17 de junio de 2019
Booz
trató a Rut con respeto y amor mientras recogía su campo de cebada,
hablándole amablemente y con palabras reconfortantes. Más que eso,
después de su conversación inicial, Booz incluso le permitió comer
con los segadores, dándole un lugar de honor en la mesa. Rut
2:14
dice:
14
Y
a la hora de comer, Booz le dijo: "Ven aquí, para que comas del
pan y mojes el trozo de pan en vinagre". Así que se sentó
junto a los segadores; y él le sirvió el grano tostado [qaliy],
y ella comió, quedó satisfecha y le sobró algo.
Era
costumbre, tanto entonces como en tiempos modernos, asar o sazonar
los granos de cebada. Por supuesto, el hecho mismo de que pudieran
comer esta nueva cosecha de cebada mostraba que estaban cosechando el
campo después de haberse ofrecido la Ofrenda de la Gavilla Mecida en
el Tabernáculo de Silo. Levítico
23:14
prohibía que cualquiera comiera la cebada antes de la Ofrenda de la
Gavilla, diciendo:
14
Hasta
este mismo día, hasta que hayáis traído la ofrenda de vuestro
Dios, no comeréis pan ni grano tostado [qaliy]
ni
espiga tierna. Estatuto perpetuo será para todas vuestras
generaciones donde quiera que habitéis.
Este era el
protocolo estándar para todas las ofrendas de primicias: la de la
cebada en la Pascua, la del trigo en Pentecostés y las uvas en
Tabernáculos.
El
significado profético de que Rut comiera cebada y pan tostados en la
mesa de Booz se debe a que Jesús resucitó de los muertos y ascendió
a la tercera hora del día para ser presentado al Padre como vivo de
entre los muertos. Esa era la señal para que comenzara la cosecha,
permitiendo que todos participasen de la nueva cebada tostada.
La
cebada tostada y los sacrificios
Incluso el
hecho de que la cebada fuera tostada habla de esta profecía, ya que
se relaciona directamente con la muerte de Cristo en la Cruz,
mediante la cual Él podría alimentar al mundo con Verdad y Vida. La
cebada tostada profetizaba de la misma manera que las ofrendas
quemadas, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por la
transgresión, todas las cuales se colocaban sobre el fuego.
Sabemos
que Cristo fue crucificado, no quemado en un fuego literal, por lo
que el cumplimiento de las Leyes del Sacrificio se trató de
satisfacer la "ley
ardiente"
(Deuteronomio
33:2 KJV).
Por lo tanto, Jesús tomó sobre Sí mismo el castigo total de la Ley
por el pecado, no por ser quemado en un fuego físico, sino por el
juicio de esta "ley
de fuego".
En otras palabras, uno no puede afirmar que el castigo por el pecado
es ser quemados en un fuego literal, porque si ese fuera el caso,
Jesús mismo también habría tenido que someterse a tal castigo.
Además,
si la pena por el pecado fuera fuego eterno,
como muchos enseñan, ¡entonces Jesús todavía estaría ardiendo en
el fuego hasta hoy! Pero tal no es la verdadera enseñanza bíblica.
Pablo dice que "la
paga del pecado es muerte"
(Romanos
6:23),
y nadie debe redefinir la muerte como significando tortura en el
fuego, ni nadie debe extender el tiempo de muerte más allá de la
resurrección hasta la eternidad.
La Ley de
Dios no permite penas interminables, ya que todos deben ser liberados
en el año de Jubileo, independientemente de la cantidad de deuda que
aún puedan tener.
Comer
cebada tostada
Los
primeros frutos de la cebada representaban a Cristo mismo, y la
cosecha que seguía profetizaba de aquellos que "comerían
la carne del Hijo del Hombre"
(Juan
6:53).
Por lo tanto, vemos en esta historia cómo Dios ha provisto que todas
las personas, independientemente de su origen étnico, sean parte del
Cuerpo de Cristo por la fe en Él y en su obra.
