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JUSTICIA IMPUTADA versus PASCUA Y TABERNÁCULOS, Dr. Stephen Jones





La Pascua y la Fiesta de los Tabernáculos

La respuesta simple es que Dios ya nos ha imputado justicia por la fe. Tener nuestros pecados cubiertos ya nos ha dado una justificación y santificación posicionales en lo que se refiere a la Ley. Esta es la provisión de Dios para la Iglesia entre Egipto y la Tierra Prometida. Israel comenzó su viaje en la Pascua, 15 de abib, en un lugar llamado Sucot (Ex. 13:20). Sucot significa "cabaña", y representa la Fiesta de las Cabañas o Tabernáculos.

Del mismo modo, Israel debía habitar en tabernáculos (tiendas) durante todo su tiempo en el desierto, como una lección para la iglesia del NT, de que no debían construir casas denominacionales en el desierto. Ellos tenían que entender que ellos estaban en un tiempo de movimiento y viviendas temporales, porque iban a seguir aprendiendo y creciendo espiritualmente a través de su experiencia en el desierto. Una denominación tiende a establecer una casa doctrinal fija, donde la gente se asienta permanentemente y no son capaces de aprender las lecciones del próximo oasis más adelante en el desierto, a donde la columna de fuego les puede conducir.

Así que la Fiesta de las Cabañas (Tabernáculos) fue diseñada para enseñar a Israel esto. Leemos de ello en Lev. 23:42-44,

42 Vivirás en cabañas durante siete días; todos los nacidos en Israel vivirán en tabernáculos, 43 para que vuestras generaciones sepan que yo tuve a los hijos de Israel viviendo en cabañas cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy Yahweh tu Dios. 44 Así habló Moisés a los hijos de Israel los tiempos designados por Yahweh.

Creo que esta fue la razón por la que Israel comenzó en Sucot, que fue su primer campamento (después de salir de Ramesés). Esto nos enseña que debemos tener el objetivo en mente, incluso desde que dejamos la casa de servidumbre y comenzamos nuestro viaje a la Tierra Prometida. Nos enseña también que podemos disfrutar de una justicia imputada a lo largo de nuestro viaje, y, en ese sentido, podemos vivir la vida del Reino, incluso mientras todavía estamos en el desierto.

Es evidente, sin embargo, que los israelitas no se vieron a sí mismos como viviendo en el Reino. Sino que murmuraron y se quejaron gran parte del tiempo, lo que demuestra que no tenían la capacidad de ver más allá de sus circunstancias. Cuando se quedaban sin comida, solo veían la panera vacía. Cuando se quedaban sin agua, solo veían la cantimplora vacía. Se les hacía difícil ver la presencia de Dios en tiempos de escasez y adversidad. No entendían que tenían la autoridad, incluso como lo hizo Moisés, de ordenar dar agua a la roca (Nota no del traductor: Creemos que esta autoridad tal vez no esté disponible al antojo, sino solo cuando se reciba una orden previa ex profeso o palabra rhema, tal como Moisés la recibió).

Moisés fue el que más cerca estuvo de vivir la vida del reino, ya que se suponía que debía ser vivida. Pero incluso él se quedó corto al final, aunque Caleb y Josué heredaron la promesa. Caleb y Josué son tipos de los vencedores que manifiestan el tercer nivel de fe que viene por "vivir en las cabañas" en el desierto (dependencia total en Dios). Aun así, no se les permitió entrar en la Tierra Prometida, sin el resto del cuerpo (nación) en sí. Tuvieron que esperar a los tiempos señalados, porque esto no es solo un asunto individual, sino también una obra corporativa.

Del mismo modo, ha habido muchos vencedores en todas las épocas pasadas, incluidos los enumerados en Hebreos 11. Pero todos ellos murieron sin haber recibido las promesas, a pesar de que ganaron la aprobación de Dios (Heb 11:39). ¿Por qué?

