Fecha:
07/02/2017
Boletín
No. 348
Los hombres
de Nínive se arrepintieron por la predicación de Jonás. El juicio
sobre la ciudad fue evitado, y el profeta estaba enojado con Dios por
salvar a sus enemigos.
Su cólera
provenía de su orgullo que fue pinchado, porque él había puesto su
reputación en juego. Se había predicho abiertamente la caída de
Nínive en cuarenta días -un mensaje en el que, como un nacionalista
de Israel, tomó un cierto placer, y luego su profecía pareció
fallar. Sin duda, esto avergonzó a Jonás, porque ante los que no
entienden los caminos de Dios, le hacía parecer ser un falso
profeta.
Las profecías condicionales
Profecías
suelen ser condicionales, incluso aunque la Escritura no utilice la
palabra si.
Las profecías de juicio pueden evitarse si las personas se
arrepienten, a menos que la situación haya ido demasiado lejos para
que el juicio pueda ser apartado.
Por
ejemplo, cuando el rey Jeroboam estableció los becerros de oro poco
después de la muerte de Salomón (1
Reyes 12:28-30),
leemos en 1
Reyes 13:34,
34
Y
este evento fue causa de pecado para la casa de Jeroboam, por lo que
fue borrada y raída de sobre la faz de la tierra.
15
porque
Yahweh sacudirá a Israel al modo que la caña se agita en las aguas;
y él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus
padres, y los esparcirá más allá del Éufrates, por cuanto han
hecho imágenes de Asera (sus
bosques),
lo que provocó la ira de Yahweh. 16 Y él entregará a Israel por
causa de los pecados de Jeroboam, que el había cometido, y con los
cuales hizo pecar a Israel.
Sin
embargo, incluso después de 200 años, el profeta Isaías entiende
que Israel todavía podría evitar el desastre, si se arrepentía,
porque dice en Isaías
1:18-20,
18
“Venid
ahora, y razonemos juntos”, dice Yahweh. “Si vuestros pecados
fueren como la grana, serán blancos como la nieve; si fueren rojos
como el carmesí, serán como la lana. 19 Si quisiereis y oyereis,
comeréis el bien de la tierra; 20 Si no quisiereis y fuereis
rebeldes, seréis consumidos a espada”. En verdad, la boca de
Yahweh ha hablado.
Israel se
negó a obedecer la Ley de Dios, por lo que poco tiempo después la
nación fue destruida por los asirios de la ciudad de Nínive.
Un
siglo más tarde, cuando llegó el momento del juicio divino para
golpear la ciudad de Jerusalén y la nación de Judá, el profeta
dice en Jer.
7:3,5,
y 7,
3
Así
ha dicho Yahweh de los ejércitos, el Dios de Israel: “enmendad
vuestros caminos y vuestras obras, y yo os dejaré habitar en este
lugar … 5 Porque si realmente mejoráis vuestros caminos y vuestras
obras, si realmente practicáis la justicia entre uno uno y otro …
7 entonces yo os haré morar en este lugar, en la tierra que di a
vuestros padres para siempre”.
Sin
embargo, poco después, Dios le dijo al profeta que dejara de orar
por Jerusalén y el pueblo de Judá, porque Él no respondería a esa
oración. El veredicto había sido dictado en la Corte Divina. Jer.
7:14-16
dice,
14
Por
lo tanto, yo haré con la casa sobre la cual es invocado mi nombre,
en la que vosotros confiáis y al lugar que di a vosotros y a
vuestros padres, como hice a Silo. 15 Y os echaré de mi presencia,
como eché a todos vuestros hermanos, a toda la descendencia de
Efraín. 16 En cuanto a ti, no
ores por este pueblo,
y no levantes clamor ni oración por ellos, y no
intercedas ante mí;
porque no te escucharé.
Parece
ser que cuando el veredicto se pronunció en la Corte Divina,
llegaron a un punto
de no retorno.
Pero aún así, todavía es posible orar por cosas menores en el
contexto del juicio global. Jeremías
no podía orar para preservar la ciudad y su templo, pero podía orar
para que un menor número de personas murieran en el sitio. Por otra
parte, vemos en Jer.
27:12,13
que si la gente se hubiera sometido al veredicto, podría habérseles
dado un yugo de madera, en lugar de un yugo de hierro.
