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Fecha de publicación: 05/05/2025
Tiempo estimado de lectura: 8 - 10 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/05/zechariah-prophet-of-gods-remembrance-part-9/
En Zacarías 2: 1-5, el ángel midió la Nueva Jerusalén. Por esta razón, el resultado se consideró positivo y restaurador. Es como si el ángel estuviera inspeccionando la ciudad para ver cuántos Vencedores podría albergar y cuántas casas podría albergar.
En Apocalipsis 11: 1, 2 vemos una escena similar con algunos detalles diferentes.
1 Entonces me dieron una vara de medir, semejante a una caña, y alguien me dijo: «Levántate y mide el templo de Dios, el altar y a los que adoran en él. 2 Deja aparte el atrio que está fuera del templo y no lo midas, porque ha sido entregado a las naciones; y ellas hollarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses».
Aquí, a Juan mismo se le dio la vara de medir. Mientras que al ángel de Zacarías 2 se le ordenó medir la ciudad en su conjunto, a Juan se le instruyó a medir el templo, pero no el atrio exterior. Por lo tanto, Zacarías habla de la ciudad, mientras que Juan habla más específicamente del templo y sus adoradores.
El atrio exterior era el patio de los gentiles, es decir, los prosélitos extranjeros del judaísmo, y las mujeres, incluso las judías, también estaban restringidas a este atrio exterior. Pablo, por supuesto, objetó esta desigualdad de las mujeres en Gálatas 3: 28 y la desigualdad de los no judíos en Efesios 2: 14. Dado que nosotros, como creyentes individuales, somos el templo de Dios (1ª Corintios 3: 16), es evidente que, al estar compuestos de espíritu, alma y cuerpo (1ª Tesalonicenses 5: 23), estamos representados en el templo en términos de sus tres secciones principales: el Lugar Santísimo (espíritu), el Lugar Santo (alma) y el Atrio Exterior (cuerpo/carne).
Juan midió el templo mismo y a quienes adorarían a Dios «en espíritu y en verdad» (Juan 4: 23). Quienes permanecen en el Atrio Exterior, entonces, son los que permanecen como hijos de la carne, con el potencial de acercarse a Dios por la fe en Cristo, pero que deben dar ese paso. En este caso, Juan no debía medir el Atrio Exterior, porque «ha sido entregado a las naciones» para ser hollado «durante cuarenta y dos meses».
Esta vez, hollando el Atrio Exterior, se produce cierto grado de profanación por parte de los incrédulos, quienes, no obstante, recibieron autoridad divina para estar allí. Jeremías y Daniel nos dicen que Dios elevó a Nabucodonosor de Babilonia a esa posición de autoridad, y más adelante aprendemos que Babilonia fue sólo la primera de cuatro naciones a las que se les dio dominio.
Aun así, no fue hasta la época de la expansión del Cuerno Pequeño de Roma que se estableció el período de 42 meses (1260 días/años). Daniel 7: 25 dice: «tiempo, tiempos y medio tiempo», y Juan lo interpreta en Apocalipsis 11: 2 como 42 meses (o 3 años y medio) y nuevamente en Apocalipsis 13: 5 como 1260 días.
Este período parece aplicarse específicamente al dominio de la Bestia del Mar en Apocalipsis 13: 1-10. Se cumplió con el emperador Justiniano, quien cambió los tiempos y la ley entre el 529 y el 534 dC. Terminó con la Revolución Francesa de 1789 a 1794, que destruyó en gran medida la Iglesia Romana en Francia. Esto duró 1260 años.
Por lo tanto, el Atrio Exterior del templo fue pisoteado por la religión carnal durante 42 meses, lo que corresponde a una caña de tiempo (42 palmos). Juan luego reveló una Segunda Bestia que surgía de la Tierra, una Bestia Financiera/Bancaria en Apocalipsis 13: 11-18. Esta Bestia había estado oculta incluso para el profeta Daniel, pero su dominio nos ha traído hasta nuestros días, cuando los bancos han perdido su solvencia y el poder del dinero de deuda.
En general, parece que la Revolución Francesa y sus secuelas presenciaron un cambio de poder, del dominio de la Iglesia al dominio del dinero de deuda. El Sistema Bancario Rothschild no se vio afectado por la destrucción del Atrio Exterior, ya que era secular, no religioso. En cierto modo, esta Bestia Financiera terrenal fue como un apéndice secular a largo plazo de la época del Cuerno Pequeño. La dinastía bancaria Rothschild es una camarilla satánica que se disfraza con el judaísmo y cuenta con su propio aquelarre llamado la Orden del Amanecer Dorado.
Sugiero, también, que esta Bestia Financiera fue presentada crípticamente en Zacarías 1: 15,
15 Pero yo [Dios] estoy muy enojado con las naciones que están tranquilas; porque mientras Yo estaba sólo un poco enojado, ¡ellas aumentaron el desastre!
En otras palabras (según mi interpretación), la Bestia de la Tierra extendió el juicio contra Judá, Israel y Jerusalén tanto en tiempo como en intensidad, yendo más allá del veredicto real de Dios. Dicho de otro modo, Dios sólo estaba un poco enojado con ellos, mientras que las naciones (la Bestia de la Tierra) los oprimían más allá de su mandato real. Por esta razón, Dios obtuvo un caso legal contra los Rothschild y su opresión financiera, lo que le otorgó el derecho legítimo de juzgarlos. Si se hubieran mantenido dentro de los límites de la sentencia de Dios contra Judá, Israel y Jerusalén, podrían haber conservado la riqueza que habían extraído de sus esclavos.
