El carácter de una persona determina cómo interpreta la voluntad de Dios (ver Salmo 18:25-26). La interpretación que Abraham le dio al mandamiento divino fue que tenía que matar a su hijo y pudo dejar esta creencia tradicional mediante el dolor de una prueba muy difícil. Dios no podía purificar su fe de otra manera. Si obedecemos la voz del Señor de acuerdo con nuestra sincera convicción, Él nos librará de aquellas creencias tradicionales que ofrecen una imagen Suya tergiversada. Existen muchas de esas ideas de las cuales debemos despojarnos. Por ejemplo, que Dios le quita la vida a un niño porque su madre lo ama demasiado. ¡Esa es una mentira del diablo, una caricatura de la verdadera naturaleza de Dios! Si tiene la oportunidad de hacerlo, el diablo va a impedir que hagamos ese ascenso supremo y que nos libremos de nuestras falsas creencias tradicionales acerca de Dios. Pero si nos mantenemos fieles al Señor, Él nos hará pasar por una dura prueba que nos llevará a conocerlo mejor.
La gran lección que nos deja la fe de Abraham en Dios es que estaba dispuesto a hacer lo que fuera por Él. Estaba ahí para obedecerlo sin importar a qué creencia se estaba oponiendo. Abraham no era un devoto de sus propias convicciones, de otra manera no hubiera matado a Isaac y hubiera dicho que la voz del ángel era la del diablo (ver Génesis 22:12).
Esa es la actitud de un radical. Si permaneces fiel a Dios, Él te guiará directamente a través de todos los obstáculos, hasta que llegues a la cámara interior de Su conocimiento. Pero siempre debes estar dispuesto a llegar al punto de renunciar a tus propias convicciones. No le pidas a Dios que te pruebe. Nunca declares, como Pedro: "Estoy listo a hacer lo sea, a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte", Lucas 22:33. Abraham no hizo ninguna declaración similar. Sencillamente permaneció fiel a Dios y Él purificó su fe.
¿Estás buscando cosas grandes para ti en lugar de procurar ser una gran persona? Dios quiere que tengas una relación con Él mucho más íntima que la de simplemente obtener sus dones. Desea que llegues a conocerlo. Las cosas grandes son accidentales, vienen y se van. Pero Dios jamás nos da algo por accidente. No hay nada más fácil que entrar en una relación correcta con Dios, a menos que no sea a Él a quien buscamos, sino únicamente lo que nos puede dar.
Si no has ido más allá de pedirle cosas a Dios, no has alcanzado a comprender, ni siquiera un poco, lo que significa rendirse a Él. Te has convertido en un cristiano que vive de acuerdo con su propia opinión. Y protestas, diciendo: “Le pedí a Dios el Espíritu Santo, pero no me dio el descanso y la paz que esperaba”. Inmediatamente Dios pone el dedo en la llaga: No estás buscando al Señor en absoluto, estás buscando algo para ti mismo. Jesús dijo: Pedid y se os dará (Mateo 7:7). Pídele a Dios lo que deseas, pero no lo puedes hacer si es algo incorrecto. A medida que te acerques más a Él, dejarás de pedir cosas. "Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis", Mateo 6:8. Entonces, ¿qué pedir? Poder llegar a conocerlo.
¿Estás buscando cosas grandes para ti?¿Has dicho: “Oh, Señor, bautízame con tu Espíritu Santo”? Si Dios no responde es porque no te has entregado por completo a Él y todavía hay algo que te niegas a hacer. ¿Estás dispuesto a preguntarte qué es lo que quieres de Dios y porqué? Dios pasa por alto tu perfección actual por el bien de tu perfección máxima y final. Su objetivo no es hacerte bienaventurado y feliz sólo por el momento; Él está obrando en ti su máxima perfección, todo el tiempo. "Para que sean uno, así como nosotros somos uno", Juan 17:22.
PAZ INTERIOR
Quiero que halles la paz interior. La paz no puede hallarse más que con un corazón humillado. Y un corazón humillado no es algo que puedas invocar. La mansedumbre de corazón es un don de Dios cada vez que lo experimentes. El momento perfecto de experimentar un corazón humilde es cuando alguien te desaprueba, o cuando experimentas tentaciones interiores y debilidad. Aprende a acostumbrarte a ambas tribulaciones: son parte de la vida.
Puede que estés progresando hacia la humildad cuando no te sorprenda que alguien te corrija. No quieres ser corregido. Puede que veas que la corrección es apropiada, pero eres incapaz o no estás dispuesto a enmendar el error. Esto lleva a desespero y depresión porque lo último que esperas es que Dios te ayude.
Algunas veces las amonestaciones, siquiera las duras, parecen quedarse cortas de lo que te mereces. Y cuando no las recibes con alegría, te condenas por ser tan susceptible. Pero tu hipersensibilidad indica que aún hay algo vivo dentro de ti que no ha muerto a sí mismo.
Lo siento si te he hablado demasiado duramente. No dudes de mi afecto por ti. No tengas en cuenta nada lo que yo pueda decirte, sino mira la mano de Dios usando mi falta de tacto para darte un doloroso revés. El dolor es prueba de que he tocado una zona en carne viva.
