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EL ASCENSO DE LOS SANTOS - Parte XIII (Colocando la Segunda Piedra), Dr. Stephen Jones

 





Las dos “piedras” (leyes) se colocaron en el muro de la Nueva Jerusalén después de un ciclo de 52 días para cada una, según el modelo de Nehemías 6: 15. Hubo dos ciclos de 52 días, cada cual comenzando en un día que se correlacionaba con el Octavo Día de Tabernáculos. El primer ciclo comenzó el 22 de julio (22/7) de 2012, que en nuestro calendario occidental era como el Octavo Día de Tabernáculos. El segundo ciclo comenzó en el Octavo Día de Tabernáculos del calendario hebreo, el 8 de octubre de 2012. Por lo tanto, la primera piedra se colocó el 12 de septiembre y la segunda el 29 de noviembre.



Colocando la segunda piedra


El segundo ciclo de 52 días se extendió del 8 de octubre al 29 de noviembre de 2012. Sucedió que estaba programado para hablar en una conferencia en Texas el fin de semana del 30 de noviembre al 2 de diciembre. Así que la noche antes de que comenzara la conferencia, un grupo de nosotros nos reunimos en la habitación del hotel para colocar la segunda piedra en el muro: la Ley de Imparcialidad. Esto se hizo mediante una declaración profética después de un poco de discusión y discernimiento.


Luego expliqué esto a todo el grupo en la misma conferencia, en mi segunda charla, el sábado 1 de diciembre de 2012. Ya sabía desde hacía muchas semanas que iba a compartir esto en la conferencia. Sin embargo, para comprender el significado de nuestro acto profético al colocar la piedra el 29 de noviembre, debemos mirar brevemente algo de historia y ver cómo se correlaciona con la revelación de Juan 2: 18-21.



Los 46 años de 1947-1993


Del 21 al 29 de noviembre de 1993 llevamos a cabo nuestra primera campaña de oración llamada proféticamente la campaña de oración del Jubileo. Se llevó a cabo 46 años después de que la Resolución Palestina fuera presentada a las Naciones Unidas, el 21 de noviembre de 1947. Esa Resolución fue aprobada ocho días después, el 29 de noviembre de 1947.


El ciclo de 46 años se basó en la señal de la autoridad de Jesús dada en Juan 2: 18-21,


18 Entonces los judíos le dijeron: “¿Qué señal nos muestras de tu autoridad para hacer estas cosas? [es decir, para expulsar a los banqueros del templo] 19 Jesús les respondió: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré". 20 Entonces los judíos dijeron: “Se necesitaron cuarenta y seis años para construir este templo, y ¿lo levantarás en tres días? 21 Pero Él se refería al templo de su cuerpo.


El rey Herodes el Grande había comenzado la reconstrucción del templo y sus sucesores la terminaron poco antes de que Jesús comenzara su ministerio. La palabra griega para templo es naos, que aparece 46 veces en el Nuevo Testamento. La declaración de los judíos, "Se necesitaron cuarenta y seis años para construir este templo", tiene un valor numérico de 3588 (46 x 78, o 276 x 13).


El patrón numérico vincula esa declaración tanto con 46 ("templo") como con 276 ("la carne"). En conjunto, esto apunta a ese templo carnal, que se veía hermoso por fuera, pero como los mismos fariseos, estaba lleno de huesos de muertos (Mateo 23: 27). En realidad, el Lugar Santísimo en ese templo era una habitación vacía, porque el profeta Jeremías había quitado y escondido el Arca del Pacto justo antes de que Jerusalén fuera destruida por el ejército babilónico.


La cuestión es que al templo carnal se le asignó el número 46, el número bíblico para "templo", así como el número 276, que es "la carne".



El significado del número 276


Como con todos los sacrificios bajo el Antiguo Pacto, el holocausto era un tipo profético de Jesucristo. En Levítico 7: 8 leemos que los sacerdotes debían quedarse la "piel" de los sacrificios,


8 También el sacerdote que presente el holocausto de alguien, ese sacerdote tendrá para sí la piel [Heb. Ore] del holocausto que ha presentado.


La palabra hebrea para "piel", tanto aquí como en Génesis 3: 21, es OR (ORE). Recuerde que después de que Adán y Eva pecaron, fueron vestidos con "prendas de piel". Cuando, por el pecado, perdieron el cuerpo glorificado Dios les dio pieles carnales para reemplazar las vestiduras espirituales que acababan de perder, para cubrir su desnudez. Las vestiduras de piel representan el cuerpo mortal de carne, que Pablo llama "la tienda terrenal" (2ª Corintios 5: 1) con la que ahora estamos "vestidos" (2ª Corintios 5: 4).


La palabra hebrea ore ("piel") tiene una gematría de 276 (ayin = 70; vav = 6; resh = 200).


Debido a que somos el templo de Dios (1ª Corintios 3: 16), vemos que nuestros templos están revestidos con "pieles" o vestiduras carnales, pero tenemos la promesa de vestiduras celestiales que se nos darán en el futuro (2ª Corintios 5: 1). Esas vestiduras celestiales aún están reservadas para nosotros en el Cielo.


En español, oro es "gold". En inglés, ore es a menudo sinónimo de "gold". El oro representa la naturaleza divina y se relaciona con las vestiduras celestiales. Por lo tanto, esto sugiere que hay dos tipos de prendas, porque el ore puede ser tanto "pieles" como "oro".