12
Hablé
también
a
Sedequías, rey de Judá, conforme a todas estas palabras diciendo:
“¡Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y
servidle a él y a su pueblo, y vivid! 13 ¿Por qué moriréis, tú y
tu pueblo, por la espada, el hambre y la peste, como Yahweh ha
hablado de la nación que no sirva al rey de Babilonia?
En
el siguiente capítulo, Jeremías fue llamado a caminar por la ciudad
con un yugo de madera en el cuello para enviar su mensaje a la gente.
Pero el profeta Ananías lo tomó y lo rompió, profetizando que el
poder de Babilonia se rompería en dos años. Así Jer.
28:13
da además un veredicto:
13
Ve
y habla a Hananías, diciendo: “Así dice Yahweh, 'Has roto yugos
de madera, pero en su lugar harás yugos de hierro' ”.
A
lo largo de todo esto, vemos la misericordia de Dios, porque incluso
después de que se pronunció juicio, es posible disminuir sus
efectos. Sólo tenemos que saber qué veredictos Dios ya ha
decretado, para que nosotros no tratemos de revertir sus justos
veredictos, como que muchos (en su ignorancia) intentan hacer.
El veredicto por el mal informe
Cuando
los doce espías dieron su informe acerca de la tierra de Canaán,
diez dieron un mal informe. La gente creyó el mal informe, y así el
veredicto de Dios se dio en Num.
14: 33-35.
Israel fue condenado a permanecer en el desierto por un total de
cuarenta años. Algunas de las personas entonces, aparentaron a
arrepentirse. Num.
14:40,41
dice:
40
Por
la mañana, sin embargo, se levantaron temprano y se fueron a la
cresta del monte, y dijeron: “Aquí estamos; aunque
de hecho hemos pecado, pero vamos a ir hasta el lugar que Yahweh ha
prometido”.
41 Pero Moisés dijo: “¿Por qué entonces, quebrantáis el
mandamiento de Yahweh? Esto tampoco os saldrá bien.
El
veredicto ya había sido pronunciado. Su única opción era
arrepentirse mediante el sometimiento a Su veredicto. Pero en este
caso, trataron de utilizar el arrepentimiento como una excusa para
revocar el veredicto. No funcionó, porque los amalecitas “los
hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma”.
(Núm.
14:45).
El veredicto por desear un rey
Cuando
Israel pidió un rey, Dios les dio a Saúl. A
menudo Dios nos concede nuestros deseos con el fin de mostrarnos que
nuestros deseos no son buenos para nosotros. Dios juzgó a Israel,
dándoles a Saúl como rey. Una vez que se había dictado la
sentencia, el pueblo quedó atrapado con él durante los próximos
cuarenta años. Fue la misma cantidad de tiempo que se había
dado a los israelitas en el desierto.
Jonás se enojó con Dios
1
Pero
a Jonás le disgustó eso enormemente, y se enojó. 2 Y oró a Yahweh
y le dijo: “Por favor, Yahweh, ¿no es esto lo que yo decía cuando
aún estaba en mi propio país? Por lo tanto, con el fin de evitarlo,
huí a Tarsis, porque yo sabía que Tú eres un Dios clemente y
compasivo, lento para la ira y grande en misericordia, y que te
arrepientes del mal”.
Esta
es la primera vez que se nos dice acerca de los motivos de Jonás
para tratar de huir de Dios. Nos enteramos de que él
tomó un barco hacia Tarsis, no porque tenía miedo del rey de
Nínive, sino porque tenía miedo de que Dios pudiera cancelar el
juicio si los ninivitas se arrepentían.
Él conocía a Dios mejor que la mayoría de la gente. En un momento
en que la gente pensaba que Dios era un tirano bastante duro, el
profeta sabía que Él es “clemente
y compasivo”.
¡Si la gente hoy en día tuviera la misma revelación de la gracia
de Dios! Pero aquí está el problema.
Las
personas quieren servir a un Dios severo, porque quieren que Él
juzgue a sus enemigos con dureza.
Pero ellos no tienen conocimiento, porque si esto fuera en verdad la
naturaleza de Dios, entonces Él también sería duro con Israel.
