Israel y los vencedores
Las
tribus de José, en mi opinión, están representadas en las naciones
modernas de Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, esto no significa
que estas naciones sean particularmente justas en sus condiciones
actuales. Tampoco significa que todos sus ciudadanos son seguidores
de Jesucristo. De hecho, están en una condición de penuria moral al
momento de escribir esto. A fin de cumplir verdaderamente sus
llamamientos nacionales, deberían hacer de la Biblia su único
sistema de justicia y sus jueces, administradores y gobernantes
deberían tener la mente de Cristo. Cualquier cosa menos que esto
solo continuaría la caída en la anarquía, la opresión y la
esclavitud.
El
hecho de que uno pueda ser un descendiente directo de José o de
Israel no significa que esa persona esté calificada para gobernar en
el Reino de Dios. La gran mayoría no está ta calificada. Por lo
tanto, debemos estudiar el término "Israel" y verlo en un
nivel más alto que el de la mera genealogía.
Jacob
fue el primer israelita. Él no nació siendo un israelita. Israel
fue el nombre que Dios le dio a la edad de 98 después de haber
luchado con el ángel en Génesis
32:28.
Era algo más que un nombre; era una descripción del carácter
espiritual. Era un nombre que reflejaba el hecho de que Jacob había
llegado finalmente a una relación más iluminada con Dios de la que
había tenido hasta entonces. Indicaba que Jacob
se había convertido en un vencedor,
no era ya sólo un simple creyente.
Nadie
nace vencedor, ya que nadie nace espiritualmente maduro más que uno
nace físicamente maduro. Hay personas de todas las naciones que,
como Jacob, no nacieron como hijos de Israel, pero que han alcanzado
una mayor relación con Dios por medio de pruebas y dificultades.
Estos son los que manifiestan
en sus vidas lo que el nombre "Israel" significa.
Israel significa "Dios
reina".
En las notas del Dr. Bullinger en Gén.
30:28
escribe:
"Israel = 'los mandamientos, órdenes o reglas de Dios'. El hombre lo intenta, pero siempre al final fracasa. De unos cuarenta nombres hebreos compuestas con "El" o "Jah", Dios es siempre el hacedor de lo que significa el verbo (cf. Dani-el significa Dios juzga)".
En
otras palabras, en el análisis final, un
israelita es el que da testimonio de la soberanía de Dios.
Mientras somos meros creyentes en Cristo sólo somos Jacob, el
"agarrador de talones, o suplantador", pues en esa
condición inmadura nos imaginamos a nosotros mismos como gobernantes
en lugar de Dios, suplantando a Dios por nuestra autoridad. Como
jacobitas, percibimos la autoridad en términos de privilegio en
lugar de la servidumbre.
El nombre de Jacob
describe
el
creyente que se mantiene parcialmente ciego,
el que todavía
está motivado por el espíritu del anticristo,
el que piensa
que Dios necesita ayuda para llevar a cabo sus propósitos en la
Tierra.
Jacob pensó que Dios necesitaba ayuda para obtener la bendición de
su padre Isaac, y así le mintió para ayudar a Dios a cumplir Su
Palabra de Génesis
25:23,
"el
mayor servirá al menor".
Jacob todavía no había aprendido a descansar
en la soberanía de Dios.
Él todavía no creía verdaderamente que Dios es poderoso para
cumplir Sus propósitos sin un poco de ayuda del hombre. Jacob creía
en Dios, pero en realidad no conocía a Dios.
Esta falta de comprensión causaba que Jacob fuera un suplantador
(manipulador),
en lugar de un vencedor.
Él suplantó a Esaú, en lugar de vencerle con el bien.
Finalmente,
después de perder el combate de lucha con el ángel, Jacob sólo
pudo aguantar y pedir la bendición. Al
perder, ganó.
En
ese momento, Jacob
murió, e Israel
nació.
Jacob ahora reconocía que Dios era realmente soberano, y fue
entonces cuando se le dio un nuevo nombre que reflejara su
testimonio. Este conocimiento ayudó a Israel al día siguiente,
cuando se enfrentó a Esaú. Él sabía que Esaú había llegado con
400 hombres para matarlo. Pero Dios intervino, y Esaú fue
(temporalmente) reconciliado con Jacob. Cuando se conocieron, Jacob
dijo a Esaú una de las verdades más profundas de toda la Escritura
en Génesis
33:10,
"Veo
tu rostro como uno ve el rostro de Dios".
