Jonás - Parte 2: Dos palomas y dos machos cabríos
Fecha:
01/03/2017
Edición
No. 344
Jonás fue
llamado a predicar la Palabra de advertencia a la ciudad de Nínive,
pero él corrió en la dirección opuesta. Él sabía que Dios es
compasivo y sospechaba que la ciudad podría arrepentirse y ser
salvada. No quería que la ciudad se salvase, porque sabía que
los asirios finalmente conquistarían Israel.
Mientras
iba en el barco a Tarsis (España), Dios envió una tormenta que
amenazaba con hundir el barco. Jonás
1:7
dice entonces,
7
Y
cada uno dijo a su compañero: "Vamos, echemos suertes para que
podamos aprender a cuyo cargo esta calamidad nos ha golpeado". Y
echaron suertes y la suerte cayó sobre Jonás.
Aquí
empezamos a ver cómo la Ley de Dios se explica por los profetas.
Dos palomas y dos machos cabríos (cabros)
En
Levítico
14:1-7
leemos acerca de la Ley de Limpieza de Leprosos, que requería dos
palomas.
La primera era sacrificada, y la segunda se liberaba a campo abierto.
Dado que la
lepra
es un tipo de muerte lenta, representa
la mortalidad.
Esta
Ley nos da los principios legales por los cuales se ha obviado la
muerte.
En
Levítico
16:1-22
leemos acerca del Día de la Expiación, donde el pecado del pueblo
se limpiaba por dos
machos cabríos.
El primero se mataba para cubrir
el
pecado, y el segundo se liberaba para quitar
el
pecado.
Jesucristo
cumplió con las dos palomas y los dos machos cabríos, primero por Su
muerte en la Cruz, y en segundo lugar por Su liberación en el mundo
(una obra viva). La Ley establece el principio espiritual, porque "la
ley es espiritual"
(Rom.
7:14).
Los profetas luego llevan a cabo estos principios por la
intercesión. Jonás,
cuyo nombre significa "paloma", fue llamado para ilustrar
el principio de las dos palomas y los dos machos cabríos,
interpretando así la Ley.
El
nombre de Jonás significa "paloma", pero echaron suertes
sobre él como si fuera uno de los machos cabríos. Así Lev.
16:8-10
dice,
8
Y
echará suertes sobre los dos machos cabríos, una suerte por Yahweh
y otra suerte por Azazel [el
chivo expiatorio].
9 Y ofrecerá Aarón el macho cabrío sobre el cual la suerte por
Yahweh cayó, para que sea una ofrenda por el pecado. 10 Pero el
macho cabrío sobre el cual la suerte para Azazel cayó, se
presentará vivo delante de Yahweh para hacer la reconciliación
sobre él, para enviarlo al desierto como Azazel
[el
chivo expiatorio].
La
primera paloma y el primer macho cabrío eran sacrificados en el
templo con el fin de profetizar de la muerte de Cristo venciendo la
muerte y el pecado. El primer llamado de Jonás (a predicar a Nínive)
le llevó a huir a Tarsis, pero al hacerlo se convirtió en un tipo
de Cristo en Su Primera Venida. Por esta razón, Jesús se identificó a Sí mismo como el cumplidor de la profecía de Jonás, diciendo en Mat.
12:39,40,
39
...
La generación mala y adúltera demanda señal; y sin embargo, no le
será dará ninguna señal, sino la señal de Jonás el profeta; 40
porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre
del monstruo marino, así será el Hijo del Hombre tres días y tres
noches en el corazón de la tierra.
Jesús
se refería al primer llamado de Jonás a predicar la Palabra, que
lo puso en el vientre de la ballena.
Así también Jesús estuvo "en
el corazón de la tierra",
mientras yacía en la tumba. Las experiencias de muerte de ambos,
Jonás y Jesús, a su vez, hacen referencia de nuevo a las leyes en
Levítico 14 y 16.
La Segunda Obra de Cristo
Debido
a que había dos palomas y dos cabros, vemos que se llamó a Jonás
para que fuera a Nínive en dos ocasiones. El segundo llamamiento
cumplía con la segunda paloma y el segundo cabro. Del mismo modo, vemos
a Jesús que tiene dos venidas y dos obras distintas que lograr en la
Tierra. La Primera fue una obra de muerte; la Segunda será
una obra viva de algún tipo. Ambas encuentran su cumplimiento
en los evangelios, y el libro de Hechos revela más detalles sobre la
Segunda Obra de Cristo.