La
idea de comer la carne de Cristo fue un gran obstáculo para aquellos
que escucharon a Jesús decir esas palabras (Juan
6:66).
Aparentemente, no entendieron que Jesús no estaba hablando
literalmente de canibalizar su carne, sino de escuchar
y asimilar la verdad que Él hablaba.
No entendieron que el que comía cebada tostada después de la
Ofrenda de la Gavilla Mecida estaba profetizando una verdad que pocos
creían realmente. Lo mismo sucedió con los sacrificios del Templo,
porque a menos que creyeran que Cristo era el verdadero sacrificio
por el pecado, sus rituales aún no serían aplicables a su propio
pecado.
Rut
comió de la cebada tostada, y su fe (expresada anteriormente en Rut
1:16)
significaba que comía la carne del Hijo del Hombre. La historia de
Rut establece así el hecho de que los extranjeros (Rut) tenían el
mismo derecho que los judíos (Booz) de ser parte del Cuerpo de
Cristo. Ese es uno de los temas principales de este libro, junto con
la misma Ley de Filiación que se describe más adelante.
Generosidad
de Booz
15
Cuando
ella se levantó para espigar, Booz ordenó a sus siervos, diciendo:
Dejadla espigar aun entre las gavillas y no la avergoncéis
[kalam",
insultar, avergonzar, humillar"].
16 También
sacaréis a propósito para ella un
poco de grano
de los manojos y lo
dejaréis para que ella lo
recoja, y no la reprendáis [ga'ar,
"reprender, reprobar"]".
Booz
no estaba obligado por Ley a darle grano o a "sacaréis
a propósito para ella un
poco de grano
de los manojos y lo
dejaréis para que ella lo
recoja".
La Ley de Espigado o Rebusco solo requería que los sirvientes
dejaran los rincones del campo para los pobres y dejaran cualquier
gavilla que hubiera sido accidentalmente pasada por alto durante la
cosecha. El espíritu de la Ley, sin embargo, va más allá del
requisito mínimo básico. La Ley de Espigado o Rebusco era una
manifestación de la benevolencia de Dios en el cuidado de los
pobres, y de manera similar daba a los hombres la oportunidad de
mostrar su amor y expresar el corazón de Dios.
Booz
en su generosidad hacia Rut ciertamente era un tipo de Cristo. El
hecho de que tuvo que decirle a sus sirvientes que no la insultaran
ni la reprendieran demuestra que iba más allá de lo que exigía la
Ley. Rut no habría tenido el derecho de "recoger
incluso entre las gavillas",
excepto que Booz se lo hubiera dado.
Medidas
divinas en la profecía
17
Así
que ella recogió en el campo hasta la tarde. Luego ella desgranó lo
que había recogido, y alcanzó como un
efa de cebada.
18 Y ella lo tomó y se fue a la ciudad [Belén],
y su suegra vio lo que había recogido. Ella también lo sacó y le
dio a Noemí lo que le había sobrado después de haber quedado
satisfecha.
Rut
desgranó los tallos de cebada y se llevó a casa un efa de grano
(0,63 bushels, o 5,9 galones, o 22 litros). Eso era bastante grano, y
a menos que tuviera un carrito para transportarlo, es dudoso que
pudiera haberlo llevado todo sola.
Había
tres medidas para secos en las Escrituras que se relacionan
proféticamente con los tres días de fiesta: omer,
efa, y homer (o chomer).
Un efa eran 10 omers, y un homer eran 10 efas o
100 omers.
En
el momento de la Ofrenda de la Gavilla, se requería que la gente
tomara un omer
de cebada, la dividiera en 50 montones pequeños y luego contara los
granos (¿montones?)
cada día hasta el día de Pentecostés. Esto se denominaba “la
cuenta del
omer”
y
profetizaba
del período de siete semanas en que los hombres debían prepararse
para Pentecostés y el derramamiento del Espíritu Santo.
