Por: Dr. Stephen Jones Publicado el: 08/06/2022
Pablo nos dice en 2ª Corintios 10: 3-5,
3 Porque aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino divinamente poderosas para la destrucción de fortalezas. 5 Destruyendo especulaciones y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
Una revelación reciente nos ha dicho que el silencio es el arma espiritual en nuestro arsenal que da el “golpe de gracia”. (Actualmente estamos usando esa arma).
Esta revelación me recordó la marcha de Jericó en Josué 6: 10,
10 Pero Josué mandó al pueblo, diciendo: No gritaréis, ni dejaréis oír vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: ¡Gritad! ¡Entonces gritaréis!”
El pueblo siguió las instrucciones de Josué de guardar silencio durante seis días. Debían gritar solo después de marchar alrededor de la ciudad siete veces en el séptimo día. Y así leemos en Josué 6: 20,
20 Entonces el pueblo gritaba, y los sacerdotes tocaban las trompetas; y cuando el pueblo oyó el sonido de la trompeta, el pueblo gritó con gran júbilo y el muro se derrumbó , de modo que el pueblo subió a la ciudad, cada uno de frente, y tomaron la ciudad.
Lo primero que notamos es que Josué no llevó a cabo una guerra convencional contra Jericó. Las tácticas muestran claramente que se trataba de una guerra espiritual, aunque fuera llevada a cabo en la tierra por hombres de carne y hueso.
En segundo lugar, tenga en cuenta que Jericó era un tipo profético de Babilonia. Los sacerdotes recibieron instrucciones de marchar alrededor de Jericó una vez al día durante seis días, tocando las trompetas pero sin hablar. El séptimo día dieron siete vueltas a la ciudad tocando las trompetas. En el libro de Apocalipsis, vemos siete ángeles tocando trompetas. La séptima trompeta consistió en siete copas de vino que se derramaron en una guerra espiritual contra Babilonia. Cuando sonó la séptima trompeta, la ciudad cayó.
La caída de Babilonia sigue el modelo de la caída de Jericó. Los siete ángeles tocaron trompetas que solo se escuchaban en el espíritu, a menos que algunos en la Tierra hubieran sido guiados a tocar trompetas en armonía con los ángeles. La cuestión es que hubo un elemento de silencio involucrado en la guerra contra Babilonia, simplemente porque el silencio fue un componente de la batalla de Jericó.
¿Por qué silencio? ¿Qué tiene de importante el silencio?
El silencio significa entrar en el Reposo de Dios: el sábado del jubileo. Recuerde que los sacerdotes no tocaban trompetas en forma de campana, porque tenían un propósito diferente. La palabra traducida "cuerno de carnero" en Josué 6: 4-5 es yobel, "Jubileo". Era una referencia a un cuerno de carnero, por supuesto, pero literalmente, los sacerdotes estaban “tocando el Jubileo”, es decir, estaban anunciando el Jubileo (y enseñando sus principios). Aprendimos esto en 1993, cuando llevamos a cabo nuestra Campaña de Oración del Jubileo, y desde entonces hemos estado enseñando la Ley del Jubileo.
La guerra espiritual nos ha enseñado que podemos ganar todas las batallas siempre y cuando seamos obedientes a Cristo y no violemos sus Leyes. Es una batalla judicial, donde gana el que está del lado correcto de la Ley. No tiene nada que ver con cuántas personas hay de un lado o del otro, porque nuestro Juez sigue su propia norma: “No seguirás a las masas para hacer el mal… para volverte tras la multitud para pervertir la justicia” (Éxodo 23: 2).
Dios no pervierte la justicia sometiéndose a una multitud de pecadores que pretenden tener la razón. Por ello, nos limitamos a exponer nuestro caso, liderado por nuestro Abogado Defensor, el Espíritu Santo. Basamos cada caso en la misma Palabra de Dios. Entonces “descansamos de nuestro caso” y entramos en el reposo de Dios. En otras palabras, tenemos fe en que el justo Juez de toda la Tierra hará lo correcto.
El silencio es oro.
Traductor (José):
Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.
(Lam. 3: 26)
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