VE A DIOS EN TODAS
LAS COSAS
Ama a otros en y para
Dios. A menudo te amas a ti mismo reflejado en otro. ¿Es esto amor
de Dios? Esto es amor propio, y no verdadera amistad. ¿Cómo amas a
tus amigos? Ama a Dios en ellos. Ama lo que Dios ha depositado en
ellos.
Cuando amas a tus amigos
por lo que pueden hacer por ti, pronto estarás impaciente, celoso, y
lleno de desconfianza. Esperas perfección y solo encuentras
desilusión. Pero el amor de Dios en ti sabe cómo amar pacientemente
y no ve defectos en las personas. Su amor dentro de ti te hará estar
agradecido por lo que hay de Dios en tus amigos. No serás impaciente
por lo que escasea en tus amigos.
Todo lo bueno proviene de
Dios. Sométete a Su plan en tu vida, y estate contento con lo que Él
te da en Su misericordia y amor.
El amor de Dios nunca
espera hallarte perfecto fuera de Él. Solo Dios es perfecto. Aprende
a verle obrando en otros y sé agradecido con eso. Ve que el amor de
Dios puede reflejarse en el amor que un padre tiene por su hijo. En
cada relación humana puedes encontrar algo que aprender de cómo
Dios te ama. Dios es estricto en Sus sentimientos con tu matrimonio.
Esto es para preservar la fuerza y la intimidad de hombre y mujer,
pues el matrimonio es un símbolo importante de tu relación con
Dios.
¿Puedes amar a Dios y no
amar a aquellos que Él te ha pedido que ames? ¿No podrá Él
proveerte con el amor que necesitas para obedecerlo? El amor de Dios
en ti soporta todas las cosas, sobrelleva todas las cosas, espera
todas las buenas cosas para los demás. Su amor puede conquistar
todos los obstáculos a medida que fluye de tu espíritu.
El amor se conmueve de
compasión por la tristeza de los demás, pero no te hace tener la
tuya en cuenta. El amor de Dios consuela, llora, se regocija, anima,
y todo en su tiempo perfecto. Deja que tu corazón fluya con amor
genuino ... no una fría y forzada imitación. Aprende a permitir que
Dios destile desde tu interior. Nada es más estéril y frío como
alguien que se ama a sí mismo. No hay nada comparado a la tierna y
dulce mansedumbre que el amor de Dios produce en un corazón humano.
Volverse perfecto no es hacerse aburrido y estricto como tú piensas. Lo que exige es que te consagres a Dios por completo desde lo profundo de tu corazón. Cuando estés totalmente entregado a Él, entonces todo cuanto haces por Él se hace fácil. Aquellos que le pertenecen a Dios plenamente están siempre contentos porque sólo desean lo que Dios desea. Al renunciar a las cosas que desagradan a Dios, te verás a ti mismo mil veces más feliz. Conocerás una conciencia limpia, un corazón libre, la dulzura de la rendición a Dios, y el gozo de ver la luz incrementarse en tu espíritu. Para rematarlo todo serás librado de la dictadura de tus temores y de los malignos deseos del mundo.
Puede que renuncies a cosas, pero lo haces por Aquel a quien más amas. Déjate ablandar en Sus manos. ¿Tienes miedo de entregar tu voluntad a Dios? Cuán bienaventurado serás cuando te dejes caer en las manos del “Padre de las misericordias y el Dios de todo consuelo”. ¡Qué error temer entregarte demasiado a Dios! ¡Significa tan sólo que tienes miedo de ser demasiado feliz, de hallar demasiado consuelo en el amor de Dios, de llevar la Cruz en tu vida con demasiado arrojo!
Deja ir las cosas de la Tierra para que puedas pertenecer a Dios por completo. No necesitas renunciar a todo por completo. Cuando ya vivas una vida ante Dios, equilibrada en la disciplina, todo lo que necesitas es dejar que el amor de Dios te dirija y motive desde dentro. Después de tu conversión, ¡tu posición en la vida puede que no cambie, pero tú sí! Sirve a Dios en el lugar que Él te ha puesto. Así que en vez de ser devorado por el orgullo y el frenesí, vivirás con libertad, valor, y esperanza. Verás que puedes confiar en Dios, y buscarás la eternidad, haciendo que tus tribulaciones de hoy sean más fáciles de llevar. Cuando la felicidad terrenal se te escurra entre los dedos, el amor de Dios te dará alas para volar a Su seno, por encima de todos tus problemas.