Es
importante saber que Azazel
se refiere al diablo,
no a una cabeza de turco. La mayoría de los traductores no han
entendido lo que la Ley estaba diciendo, por lo que lo tradujeron mal
como "cabeza de turco". En hebreo, azaz
significa "cabro", y el
significa
"dios". Por
lo tanto, Azaz-el
significa "dios-cabra",
en referencia a un
sátiro o fauno, imagen del diablo.
Cuando
el sumo sacerdote enviaba el segundo cabro al desierto, el cabro no
era un cabeza de turco como tal. Lev.
16:21,22
dice de este cabro:
21
Luego
pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del cabro vivo, y
confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel,
todas sus rebeliones y todos sus pecados; y poniéndolos así sobre
la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por mano de un
hombre destinado para esto. 22 Y aquel
cabro vivo llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra
inhabitada;
y dejará ir al cabro por el desierto.
Una
verdadera cabeza de turco es uno a quien se culpa por el pecado de
otro y luego paga la pena por ese pecado. Si hay alguna cabeza de
turco aquí, será el primer cabro, no el segundo, porque el primer
cabro es el que moría. El segundo segundo era mantenido con vida, ya
que tenía una obra viva que hacer.
La
sangre del primer cabro era rociada sobre el propiciatorio en el
Lugar Santísimo para expiar
(kaphar,
"cubrir, tapar") por el pecado de la gente. Y el pontífice
ponía el pecado y la iniquidad sobre el segundo cabro y lo enviaba
al desierto, para quitar
(eliminar) el pecado.
Para
hacer frente a los grandes problemas del pecado y la muerte
se requieren dos pasos. Por esta razón, Cristo debía venir dos
veces. La muerte de Cristo en la Cruz terminó la Primera Obra,
pero debe venir de nuevo para completar el cometido al completo.
Hay
una enseñanza conocida hoy en día como "la obra terminada de
Cristo" que se basa en la declaración de Jesús en la cruz:
"Todo
está cumplido",
(Juan
19:30).
Ciertamente, terminó Su Primera Obra en ese momento, pero de ninguna
manera quiso decir que el cometido completo se terminó. La Ley deja
claro que hay dos obras de Cristo, no sólo una, y el profeta Jonás
presta su voz profética a esta verdad también.
En
cuanto al problema
de la muerte,
la primera paloma moría para limpiar a todos los mortales (en la
imagen) como leprosos. Sin embargo, es
evidente que incluso los creyentes aún mueren.
La
mortalidad no fue vencida por la primera paloma.
En cambio, la
Primera Obra de Cristo puso el fundamento legal para la inmortalidad,
que nos da la promesa
de
la vida perpetua y la garantía de que en efecto vamos a alcanzar la
inmortalidad. Cuando Cristo regrese al mundo ("campo
abierto"
en Lev.
14: 7),
Su obra como la Segunda Paloma cumplirá Su promesa y nos concederá
la inmortalidad.
El
problema
del pecado
requiere también dos obras de Cristo.
Su muerte en la Cruz cubrió
nuestro pecado,
proporcionando expiación.
Pero es evidente que incluso los creyentes siguen pecando, ya que
incluso el propio Pablo lo reconoce en Rom.
7: 23-25.
Porque cubrir
el pecado nos da la perfección legal a través de la justicia
imputada,
por la que Dios llama a lo que no es como si fuera (Rom.
4:17 KJV).
Por lo tanto, Pablo cita del
Salmo 32:1
en Rom.
4:7,
diciendo:
7
Bienaventurados
aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos
pecados han sido cubiertos.
8 Bienaventurado el varón a quien el Señor no tomará en cuenta
ningún pecado.
El
versículo 8 admite que tales creyentes todavía tienen pecado, pero
que el Señor no tomará en cuenta el pecado; es decir, Él no sostiene a los hombres como responsables de su
pecado, el pecado de ellos se ha cubierto. Los
que tienen fe en Cristo son perdonados, pero no perfeccionados; su
pecado es cubierto, pero no se elimina.
Se
necesita una Segunda Obra de Cristo para eliminar la maldad de
nuestros corazones y hacernos realmente
justos.
