INCERTIDUMBRE
Como nuestra inclinación natural es a ser muy exactos, tratamos siempre de predecir con acierto que va a ocurrir y consideramos la incertidumbre como algo malo. Creemos que es obligatorio alcanzar una meta definida.
Sin
embargo, esa no es la naturaleza de la vida espiritual, la cual
consiste en sentirnos seguros en medio de nuestra
incertidumbre. Por esta razón no “hacemos
nido" en ninguna parte. Nuestro sentido común
dice: "Bueno ¿qué sucedería si yo estuviera en tal
circunstancia?" No podemos hacer suposiciones e imaginarnos a
nosotros en una situación que nunca hemos vivido.
Incertidumbre
versus certeza / tristeza versus emoción
La
certeza es la característica más importante de la
vida fundamentada en el sentido común; la incertidumbre
que es por gracia es la característica más importante de la vida
espiritual. Estar seguros de Dios implica que no tenemos
certeza sobre ninguno de nuestros caminos y que ignoramos lo que el
día de mañana nos traerá. Cuando hablamos al respecto,
generalmente lo hacemos con un suspiro de tristeza
y lo que deberíamos manifestar es una expectativa que nos llena de
emoción. Desconocemos cual es el
siguiente paso, pero estamos seguros del Señor.
Tan
Pronto nos rendimos a Dios y hacemos la obra que nos ha puesto al
alcance de la mano, Él empieza a colmarnos de sorpresas. Cuando
nos convertimos en simples promotores o defensores de una doctrina,
algo se muere dentro de nosotros; no le creemos a Dios, sólo creemos
en nuestras opiniones acerca de Él.
Jesús dijo: "Sino os volvéis como niños …" Mateo 18: 3. La vida espiritual es la vida de un niño. No nos falta seguridad con respecto a Dios, sino a lo que Él va a hacer después. Si sólo estamos seguros de nuestras creencias, nos damos el honor a nosotros mismos y somos inflexibles; además, asumimos la prohibición de modificar nuestros puntos de vista (preconcepciones). Pero, cuando nos relacionamos de una manera correcta con Dios, la vida está llena de espontáneas y alegres incertidumbres y expectativas.
Jesús dijo: "Creed también en Mí", Juan 14: 1, y no: "Creed ciertas cosas acerca de Mí". Déjeselo todo a Él y será gloriosamente incierto el modo en que Él se va a manifestar. Pero puede estar seguro de que lo hará. Permanezca fiel a Él.
ADMINISTRADOR (José):
Teniendo tan solo entre 4 a 6 años en el camino de la fe, el Señor me dio una imagen o visión mental. Veía a un funambulista cruzando el alambre con su barra de equilibrio y el Señor me hacía entender:
"La vida cristiana no es cruzar el alambre y salir del otro lado para descansar, sino vivir en el alambre completamente calmos".
La fuente del amor está en Él y no en nosotros. Resulta absurdo pensar que el amor de Dios se encuentra por naturaleza en nuestro corazón. Sólo está allí porque "ha sido derramado en nuestros corazones el Espíritu Santo", Romanos 5:5.
Tratar de probarle a Dios cuánto le amamos es una señal indudable de todo lo contrario. La evidencia de que le amamos es la absoluta espontaneidad de nuestro amor, el cual fluye con naturalidad. Al recordar el pasado no podemos establecer la razón por la que hicimos ciertas cosas, pues las realizamos según la naturaleza espontánea de Su amor en nosotros. La vida de Dios se manifiesta de esta manera espontánea porque las fuentes de Su amor se hallan en el Espíritu Santo.
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