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COLOSENSES - Parte 11: LO QUE CRISTO LOGRÓ, Dr. Stephen Jones (GKM)

 


Fecha de publicación: 09/12/2025
Tiempo estimado de lectura: 6 - 7 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/12/colossians-part-11-what-christ-accomplished/

 

Colosenses 2: 14 habla de la carta [acta] de deuda… que nos era hostil. Esta deuda se incurrió cuando Adán pecó. En esencia, Adán hipotecó [morgaged] la Tierra. La palabra hipoteca [morgage] proviene de las palabras del francés antiguo mort (“muerto”) y gage (“prenda”). Por lo tanto, mort-gage se refiere literalmente a una “prenda muerta”, en el sentido de que la propiedad que se ha hipotecado está efectivamente muerta hasta que la deuda se pague por completo. Si no pagas, la prenda permanece “muerta” permanentemente, lo que significa que no recuperas la propiedad. En cambio, el prestamista se la queda.

Teológicamente hablando, la deuda impagable de Adán significó que nunca podría poseer verdaderamente la herencia que Dios tenía para él. Esa herencia (propiedad) era, en última instancia, el cuerpo glorificado. Sin embargo, su deuda gravaba esa propiedad hasta que se pagara, impidiéndole así recibir la inmortalidad y la incorrupción.

Leemos en Proverbios 22: 7,

7 El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado se convierte en esclavo del que presta.

Así, Cristo saldó la hipoteca de Adán, allanando así el camino para que toda la Tierra se llenara de la Gloria del Señor, como las aguas cubren el mar (Habacuc 2: 14). La muerte de Cristo revirtió por completo todo el daño causado por Adán (Romanos 5: 181ª Corintios 15: 22).

 

Despojar a los titulares de hipotecas de su derecho de retención

Colosenses 2: 15 dice:

15 Y habiendo despojado [apekdyomai, “despojado”] a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, habiendo triunfado sobre ellos por medio de Él.

La muerte de Cristo en la cruz pagó la deuda y despojó a los acreedores prendarios de toda autoridad legal para seguir esclavizando a los deudores. Pablo describe esto como un "triunfo" romano, que era una celebración pública que exhibía al rey o general capturado, al que habían derrotado en batalla. Lo que parecía una derrota para Cristo fue en realidad una celebración victoriosa, porque despojó a los acreedores prendarios de su certificado de defunción [de propiedad muerta], que era "hostil" hacia la Creación.

 

La lección

En Colosenses 2: 1617 Pablo nos da la lección que se extrae del acto de Cristo:

16 Por tanto, nadie os juzgue con respecto a comida o bebida, o con respecto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es una mera sombra [skia, “sombra, perfil, silueta”] de lo que ha de venir; pero el cuerpo pertenece a Cristo.

Desde que Cristo derrotó a los gobernantes acreedores, ningún sistema humano ni religioso tiene derecho a juzgar a los creyentes por (1) comida o bebida (leyes dietéticas diarias), (2) festividades (fiestas anuales), (3) lunas nuevas (observancias mensuales) o (4) días de reposo (observancias semanales). Estas cuatro eran las principales preocupaciones del judaísmo. Ninguna parte del calendario ritual mosaico puede imponerse como requisito espiritual para la justificación. La obra de Cristo fue completa e independiente de los requisitos ritualistas de la religión.

Esas cuatro cosas, dice Pablo, son sombras, meras siluetas, de lo real que vino después mediante el Nuevo Pacto y su Mediador. Pablo pregunta: "¿Por qué se centran en la sombra en lugar de en la sustancia, es decir, en Aquel que proyecta la sombra?"

En otras palabras, ciertos cambios en la Ley ocurrieron cuando se instituyó el Nuevo Pacto. Hebreos 7: 12 dice:

12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley.