Es
importante que los creyentes entiendan cómo funciona esto, para que
no se decepcionen cuando descubran que su fe en Cristo no ha
eliminado la iniquidad, el deseo carnal de pecar. Algunos dan
la impresión de que la simple fe en la muerte de Cristo en la Cruz
tiene el poder de eliminar todo deseo de pecar. Si bien tal fe sin
duda puede ser útil y de motivación, el primer cabro no puede hacer
la obra del segundo cabro.
El bautismo de Cristo
Creo
que Jesús
nació en la Fiesta de las Trompetas, el 29 de septiembre del año 2
aC.
Él cumplió 30 años el Día de las Trompetas del 29 dC (recuerde en
su cálculo que no hay año cero). Después de que Jesús cumplió 30
años de edad, fue a Juan para el bautismo nueve días más tarde en
el Día de la Expiación. Su bautismo era necesario "para
cumplir toda justicia"
(Mat.
3:15)
y para cumplir la profecía sobre el Día de la Expiación que se
establece en la Ley (Levítico 16). El bautismo
significa la muerte y la resurrección
(Rom.
6:4).
Cuando Jesús fue bautizado, se presentó a Sí mismo al Padre como
alguien que estaba dispuesto a morir por el pecado del mundo,
sabiendo también que Él se levantaría de los muertos. Juan lo
bautizó mientras que el primer cabro estaba siendo sacrificado en el
templo y su sangre era rociada sobre el propiciatorio para cubrir el
pecado. La paloma entonces revoloteaba sobre Su cabeza, para que
supiéramos que Él también fue llamado a cumplir la profecía de
las palomas en Levítico 14. Así leemos en Mateo
3:16,17,
16
Y
después de ser bautizado, Jesús subió luego del agua; y he aquí
los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que
descendía como paloma, y venía sobre él, 17 y he aquí una voz de
los cielos, que decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo satisfacción".
Vemos,
entonces, que el momento del bautismo de Cristo fue determinado por
la Ley que establecía las actividades del templo para el Día de la
Expiación, pero que estaba siendo dedicado también a hacer la obra de
la Primera Paloma.
La tentación de Cristo
Mat.4:1
dice:
1
Entonces
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por
el diablo.
Aquí
vemos el inicio de la Segunda Obra de Cristo, al menos en la medida
en que el mismo Jesús la cumplió. Siendo tentado por el diablo
cumplió la Ley, por la que el Segundo Cabro era entregado a Azazel,
el dios-cabro o "diablo".
La Ley era oscura en cuanto a la finalidad del Segundo Cabro
que se entregaba por Azazel, y esta oscuridad causó que los hombres lo
tradujeran mal, como una "cabeza de turco". Una cabeza de
turco tiene poco o nada que ver con ser tentado por el diablo. Pero
la manera en que Jesús cumplió la Ley demuestra su significado.
Cuando
el sumo sacerdote enviaba el Segundo Macho Cabrío vivo al desierto
"por Azazel"
por la mano del hombre que estaba dispuesto para ello, él estaba
profetizando del día en que el Espíritu de Dios llevaría a Cristo
al desierto, para ser tentado por el diablo.
Jesús era el macho cabrío. El hombre dispuesto para este caso era
el Espíritu de Dios. Azazel era el diablo.
Esto no
quiere decir que el Segundo Macho Cabrío pasara a ser propiedad del
diablo, ni tampoco quiere decir que el Segundo Macho Cabrío
representara a hombres que no pudieron ser salvados (como una vez
escuché a un hombre enseñar). Esto
significaba que el Cristo (y después Su cuerpo) tenía
que ser probado en el desierto antes de que Su ministerio pudiera
comenzar.
El
principio
de la
prueba
en el desierto
ha visto más de un cumplimiento. Israel fue probada cuarenta años
(Núm.
14:34).
Jesús fue probado cuarenta días (Mat.
4:2).
La Iglesia fue probada cuarenta Jubileos del 33 al 1993 dC. Todos
estos tiempos de prueba, aunque desagradables, utilizaron el llamado
del diablo para un buen propósito.
La recompensa por vencer la tentación
Nuestra
palabra tentación
no
le hace justicia al concepto que se establece en la Escritura. Se
traduce mejor por ensayo
o
prueba.
Mientras
que tanto Israel como la Iglesia no lograron pasar las pruebas, Jesús
tuvo éxito donde ellas fracasaron.
