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Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/08/types-of-christ-part-2-gods-glory/
Un tipo es una copia imperfecta, modelada a partir de algo original. Romanos 5: 14 habla de «Adán, quien es figura del que había de venir», es decir, Jesucristo. Así también, Pablo llama a Jesús «el postrer Adán» (1ª Corintios 15: 45). Hebreos 11: 19 hace referencia a Isaac, el hijo de Abraham, al que llama «figura» de Cristo, pues resucitó de entre los muertos.
El verdadero tabernáculo y la copia
Hebreos 8: 1, 2 dice:
1 Ahora bien, lo principal de lo dicho es esto: tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que el Señor levantó, y no el hombre.
Tenga en cuenta que el tabernáculo que los hombres levantaron no era “el verdadero tabernáculo”. Era sólo un tipo de lo que es “verdadero”. El original está en el Cielo, como vemos en Apocalipsis 15: 5.
5 Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo.
Entonces, ¿cómo se construyó el tabernáculo de Moisés? Dios se lo explicó en Éxodo 25: 8, 9.
8 Que me construyan un santuario, para que Yo habite entre ellos. 9 Conforme a todo lo que te voy a mostrar, conforme al modelo tabneeth] del tabernáculo y al modelo [tabneeth] de todos sus utensilios, así lo construirás.
Así vemos que Moisés subió al Monte, donde se le mostró el verdadero Tabernáculo Celestial, para que el tabernáculo terrenal se modelara según lo que era verdadero. El santuario terrenal no era el original, sino una copia física que representaba las verdades espirituales que revelaban su Reino.
Siglos después, a David también se le mostró el Tabernáculo Celestial para que pudiera dibujar un plano del templo de Salomón. En 1º Crónicas 28: 10-13, David instruyó a su hijo:
10 «Considera ahora, porque el Señor te ha elegido para construir una casa para el santuario; sé valiente y actúa». 11 Entonces David dio a su hijo Salomón el plano [tabneeth] del pórtico del templo, sus edificios, sus almacenes, sus aposentos superiores, sus aposentos interiores y el lugar para el propiciatorio; 12 y el plano [tabneeth] de todo lo que tenía en mente para los atrios de la casa del Señor, y para todas las habitaciones circundantes… 13 también para las divisiones de los sacerdotes y los levitas…
Después de dar instrucciones sobre cómo construir el templo y su mobiliario, 1º Crónicas 28: 19 nos dice:
19 «Todo esto», dijo David, «me lo hizo entender el Señor por escrito con su mano sobre mí, todos los detalles de este diseño [tabneeth]».
David escuchó la voz de Dios y escribió lo que le fue revelado. La revelación de David fue diferente a la que recibió Moisés. La tienda que Moisés construyó se convirtió en la casa que Salomón construyó. Las divisiones de los tres hijos de Aarón se convirtieron en 24 familias de sacerdotes, enumeradas en 1º Crónicas 24: 7-18. Cada familia servía en el templo dos veces al año, durante una semana cada vez. Durante las fiestas, todos servían juntos.
La octava división (o «curso», KJV) era la de Abías (1º Crónicas 24: 10). Cabe destacar que Zacarías, padre de Juan el Bautista, era de la familia de Abías (Lucas 1: 5). El ángel se le apareció mientras ministraba en el templo, en la octava semana después de la Pascua.
Progresión del Reino
La progresión de la tienda a la casa nos muestra la evolución del Reino mismo a lo largo del tiempo. Tanto Moisés como David construyeron figuras proféticas, inspiradas en el verdadero santuario celestial. Sin embargo, mientras que Moisés vio una tienda, David vio una casa. Una tienda es una vivienda temporal que se puede trasladar fácilmente. Una casa es una estructura fija que representa un lugar de reposo.
Así vemos que el Tabernáculo de Moisés no representaba un lugar de reposo, sino una residencia temporal hasta que viniera algo mayor. En ese sentido, la tienda era un símbolo de la casa. Leemos en Números 10: 33:
33 Partieron, pues, del monte de Yahweh, camino de tres días, con el arca del pacto de Yahweh, andando delante de ellos tres días, para buscarles lugar de reposo.
Mientras vivamos en una tienda (un cuerpo terrenal), seguiremos creciendo espiritualmente y buscando un lugar de reposo venidero. Cuando David dio instrucciones para construir una Casa de Dios, leemos en 1º Crónicas 23: 25:
25 Porque David dijo: «El Señor Dios de Israel ha dado reposo a su pueblo, y Él mora en Jerusalén para siempre [olam, “indefinidamente”]».
