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Parte V
La tercera obra de Eliseo tomó la forma de un largo viaje en el que vimos el cumplimiento de la tercera señal. Fuimos llamados a vencer a los dos osos de 2º Reyes 2: 23-25,
23 Luego subió de allí a Betel; y mientras subía por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaron de él y le dijeron: “Sube, calvo; ¡Sube, calvo!" 24 Cuando miró hacia atrás y los vio, los maldijo en el nombre del Señor. Entonces dos osos salieron del bosque y destrozaron a cuarenta y dos muchachos de ellos. 25 De allí se fue al monte Carmelo y de allí volvió a Samaria.
Eliseo acababa de bendecir el agua de Jericó, que, como hemos visto, profetizó la restauración de las naciones mediante la bendición de Abraham. Inmediatamente después, vemos un gran contraste cuando Eliseo maldijo a los jóvenes en el nombre del Señor. La maldición desató dos osos, que los atacaron y mataron a 42 de ellos.
Los números 41 y 42
Cuando ocurrió este incidente, el profeta se dirigía a Betel, que era una de las ciudades donde Jeroboam había levantado un becerro de oro para que lo adoraran los israelitas (1º Reyes 12: 28-29). Por lo tanto, vemos que el tema cambia de las naciones a la Iglesia. Betel significa "casa de Dios". La tercera señal de Eliseo estaba dirigida a la Iglesia.
Además, el número 42, que significa "llegada", generalmente se asocia con la llegada de Cristo. Vemos esto en las 42 generaciones desde Abraham hasta Cristo en Mateo 1: 17,
17 Así que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce generaciones.
El total (3 x 14) es 42. Sin embargo, si realmente contamos los que enumera Mateo, encontramos solo 41 nombres desde Abraham hasta Jesús. La 41ª generación es Jesús, la Cabeza; la 42ª generación es el Cuerpo de Cristo. Por lo tanto, se necesitan dos "generaciones" para completar este número, siendo la última los hijos de Dios, cuyo número no se completa hasta la Segunda Venida de Cristo.
Nuevamente, en el caso de la Iglesia en el Desierto bajo Moisés, vemos en Números 33 que Israel acampó en 41 lugares diferentes antes de su cruce del Jordán. El campamento 42º estaba en la llanura de Jericó bajo Josué (Yahshua). Existe una división natural y un vínculo entre los números 41 y 42.
El número 41 significa "separación". La cuadragésima primera vez que se menciona el nombre de Noé en las Escrituras se encuentra en Génesis 10: 32, "de entre ellos se separaron las naciones sobre la tierra". La 41ª vez que aparece el nombre de Abraham es en Génesis 21: 10, "Echa a esta sierva y a su hijo". En otras palabras, era hora de separar a los hijos de la carne de los hijos de la promesa. La 41ª vez que el nombre de Isaac aparece en las Escrituras es en Génesis 26: 18, Isaac acababa de cavar pozos, lo que lo envolvió en un conflicto (y separación) de los filisteos.
La 42ª vez que se menciona el nombre de David es en 1º Samuel 17: 54, que se refiere a la cabeza de Goliat, que había sido separada de su cuerpo y traída a Jerusalén. Sin duda David la enterró en el Monte de los Olivos, más tarde llamado Gólgota, el “lugar de la calavera” (Juan 19: 17), porque era ilegal enterrar a alguien dentro de los muros de la ciudad.
Así también, el cruce del Jordán de Israel los separaba del desierto (y su maná) y los llevó a la tierra prometida y su 42ª campamento. En aquellos días, Josué el efraimita representó a Yahshua en su Segunda Venida para reclamar la Primogenitura de José, mientras que su Primera Venida fue donde reclamó el Cetro de Judá.
Historia de la idolatría de Betel
Betel se conocía originalmente como Luz ("almendro") en Génesis 28: 19. Las almendras tienen forma de ojo, y la forma original de la letra hebrea ayin parecía un ojo. Debido a que los almendros parecían despertar antes que otros árboles en la primavera, los almendros significaban "despertar". Entonces, cuando Jacob se despertó después de su sueño revelador en Luz, cambió el nombre del lugar a Betel.
Muchos años después, regresó a Betel, no como Jacob sino como Israel (Génesis 35: 2-4).
2 Entonces Jacob dijo a su casa y a todos los que estaban con él: “Apartaos de los dioses ajenos que hay entre vosotros, purificaos y cambiaos de ropa; 3 y levantémonos y subamos a Betel … ” 4 Entonces le dieron a Jacob todos los dioses extraños que tenían y los anillos que tenían en las orejas, y Jacob los escondió debajo de la encina que estaba cerca de Siquem.
