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COLOSENSES - Parte 5: EL PLEROMA DE CRISTO, Dr. Stephen Jones

 


Date Posted: 12/01/2025
Estimated Read Time: 7 - 9 mins
Author: Dr. Stephen E Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/12/colossians-part-5-the-pleroma-of-christ/




El Himno de Cristo afirma que Cristo fue el creador de «todas las cosas» (Colosenses 1: 16), incluyendo lo que hay en los cielos y la Tierra, visible e invisible, e incluso tronos y dominios. Dice: «Todas las cosas fueron creadas por medio de Él y para Él». Como Creador, es evidente que preexistió a todas las cosas. Por lo tanto, Colosenses 1: 17 dice: «Él es antes de todas las cosas».

Colosenses 1: 19 resume la situación diciendo:

19 Porque agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud [pleroma]

El pleroma lo es todo, no sólo una porción. Así leemos también en el Salmo 24: 12:

1 Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan2 Porque Él la fundó…

El pleroma pertenece a Cristo. Todo lo que hay en la Tierra, incluyendo a quienes la habitan, pertenece al Creador de todas las cosas.

Esto tiene implicaciones legales, ya que, según la Ley de Dios («No robarás»), toda persona tiene derecho a poseer y usar el producto de su propio trabajo. Robar es una violación de la Ley de Dios. Así también, la Corte Suprema de Estados Unidos declaró en 1884 que el trabajo es el derecho de propiedad más sagrado del hombre.

“La propiedad que cada hombre tiene de su propio trabajo —como fundamento original de toda otra propiedad— es la más sagrada e inviolable… El patrimonio del pobre reside en la fuerza y ​​destreza de sus propias manos; e impedirle emplear esta fuerza y ​​destreza, como considere apropiado, sin perjudicar a su prójimo, es una clara violación de esta propiedad sagrada”. Butchers' Union Co. vs. Crescent City Co., 111 US, pág. 762 (1884).

Debido a que Cristo trabajó seis días para crear todas las cosas, es el legítimo Dueño de todo lo que creó. Por lo tanto, la Declaración de Independencia de Estados Unidos, bajo cuya autoridad se redactó la Constitución, defiende este principio bíblico de la Ley Divina. Él lo creó; por lo tanto, es su dueño. Por lo tanto, también es responsable de ello, como lo demuestran las Leyes Bíblicas de responsabilidad. Éxodo 21: 32-35 dice:

32 Si el buey acornea a un esclavo o a una esclava, el dueño [del buey] le dará a su amo treinta siclos de plata… 33 Si un hombre abre un pozo o cava un hoyo y no lo cubre, y un buey o un asno cae en él, 34 el dueño del pozo deberá restituir…

La plenitud (pleroma) de la Creación pertenece a Cristo, y la plenitud de la gloria de Dios reside también en Él. Pablo explica más adelante en Colosenses 2: 9:

9 Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud [pleroma] de la Deidad.

En otras palabras, el pleroma del Cielo y la Tierra, material y espiritual, reside en Cristo. Él es el mediador entre el Cielo y la Tierra, llamado y autorizado para lograr la armonía entre la materia y el espíritu. Traer el Cielo a la Tierra, según el Padrenuestro (Mateo 6: 10), es reconciliar y unir ambos reinos, para que la Tierra se convierta en un reflejo del Cielo.

 

Gnosticismo vs. cristianismo bíblico

La doctrina gnóstica se basaba en la religión griega, que enseñaba que toda la materia había sido creada por el demiurgo (una figura diabólica) y, por lo tanto, era inherentemente mala. Los gnósticos enseñaban que la materia era mala y que sólo las cosas espirituales (es decir, las invisibles) eran buenas. Aun así, ambas se consideraban eternas, conservando su carácter inherente (bueno o malo). Muchos cristianos han adoptado esta perspectiva gnóstica, afirmando que la solución final será separar el bien del mal y colocar a todos los seres humanos en el Cielo o en el Infierno, donde existirán para siempre, separados de Cristo.

Los gnósticos creían que el objetivo de la historia era separar el bien del mal, la luz de la oscuridad, y que entonces ambos reinos existirían eternamente, a menos, claro está, que volvieran a entrelazarse y mezclarse. Para ellos, mezclar la materia con el espíritu era el problema original, y la solución era separarlos en un gran divorcio.

