Deuteronomio
30 concluye el discurso de Moisés en lo que se refiere al propio
Nuevo Pacto. Esto se ve claramente en las inserciones de Eleazar en
Deut.
31:1,7,9
y 10,
lo que da una breve introducción a las últimas instrucciones de
Moisés en lo que respecta a la comisión de Josué, aparte de un
recordatorio final en 31: 10-13 para celebrar la Fiesta de los
Tabernáculos.
1
Fue
Moisés, y habló estas palabras a todo Israel. 2 y les dijo …
Ferrar
Fenton traduce este versículo:
1
Entonces
Moisés procedió a concluir sus discursos a todo Israel, 2 y les
dijo:
Las
palabras reales de Moisés son entonces registradas por Eleazar, el
escriba sacerdotal,
2
...
tengo ciento veinte años hoy; ya no soy capaz de ir y venir, y
Yahweh me ha dicho: “No pasarás este Jordán”.
Aquí
aprendemos que Moisés tenía 120
años cuando murió. Su vida se divide en tres períodos de cuarenta
años cada uno, lo cual fue profético de la historia del Reino.
Moisés como un tipo profético
Moisés
pasó sus primeros cuarenta años en Egipto sin el conocimiento
particular de su llamado. Luego, cuando tenía cuarenta años, huyó
a la tierra de Madián (Éxodo
2:15),
donde Dios lo entrenó durante los próximos cuarenta años. Entonces
Moisés regresó a Egipto y llevó a Israel por el desierto, donde
permanecieron durante otros cuarenta años hasta que Moisés murió a
la edad de 120 años.
Cada
año de la vida de Moisés representaba un ciclo de Jubileo (49 años)
en la historia del Reino de Dios. Los
primeros cuarenta Jubileos
(49 x 40 = 1960 años) nos traen desde
Adán hasta Abraham.
Abraham nació en el año 1948 a partir de Adán, según la
cronología de la Biblia. (Ver Secretos
del Tiempo,
capítulo
2
-
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2015/10/libro-secretos-del-tiempo-traduccion.html).
Todo
cambió cuando Dios llamó a Abraham a salir de su parentela e ir a
una tierra que Dios le mostraría. De la misma manera, a la edad de
cuarenta años, Dios llamó a Moisés que fuera de Egipto hacia una
tierra desconocida. Así
como Moisés fue entrenado por Dios cuarenta
años,
así también Dios entrenó a la semilla de Abraham cuarenta
jubileos hasta
el tiempo de Cristo.
Entonces
volvió a la edad de 80 para comenzar su llamado. Así también el
80º Jubileo de Adán fue el año 26 dC, y tres años después, Jesús
fue bautizado por Juan en el río Jordán para comenzar su
ministerio.
Así
como Moisés sacó a Israel de la casa de servidumbre en la Pascua,
así también lo hizo Jesús sacándonos fuera de la casa de
servidumbre (pecado) cuando se hizo el Cordero de Pascua en el 33 dC
(Ver Setenta
Semanas de Daniel
–
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/04/libro-las-70-semanas-de-daniel-ya.html).
El período de siete años a partir 26-33 dC fue la septuagésima
“semana” de Daniel
9:24.
Entonces,
así como Moisés condujo a Israel por el desierto cuarenta años
antes de entregar el gobierno del Reino a Josué el efraimita, así
también lo hizo Jesucristo actuando como un tipo profético de
Moisés durante cuarenta años, mientras que la Iglesia vagó por el
desierto hasta la actualidad.
El
120º Jubileo debía ser declarado el 13 de octubre de 1986 y el año
de jubileo se extendió hasta el 3 de octubre de 1987, que fue el
siguiente Día de Expiación. Ahora estamos en el medio del 121º
jubileo de Adán. Al final de este
ciclo de jubileo, que termina en 2035-2036 parecería que nuestro
propio Joshua (Yahshua-Jesús) se debe poner a Sí mismo en su
llamado efraimita (es decir, José) para llevarnos a la siguiente
fase de la historia del Reino.
Josué (Jesús) el efraimita
El
hecho de que Moisés mencionó su edad en el momento del cierre de su
discurso sobre el Nuevo Pacto sugiere que sus palabras profetizaron
de eventos en nuestro propio tiempo. Como veremos más adelante,
Moisés estaba a punto de dar las riendas del gobierno a Josué, que
representa a Yahshua-Jesús, el Mediador del Nuevo Pacto. Josué era
la mano derecha de Moisés, y él estaba siempre presente a lo largo
viaje por el desierto de Israel, pero él no tomó la delantera hasta
que ese viaje terminó a las orillas del río Jordán.
Así
también, Jesús ha estado presente con la Iglesia a lo largo de su
viaje por el desierto, pero algo nuevo pronto ha de tener lugar.
Cuando Jesús vino la primera vez, vino a través de la tribu de
Judá. Él era Yahshua el judaíta, como era necesario para reclamar
Sus derechos al trono del rey David. Sin embargo, para conducirnos a
la Tierra Prometida, Él debe manifestarse como Yahshua el efraimita,
de la casa de José.