En
general, la
gente quiere que Dios sea cariñoso con ellos, pero duro con sus
enemigos.
El doble estándar parece bueno para ellos. Pero Dios es imparcial en
Sus juicios y en Su gracia. Debido a que “Dios
es amor”
(1
Juan 4:8),
es imparcial en Su amor hacia todos. Por esta razón, insiste en que
amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Lev.
19:18),
y que amemos a los extranjeros como a nosotros mismos, así (Lev
19:34).
El
problema de Jonás no era que él entendiera mal el amor de Dios,
sino que no compartía el mismo amor que Dios tenía por Nínive. El
amor de Jonás era parcial; el de Dios era imparcial. De hecho, Jonás
estaba tan molesto por esto que se quería morir. Jonás
4:3
dice,
3
Ahora
pues, oh Yahweh, por favor toma mi vida de mí, porque la muerte es
mejor para mí que la vida”.
El llamamiento de Abraham
Abraham
fue llamado a ser una bendición para todas las familias de la Tierra
(Génesis
12: 3).
A la gente de hoy le encanta citar la primera parte del versículo,
mientras se olvida la última mitad.
3
Y
bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré, y
en ti todas las familias de la tierra serán bendecidas.
Pedro,
el nacionalista judío, ignoró la primera parte de este versículo
en Hechos
3:25,26,
diciendo en el día de Pentecostés,
25
Vosotros
sois
los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros
padres, diciendo a Abraham: “ Y
en tu simiente todas las familias de la tierra serán bendecidas”.
26 En primer lugar, Dios resucitó a su Hijo para vosotros, y lo
envió para
bendeciros, haciendo que cada uno se convierta de su maldad.
El
llamado de Abraham, que Jesús vino a cumplir, era bendecir a todas
las familias de la Tierra. Bendijo a Judá primero, pero no
exclusivamente. Pedro entonces define lo que significa ser una
bendición. Bendecir
significa
convertir a la gente de sus malos caminos.
Si Jonás
hubiera entendido el llamado de Abraham, se habría regocijado con la
oportunidad de ser una bendición para la gente de Nínive. A menudo
me pregunto qué habría ocurrido si Jonás hubiera deseado cumplir
el llamado de Abraham. Si se hubiera quedado en Nínive, podría
haber hecho algo más que hacer que las personas se arrepintieran;
podría haberles enseñado los caminos de Dios. Hubiera podido
discipularlos. ¡Él podría haber cambiado a Asiria haciéndola
amiga de Israel!
La celebración de Tabernáculos de Jonás arruinada
Pero
esto es más que una historia de nacionalismo estrecho contra el
interés de Dios por todas las naciones; es una profecía de
reconciliación
universal,
de la conversión de los enemigos de Dios. Es también la historia de
los creyentes
que están en desacuerdo con el plan de Dios de salvar a toda la
humanidad.
Así Jonás
4:4
dice,
4
Y
Yahweh dijo: “¿Tienes buenas razones para estar enojado?”
Para
decirlo de otra manera, Dios pregunta a Jonás: “¿Es justificable
tu enojo?” Dios estaba realmente dudando de la sabiduría y el amor
de Jonás. Parece que Jonás no respondió. Jonás
4:5
dice,
5
Entonces
Jonás salió de la ciudad y se sentó al este de la misma. Allí
hizo una cabaña [sucá,
“stand”]
para sí mismo y se sentó debajo de ella a la sombra hasta que pudo
ver lo que sucedería en la ciudad.
Proféticamente
hablando, el profeta celebró Sucot,
la Fiesta de las Cabañas, o Tabernáculos. Dios entonces le ayudó
en esto designando a una planta para darle sombra que le protegiera
del sol. Jonás
4:6
dice,
6
Entonces
el Yahweh Dios designó una planta [Kekayon,
“calabaza”],
que creció crecido sobre Jonás para hacer una sombra sobre su
cabeza y librarle de su malestar. Y Jonás estaba muy feliz por la
planta.
Esta
no era una planta ordinaria. El Kekayon
es
la planta del aceite de ricino. Lleva el nombre de la raíz kaya,
“vomitar”. Me dieron aceite de ricino cuando niño para combatir
gusanos y parásitos en las Filipinas. No creo que yo lo haya
recibido sin vómitos. Por lo tanto, Stephen Jonás (Jones,
el autor, es Jonás)
entiende eso.