El primer capítulo del Génesis, por supuesto, enseña que «en el principio creó Dios los cielos y la tierra» y que la Creación entera se declaró «buena» en cada etapa. Al final de los seis días de la Creación, Dios dijo que era «muy buena» (Génesis 1: 31).

Las declaraciones de Pablo fueron una refutación de la doctrina gnóstica, desarrollada por Simón el Mago, quien enseñaba que la plenitud de Dios (pleroma) se distribuía entre muchos eones, seres angélicos y emanaciones. Enseñó que Cristo era sólo uno entre muchos intermediarios espirituales. Afirmó que las personas necesitaban ángeles, conocimiento secreto y prácticas ascéticas para alcanzar la verdadera plenitud espiritual.

Pablo refutó esto afirmando que el pleroma residía en Cristo y sólo en Él. Él no sólo creó todas las cosas en la Tierra, sino que tiene el poder y la responsabilidad de someterlas todas a Sí mismo. La solución final será un gran matrimonio entre el Cielo y la Tierra, un matrimonio que refleje la plena unidad, tal como se pretendía originalmente (Génesis 2: 24).

 

Reconciliación de todas las cosas

Colosenses 1: 20 concluye el Himno de Cristo, diciendo:

20 y por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Cristo creó todas las cosas y también reconciliará consigo todas las cosas mediante el poder del pleroma de Dios que Él ejerce. Reconciliar significa hacer la paz y lograr la unidad (un acuerdo). Al hacerlo, cumple el propósito de la Creación, que era expresar la voluntad de Dios y la Naturaleza divina en el ámbito material. Cristo no se conformará con obtener una porción de su Creación. Está decidido a reconciliar todas las cosas, no sólo algunas. Pablo nos dice en 1ª Corintios 15: 2728 que Cristo tendrá éxito:

27 Porque Él ha sometido todas las cosas bajo sus pies. Pero cuando dice: «Todas las cosas están sujetas», es evidente que se exceptúa a Aquel que sujetó todas las cosas a Él. 28 Cuando todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

La misión general de Cristo, y el propósito de su muerte y resurrección, es someter todas las cosas a su gobierno para que Dios sea todo en todos. Su objetivo no es gnóstico; de lo contrario, su gobierno se limitaría a unas pocas cosas, en lugar de todas las cosas. Asimismo, Dios será todo en todos; no todo en algunos, ni algo en todos, sino todo en todos.

Para que esto suceda, la muerte misma debe ser abolida al final (1ª Corintios 15: 26), y todos los enemigos deben ser reconciliados.

 

La Ley de las Primicias

Después del Himno de Cristo, Pablo escribe en Colosenses 1: 2122,

21 Y aunque vosotros en otro tiempo erais extraños y enemigos en vuestra manera de pensar, ocupados en malas obras, 22 ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de Él.

Los creyentes colosenses son presentados así como una especie de primicias, la primera entrega de la exitosa misión de Cristo de reconciliar la CreaciónSantiago 1: 18 lo confirma:

18 Según su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias entre sus criaturas.

Nuevamente, leemos acerca de los Vencedores en Apocalipsis 14: 4,

4 … Éstos han sido adquiridos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.

En las Leyes de la Cosecha, Dios exige una ofrenda de primicias antes de que comience la cosecha general. Deuteronomio 18: 4 dice:

4 Le darás las primicias de tu grano, de tu vino nuevo, de tu aceite y las primicias de la esquila de tus ovejas.

Había una ofrenda de primicias: cebada en la Pascua, trigo en Pentecostés y vino nuevo en Tabernáculos. En cada caso, las primicias santificaban la cosecha, como leemos en Romanos 11: 16.

16 Si la primera masa es santa, también lo es la masa entera; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.

Las primicias son sólo el punto de partida de la cosecha principal. Dios ha llamado a unos pocos para ser las primicias de la cosecha misma, en la que Cristo cosecha todo el campo, el pleroma. Pablo asegura a los creyentes colosenses que se encuentran entre las primicias y que son la evidencia de que hay una cosecha aún mayor en los siglos venideros. El proceso de la cosecha no forma parte de la discusión de Pablo aquí en Colosenses, ni podemos dedicarle tiempo a desarrollar ese tema con más detalle. Se trata con más detalle en mi libro, La Restauración de Todas las Cosas, y de nuevo en La Leche de la Palabra, que puede leerse en línea gratuitamente aquí:

https://godskingdom.org/studies/books/the-restoration-of-all-things/

https://godskingdom.org/studies/books/the-milk-of-the-word/


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