40 porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, porque ellos no debían ser perfeccionados aparte de nosotros.

Caleb y Josué descubrieron esto también. Los vencedores de todas las edades pasadas no podían ser perfeccionados en su propio tiempo de vida aparte de nosotros. Tenemos que entrar en la Tierra Prometida juntos a una hora determinada, conocida como la Fiesta de los Tabernáculos.

Aunque estamos sujetos al tiempo ("los tiempos señalados del Señor"), también somos personas que están aprendiendo a poner a muerte al hombre viejo y seguir al Espíritu. ¿Podemos obtener la perfección? No lo puedo decir con certeza, porque ir más allá de una justicia imputada y la santificación está aún más allá de mi experiencia. Pero sin embargo, sé que yo habito en cabañas, en el desierto, y tengo a mi disposición la autoridad del Reino como si ya estuviera perfeccionado. (Todavía estoy aprendiendo a utilizarla por la fe). Es difícil enseñar aquello que está más allá de mi propia experiencia. Por desgracia, mi experiencia todavía es limitada, así que no conozco plenamente la totalidad en que nuestra autoridad pueda ejercerse. Continuamente aprendo a dominar las nuevas áreas, pero hay mucho más por venir.

En este punto, no creo que la inmortalidad pueda lograrse avanzando hacia la perfección. Creo que es más beneficioso para nosotros aceptar por fe la justicia imputada y la santificación que ahora poseemos y vivir en consecuencia. Sea o no que esto se traduzca en una transformación individual del cuerpo mortal a inmortal, es una pregunta que no puedo responder por experiencia personal.

Más allá de eso, yo creo que Dios ha establecido "tiempos señalados", que se aplican a los cumplimientos históricos para nosotros como un cuerpo de muchos miembros. Este hombre de la nueva creación es un Cuerpo de personas, y no puede estar completo hasta que cada uno haya tenido su oportunidad de vivir y madurar como tal. Así que debemos vivir la vida resucitada aquí y ahora por el poder de la justicia imputada, pero también hay un tiempo señalado en la historia para una resurrección del grupo.

Pablo escribió en Rom. 8:11 que "El que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos también dará vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros". Yo creo que él tenía toda la intención de que nos apropiáramos de este Espíritu Vivificante, aquí y ahora. Debemos vivir por el Espíritu, y aunque reconocemos que estamos en un momento de crecimiento y desarrollo, sin embargo, esto se hace principalmente a través de la formación en el puesto de trabajo. En otras palabras, hemos de ejercer la autoridad espiritual que está disponible para nosotros. A medida que maduramos, por supuesto, seremos capaces de utilizar una mayor autoridad espiritual. Debemos reconocer que Dios no quiere el poder para estar a la cabeza, ni él confiará las llaves del Reino a alguien de tres años de edad espiritual, para que dicha autoridad no sea mal utilizada.

En mi opinión, la "vida" dada a nuestros cuerpos mortales por su Espíritu va más allá de la inmortalidad. Realmente es más parecido a una forma de vida. Estamos siendo entrenados para gobernar con Cristo y para juzgar al mundo con justicia. Para ello, tenemos que aprender a pensar como Cristo, actuar como Él, hablar solo sus palabras, y hacer solo lo que Él haría. Debemos conocer su voluntad y también su Plan para el Universo en su conjunto. Cuanto más entendamos de Él y de su intención para la Creación, mejor equipados estaremos para ejercer la autoridad en su nombre como una bendición, y no como una maldición para los demás.

Pentecostés es a la vez una experiencia y un tiempo de aprendizaje. En Hechos 2 vemos la experiencia, pero en la Edad Pentecostal vemos el periodo de formación basado en el tiempo. Muchos han entendido la experiencia, pero realmente no han entendido el propósito del TIEMPO.


(Extracto del cap. 11 de la "Epístola a los Santos en Roma" del Dr. Stephen Jones)

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