21 de junio de 2019
Después
de que Booz descubrió a Rut acostada a sus pies, ella le dijo que
deseaba que se casara con ella para cumplir con el requisito legal
establecido en Deuteronomio
25:5-10.
Booz la elogió por esto, pero le informó que la Ley daba a un
pariente más cercano que él el derecho a casarse con ella. Solo si
él la rechazaba, este derecho de redención se volvería hacia el
propio Booz.
13
Quédate
esta noche, y cuando llegue la mañana, si él te redime, bien, deja
que te redima. Pero si él no desea redimirte, entonces yo te
redimiré, vive Yahweh. Acuéstate hasta la mañana. 14 Así que
ella se acostó a sus pies hasta la mañana y se levantó antes de
que uno pudiera reconocer a otro; y el dijo: "Que no se sepa que
mujer llegó a la era".
Antes de
continuar, ha llegado el momento de que examinemos la Ley en la que
se basa esta historia.
La
Ley de la Filiación
5
Cuando los hermanos viven juntos y uno de ellos muere y no tiene un
hijo, la esposa del difunto no se casará fuera de la familia con un
hombre extraño. El hermano de su marido entrará a ella y la tomará
para sí mismo como a una esposa y le hará el deber del hermano de
un marido. 6 Y será que el primogénito que ella tenga asumirá el
nombre de su hermano muerto, para que su nombre no sea borrado de
Israel.
El esposo
de Rut había muerto sin hijos, pero quizás lo más importante, el
esposo de Noemí, Elimelec, había perdido a sus dos hijos, dejando
la propiedad familiar sin un heredero. Sin un heredero, la propiedad
habría pasado al pariente más cercano, el que tuviera el derecho a
la redención. Entonces, si el pariente redentor era egoísta y
codiciaba la propiedad para él, tal vez no quisiera criar a un hijo
que heredara la propiedad de su hermano; porque de esa manera podría
reclamarla para sí mismo cuando la viuda muriera.
La
palabra hebrea ben
("hijo")
significa literalmente "constructor del apellido". Esta es
tanto una Ley de Herencia como una Ley de Matrimonio y Filiación.
Como tal, esta Ley se aplica proféticamente a la
manera en que nosotros, como creyentes, podemos asegurar nuestra
herencia en el Reino de Dios.
Recuerda que “la
ley es espiritual”
(Romanos
7:14).
11
Porque
tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un
solo Padre; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
12 diciendo [en
el Salmo
22:22]:
“Anunciaré tu nombre a Mis
hermanos;
en medio de la congregación cantaré tu alabanza".
Como
creyentes,
somos los hermanos menores de Jesús.
Debido a que murió sin hijos, estamos llamados a levantar un hijo
para edificar el nombre de su familia, para que no pierda su herencia
en la Tierra. En la imagen general, Jesús es nuestro pariente
redentor que murió para comprarnos de la esclavitud del pecado, pero
en la imagen más pequeña también somos sus redentores de
parentesco para edificar el nombre de su familia. Esto
se hace en tres pasos principales, que las tres fiestas nos enseñan:
La
Pascua
engendra
a este hijo en nosotros; Pentecostés
lo madura hasta el punto
de nacer;
los Tabernáculos
llevan a este hijo a un nacimiento
pleno (Traductor:
Según nuestro conocimiento y experiencia ese proceso es así:
Pascua
engendra
a ese hijo en nosotros; Pentecostés
gesta
hasta el punto de nacimiento a ese hijo; Tabernáculos
hace
nacer y crecer
a ese hijo hasta la plena madurez).
Los síntomas de este embarazo espiritual comienzan con la fe,
progresan hacia la obediencia y terminan con el acuerdo (unión
de las voluntades).
El nacimiento del hijo en Tabernáculos es seguido por la
presentación
del hijo en el Octavo Día, de acuerdo con la Ley de Éxodo
22:29,30.
Por
supuesto, todos los vencedores han tenido que seguir este patrón a
lo largo de la historia. Sin embargo, su nacimiento y presentación
se han pospuesto hasta el final de la Edad para que todos puedan
formar un solo cuerpo, un Hijo colectivo, que está formado por todos
los hijos de Dios. Este es el evento principal y el propósito de la
Fiesta de Tabernáculos cuando se cumpla históricamente, así como
la Pascua se cumplió anteriormente en la crucifixión de Cristo y
Pentecostés en Hechos 2.