Ríndete a Dios y a Sus tratos y pronto estarás descansado por dentro. Les das a otros este consejo; aplícatelo tú. Sobre gran gracia caerás si abrazas todas las situaciones que Dios usa para humillarte y cortarte de ti mismo. ¡Ruego que Él te disminuya hasta tal punto que ya no puedas ser hallado de ninguna forma.
(F. Fénelon)
(Por gentileza de E. Josué Zambrano)
La gran lección que nos deja la fe de Abraham en Dios es que estaba dispuesto a hacer lo que fuera por Él. Estaba ahí para obedecerlo sin importar a qué creencia se estaba oponiendo. Abraham no era un devoto de sus propias convicciones, de otra manera no hubiera matado a Isaac y hubiera dicho que la voz del ángel era la del diablo (ver Génesis 22:12).
Esa es la actitud de un radical. Si permaneces fiel a Dios, Él te guiará directamente a través de todos los obstáculos, hasta que llegues a la cámara interior de Su conocimiento. Pero siempre debes estar dispuesto a llegar al punto de renunciar a tus propias convicciones. No le pidas a Dios que te pruebe. Nunca declares, como Pedro: "Estoy listo a hacer lo sea, a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte", Lucas 22:33. Abraham no hizo ninguna declaración similar. Sencillamente permaneció fiel a Dios y Él purificó su fe.
¿Estás buscando cosas grandes para ti en lugar de procurar ser una gran persona? Dios quiere que tengas una relación con Él mucho más íntima que la de simplemente obtener sus dones. Desea que llegues a conocerlo. Las cosas grandes son accidentales, vienen y se van. Pero Dios jamás nos da algo por accidente. No hay nada más fácil que entrar en una relación correcta con Dios, a menos que no sea a Él a quien buscamos, sino únicamente lo que nos puede dar.
Si no has ido más allá de pedirle cosas a Dios, no has alcanzado a comprender, ni siquiera un poco, lo que significa rendirse a Él. Te has convertido en un cristiano que vive de acuerdo con su propia opinión. Y protestas, diciendo: “Le pedí a Dios el Espíritu Santo, pero no me dio el descanso y la paz que esperaba”. Inmediatamente Dios pone el dedo en la llaga: No estás buscando al Señor en absoluto, estás buscando algo para ti mismo. Jesús dijo: Pedid y se os dará (Mateo 7:7). Pídele a Dios lo que deseas, pero no lo puedes hacer si es algo incorrecto. A medida que te acerques más a Él, dejarás de pedir cosas. "Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis", Mateo 6:8. Entonces, ¿qué pedir? Poder llegar a conocerlo.
¿Estás buscando cosas grandes para ti?¿Has dicho: “Oh, Señor, bautízame con tu Espíritu Santo”? Si Dios no responde es porque no te has entregado por completo a Él y todavía hay algo que te niegas a hacer. ¿Estás dispuesto a preguntarte qué es lo que quieres de Dios y porqué? Dios pasa por alto tu perfección actual por el bien de tu perfección máxima y final. Su objetivo no es hacerte bienaventurado y feliz sólo por el momento; Él está obrando en ti su máxima perfección, todo el tiempo. "Para que sean uno, así como nosotros somos uno", Juan 17:22.
PAZ INTERIOR
Quiero que halles la paz interior. La paz no puede hallarse más que con un corazón humillado. Y un corazón humillado no es algo que puedas invocar. La mansedumbre de corazón es un don de Dios cada vez que lo experimentes. El momento perfecto de experimentar un corazón humilde es cuando alguien te desaprueba, o cuando experimentas tentaciones interiores y debilidad. Aprende a acostumbrarte a ambas tribulaciones: son parte de la vida.
Puede que estés progresando hacia la humildad cuando no te sorprenda que alguien te corrija. No quieres ser corregido. Puede que veas que la corrección es apropiada, pero eres incapaz o no estás dispuesto a enmendar el error. Esto lleva a desespero y depresión porque lo último que esperas es que Dios te ayude.
Algunas veces las amonestaciones, siquiera las duras, parecen quedarse cortas de lo que te mereces. Y cuando no las recibes con alegría, te condenas por ser tan susceptible. Pero tu hipersensibilidad indica que aún hay algo vivo dentro de ti que no ha muerto a sí mismo.
Lo siento si te he hablado demasiado duramente. No dudes de mi afecto por ti. No tengas en cuenta nada lo que yo pueda decirte, sino mira la mano de Dios usando mi falta de tacto para darte un doloroso revés. El dolor es prueba de que he tocado una zona en carne viva.
Ríndete a Dios y a Sus tratos y pronto estarás descansado por dentro. Les das a otros este consejo; aplícatelo tú. Sobre gran gracia caerás si abrazas todas las situaciones que Dios usa para humillarte y cortarte de ti mismo. ¡Ruego que Él te disminuya hasta tal punto que ya no puedas ser hallado de ninguna forma.
(F. Fénelon)
(Por gentileza de E. Josué Zambrano)
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