08/03/2017
Pablo
sentó el fundamento de Cristo en la iglesia de Corinto cuando
predicaba el sepultura puso ese fundamento. La obra de Dios se hizo
para cumplir su voto de la Nueva Alianza de hacernos Su pueblo y de
escribir Su Ley en el corazón de nuestra "tierra", pero
Pablo y otros sentaron el fundamento en determinadas
ciudades
y comunidades. Por tanto, el trabajo apostólico estaba subordinado a
la obra divina. Por lo tanto, el cuerpo de Cristo estaba participando
en la propia obra de Cristo.
Leyes
del Trabajo de Dios
14
Si la obra de alguno que ha edificado sobre él [el
fundamento]
permanece,
recibirá una recompensa [misthos,
"salario adeudado por el trabajo"].
15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida; si bien él
mismo será salvo, aunque así como por fuego.
13
No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. El salario de un
jornalero no permanecerá contigo toda la noche hasta la mañana.
14
No
explotarás al jornalero humilde y menesteroso, ya sea de tus
hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus
ciudades. 15 Cada día le darás su jornal, y no se pondrá el sol
sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no
clame contra ti a Yahweh, y sea en ti pecado.
En
esos días se esperaba el pago por el trabajo al final de cada día.
La Ley prohibía robar a un hombre su salario e incluso prohibía
retrasar el pago más allá de la hora prevista. La Ley protegía a
ambos, israelitas y extranjeros, por igual. Dios mismo sigue Su
propia Ley, por lo que Pablo nos asegura que Dios de hecho pagará a
sus empleados de manera justa y a tiempo. No oprimir al jornalero
también implica un salario igual por trabajo igual, porque leemos en
Efesios
6:7-9,
7
Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, 8
sabiendo que el bien que cada uno haga, ése volverá a recibir del
Señor, sea siervo o sea libre. 9 …y que para él no hay acepción
de personas.
10
Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor
que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo
aún, a los santos.
Pablo le
dice a la iglesia de Corinto que él mismo, junto con Apolos y Pedro
y todos los demás creyentes, había trabajado para construir el
templo en el fundamento de Jesucristo. A todos debían ser entregar
salarios justos para su trabajo, siempre y cuando usaran los
materiales de construcción especificados por el Contratista. El uso
de madera, heno y hojarasca o no iba a ser recompensado. El uso de
oro, plata y piedras preciosas debía ser generosamente recompensado,
así como la mano de obra altamente cualificada merece altos salarios
con integridad.
Fuego
y Purificación
El
fuego es necesario para probar la obra de cada uno, porque este
trabajo de construcción de templos no utiliza materiales físicos
que se puedan identificar fácilmente. El
trabajo es o anímico o espiritual. Para decirlo de otra manera, es o
religioso
o
espiritual.
Por implicación, Pablo estaba diciendo a los Corintios que si ellos
estaban siguiendo a los hombres (Pablo, Apolos o Pedro), entonces
ellos eran todavía anímicos, y sus obras se basaban en la fe en los
hombres, en lugar de en Dios. Estas obras se clasificaron como
madera, heno y hojarasca, todos ellos combustibles en "el
día"
cuando "la
obra de cada uno se hará manifiesta".
El
hecho de que Pablo estaba hablando a creyentes es evidente, porque en
el versículo 14 dice, "él
mismo será salvo, aunque así como por fuego".
Él sufrirá pérdida, si bien él mismo no se perderá. Más que
esto, los
creyentes carnales serán juzgados junto con sus obras, pero su
juicio será temporal, no permanente.
Jesús dijo en Lucas
12:47,48
que habría creyentes que serán azotados de acuerdo con la Ley de
Deuteronomio
25:3,
pero las flagelaciones se limitaron a 40 azotes, después de lo cual
el pecador debía ser liberado.
Tanto
Jesús como Pablo hablan de tal juicio sobre los creyentes en
términos de fuego.
El fuego es la aplicación de la Ley Divina a los pecadores, ya sean
incrédulos o creyentes carnales. El juicio de la Ley sobre los
creyentes
carnales
es descrito en términos de flagelación,
que es para las faltas, mientras que el juicio sobre los no
creyentes
es en términos de ser
vendidos como esclavos por un período de tiempo determinado
(Éxodo
22:3).
En
ambos casos, el juicio es limitado.