Las leyes morales no cambiaron, pero en cuanto a los rituales, hubo un cambio de forma. La mayoría de estos cambios se analizan en el libro de Hebreos, el libro de las "cosas mejores". Moisés dio tipos y sombras para instruir al pueblo, para que luego reconocieran cómo estas cosas profetizaban cosas mejores por venir. Desafortunadamente, se apegaron a los rituales religiosos y las formas de adoración del Antiguo Pacto y no lograron la transición hacia las cosas mejores que Dios planeó desde el principio.

Pablo continúa en Colosenses 2: 1819,

18 Que nadie os prive [katabrabeuō] de vuestro premio, deleitándose en la humildad [RV, afectando humildad] y en el culto a los ángeles, basándose en las visiones que ha visto, inflado sin causa por su mente carnal, 19 y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de la cual todo el cuerpo, nutrido y unido por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.

El verbo griego katabrabeuō significa «robar un premio» o «descalificar (como árbitro)». Esta metáfora atlética representa a un árbitro (juez) corrupto que te priva de la victoria al descalificarte mediante reglas inventadas. Pablo advierte que los legalistas espirituales y los místicos actúan como jueces corruptos que descalifican a los creyentes, aunque Cristo ya haya obtenido la victoria.

El peligro no es perder la salvación, sino ser despojado de la medalla de oro tras lograr una victoria decisiva. Estos jueces injustos pueden alegar que sólo siguen las reglas o, en el caso de las visiones místicas y la revelación personal, anular la victoria que Cristo obtuvo legítimamente. Tales intentos de espiritualidad, al ser ilegales, son espurios, porque surgen de una mente carnal, en lugar de la verdad de las Escrituras.

En otras palabras, esta espiritualidad sin Ley se origina en el alma carnal, la mente consciente del viejo hombre de carne, y no en el espíritu, a través del cual el Espíritu Santo revela todas las cosas. Así, el alma puede imitar al espíritu, y muchos se extravían por no haber aprendido adecuadamente la diferencia entre alma y espíritu.

En el versículo 19, Pablo usa otra metáfora, esta vez corporal. Muestra la diferencia entre la cabeza y las coyunturas y ligamentos. Las partes del cuerpo deben someterse a las órdenes de la cabeza, no al revés. Dice que es la cabeza la que mantiene unido el cuerpo y es la cabeza la que proporciona el crecimiento espiritual que proviene de Dios.

 

Cómo ser espiritual

Colosenses 2: 20-22 dice:

20 Si habéis muerto con Cristo a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivierais en el mundo, os sometéis a preceptos como: 21 «No manejes, no gustes, no toques», 22 (cosas que se destruyen con el uso), según mandamientos y enseñanzas de hombres?

El judaísmo del Antiguo Pacto, con su enfoque en rituales terrenales y carnales, es comparable a la religión materialista epicúrea. Ambos se centran en lo temporal, pero presentan una fachada de espiritualidad basada en la revelación anímica. Al hacerlo, creen que lo carnal gobierna lo espiritual y que los rituales son necesarios para completar lo que Cristo ya ha realizado plenamente. Sin embargo, estos "decretos" (o reglas religiosas) son simplemente "mandamientos y enseñanzas de hombres". Son enseñanzas que se originan en la mente carnal, el alma carnal, que afirma ser espiritual.

Colosenses 2: 23 concluye:

23 Estas son cosas que, sin duda, tienen apariencia de sabiduría en la religión hecha por uno mismo, en la humillación personal y en el trato severo del cuerpo, pero que no tienen ningún valor contra la indulgencia carnal.

Pablo advierte que la espiritualidad mística, centrada en las reglas y centrada en los ángeles, puede parecer humilde y poderosa, pero en realidad desconecta a los creyentes de Cristo, la única fuente verdadera de vida, unidad y crecimiento. Muchos se han esforzado por alcanzar la espiritualidad mediante un trato severo del cuerpo (ascetismo), algunos mediante ayunos excesivos, otros mediante la flagelación (azotándose), y otros viviendo como ermitaños en una cueva comiendo pan seco. Pero estas cosas no sustituyen una relación genuina con Cristo ni el conocimiento de la Palabra.


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