Pero
¿por qué Dios daría una planta de este tipo para dar sombra a
Jonás en su sucá
(cabaña)? Creo que fue
la medicina de Dios para combatir los gusanos espirituales en su
vientre (su ser más interno, o el corazón).
No todo estaba bien en el corazón de Jonás, a pesar de que era un
profeta y oía de Dios. Estar enojado con Dios por Su
misericordia y gracia no es una condición saludable.
7
Pero Dios preparó un gusano [towla]
cuando
llegó el amanecer del día siguiente, y atacó la planta y se secó.
¿Por qué
Dios bendeciría a Jonás con una planta de sombra y luego mandaría
un gusano, para destruirla? ¿No sería para revelar la condición
espiritual malsana de Jonás, así como la solución al problema?
Un
towla
es
un gusano “especialmente uno que nace de la putrefacción”, según
el Gesenius Lexicon Hebreo-caldeo. La raíz de la palabra es Yala,
“pronunciar algo precipitadamente”. Obviamente, Jonás
estaba siendo advertido de no ser imprudente en su respuesta a la
pregunta de Dios. En este punto, Jonás no había dicho nada, pero
Dios ha escuchado las palabras de su corazón. Un gusano también era
metafórico de un hombre despreciado o débil.
El
mismo Lexicon también nos dice que tola
significa
“escarlata”. Se traduce “carmesí” en Isaías
1:18,
“si
fueren rojos como el carmesí [towla],
serán como la lana”.
Así
que este no era un gusano ordinario. El texto hebreo lo llama un
towla,
que es un gusano del que se extraía el tinte carmesí en la
antigüedad. Según el libro de Henry Morris, Base
Bíblica para la Ciencia Moderna,
página 73,
“Cuando la hembra de la especie del gusano escarlata estaba lista para dar a luz a su cría, ella pega su cuerpo al tronco de un árbol, fijándose a sí misma con firmeza y de forma tan permanente que nunca volvería a salir de nuevo. Los huevos depositados por debajo de su cuerpo quedaban protegidos hasta tanto las larvas eclosionaran y fueran capaces de entrar en su propio ciclo de vida. Cuando moría la madre, el líquido carmesí teñía su cuerpo y la madera que lo rodeaba. De los cadáveres de estos gusanos hembras escarlata, se extraían los tintes comerciales de color escarlata en la antigüedad.
Esto
nos dice que el gusano en la historia de Jonás tiñó la cabaña de
rojo, dando su vida para dar a luz a sus crías. ¿No es esta una
imagen perfecta de Cristo, que dio Su vida para traer muchos hijos a
la gloria? El Salmo
22:6
profetiza de Jesucristo en Su muerte en la Cruz, diciendo,
"Soy
un gusano
[Heb.
Towla]
y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo".
Cuando
Jesús murió, manchó con Su sangre la Cruz, así como el carmesí
del gusano manchó el tronco de la calabaza en los días de Jonás.
Por
lo tanto, Dios envió la planta del vómito para mostrar cómo Jonás
estaba cómodo con su propio vómito. Entonces envió el gusano
carmesí para mostrar cómo enviaría al Mesías para curar su
condición insalubre. Por desgracia, el profeta tuvo que volver a la
Pascua, porque su Fiesta de Sucot fue cancelada.
Esto
sugiere que los que no están de acuerdo con el Plan de Dios de
salvar a Sus enemigos no son todavía elegibles para celebrar la
fiesta de los Tabernáculos.
Jonás
4:8
dice,
8
Y
aconteció que cuando salió el sol Dios designó un recio viento
solano, y el sol hirió la cabeza de Jonás para que se debilitase y
le pidió con toda su alma morir, diciendo: “La muerte es mejor
para mí que la vida”.
Un
viento del este significa juicio desde el este, tal vez de la propia
Nínive, que estaba al “este”. Parece que Jonás era un tipo
de Israel siendo juzgado por su mala actitud y por estar en
desacuerdo con el Plan Divino de conciliar Sus enemigos.
Aún
así, este
viento abrasador del este, y el sol cayendo a plomo sobre su cabeza,
no hicieron que Jonás se arrepintiera.