Vemos el mismo principio en la historia del Faraón. Si hubiera permitido que Israel se marchara al final de su mandato, podrían haber conservado la riqueza y el poder que habían acumulado con la esclavitud israelita. Pero la avaricia del Faraón y su falta de respeto a los veredictos de Dios llevaron a Egipto al desastre (esta es también la razón por la que Dios endureció el corazón del Faraón: para obtener un caso legal contra Egipto por retener a los esclavos más allá del plazo en que debían haber sido liberados).
Hoy vivimos en tiempos similares. Ya no es Egipto ni siquiera Babilonia, sino la Misteriosa Babilonia y la Bestia Financiera de la Tierra a quienes Dios está trayendo a juicio. El Faraón ha sido reemplazado por los Rothschild, y Dios ha endurecido sus corazones como lo hizo con el Faraón, para poder presentar una demanda contra ellos y su Sistema de Bestias para beneficio del mundo.
Zacarías 2: 6 dice:
6 ¡Huyan de la tierra del norte! —declara el Señor—, porque los he dispersado como los cuatro vientos del cielo —declara el Señor—.
Los israelitas fueron llevados por Asiria al norte y se asentaron en la tierra de Gamir, llamada así por los gamirri (de Khumri/Omri). Posteriormente, estos emigraron más al norte y al oeste, a Europa y alrededor del mundo. Por lo tanto, Dios los dispersó «como los cuatro vientos del cielo». Pero el Señor aquí se dirige a esas «tribus perdidas» como si aún estuvieran al norte de la tierra ancestral. Asiria desapareció hace mucho tiempo, pero el cautiverio israelita ha continuado hasta el día de hoy, permitiendo que los Imperios de las Bestias extiendan su dominio al resto de la Tierra.
Zacarías 2: 7 continúa,
7 ¡Oh, Sion! ¡Escapa, tú que moras con la hija de Babilonia!
Sion es la sede del gobierno de Judá y estaba ubicada en una colina de Jerusalén. Pero la Sion profética fue llevada cautiva a Babilonia y ya no se limitaba a un pequeño territorio. La antigua ciudad (e imperio) de Babilonia también había caído para la época de Zacarías, pero él hablaba de una generación posterior como «la hija de Babilonia». El libro del Apocalipsis se refiere a esta «hija» como «Misterio Babilonia» (Apocalipsis 17: 5).
Se dice que “Sion”, el gobierno de la Vieja Jerusalén, “vive con la hija de Babilonia”. El gobierno de los hijos de la carne ha fornicado con ella. Apocalipsis 18: 9 describe a “los reyes de la tierra, que cometieron actos de fornicación y vivieron en deleite con ella”. Los líderes mundiales de Europa y de todo el mundo desean beneficiarse de las riquezas producidas por la hija de Babilonia. Por lo tanto, se han vendido a los Sistemas de la Bestia, ayudándola a oprimir a los pueblos de la Tierra. Dios los llama a arrepentirse, a salir de ella, a huir de en medio de Babilonia (Jeremías 51: 6) y a abandonarla, y a ir cada uno a su tierra (Jeremías 51: 9). Durante el cautiverio, el pueblo debía someterse a Nabucodonosor y establecerse, construir casas, casarse, etc. (Jeremías 29: 4-7); pero al terminar el cautiverio, se les instruye a salir de Babilonia y edificar el Reino de Dios.
Es evidente que esta «Sion» es un gobierno carnal y no la «Sión» del Nuevo Pacto, donde los Vencedores se congregan en torno a Jesucristo (Hebreos 12: 22). Recordemos que Jesús se transfiguró en el monte Hermón desde Cesarea de Filipo. Sión es el monte Hermón (Deuteronomio 4: 48), que representa el gobierno del Reino de Cristo.
Zacarías 2: 8, 9 dice:
8 Porque así dice el Señor de los ejércitos: «Después de [ahar, «tras»] la gloria, me ha enviado [Cristo] contra las naciones que los saquean, pues quien los toca, toca la niña de su ojo. 9 Pues he aquí, agitaré mi mano sobre ellos y los convertiré en despojo para sus esclavos. Entonces sabrán que el Señor de los ejércitos me ha enviado».
Después de que Cristo entre en su gloria, derrocará a las naciones que saquean a sus esclavos. Cristo fue glorificado en la cruz y en su resurrección. La oración sacerdotal de Jesús dice en Juan 17: 1: «Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti».
Aunque han transcurrido casi 2000 años desde aquella glorificación, la derrota de los esclavistas y saqueadores aún ha de seguir a su entrada en la gloria. Los esclavos de Babilonia aún la saquearán, no de forma injusta (como el robo), sino de forma legal. Apocalipsis 18: 6 dice:
6 Págala como ella pagó, y devuélvela el doble según sus hechos; en el cáliz en que ella preparó la bebida, prepárala el doble.
Quienes hayan obtenido riquezas legítimamente las conservarán. Pero el robo de Babilonia será juzgado según la Ley de Éxodo 22: 4.
4 Si lo que robó se encuentra vivo en su poder, ya sea buey, asno o oveja, deberá pagar el doble [restitución].
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