "Por favor, dame algunas de las
mandrágoras de tu hijo". 15 Pero ella le dijo: "¿Es un
asunto pequeño para ti tomar a mi marido? ¿Y tomarías también las
mandrágoras de mi hijo?" Así que Raquel dijo: "Por lo
tanto, él puede acostarse contigo esta noche a cambio de las
mandrágoras de tu hijo". 16 Cuando Jacob llegó del campo por
la tarde, Lea salió a su encuentro y dijo: "Tú debes venir a
mí, porque ciertamente te he alquilado con las mandrágoras de mi
hijo". Así que se acostó con ella esa noche. 17 Y oyó Dios a
Lea, y ella concibió, y dio a luz a Jacob un quinto hijo. 18 Y
dijo Lea: Dios me ha dado mi salario,
Esta
extraña historia es muy profética. En primer lugar, ocurrió "en
los días de la cosecha de trigo".
Esto se da en el tiempo de Pentecostés, es decir, la Fiesta de las
Semanas (Éxodo
34:22).
Rubén
encontró mandrágoras, que en hebreo se llaman dudeim,
"manzanas del amor". Parece que se consideraba el Viagra de
la época.
John B. Davis dice: "La raíz bifurcada tiene un ligero parecido
con el cuerpo humano" (Diccionario
de la Biblia,
p.472). En otras palabras, la raíz dual se parece a dos piernas. El
Diccionario de la Biblia de Smith
añade: "El fruto estaba maduro en el momento de la cosecha del
trigo" (p.191).
Rubén
encontró algunas mandrágoras maduras en el momento de la cosecha
del trigo y las llevó a casa de su madre, Lea. Las cambió por una
noche con Jacob. Raquel recibió las mandrágoras, que no produjeron
ningún hijo; Lea se quedó embarazada después de esa noche con
Jacob, dando a luz después a Isacar, cuyo nombre significa "hay
alquiler (salario)".
Para
comprender el cuadro profético que se nos presenta aquí, primero
debemos ver que Lea
y Raquel representan los dos pactos, así como Agar y Sara antes eran
las esposas de Abraham.
Génesis
29:17
dice: "Los
ojos de Lea eran débiles (delicados)".
Esto sugiere un problema de ceguera parcial, que la conecta con el
Israel carnal en Rom.
11:25.
Raquel
era la madre de José, el titular de la Primogenitura, pero Lea era
la madre de la mayoría de los hijos. Al principio hay más hijos
carnales, pero al final los hijos espirituales superarán en número
a los de la carne (Isaías
54:1).
Así, los hijos de Lea de esta manera representan a los israelitas
carnales que funcionan bajo el Antiguo Pacto, mientras que los hijos
de Raquel representan a los hijos espirituales del Nuevo Pacto. Así
vemos que el enfoque de las mandrágoras para la Filiación no
funciona cuando Raquel lo intenta. En segundo lugar, Lea obtiene otro
hijo por las obras y recibe su "salario", Isacar.
Quizás
también hay una lección en esto para la Iglesia hoy. La Iglesia no
puede comprar el amor de Dios por tener más hijos carnales (miembros
de la iglesia). Dios está más interesado en la calidad que en la
cantidad. Las atracciones o entretenimientos carnales pueden
resultar en muchos hijos, pero sólo el amor producirá
verdaderos hijos de Dios. Lea tenía una relación legal de
matrimonio con Jacob; Raquel también, pero tenía el ingrediente
añadido del amor.
Todo
este escenario se produjo porque Rubén encontró mandrágoras en el
momento de Pentecostés, mostrándonos que Pentecostés es
insuficiente para dar a luz a los hijos de Dios, aunque Raquel
hiciera el intento. Pentecostés nos da el Espíritu Santo, pero como
la historia ha demostrado, la carne todavía está presente junto al
Espíritu. Este reino de la mezcla se representa en el intento
fracasado de Raquel de engendrar un hijo por medios carnales.
Al
Antiguo Pacto, como a Rubén, se le dio la primera oportunidad de la
Filiación. Pero a causa de su carnalidad, no fue posible traer a los
hijos de Dios a través de ellos. Rubén perdió así el Derecho de
Nacimiento, y el voto del Antiguo Pacto resultó ser igualmente
insuficiente.
Sin
embargo, Moisés bendice a Rubén con hijos, aunque la bendición
parece ser a medias. Es evidente que los niños carnales estaban
bien, pero no eran la meta. Los hijos carnales tendrían que ser
transformados en hijos espirituales para convertirse en hijos de
Dios.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-10/chapter-13-reubens-blessing/ |
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