La
palabra hebrea omer
se
deletreaba con tres letras: ayin
(ojo),
mem
(agua)
y resh
(cabeza).
Hablando
proféticamente, contar
el omer
significaba vigilar por el agua en la cabeza, es decir, observar el
derramamiento del Espíritu Santo
(Joel
2:23,29),
cumplido en Hechos
2:1-3.
El omer
se contaba diariamente durante los días de cosecha de cebada hasta
que la cosecha de trigo comenzaba en Pentecostés. Luego tenía lugar
una cosecha mayor, que es profetizada por el efa (10 omers).
Al final del año, las uvas eran cosechadas y pisadas, lo que
significaba el Día de la Expiación, con lo que el sacerdote podría
derramar una copa de vino nuevo durante los siete días de la Fiesta
de los Tabernáculos. Esta cosecha mayor es representada por el
homer (10 efas o 100 omers).
Todo
esto habla sobre el significado profético de las ofrendas de los
primeros frutos, en cada una de las tres ocasiones en que todos los
hombres debían comparecer ante Dios en el Santuario (Éxodo
34:22,23,24).
Esto
profetizaba de las tres ocasiones donde grupos de personas serían
presentados a Dios como primicias:
La
Compañía
de la Cebada
son los vencedores
que serán presentados a Dios en el momento de la Primera
Resurrección
(Apocalipsis
20: 6)
después de haber sido aventados.
La
Compañía
del Trigo
son los creyentes
(Iglesia
en general),
quienes serán presentados a Dios en la Resurrección
General (Apocalipsis
20:11,12)
después de ser trillados
(Lucas
12:45-48).
La
Compañía
de la Uva
se presentará a Dios en el Jubileo
de la Creación
después de haber sido pisada
u hollada
(1
Corintios 15:27,28).
Rut
rebosa un efa
Un efa
se superpone con Pentecostés. Que Booz hizo posible que ella
obtuviera un efa de cebada, nos enseña que Rut estaba
completamente preparada para Pentecostés y el derramamiento del
Espíritu Santo durante el tiempo de contar la cebada. Más que eso,
ella tenía más que suficiente, y por eso ella también podía darle
a Noemí.
La
bondad y la generosidad de Boaz se debieron, al menos en parte, a su
reconocimiento de que Rut estaba ayudando a Noemí en su momento de
pérdida y pobreza (Rut
2:11).
Tanto Rut como Booz fueron generosos, manifestando la benevolencia de
Cristo mismo en su provisión para todo el mundo. Como dije antes,
esta fue la razón por la que Jesús nació en Belén, la "casa
del pan", y fue colocado en un pesebre como si fuera enviado
para alimentar a todos los que coman su carne.
La
generosidad de Dios se ve en su tratamiento de las tres cosechas, que
a su vez se relacionan con la Ley de los Primeros Frutos. A Dios se
le darían los primeros frutos de cada cosecha, pero nunca tuvo la
intención de dejar el resto de la cosecha para pudrirse en el campo
o quemar el campo. Los primeros frutos santificaban la cosecha,
permitiendo a los hombres cosechar sus campos. Del mismo modo, los
primeros frutos se presentan a Dios con la expectativa de una cosecha
mayor aún por venir. Al final, el resultado es "la
reconciliación del mundo"
(Romanos
11:15)
y todas las cosas bajo Sus pies (1
Corintios 15:25-28).
Entonces,
reflejemos la generosidad y la benevolencia del amor de Dios. Podemos
hacer esto mejor enseñando la Restauración de Todas las Cosas, por
medio de la cual toda la cosecha es llevada a Dios, para que Él
pueda tener tanto el pan (cebada y trigo) como el vino para Su Mesa
de Comunión.
Tags: Serie didáctica
Categoría: Enseñanzas
Autor del blog: Dr. Stephen Jones
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