Dios entonces le preguntó sobre su enojo por la planta en Jonás
4:9,
9
Entonces
dijo Dios a Jonás: “¿Tienes buenas razones para estar enojado
por la planta?”
Y él dijo: “Tengo buenas razones para estar enojado, hasta la
muerte”.
Estas
son las últimas palabras de Jonás en el
relato bíblico. Termina sin ninguna solución,
lo que sugiere
que Israel, a quien representaba Jonás, permanecería enojada con
Dios.
Esto
implicó que Israel tendría que ser juzgado por el “viento
del este”,
es decir, por Nínive.
Incluso profetizó que estaría “enojado
hasta la muerte”.
Por
lo tanto Israel como nación iba a morir,
y la gente sería dispersa por todas las naciones.
La lección final de Dios
10
Entonces
Yahweh dijo, “Tú has tenido compasión de la calabacera por la que
no trabaste, y que no hiciste crecer, que en espacio de una noche
creció y en el espacio de otra noche murió. 11 Y ¿no debería Yo
tener compasión de Nínive, la gran ciudad en la que hay más de
ciento veinte mil personas que no conocen la diferencia entre su mano
derecha y la izquierda, y muchos animales?”
El
versículo 6 dice que “Jonás
estaba muy feliz por la planta”,
pero no por la gracia y la misericordia de Dios.
Podemos ver esto en al menos dos formas. En primer lugar, él estaba
contento con la planta de la que formó su sucá
(es
decir, la Fiesta de Sucot). Tenía
un deseo de recibir el cuerpo glorificado a través de la Fiesta de
los Tabernáculos, pero, por desgracia, también estaba contento de
revolcarse en su propio vómito.
Era
egoísta, ya que estaba
más interesado en su propia comodidad que en el bienestar de Nínive.
Amaba a Israel, pero no a Asiria.
Esto
lo descalificó y destruyó sus sueños de que se cumpliera para él
Tabernáculos.
Todavía necesitaba volver a la Pascua y aprender el verdadero
alcance de la obra que Jesús estaba aún por hacer en la Cruz por el
pecado del mundo (1
Juan 2:2).
No
podemos estar enojados con Dios y al mismo tiempo estar de acuerdo
con Él. Tabernáculos se trata de un acuerdo, y es
para un pueblo AMÉN, no para aquellos que tienen un corazón
amargado.
El Número 120
En
el versículo final, descubrimos que Nínive tenía una población de
120.000. El número
120,
como se usa en la Biblia, siempre se asocia con el derramamiento
del Espíritu Santo.
La altura de porche templo de Salomón era de 120 codos (2
Cron. 3:4).
Había 120 trompetistas y cantantes unánimes cuando el Espíritu
Santo entró en el templo de Salomón (2
Cron. 5:12).
Había 120 discípulos en el Aposento Alto en el día de Pentecostés,
cuando el Espíritu fue derramado sobre la Iglesia (Hechos
1:15).
En
la profecía a largo plazo, hemos visto 120 Jubileos desde Adán, y
ahora nos encontramos en el 121º Ciclo de Jubileo (1986/87 –
2036/37). Creo que el Gran Derramamiento del Espíritu
de los Últimos Tiempos se producirá durante este ciclo de Jubileo.
La
vida de Moisés fue un esbozo de la historia que lleva a nuestro
tiempo actual. Murió a la edad de 120 (Deut.
34:7),
después de haber pasado sus primeros 40
años en Egipto.
Luego fue llamado de Egipto y pasó el segundo ciclo de capacitación
de
40
años para el servicio divino en el desierto.
Finalmente, fue llamado a liberar a Israel de la casa de servidumbre.
Sus últimos
40 años se gastaron conduciendo a Israel a la Tierra Prometida.
Así
también los primeros 40 jubileos de la historia nos lleva a
Abraham, los cuarenta jubileos segundos nos llevan a Cristo,
que nos sacó de la casa de servidumbre. En el tercer ciclo de
cuarenta jubileos, Cristo ha llevado a la Iglesia a través de Su
propio desierto, con el fin de llevarnos a la Tierra Prometida en el
momento actual.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/ffi-newsletter/ffi-2017/07-01-2017-jonah-part-6/ |
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