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DEUTERONOMIO -DISCURSO 5 - Cap. 7: Protección divina, Dr. Stephen E. Jones



Moisés continúa su discusión acerca de los reyes de Israel en Deut. 17:16,

16 Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar su caballería; porque Yahweh os ha dicho: No volváis nunca por ese camino.

Los caballos eran utilizados principalmente para tirar de carros y eran los tanques del ejército de aquel tiempo. El número de carros que un ejército tenía a menudo hacía la diferencia entre ganar o perder una guerra. Los egipcios eran famosos por sus carros tirados por caballos, que les hicieron una nación poderosa en la región.

Los reyes de Israel, sin embargo, no debían confiar en su poder militar, porque dependían de la protección divina. La protección de Dios estaba sobre ellos, siempre y cuando la nación obedeciera Sus leyes y retuviera su fe en Él. Pero cuando la nación cayó en pecado, Dios dijo que eliminaría Su protección sobre ellos, diciendo en Deut. 28:25, "El Señor hará que seas derrotado delante de tus enemigos".

Tales derrotas ocurrieron a menudo en la historia de Israel, como se demuestra en el libro de Jueces. El pueblo pasó seis cautividades distintas por naciones durante los 300 años que precedieron a la época del rey Saúl. Los profetas atribuyeron todos estos cautiverios al hecho de que la gente había roto el Pacto. Es decir, que rompieron su voto de obediencia (Éxodo 19:8).

Dios entonces juzgaba a la nación haciendo que fueran derrotados en la guerra. Los que no tenían fe en Dios atribuyeron su derrota a tener un número insuficiente de caballos y carros. Su solución carnal fue construir su máquina de guerra en lugar de arrepentirse. Al hacerlo, se encontraron tratando de defenderse luchando contra Dios.

Isaías tenía más que decir acerca de esto. Él dice en Isaías 31:1-3,

1 ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos, y confían en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son muy fuertes, pero no miran al Santo de Israel, ni buscan al Señor! 2 Mas él también es sabio y traerá el mal, y no se retractará de sus palabras, sino que se levantará contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad.

En otras palabras, Dios es "sabio y traerá el mal" sobre los israelitas por su falta de fe y su desobediencia. Dios prometió provocar su derrota cuando violaran Su Ley, y Él "no se retractará de sus palabras". Cuando los israelitas dejando de lado Su Ley, se convirtieron en "malignos" y en "los que hacen iniquidad", y Dios prometió levantarse contra ellos, ayudando a sus enemigos a derrotarles en la batalla.

3 Y los egipcios hombres son, y no Dios, y sus caballos son carne y no espíritu; por lo que Yahweh extenderá su mano, y el que ayuda tropezará, y el que recibe ayuda caerá, y todos ellos vendrán a su fin juntos.

En otras palabras, los hijos de Israel no debían volverse a Egipto en busca de ayuda. Si lo hacían, los egipcios tropezarían, y los hijos de Israel caerían, "y todos ellos vendrán a su fin juntos". El profeta dice que es inútil tratar de luchar contra el juicio divino. La verdadera solución es arrepentirse, escuchar, creer y obedecer lo que Él ha hablado. Cuando las personas se arrepientan, entonces Dios se levantará y derrocará a los opresores.

Sin embargo, el pueblo de Israel no creía a los profetas, ni tenía ninguna fe en que Dios protegería a un pueblo obediente. Ellos creían que su derrota en batalla no tenía nada que ver con su relación con Dios, mientras incluso continuaban realizando el servicio religioso en el templo de Jerusalén. Por lo que el profeta dice en Isaías 30:1 y 2,

1 "¡Ay de los hijos rebeldes!" declara el Señor, "que ejecutan un plan, pero no el mío, y crean una alianza, pero no de mi espíritu, con el fin de añadir pecado sobre pecado; 2 para proceder a Egipto, sin consultar conmigo, para refugiarse en la seguridad de Faraón, y buscar abrigo a la sombra de Egipto".

Isaías da entonces la única solución al peligro al que se enfrentaban, cuando el ejército asirio se acercaba,

15 Por tanto, el Señor Dios, el Santo de Israel, ha dicho: "En reposo (arrepentimiento) y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza". Pero no estuvisteis dispuestos, 16 sino que dijisteis: "No, porque huiremos a caballo". ¡Por lo tanto, huiréis! "Y: sobre corceles veloces cabalgaremos". Por lo tanto los que os persigan serán veloces.

Aunque Israel recurrió a Egipto en busca de ayuda, los asirios conquistaron Israel y los deportaron a la zona cerca del Mar Caspio.

Cuando los israelitas perdieron la fe en Dios, llegaron a depender de sus propias fuerzas para su protección. Cuando desobedecieron a Dios y arrojaron a un lado Su Ley, se abrieron al juicio divino como fue profetizado en Levítico 26 y Deuteronomio 28. El juicio por la desobediencia era parte del Pacto, junto con las bendiciones por la obediencia. Sin embargo, es difícil para un pueblo rebelde entender esto. Ellos querían la libertad de desobedecer a Dios y, sin embargo cosechar las bendiciones como si fueran obedientes. Ellos querían adorar a Dios en los templos, pero tener la libertad para violar Sus Leyes en su vida diaria. Isaías dice en 30:1 que esto suponía a añadir pecado a pecado. En otras palabras, en primer lugar ellos pecaban por violar la Ley, y luego cuando llegaba el juicio divino, añadían otro pecado al tratar de defenderse recurriendo a los "caballos".

El problema de Israel en los días de Isaías es el mismo que encontramos hoy en día en los Estados Unidos y en todo el mundo. La gran carrera de armamentos militares de América coincidió con uno de sus movimientos para eliminar a Dios de gobierno, la educación, y los tribunales. La solución no es que los patriotas se levanten con sus armas para derrocar a los malos funcionarios públicos; la solución es que se arrepientan y declaren a Dios como el Jefe de Estado, que reconozcan el derecho de Dios a gobernar el mundo que Él ha creado. Dios continuará ejerciendo presión sobre los Estados Unidos hasta que el pueblo reinstaure el Primer Mandamiento, "No habrá para ti otros dioses delante de mí".

http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-5/chapter-7-divine-protection/




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