Este
hijo se presenta en el Octavo Día de Tabernáculos y luego se
manifiesta al mundo, un evento que Pablo mencionó en Romanos
8:19:
19
Porque
el anhelo profundo de la creación es aguardar ardientemente la
revelación [apokolupsis,
"develación, revelación, manifestación"]
de
los hijos de Dios.
Toda
la Creación está interesada en esta manifestación, ya que también
(en conjunto) se beneficiará del ministerio de los Hijos de Dios.
Así
como Jesús fue el precursor de los vencedores, los vencedores son
los precursores de la Iglesia, y la Iglesia es "los
primeros frutos de Sus criaturas"
(Santiago
1:18).
La Ofrenda de los Primeros Frutos santificaba la cosecha, de modo que
cuando esos primeros frutos se presentaban a Dios, esto indicaba el
comienzo de una gran cosecha.
En
un nivel profético a largo plazo, la
cosecha final de la Creación, entonces, comienza apropiadamente
cuando el Octavo Día de Tabernáculos se cumple históricamente.
Este es el "ardiente
anhelo de la creación".
Brindar este Hijo Colectivo, teniendo tanto una Cabeza (Jesús) como
un Cuerpo (vencedores), es el medio por el cual Cristo heredará la
Tierra, ya que este Hijo edificará Su nombre.
Los
vencedores son aquellos que están dispuestos a seguir todo el patrón
de los días de fiesta, de la fe,
la obediencia
y el acuerdo
para dar a luz a los Hijos de Dios, y éstos son los mansos que
heredarán la Tierra (Mateo
5:5 KJV).
La Ley de Dios los reconoce como los hijos de Jesucristo, que es
nuestro hermano mayor, "el
primogénito de toda la creación"
(Colosenses
1:15).
Como tales, a los hijos de Dios se les da el nombre de su hermano
mayor que murió sin hijos, para que Él no pierda su nombre y no sea
borrado de Israel (Deuteronomio
25:6).
Desafortunadamente,
muchos hoy no saben nada acerca de este Plan Divino. Los incrédulos
se preocupan por sus propios asuntos y aún no son elegibles por Ley
para ser hijos de Dios. Pero incluso los creyentes a menudo ignoran
la Ley. Aunque la mayoría de ellos desean ser hijos de Dios, no
entienden la Ley de la Filiación. La mayoría tiene cierta
comprensión de la Pascua, y algunos de Pentecostés, pero muy pocos
saben algo acerca de Tabernáculos. Por lo tanto, algunos están
contentos en su fe en Cristo como Salvador y otros están contentos
en su obediencia y lo conocen como Señor, pero pocos han captado la
visión de ir más allá de Pentecostés para ponerse de acuerdo con
Él, cosa que se requiere para cumplir la Fiesta de Tabernáculos
como vencedores
Objeciones
a la Filiación
7
Pero
si el hombre no quiere tomar a su cuñada, entonces su cuñada irá a
la puerta, a los ancianos, y dirá: "Mi cuñado se niega a
establecer un nombre para su hermano en Israel; no quiere cumplir
para conmigo su deber de cuñado".
La
Ley no especifica ninguna razón particular por la cual el hermano se
negaría a "cumplir
con el deber".
Cualquiera que sea su razón, está claro que es su "deber"
y no simplemente su "derecho". Booz le dijo a Rut que tenía
que remitirse a su pariente más cercano, que tenía el derecho
primario de tomarla como su esposa. Era su deber, pero también tenía
el derecho de rechazarlo. El castigo por rechazar este deber era
esencialmente una maldición, como leemos en Deuteronomio
25:8,9,10,
8
Entonces
los ancianos de su ciudad lo convocarán y le hablarán. Y si él
persiste y dice: “No deseo tomarla”, 9 entonces la esposa de su
hermano acudirá a él a la vista de los ancianos, le quitará la
sandalia del pie y le escupirá en la cara; y ella declarará: "Así
se hará al hombre que no edifica la casa de su hermano". 10 Y
en Israel se llamará su nombre: "La casa de la sandalia
quitada".
Escupir
en la cara de uno significaba vergüenza, pero no provocaba la
excomunión, la cual lo haría ser aislado de la gente (ejemplo:
Levítico
17:4).