La gematría de "la carne" en griego es 6 x 276.


"Toda carne" en hebreo es 2 x 276.


En Hechos 27: 37 encontramos a Pablo a bordo de un barco que se hunde con 276 almas a bordo. Leemos,


37 Todos los que estábamos en el barco éramos doscientas setenta y seis personas.


La gematría de ese versículo es 3.036 (276 x 11). El número 11 es el número bíblico de la imperfección y el desorden. Por lo tanto, toda carne (276) es imperfecta (11), a bordo de este barco de necios, y sin embargo, todos los que estaban a bordo de ese barco se salvaron, porque Hechos 27: 44 concluye: “Y sucedió que todos fueron llevados a salvo a tierra".


El texto griego usa la palabra diasozo, "salvar completamente". Esta historia es una parábola de la Restauración de Todas las Cosas. Quizás Lucas tenía en mente la promesa de Dios de Isaías 40: 5, que cita en Lucas 3: 6, diciendo: "y toda carne verá la salvación de Dios".


Por lo tanto, la “piel” puede representar el cuerpo mortal o el cuerpo inmortal y glorificado que tuvo Jesús después de haber sido hecho un holocausto por el pecado. Cuando se habla del cuerpo mortal, está ligada a la carne; cuando se habla del cuerpo inmortal, está ligada al cuerpo de Cristo.


El hecho de que ORE significa "oro" en otros idiomas ilustra el hecho de que el oro representa la naturaleza divina, que es nuestra vestimenta celestial.


Para unir todo esto, la declaración de Juan 2: 20, que tiene un valor numérico de 46 x 78 o 276 x 13, habla de templos carnales en un estado de rebelión y depravación (13). Sin embargo, el templo del cuerpo de Cristo, aunque muera, se levantará en tres días. Cristo mismo resucitó al tercer día; el cuerpo de Cristo resucitará “después de dos días” en el tercer milenio (Oseas 6: 2), porque sabemos que “para el Señor un día es como mil años” (2ª Pedro 3: 8).



Historia del 29 de noviembre


Como dije antes, la Campaña de Oración del Jubileo en 1993 ocurrió precisamente 46 años después de que la Resolución Palestina fuera debatida y adoptada en las Naciones Unidas (21-29 de noviembre de 1947). Por lo tanto, el Estado Judío recibió 46 años para construir su templo carnal. Cuando se acabó su tiempo, fuimos ante el Tribunal Divino para defender el caso del templo de vencedores, el Cuerpo de Cristo, como el verdadero templo de Dios.


Nos volvimos a encontrar siete años después, del 28 al 30 de noviembre del 2000 para marcar el final de la transición de 'Saúl' a 'David', esto es, 7 años y medio desde la muerte profética de 'Saúl' (30 de mayo de 1993) hasta el 30 de noviembre del 2000, donde 'David' conquistó Jebus y la renombró Jerusalén. En nuestro caso, derrocamos la ciudad carnal de Jerusalén y declaramos que la Jerusalén celestial es la capital del Reino.


El 29 de noviembre del 2012 alcanzamos otro hito importante en la profecía, porque fuimos guiados a colocar la Ley de Imparcialidad como “piedra” en el muro de la Nueva Jerusalén. La revelación fue que esta Ley era vital para que los Vencedores la entendieran cuándo fueran llamados a gobernar y juzgar a las naciones desde su Ciudad Capital.


La profecía específica que se declaró en esta fecha fue: “echa fuera a la sierva y a su hijo” (Gálatas 4: 30). Los hijos de la carne, es decir, los hijos de la Jerusalén terrenal, no serán herederos con los “hijos de la promesa” (Gálatas 4: 28-29). Los que son leales a Agar - Jerusalén y se consideran sus hijos no son Vencedores. En otras palabras, no serán gobernantes del Reino de Dios. Los gobernantes serán los hijos de la profética "Sara", la Jerusalén celestial.


Estos gobernantes nacen del Nuevo Pacto y, por lo tanto, son hijos de la promesa. Tienen la fe de Abraham, “estando plenamente seguro de que lo que Dios había prometido, también lo podía cumplir” (Romanos 4: 21). La fe del Antiguo Pacto, derivada de "Agar", basa la salvación en las promesas de los hombres (como en Éxodo 19: 8); la fe del Nuevo Pacto, derivada de "Sara", basa la salvación en las promesas de Dios (como en Deuteronomio 29: 12-13).


Así que la revelación desde 1993 en particular ha descubierto progresivamente la distinción entre los hijos de la carne y los hijos de la promesa. Ha sido una revelación de los dos pactos y la calidad de fe asignada a cada pacto. Esta revelación se ha aplicado tanto a judíos como a cristianos, a cada uno a su manera. Los judíos, por supuesto, permanecen bajo el Antiguo Pacto y son hijos de la Jerusalén carnal.

Muchos cristianos también consideran que la Jerusalén carnal es su madre espiritual debido a su creencia en el sionismo cristiano. Más que eso, su plan de salvación se basa en el modelo del Antiguo Pacto, donde las decisiones de los hombres (y los votos / promesas) determinan su salvación. Necesitan entender la enseñanza en Juan 1: 13 de que “no nacimos de sangre (linaje), ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios".


https://godskingdom.org/blog/2021/10/the-rise-of-the-saints-part-13

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