Sin embargo, tanto
Israel como la Iglesia han tenido sus vencedores, hombres y mujeres
que han tenido éxito donde la mayoría han fracasado.
Israel tuvo a Caleb y Josué. La Iglesia ha tenido a sus fieles, y
aunque muchos fueron martirizados por su testimonio, recibieron la
promesa de "una
mejor resurrección"
(Hebreos
11:35).
Esta
resurrección mejor es "la
primera resurrección"
(Apocalipsis
20:4-6),
que es la resurrección
sólo para los vencedores.
No
hay incrédulos (ni
creyentes inmaduros)
levantados en la Primera Resurrección.
La Resurrección General mil años después (como se dice) verá al
resto de los muertos resucitar para presentarse ante Dios en el Juicio del Gran Trono Blanco (Rev.
20:11,12).
Jesús dijo que esta Resurrección General incluiría creyentes e incrédulos
(Juan
5:28,29),
y el apóstol Pablo estuvo de acuerdo con esto (Hechos
24:15).
Por lo tanto, es evidente que la
Primera Resurrección incluirá sólo una minoría de los creyentes,
que llamamos vencedores.
Estos reciben "una
mejor resurrección",
mejor que la de los otros creyentes, así como de los no creyentes.
La prueba de la Segunda Obra
La
prueba
en el desierto
puede ser vista como el inicio de la Segunda Obra de Cristo. En el
ejemplo de Jesús, es vista como Su preparación
para el ministerio.
Del mismo modo, los cuarenta años de Israel en el desierto fueron
diseñados para prepararlos
para la obra de construcción del Reino.
Más recientemente, se supone que los cuarenta jubileos en el
desierto de la Iglesia han sido para preparar los corazones de los
creyentes para construir el Reino en el siglo venidero. Por
desgracia, la mayoría de los creyentes no pudieron preparar sus
corazones, tanto en Israel como en la Iglesia. Por esta razón, sólo
los vencedores son bendecidos con la inmortalidad en la Primera
Resurrección, y éstos están llamados a "reinar
con él mil años"
(Apocalipsis
20:6).
Habrá
muchos otros creyentes en ese día que lamentarán su forma anárquica
y ciega de vida y les pesará no haber seguido a Jesús más en
serio; les pesará no haber estudiado las Escrituras por sí mismos y
haber aprendido a escuchar Su voz, en lugar de confiar en los hombres
o en las organizaciones de la Iglesia. El resto de los mortales
morirán en su propio desierto, como los israelitas murieron sin
recibir la herencia prometida. No obstante, recibirán su
recompensa en la Resurrección General.
El punto es
que el tiempo para comenzar la Segunda Obra de Cristo es ahora,
no después. La mayor potenciación vendrá después con la Segunda
Venida de Cristo, pero hay mucho que hacer aquí y ahora, a pesar de
que aún estemos siendo probados y comprobados por el diablo.
Nuestra
prueba de desierto es nuestra fase de "Moisés", en la
que nos preparamos para recibir la promesa en la fase de
"Joshua" (Josué). Todos tenemos ministerios hoy en
pequeña escala, porque esto es parte de nuestra formación en el
puesto de trabajo. Pero también hay que entender que esto nos está
preparando para un mayor ministerio de evangelizar al mundo y
traer todas las cosas bajo los pies de Cristo después de Su Segunda
Venida. Esto lo vemos en el ejemplo de Jesús mismo, quien
comenzó Su ministerio después de Su juicio de cuarenta días, y
también en el patrón de Joshua, cuyo verdadero ministerio comenzó
después de la muerte de Moisés.
Muchos
han estado dando la impresión de que la Segunda Venida de Cristo
marcará su retiro. Ellos piensan que entonces se sentarán en una
nube y aprenderán a tocar un arpa mientras cantan canciones de
alabanza por la eternidad; piensan que de repente todos los hombres
estarán en el Cielo o el Infierno y que estará terminado el tiempo
de evangelismo. Nada podría estar más lejos de la verdad.
Isaías
2:2-4
nos dice que en ese día todas las naciones enviarán representantes
para aprender las Leyes y los Caminos de Dios. En otras palabras, la
mayor obra del Reino en toda la historia comenzará entonces.
Entonces
todo el mundo va a querer saber cómo los vencedores lograron la
justicia y la inmortalidad.
El
Reino de Dios será como una "piedra"
que comienza siendo pequeña, pero crecerá hasta convertirse en "un
gran monte que llena toda la tierra"
(Dan
2:35).