Esto
se profetizó en Rev.
19:13,
“Y
estaba vestido de una ropa teñida en sangre”.
Esto se refiere a José, cuyo manto se sumergió en la sangre en Gén.
37:31.
Se le identifica con Josué el efraimita, porque Efraín fue hijo de
José, el que recibió la Primogenitura (Génesis
48:20)
después de la señal de la Cruz se colocó sobre él (cuando Jacob
cruzó las manos para bendecirle Génesis
48:13-19).
La
Escritura enseña que las
dos venidas de Cristo difieren en su propósito.
La Primera Venida fue para garantizar los derechos al trono del rey
David, que era de Judá. El propósito de la Segunda Venida es para
asegurar el Derecho de Nacimiento de José, reuniendo así los dos
“palos” (llamados), el de Judá y el de José y reparando la
brecha entre Judá e Israel. Ver Las
Leyes de la Segunda Venida
(http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/05/libro-las-leyes-de-la-segunda-venida-dr.html).
Volviendo
a la palabra de Moisés, vemos que Dios le había dicho: “No
pasarás este Jordán”. Más
tarde se nos dice que la razón superficialmente era que Moisés
golpeó la roca, cuando debería haberla hablado (Deut
32:51).
Pero en el cuadro profético más grande y profundo, Dios había
determinado que Moisés
debía ser un tipo de Cristo en el Pacto de Éxodo,
que sacó a Israel de Egipto en la Pascua, mientras que Josué iba a
ser un tipo de Cristo en el Pacto de Deuteronomio, que llevaría a
Israel a la Tierra Prometida.
Moisés,
al ser un tipo de Cristo bajo el Antiguo Pacto, podría conducir a
Israel todo el camino hasta la Tierra Prometida, pero no podría
cruzar el Jordán. ¿Por qué? El Antiguo Pacto dependía de la
capacidad de las personas para oír y obedecer la Ley de Dios, e
incluso Moisés no podía satisfacer ese requisito. Se necesitaba un
Pacto Nuevo, junto con un líder nuevo que representara el Nuevo
Pacto. Este Pacto, como ya hemos visto, sólo dependía del juramento
de Dios, con el que Él prometió cambiar los corazones de las
personas para que pudieran heredar las promesas de Dios.
Los
israelitas que cruzaron el Jordán con Josué eran todavía
imperfectos, por supuesto, porque vivían en tiempos del Antiguo
Pacto; sin embargo, la nación sirvió también como un tipo
profético de un tiempo futuro, cuando el verdadero Israel de Dios,
los vencedores, entrarían y heredaría el Reino bajo un Nuevo Pacto.
Cruce del Jordán bajo Yahshua /Yahweh
3
Yahweh
tu Dios, él pasa delante de ti;
él destruirá a estas naciones de delante de ti, y las heredarás.
Josué
es el que pasará delante de ti,
como Yahweh ha hablado.
Aquí
Moisés nos da una profecía
notable que identifica quién es Jesucristo.
Se equipara a “Yahweh
tu Dios”
(Yahweh Elohim) con Joshua (Josué). El texto profético muestra
que Jesucristo era Yahweh Elohim antes de Su encarnación física en
la Tierra.
Esto se profetizó muchas veces en la Escritura, sobre todo en dos
lugares.
Una representación literal de Éxodo
15:2
profetizas de Yahshua-Jesús, diciendo:
2
Yahweh
es
mi fortaleza y mi canción, y ha
sido mi Yahshua;
este
es mi Dios,
y lo alabaré; Dios
de mi padre,
y le ensalzaré.
2
He
aquí, Dios
es mi Yahshua,
confiaré y no tendré miedo; porque JAH Yahweh es mi fortaleza y mi
canción, y ha
sido mi Yahshua.
3 Por lo tanto, sacareis con gozo aguas de las fuentes [o
pozos]
de
Yahshua.
En
Juan
7:37
Jesús hizo un llamado a los que estaban sedientos, diciéndoles de
ir a Él a beber del agua de la vida. Era un llamado a “sacar
agua de los manantiales de Yahshua”.
Además, dijo que los que creyeran en Él, es decir, aquellos que son
parte de Su cuerpo, también serían como pozos de los que ríos de
agua viva manarían para la gente. Todo esto muestra que Jesús que
cuando yahshua
(“salvación”) se menciona en la Ley y los Profetas, se refiere
proféticamente a Sí mismo.
Y
así, Moisés
trata de Joshua-Josué (Yahshua) como si fuera Yahweh Elohim.
Él pudo haber profetizado sin saberlo, pero también es posible que
Dios le revelara esta verdad mesiánica a Moisés cuando escribió la
canción de Éxodo
15:2.
No se nos dice; sin
embargo, sabemos que muchos profetas escribieron las cosas con sólo
una tenue comprensión de cómo serían cumplidas sus profecías.
Lo
que está claro para nosotros en el estudio discurso final de Moisés
es que fue todo acerca del Nuevo Pacto y el mediador de ese Pacto,
Joshua-Josué; es decir, Yahshua-Jesús.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-9/chapter-12-from-moses-to-joshua/ |
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