Queridos hermanos, tenemos un Dios celoso, y no es celoso por temor a otros dioses (porque no existen), es celoso porque no aceptará que le entreguemos un corazón a medias. O todo nuestro corazón le pertenece, o en su celo permitirá que nuestros ídolos destruyan la bendición que nos fue dada.
No hallamos a Dios cuando oramos porque no le buscamos de todo nuestro corazón, solo con una parte, pues la otra está ocupada por nuestros ídolos. Para Israel la tierra prometida se había convertido en un ídolo, al igual que la prosperidad y las riquezas, el mismo Templo y la religión se habían convertido también en ídolos. Fue necesario que Dios les quitara TODO para que en sus corazones no quedara NADA, y así en esa nada buscaran a Dios.
Solamente cuando en nuestro corazón no haya NADA a que aferrarnos fuera de Dios, podremos verdaderamente decir que Dios es nuestro TODO.
Examínate a ti mismo ¿porqué oras? ¿porqué pides lo que pides? ¿lo que pides es para glorificar a Dios o para saciar los apetitos de los ídolos que hay en tu corazón? ¿oras para que se cumpla la voluntad de Dios o la tuya? ¿ tu corazón esta dividido o es exclusivamente del Señor? ¿es tu corazón un templo del Espíritu Santo o es un templo pagano donde hay un dios “principal” y una serie de dioses menores? ¿Es Cristo tu dios favorito o tu ÚNICO Dios? ¿Si Dios es tu TODO porqué te quejas cuando no tienes NADA?
Hay veces en que Dios permite que perdamos todas nuestras bendiciones, que seamos alejados de nuestra Tierra Prometida, que seamos despojados; para que estando en la indigencia espiritual, alcemos nuestros ojos al cielo reconociendo que nuestros ídolos nos han alejado de Dios. Y en esa nada podamos confesar verdaderamente que Él es nuestro todo.
Todo lo que se interponga entre tú y Dios es un ídolo. Todo lo que tengas en tu corazón junto a Cristo es un ídolo. El Señor no pretende ocupar el altar mayor de tu corazón, Él exige un único altar para el único Dios verdadero.
No significa esto que esté mal el amar a otras personas, o que ames lo que hagas, sino que ya no amas con amor humano sino con el amor de Cristo. Tu corazón todo, lo ocupa Cristo, Su amor llena y desborda tu corazón; y con ese amor divino amas a los que te rodean. No tienes un corazón dividido, tienes un único amor: Cristo, y ese amor es tan abundante que desborda y alcanza para amar a todos los demás. No está mal amar a padres o madres, ¡con el amor de Cristo pudieras amar a mil padres y mil madres y aún te sobraría!; lo que está mal es pretender amar a Dios con un pedazo de tu corazón porque el resto ya está ocupado.
No esperes a que Dios te quite todo para hacerte depender únicamente de Él, hoy puedes ir en oración y rogarle que te ayude a renunciar a tus ídolos. Porque no hallarás verdaderamente al Señor hasta que le busques de TODO tu corazón.
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Salmos 73: 25
La promesa de Dios sigue estando vigente, es tiempo de decidirse:
“y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.
Jeremías 29:13
Capítulo V de la serie ¿Por qué nos Cuesta Tanto Orar? –
(Por gentileza de J. Rafael Restrepo Madrigal)
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