Este
es el Reino de Dios, el quinto reino en la sucesión de los imperios
mundiales.
Su crecimiento necesitará tiempo; necesitará mil años. Para los
vencedores, la jubilación no es una opción. ¿Por qué prepararse durante toda su vida, sólo para retirarse cuando finalmente hayan recibido
el poder de participar en el llamado más grande jamás visto?
25
Porque
preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos
debajo de sus pies. 26 El último enemigo que será destruido es la
muerte. 27 Porque habrá sometido todas las cosas bajo sus pies …
No
hay ninguna mención de Su retiro en estos versículos. Es un
tiempo de someter a todos los que piensan en Jesucristo como Su
enemigo. No va a someter o sujetar a todas las naciones en un solo
momento del tiempo, a pesar de que sin duda tendría el poder para
hacerlo. Hará falta tiempo, porque Él no tiene intención de
someterlos por conquista militar, sino por evangelización y por la
manifestación del ejemplo de un gobierno justo y de prosperidad entre los
ciudadanos del Reino.
Así
se hará "no
con ejército, ni con fuerza [fuerza],
sino con mi Espíritu"
(Zacarías
4: 6).
Así se hará, "no
con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración
del Espíritu y de [ejercicio
piadoso de]
poder"
(1
Cor. 2:4).
El segundo llamado de Jonás
Como
se verá más adelante, cuando Jonás fue llamado la segunda vez, fue
a Nínive y predicó la Palabra. La ciudad se arrepintió. Su
conversión fue real, pero Jonás no se quedó a enseñarles los
caminos de Dios, por lo que el arrepentimiento no duró. Es muy
dudoso que alguna persona en la ciudad siquiera tuviera una copia de
las Escrituras. No obstante, su
arrepentimiento fue suficiente para profetizar de una mayor obra aún
no hecha en la Segunda Venida de Cristo. No será sólo una ciudad,
sino que el mundo mismo se convertirá en el objetivo de Jesucristo, el
Rey de reyes. Su gloria llenará toda la Tierra (Núm.
14:21).
Todo esto
va a suceder de acuerdo con el patrón que se muestra en la historia
de Jonás. Jonás no llevó ejércitos para someter a Nínive; sólo
llevó la espada del Espíritu, la misma espada por la cual nosotros
también someteremos a las naciones. Es una espada que sale de la
boca a través de la Palabra de Dios hablada con poder.
El patrón en Hechos
El
Espíritu de Dios descendió sobre los discípulos en el Aposento
Alto en el día de Pentecostés en Hechos
2:1-3.
Este
fue el cumplimiento de la Fiesta de Pentecostés, la segunda gran
fiesta del Señor. Sin embargo, muchos han perdido el hecho de que
hubo
otro derramamiento del Espíritu Santo en Hechos
4:31,
31
Y
cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y
todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar la
palabra de Dios con confianza.
Esto
profetiza de la efusión del Espíritu Santo que está todavía en el
futuro, el Movimiento Final de Dios que está asociado con la Segunda
Obra de Cristo. Se caracterizará, no por el don de lenguas, ni siquiera
por lenguas de fuego, sino por hablar la Palabra de Dios con confianza.
Esto apunta
la Segunda Obra de Jonás, el profeta que habló la Palabra de Dios
con confianza a la gente de Nínive. Los resultados que Jonás vio
en su día profetizan en un modo pequeño de los resultados que
veremos en nuestro propio tiempo.
Las suertes
Así
que cuando Jonás
1:7
nos dice que los marineros echaron suertes y que la suerte cayó
sobre Jonás, debemos ver esto como un cumplimiento de Lev.
16:8,
donde fueron echadas las suertes para determinar los dos machos
cabríos. Los dos cabros a su vez profetizaban de las dos obras de
Cristo, y como Jonás
significa
"paloma", también deben estar vinculadas a las dos palomas
de Lev.
14:1-7, que profetizan de las dos venidas
El profeta
Jonás es el principal profeta de la Biblia que ilustra estas leyes y
nos da una historia profética que revela el significado de ellas.
Sin la comprensión de la historia de Jonás, nos costaría mucho ver
los dos cabros y las dos palomas en el libro de los Hechos.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/ffi-newsletter/ffi-2017/03-01-2016-jonah-part-2/ |
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