La paz interior viene con una rendición absoluta a la voluntad de Dios. Necesitas venir a una quietud sencilla de espíritu que proviene de entregarlo todo a Dios y tener paciencia con tu prójimo. Aprende a aceptar el consejo con humildad y plena honestidad. Esto te ayudará a crecer más hacia Dios. La razón por la que te sientes tan agitado es que no aceptas todo lo que te ocurre con una completa confianza en Dios. Ponlo todo en Su mano, y ofrécete a Él como sacrificio. En el momento en que dejas de desear que las cosas acaten tus formas, te verás libre de mucha preocupación e inquietud. No tendrás que esconder nada ni inventar excusas por nada. Hasta que alcances este punto de rendición, tu vida estará llena de tribulación y molestia. Tus talentos te atormentarán. Tus ideales religiosos te condenarán. Así pues entrega tu corazón por completo a Dios y hallarás paz y gozo en el Espíritu Santo.
ORACIÓN DE RENDICIÓN
Mi Dios, me quiero dar a ti. Dame el valor para hacerlo. Mi espíritu dentro de mí solloza por ti. Fortalece mi voluntad. Dómame. Si no tengo la fuerza para dártelo todo, entonces atráeme por la dulzura de Tu amor. Señor, ¿a quién pertenezco, sino a ti? ¡Qué horror pertenecerme a mí mismo y a mis apetitos! Ayúdame a encontrar toda mi felicidad en Ti, pues no hay felicidad fuera de Ti. ¿Por qué tengo miedo de romper mis cadenas? ¿Me importan más las cosas del mundo que Tú? ¿Tengo miedo de entregarme a Ti? ¡Qué error! Ni siquiera soy yo el que se da a Ti, sino Tú eres el que te das a mí. Toma mi corazón.
¡Qué gozo es estar contigo, estar quieto para poder oír tu voz! Aliméntame y enséñame de Tus profundidades. Oh Dios, sólo me haces amarte. ¿Por qué debería temer el darte todo y acercarme a Ti? ¡Ser abandonado al mundo es más terrible que esto! Tu misericordia puede superar cualquier obstáculo. No soy digno de Ti, pero puedo convertirme en un milagro de Tu gracia.
DI SÍ A DIOS
Puede que renuncies a cosas, pero lo haces por Aquel a quien más amas. Déjate ablandar en Sus manos. ¿Tienes miedo de entregar tu voluntad a Dios? Cuán bienaventurado serás cuando te dejes caer en las manos del “Padre de las misericordias y el Dios de todo consuelo”. ¡Qué error temer entregarte demasiado a Dios! ¡Significa tan sólo que tienes miedo de ser demasiado feliz, de hallar demasiado consuelo en el amor de Dios, de llevar la Cruz en tu vida con demasiado arrojo!
Deja ir las cosas de la Tierra para que puedas pertenecer a Dios por completo. No necesitas renunciar a todo por completo. Cuando ya vivas una vida ante Dios, equilibrada en la disciplina, todo lo que necesitas es dejar que el amor de Dios te dirija y motive desde dentro. Después de tu conversión, ¡tu posición en la vida puede que no cambie, pero tú sí! Sirve a Dios en el lugar que Él te ha puesto. Así que en vez de ser devorado por el orgullo y el frenesí, vivirás con libertad, valor, y esperanza. Verás que puedes confiar en Dios, y buscarás la eternidad, haciendo que tus tribulaciones de hoy sean más fáciles de llevar. Cuando la felicidad terrenal se te escurra entre los dedos, el amor de Dios te dará alas para volar a Su seno, por encima de todos tus problemas.
RENDICIÓN ABSOLUTA
ORACIÓN DE RENDICIÓN
Mi Dios, me quiero dar a ti. Dame el valor para hacerlo. Mi espíritu dentro de mí solloza por ti. Fortalece mi voluntad. Dómame. Si no tengo la fuerza para dártelo todo, entonces atráeme por la dulzura de Tu amor. Señor, ¿a quién pertenezco, sino a ti? ¡Qué horror pertenecerme a mí mismo y a mis apetitos! Ayúdame a encontrar toda mi felicidad en Ti, pues no hay felicidad fuera de Ti. ¿Por qué tengo miedo de romper mis cadenas? ¿Me importan más las cosas del mundo que Tú? ¿Tengo miedo de entregarme a Ti? ¡Qué error! Ni siquiera soy yo el que se da a Ti, sino Tú eres el que te das a mí. Toma mi corazón.
¡Qué gozo es estar contigo, estar quieto para poder oír tu voz! Aliméntame y enséñame de Tus profundidades. Oh Dios, sólo me haces amarte. ¿Por qué debería temer el darte todo y acercarme a Ti? ¡Ser abandonado al mundo es más terrible que esto! Tu misericordia puede superar cualquier obstáculo. No soy digno de Ti, pero puedo convertirme en un milagro de Tu gracia.
(Fenélon)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.