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TOMA TU CRUZ / LA VERDADERA FIRMEZA ES DÓCIL (Sorbos Místicos), François Fenélon




TOMA TU CRUZ

Llevar la cruz con sencillez, sin dejar que tu amor propio le añada toda suerte de inconvenientes, hará tu vida más fácil. Cuando aceptes  la cruz y tan sólo le permitas hacer la obra que Dios había procurado, estarás contento porque verás que se produce en ti buen fruto. Cuando ames a Dios no te importará lo que debes sufrir en Su nombre. La cruz te transformará en la imagen de tu Amado. Aquí se halla el verdadero consuelo, el auténtico lazo de amor.

Estás llevando la carga de algunos ancianos que ya no pueden llevar la suya. La razón se debilita a una edad tan avanzada. La bondad, a menos que se encuentre profundamente arraigada, se debilita. ¡Parece como si toda la fuerza se mudara al temperamento! Acepta y da la bienvenida a esta carga como a la cruz. 

Es una bendición que dispongas de algunas horas libres para descansar en paz en el seno del Señor. Aquí es donde te refrescarás y obtendrás la fuerza para seguir adelante. Cuida tu salud y procúrate algún tiempo para descansar y pasarlo bien. A medida que los otros se hagan mayores deberías esperar cada vez menos de ellos. Tampoco esperes mucho de ti mismo. 




AMANSA TUS PRINCIPIOS

El sufrimiento es necesario para todos nosotros. Serás purificado  al morir a tus propios deseos y voluntad. ¡Déjate morir! Tienes unas magníficas oportunidades para que esto suceda, ¡no las pierdas! 

Estoy de acuerdo en que de ninguna manera se deben relajar los principios por los que vives cada día. No obstante, has de tratar con mansedumbre las faltas de otros. Aprende a ser indulgente con los asuntos de menor importancia, pero mantén tu firmeza en lo esencial. Recuerda que la verdadera firmeza es dócil, humilde, y tranquila. Una lengua afilada, un corazón orgulloso, y una mano de hierro no tienen lugar en la obra de Dios. La Sabiduría “ordena todas las cosas con mansedumbre”. ¿Actúas así? Si alguna vez te ves a ti mismo actuando de otra forma, humíllate de inmediato. 

Mantén unos principios rectos, pero admite el error cuando los sostengas de forma incorrecta. Ni libros ni oración te ayudarán a morir a ti mismo tanto como enfrentar la humillación de tus fracasos diarios. Por supuesto que aún debes retirarte interiormente y ser fiel en sentarte ante Dios. También te advierto que no permitas que tus actividades te distraigan de tu vida espiritual. Si te dejas distraer de continuo tu corazón se endurecerá. Retírate para orar cuando puedas y vive lo que te reste del día en paz.




(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

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