Por: John Piper
Estoy escribiendo esto en vísperas de una cirugía de próstata. Creo en el poder de Dios para sanar a través de un milagro y de la medicina. Creo que está bien y es bueno orar por ambos tipos de sanidad. El cáncer no es un desperdicio cuando es sanado por Dios. Él se lleva la gloria y es por eso que el cáncer existe. Entonces, no orar por sanidad puede desperdiciar tu cáncer. Pero la sanidad no es el plan de Dios para todos. Y hay muchas otras formas de desperdiciar tu cáncer. Estoy orando por mí mismo y por ti para que no desperdiciemos este dolor.
1. Desperdiciarás tu cáncer si no piensas que Dios lo diseñó para ti
No sirve decir que Dios simplemente usa nuestro cáncer, pero no lo diseña. Lo que Dios permite, lo permite por una razón. Y esa razón es su designio. Si Dios prevé que los desarrollos moleculares se están convirtiendo en cáncer, Él puede detenerlo o no. Si no lo hace, Él tiene un propósito. Ya que Él es infinitamente sabio, es correcto llamar a este propósito un designio. Satanás es real y causa muchos placeres y dolores. Pero él no es supremo. Por lo tanto, cuando ataca a Job con llagas de lepra (Job 2: 7), Job lo atribuye en definitiva a Dios (Job 2: 10); y el escritor inspirado concuerda: “Ellos… se condolieron de él y lo consolaron por todo el mal que el Señor había traído sobre él” (Job 42: 11). Si no crees que Dios diseñó tu cáncer para ti, lo desperdiciarás.
2. Desperdiciarás tu cáncer si piensas que es una maldición y no un regalo
“No hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús” (Rom. 8: 1). “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros” (Gál. 3: 13). “Porque no hay agüero contra Jacob, ni hay adivinación contra Israel” (Núm. 23: 23). “Porque sol y escudo es el Señor Dios; gracia y gloria da el Señor; nada bueno niega a los que andan en integridad” (Sal. 84: 11).
3. Desperdiciarás tu cáncer si buscas el consuelo en tus posibilidades en lugar de en Dios
El designio de Dios en tu cáncer no es entrenarte en el cálculo racional y humano de tus probabilidades. El mundo se consuela en sus probabilidades. Pero no los cristianos. “Algunos confían en sus carros (porcentajes de sobrevivencia) y otros confían en sus caballos (efectos secundarios del tratamiento), mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos” (Sal. 20: 7).
El designio de Dios está claro en 2ª Corintios 1: 9: “dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos”. El objetivo de Dios en nuestro cáncer (entre otras miles de cosas buenas) es derribar los objetos en que se apoyan nuestros corazones para que podamos depender completamente de Él.
4. Desperdiciarás tu cáncer si te niegas a pensar acerca de la muerte
Todos moriremos... No pensar acerca de cómo será dejar esta vida y encontrarse con Dios es absurdo. Eclesiastés 7: 2 dice, “mejor es ir a una casa del luto [un funeral] que ir a una casa de banquete, porque aquello es el fin de todo hombre, y al que vive le hará reflexionar en su corazón”. ¿Cómo puedes reflexionar en tu corazón si no piensas acerca de ello? El Salmo 90: 12 dice, “enséñanos a contar nuestros días de tal modo, que traigamos al corazón sabiduría”. Contar nuestros días significa pensar en cuán pocos son y en qué terminarán. ¿Cómo traerás sabiduría al corazón si te niegas a pensar acerca de ello? Qué desperdicio, si no pensamos en la muerte.
5. Desperdiciarás tu cáncer si piensas que “vencer” el cáncer significa vivir en lugar de atesorar a Cristo
Los diseños de Dios y de Satanás en tu cáncer no son los mismos. Satanás intenta destruir tu amor por Cristo. Dios intenta profundizar tu amor por Cristo. El cáncer no gana si tú mueres. Gana si fallas en atesorar a Cristo. El diseño de Dios es que dejes de alimentarte del mundo y que te deleites en la suficiencia de Cristo. Está diseñado para ayudarte a decir y sentir, “estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor”. Y, por lo tanto, saber que “vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Fil. 3: 8; 1: 21).