Cuando
Jacob tuvo un encuentro cara a cara con Dios (por medio del ángel),
sus ojos se abrieron, y él de repente fue capaz de reconocer a Dios
en todas partes, incluso en su hermano, que lo odiaba intensamente.
Cuando somos capaces de ver el rostro de Dios en nuestros
peores enemigos, sabiendo que Dios los ha levantado para ejercitarnos
y darnos la oportunidad de superarnos, entonces no estamos lejos de
ser un vencedor. Cuando somos capaces de ver la mano de Dios
en todas las cosas y darnos cuenta de que Dios realmente es
totalmente soberano, entonces no estamos lejos de ser un
vencedor. Cuando Dios nos abre nuestros ojos por duras experiencias
para que podamos verlo aunque se esconda de la mayor parte de la
humanidad, para que veamos que Él ya no es anónimo en los asuntos
mundiales, entonces podemos tomar el nombre "Israel".
Las
naciones físicas de la Casa perdida de Israel serán recordadas
pronto. Ellas tomarán su lugar a la cabeza de las naciones, como fue
profetizado. Sin embargo, esto no sucederá hasta que los Hijos de
Dios se manifiesten -aquellos que tienen el carácter y la madurez
espiritual de Israel. Sin estas personas para administrar la Ley
Divina con la mente de Cristo, no sería posible para las naciones de
Israel estar a la cabeza del mundo en justicia.
Jacob-Israel
es
el vencedor clásico, el
patrón de todos los vencedores
después de él. Nadie empieza en la vida o en su caminar cristiano
como un vencedor. Esto es algo que hay que aprender por la obediencia
y por la revelación de Su carácter. Sólo aprendiendo
a ser obedientes a Dios y a reconocer Su soberanía total,
puede alguien esperar gobernar con Cristo en el siglo venidero. De
este modo, los vencedores heredarán la parte más alta del Mandato
de Dominio
dada a Adán. Los vencedores son también los que van a cumplir el
Mandato
de Fecundidad
de la manera más perfecta, porque manifestarán el carácter y la
obra de Cristo mismo, una vez que hayan sido dotados con el cambio
corporal que se promete a los que alcancen la Primera Resurrección.
Serán
verdaderos
israelitas, no
por su genealogía, sino por su relación madura con Dios.
La
Manifestación de los Hijos de Dios (los vencedores) hará que las
promesas nacionales a las naciones de Israel se cumplan, así, esas
naciones israelitas formarán el núcleo del Reino de Dios sobre la
Tierra en el Siglo Venidero. Cuando otras naciones vean cómo Dios
los ha bendecido con gobernantes y jueces como Cristo, ellos también
van a unirse a la Federación de Naciones del Reino hasta que Su
Reino llene toda la Tierra como las aguas cubren el mar.
Daniel
2 nos habla del sueño profético que se le dio al rey Nabucodonosor
de Babilonia, sobre la sucesión de los imperios que iban a gobernar
la Tierra. El primero fue Babilonia, la cabeza de oro. Luego vino
Medo-Persia, los brazos de plata. En tercer lugar llegó Grecia, el
vientre y los muslos de bronce. En cuarto lugar vino Roma, las
piernas de hierro, junto con su manifestación posterior de los pies
mezclados con hierro y arcilla. El quinto reino iba a ser el Reino de
la Piedra que aplastaría a todos los reinos anteriores en el clímax
de la historia. En Daniel
2:34,35
leemos,
34
Estuviste
mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó
la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó. 35
Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez, el hierro, el barro,
el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de las eras en
verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de
ellos. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un
gran monte que llenó toda la tierra.
La
Piedra se convierte en una montaña. Una montaña es un reino en el
simbolismo de la Biblia. Esta profecía predice el día en que el
Reino de Dios llenará toda la Tierra. Todas las naciones se regirán
por Jesucristo y Sus hijos, los vencedores, que administrarán Sus
Leyes de acuerdo a Su mente y Su intención. Esta es la herencia de
los verdaderos hijos de Israel, los vencedores, independientemente
de su genealogía.
(Extracto de "La Lucha por el Derecho de Nacimiento-Primogenitura")
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