Betel era el lugar del arrepentimiento de adorar ídolos y dioses extranjeros. Muchos años después, el rey Jeroboam de Israel revirtió esto y estableció un becerro de oro en Betel. Al recrear este problema de idolatría, estableció el modelo de la “casa de Dios” para los años venideros. Sus acciones profetizaron de la corrupción en la “casa de Dios” de Salomón, así como también de la corrupción en la Iglesia durante la Era de Pentecostés (33-1993 DC).
Presumiblemente, Eliseo viajaba a Betel en 2º Reyes 2: 23 para tratar proféticamente con la idolatría de la casa de Dios (“Betel”). En mi opinión, los espíritus detrás del becerro de oro lo vieron venir e incitaron a algunos jóvenes a desviar su atención y entorpecer su trabajo. Los 42 "muchachos" fueron influenciados por este espíritu maligno, probablemente sin su conocimiento, y fueron maldecidos por ello.
Se "burlaron" del profeta. La palabra es qalas, "burlarse, mofarse, ridiculizar". Cuando Ismael "se burló" de Isaac en Génesis 21: 9, Pablo interpretó esto en Gálatas 4: 29 en el sentido de que él "persiguió" a Isaac. En otras palabras, acosó a Isaac.
Los 42 "muchachos" también acosaron a Eliseo, diciendo: "Sube, calvo". Esta fue probablemente una referencia a la noticia de la ascensión de Elías, que ellos trataron como un rumor no creíble. No creer en la obra de Dios es una cosa, pero burlarse de ella es peor, porque esto podría convertirse rápidamente en un caso de blasfemar contra el Espíritu Santo. La blasfemia del Espíritu Santo, dijo Jesús, era atribuir la obra de Dios a Belcebú (Marcos 3: 22, 29).
Los dos osos
Los dos osos representaban a los espíritus detrás de los dos becerros de oro en Betel y Dan, a los que los 42 "muchachos" adoraban como dioses. La naturaleza destructiva de esos dioses generalmente se les ocultaba hasta que la maldición de Eliseo los desató. Esto expuso la verdadera naturaleza de esos dioses falsos, cuya naturaleza misma es “robar, matar y destruir” (Juan 10: 10). En su ceguera, los hombres adoran a dioses que no los aman, sino que buscan robar la autoridad que Dios les ha dado y, finalmente, la usan para destruir a la humanidad.
En 2009 llegué a comprender que los dos osos en la historia de Eliseo manifestaban los espíritus detrás de los dos becerros de oro en Betel y Dan, que habían puesto a Israel bajo la maldición de Dios. La revelación fue que mi esposa y yo tuvimos que hacer un viaje al oeste para lidiar con esos dos osos.
Ya habíamos derrocado a los becerros de oro en 2001 como parte de la Obra de la Casa de José, pero en 2009 íbamos a tratar con ellos al nivel de “Eliseo”. Primero condujimos a Seattle, Washington para lidiar con el oso de "Betel", y luego manejamos hacia el sur hasta Sacramento, California y hacia Colorado para lidiar con el oso de "Dan".
La ciudad de Dan, en el extremo norte de Israel, se conocía originalmente como Lais, "león" (Jueces 18: 29), pero cuando los danitas la conquistaron, la rebautizaron como "Dan". La ciudad estaba situada en la base del monte Hermón. En el primer siglo fue una ciudad romana llamada Cesarea de Filipo (Mateo 16: 13). Jesús dejó a la mayoría de sus discípulos en Cesarea de Filipo cuando llevó a Pedro, Santiago y Juan al monte Hermón, donde se transfiguró (Mateo 17: 2).
Cesarea de Filipo era el sitio de la Gruta de Pan, que los judíos llamaban "las puertas del infierno".
https://greekgodpan.wordpress.com/2014/03/03/caesarea-philippi-grotto-of-pan/
https://hive.blog/cbts/@flynnl1ve5/the-gates-of-hades-caesarea-philippi-grotto-of-the-god-pan
Nuestro viaje misionero en 2009 trató con ambos "osos", y sabíamos que el segundo oso era el espíritu de Pan. Por lo tanto, mientras que la tercera señal de Eliseo solo insinuaba el problema de los dos becerros de oro, fuimos llamados a derrocarlos a ambos. La Escritura no nos dice lo que hizo Eliseo en Betel, pero debe haber hecho algo, porque teníamos relativamente poco que hacer para complementar su trabajo. Tratar con el segundo oso, Pan, requirió más tiempo y esfuerzo, sugiriendo que Eliseo no había sido llevado a la ciudad de Dan para lidiar con ese becerro de oro.
https://godskingdom.org/blog/2021/08/the-work-of-elisha-part-5
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