Aun así, tanto la tienda como la casa en aquellos días eran meros símbolos. Ninguna estaba destinada a ser permanente. Ambas eran imperfectas, y por esta razón Dios levantó a los babilonios para destruir ese templo. Dios lo quitó para que pudiéramos llegar a un santuario mayor y mejor: el original en el Cielo.
La tienda y la casa bajo el Antiguo Pacto revelan una progresión del Reino en la Tierra. Pero cuando la tienda dejó de revelar el diseño celestial, debido al pecado de Elí y sus hijos, Dios destruyó Silo y retiró el arca de allí. De nuevo, cuando la Casa de Dios que Salomón construyó dejó de revelar el diseño celestial, debido a los pecados del pueblo y los sacerdotes, Dios destruyó también Jerusalén y su templo.
Bajo el Nuevo Pacto, Cristo erigió el tabernáculo de David (Hechos 15: 16) como morada temporal para la Iglesia Pentecostal durante su período de desierto en los últimos 40 ciclos jubilares. Este tabernáculo ha sido la morada de los creyentes durante su tiempo de disciplina y aprendizaje, guiados por el Espíritu hacia la Tierra Prometida. La Casa mayor se completará cuando la última piedra viva sea cortada, pulida y colocada en su lugar.
Ya sea que vivamos en el Tabernáculo de David o en la Casa de Salomón, hoy en día ninguna de estas estructuras es de madera y piedra. Quienes deben tener una estructura del Antiguo Pacto son quienes conservan una mentalidad del Antiguo Pacto, y por esta razón muchos anhelan un tercer templo en Jerusalén, que jamás les brindará verdadero reposo.
Sombras de lo real
Otro término que Pablo usa es «sombra» (Colosenses 2: 17; Hebreos 8: 5), porque una sombra revela un perfil borroso sin muchos detalles. Una sombra es la contraparte oscura de lo que se ve en la luz. Cuando la luz es bloqueada por un objeto o una persona, proyecta una sombra que no puede existir separada del fondo de luz. Nunca debemos confundir un objeto con su sombra, ni siquiera debemos atribuirle vida. Las sombras no son inmortales, ni podrían jamás alcanzar la inmortalidad.
Hebreos 8: 3-6 dice:
3 Porque todo sumo sacerdote está designado para presentar ofrendas y sacrificios, por lo que es necesario que este sumo sacerdote también tenga algo que ofrecer. 4 Ahora bien, si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, ya que hay quienes presentan las ofrendas según la ley, 5 quienes sirven a una copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Dios le advirtió a Moisés cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; porque «Mira», dice, «haz todas las cosas según el modelo que se te mostró en el monte». 6 Pero ahora ha obtenido un ministerio tanto más excelente, por cuanto es también mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
Jesucristo, siendo de la tribu de Judá, no podía ejercer como sumo sacerdote en el templo de Jerusalén, pues la Ley lo prohibía. Sin embargo, al pertenecer al orden de Melquisedec, que no dependía de la genealogía de Aarón, es el verdadero sumo sacerdote del Tabernáculo de David y del Templo Celestial. Desafortunadamente, muchos en la Iglesia enseñan que en la Edad venidera Cristo será el sumo sacerdote de otro templo terrenal en Jerusalén. Esto sería una violación de la Ley.
Hebreos 8: 4 nos dice claramente: «Si [Jesús] estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote». Por lo tanto, era necesario que ascendiera al Cielo para establecer un sacerdocio mayor. Esta es una de las razones por las que les dijo a sus discípulos en Juan 16: 7: «Os conviene que Yo me vaya». Ascendió para enviar a su Agente, el Espíritu Santo, para guiarnos en nuestra travesía por el desierto, morando en tiendas, hasta que finalmente entremos en su reposo.
Él fue al Cielo “para preparar un lugar” para nosotros (Juan 14: 2). Él está preparando este lugar mediante la intercesión (Hebreos 7: 25). De esta manera, Aarón mismo fue un tipo de Cristo, aunque pertenecía a un sacerdocio inferior. Aarón era sólo una sombra del verdadero sacerdocio. Sus sacrificios de animales, aunque ordenados en la Ley, eran tipos y sombras, y debían repetirse diariamente. Pero el sacrificio de Cristo mismo es “una vez para siempre” (Romanos 6: 10; Hebreos 7: 27; 10: 10).
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