En otras palabras, uno no perdía su herencia por negarse a cumplir
con su deber. No obstante, quedaba impuro durante siete días y tenía
que someterse al proceso de purificación. Así que leemos en Números
12:14,15,
14
Pero
Yahweh le dijo a Moisés: "Si su padre hubiera escupido en su
cara, ¿no soportaría su vergüenza durante siete días? Dejad que
quede recluida durante siete días fuera del campamento, y luego se
la vuelva a recibir”. 15 Así que Miriam estuvo encerrada fuera del
campamento durante siete días y la gente no siguió adelante hasta
que recibió nuevamente a Miriam.
Cuando
un hombre o una mujer está “encerrado
por siete días fuera del campamento”,
no se le permite ingresar al campamento (congregación) durante su
tiempo de purificación. En otras palabras, causa un retraso en la
historia de la Iglesia. Aquellos
que se niegan a buscar la filiación se retrasarán por "siete
días". Es decir, tendrán que esperar hasta que pasen 7.000
años antes de poder obtener su estatus en el Reino.
Hablando proféticamente, este es el momento de la Resurrección
General de los muertos que se describe en Apocalipsis
20:12.
La
conclusión es que aquellos
que no cumplan con la Ley de Filiación se verán obstaculizados en
su "caminar" con Dios, habiendo perdido una sandalia.
Se
perderán la Primera Resurrección
(Apocalipsis
20:4,5,6),
que llega al final del sexto día, pero al final del séptimo día
serán reincorporados. Entonces recibirán la inmortalidad ("vida"),
en el mismo momento que los incrédulos son resucitados, como dijo
Jesús en Juan
5:28,29.
Para
más estudios sobre la diferencia entre estas dos resurrecciones, vea
mi libro, El
Propósito de la Resurrección.
Aquellos
que tienen un punto de vista griego en su comprensión de las
Escrituras pueden encontrarlo difícil de entender, pero cuando
interpretamos las Escrituras de acuerdo con el punto de vista hebreo
a través de la Ley Divina, podemos recibir una mayor revelación de
la profecía.
Perdiendo
la sandalia
15
y
habiendo calzado vuestros pies con el apresto (las
sandalias)
del evangelio de la paz.
Quitarle
la sandalia significa proféticamente que un hombre está
obstaculizado en el área del "evangelio
de la paz".
¿Qué es ese evangelio? La paz es el shalom,
que se relaciona directamente con la
revelación de las ofrendas de paz
(Levítico 2). Las ofrendas por el pecado requerían sacrificios de
sangre, mientras que las ofrendas por la paz eran de grano. Las
ofrendas por el pecado representaban nuestra justificación
del pecado
a través de la sangre de Cristo. Las ofrendas de paz representaban
la reconciliación
de los enemigos de Dios,
haciendo la paz entre ellos y restableciendo la amistad. El
evangelio de la paz, entonces, trata de reconciliar al mundo.
Los que se han puesto sus zapatos espirituales (sandalias) son
aquellos que están preparando sus corazones a través del estudio de
la Palabra para cumplir con su llamado que se define en 2
Corintios 5:18,19.
18
Ahora,
todas estas cosas son de Dios, quien nos concilió consigo mismo por
medio de Cristo y nos dio el ministerio de reconciliación, 19 a
saber, que Dios estaba en Cristo conciliando al mundo consigo mismo,
sin contar sus transgresiones contra ellos, y Él ha encomendado
nosotros la palabra de reconciliación.
En
otras palabras, el evangelio de la paz es "la palabra de
reconciliación". Los que conservan sus sandalias espirituales
son los que han sido encargados de predicar y enseñar este evangelio
al resto del mundo. ¿Qué es ese evangelio? Es la gran verdad “que
Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo, sin
contar sus transgresiones contra ellos”.
Es
la verdad de la Restauración
de Todas las Cosas.
Dios nos ha conciliado a todos Consigo mismo, aun cuando todavía son
enemigos de Cristo desde
su propio punto de vista (Romanos
5:10).
La Cruz compró al mundo entero, lo sepan o no. La Creación entera
se beneficiará de esto, dice Pablo, y por eso esperan ansiosamente
la Manifestación de los Hijos de Dios, cuyo mensaje son las buenas
nuevas del evangelio de la paz.
Por
lo tanto, la Ley de la Filiación no se trata simplemente de
convertirse en Hijos de Dios; es también sobre el mensaje que traen
al resto del mundo. Los
Hijos de Dios son primicias, cuya presentación dará lugar a una
gran cosecha, hasta que el mundo entero sea "liberado
de su esclavitud a corrupción a la libertad de la gloria de los
hijos de Dios"
(Romanos
8:21).
Tags: Teaching Series
Category: Teachings
Blog Author: Dr. Stephen Jones
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