6. Desperdiciarás tu cáncer si pasas demasiado tiempo leyendo sobre el cáncer y no suficiente tiempo leyendo sobre Dios
No está mal conocer acerca del cáncer. La ignorancia no es una virtud. Pero la tentación de saber más y más y la falta de entusiasmo para conocer a Dios más y más es un síntoma de incredulidad. El cáncer fue hecho para despertarnos a la realidad de Dios. Fue hecho para poner los sentimientos y la fuerza tras el mandato “Conozcamos, pues, esforcémonos por conocer al Señor” (Os. 6: 3).
Fue hecho para despertarnos a la verdad de Daniel 11: 32: “el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará”. Fue pensado para hacer de nosotros robles inamovibles e indestructibles: “en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera” (Sal. 1: 2-3). Qué desperdicio del cáncer si leemos día y noche sobre el cáncer y no sobre Dios.
7. Desperdiciarás tu cáncer si permites que te lleve a la soledad en vez de profundizar tus relaciones con afectos manifiestos
Cuando Epafrodito trajo a Pablo los regalos enviados por la iglesia de Filipos, se enfermó y casi murió. Pablo le dice a los Filipenses: “él os añoraba a todos vosotros, y estaba angustiado porque habíais oído que se había enfermado” (Fil. 2:26). ¡Qué respuesta increíble! No dice que ellos estaban angustiados porque él estaba enfermo, sino que él estaba angustiado porque ellos escucharon que él estaba enfermo. Ese es el tipo de corazón que Dios pretende crear con el cáncer: un corazón profundamente afectuoso y cuidadoso con las personas. No desperdicies tu cáncer refugiándote en ti mismo.
8. Desperdiciarás tu cáncer si te afliges como aquellos que no tienen esperanza
Pablo usó esta frase en relación a aquellos cuyos seres queridos habían muerto: “Pero no queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como lo hacen los demás que no tienen esperanza” (1º Tes. 4: 13). Hay aflicción en la muerte. Incluso para el creyente que muere, hay una pérdida temporal: pérdida del cuerpo, pérdida de los seres queridos aquí, pérdida del ministerio terrenal. Pero esta la aflicción es distinta; está permeada de esperanza. “Preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor” (2ª Cor. 5: 8). No desperdicies tu cáncer afligiéndote como aquellos que no tienen esta esperanza.
9. Desperdiciarás tu cáncer si tratas al pecado con indiferencia como antes
¿Son tus pecados tan atractivos como lo eran antes de que tuvieras cáncer? Si es así, estás desperdiciando tu cáncer. El cáncer está diseñado para destruir el apetito por el pecado. El orgullo, la codicia, la lujuria, el odio, la falta de perdón, la impaciencia, el egoísmo, la procrastinación (postergación)… todos estos son los adversarios que el cáncer debe atacar. No pienses simplemente en batallar contra el cáncer. Piensa también en batallar con el cáncer. Todas estas cosas son peores enemigos que el cáncer. No desperdicies el poder del cáncer de aplastar a estos enemigos. Deja que la presencia de la eternidad haga que los pecados del tiempo parezcan tan inútiles como verdaderamente lo son. “Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde?” (Luc. 9: 25).
10. Desperdiciarás tu cáncer si fallas en usarlo como un medio de testimonio de la verdad y la gloria de Cristo
Los cristianos nunca están en algún lado por accidente divino. Hay razones por las cuales acabamos donde lo hacemos. Considera lo que Jesús dijo acerca de las circunstancias dolorosas e inesperadas: “os echarán mano, y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles, llevándoos ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. Esto os dará oportunidad de testificar” (Luc. 21: 12-13). Así lo es con el cáncer. Esta será una oportunidad de testificar. Cristo es infinitamente digno. Aquí hay una oportunidad de oro para mostrar que Él es más digno que la vida. No la desperdicies.
Recuerda, no estás solo. Tendrás la ayuda que necesites. “Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4: 19).
(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.