Los límites de juicio son o bien 40 latigazos o 49 años de
esclavitud (que termina con el Jubileo). Es una suerte para todos,
incluso para los creyentes carnales -que el "fuego" no sea
literal, excepto en los casos en que el pecador haya quemado a los
demás literalmente. El concepto evangélico popular de un infierno
ardiendo como una medida única para todos es ajeno a las
Escrituras. El
fuego es una metáfora de la Ley de Fuego,
y, como hemos visto, Jesús
se refirió a la flagelación en términos de "fuego"
en Lucas
12:49.
El
propósito del Fuego Divino no es castigar, sino destruir las obras
carnales (madera, heno, hojarasca). Esto
provocará una pérdida de la recompensa o salario, pero también
purifica a los propios creyentes.
"Fuego" viene de la palabra griega pur,
que es de donde viene la palabra purificación.
Purificar
es
aplicar fuego a algo, al menos en lo que su palabra griega
representa.
Esto parece ser lo que Pablo tenía en mente en su carta a la
iglesia. Tal
purificación fue diseñada para destruir las impurezas con el fin de
añadir valor al objeto en sí.
El
templo
16
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios
habita en vosotros?
Un
templo era conocido por ser una casa de Dios. Por lo tanto, el templo
de Salomón fue habitado por el Espíritu de Dios, y la Escritura
registra el momento en que Dios vino a habitar en él (2
Crónicas 7:1-3).
Ese templo, por supuesto, fue sólo un tipo de un templo mayor aún
por venir, hecho de piedras vivas (1
Pedro 2:5).
El Espíritu de Dios vino a habitar este templo mayor en el día de
Pentecostés. Sin embargo, este no era la forma final del templo,
porque había algo aún más grande por venir.
Formas
del templo de Pentecostés y Tabernáculos
El
templo en el tiempo de Pablo era un templo pentecostal, porque se
llenó en Pentecostés. Pero el templo de Salomón fue lleno en el
octavo día de Tabernáculos (1
Reyes 8:2).
Aun así, la edad pentecostal ha sido una época de construcción de
templos, como Pablo describe con más detalle en Efesios
2: 19-22,
19
Así que entonces ya no son extranjeros ni advenedizos, sino
juntamente ciudadanos con los santos, y los de la casa de Dios, 20
sobreedificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,
siendo el mismo Cristo Jesús la piedra angular, 21 en quien todo el
edificio, bien coordinado está
creciendo para ser un templo santo
en el Señor; 22 en quien vosotros
también sois juntamente edificados para morada de Dios
en el Espíritu.
En un
sentido pentecostal, este templo se había completado y lleno de la
presencia divina. Pero en un sentido de Tabernáculos, este templo
sigue "creciendo" y "se está construyendo". En
otras palabras, el trabajo de la construcción todavía no se ha
completado, pero cuando se termine al final de la era de Pentecostés,
este templo se llenará en una mayor manera en la Fiesta de los
Tabernáculos.
Así que en
1 Corintios 3, Pablo le dice a la iglesia que sus obras se estaban
construyendo sobre el fundamento de Cristo. En otras palabras, la
iglesia todavía estaba trabajando en un templo inacabado.
Pentecostés no terminó el trabajo. El templo pentecostal no era más
que otra fase de una obra del templo más amplia, que iba a culminar
en la Fiesta de los Tabernáculos.
Este
templo de Tabernáculos será la forma final del templo que Dios
habitará. No creo que Dios tiene la intención de rebajar Su
residencia al habitar de nuevo un templo físico en Jerusalén, así
como muchos enseñan. Las profecías del templo de Ezequiel
sobre el llamado "templo de los últimos tiempos", con
sacrificios de animales y sacerdotes levitas, se dan en términos del
Antiguo Pacto, y si hubiera sido construido en esa edad, habría sido
un templo literal y físico. Sin embargo, no fue construido durante
ese tiempo, y el Antiguo Pacto ya está obsoleto, junto con todas las
interpretaciones bíblicas que se basan en cumplimientos del Antiguo
Pacto.
El
sacerdocio levítico ha sido sustituido por el sacerdocio de
Melquisedec. Los sacrificios de animales han sido sustituidos por el
verdadero sacrificio del Cordero de Dios. La vieja Jerusalén ha sido
reemplazada por la Nueva Jerusalén. El templo físico en Jerusalén
fue abandonado por el Espíritu en Ezequiel
11:23,
y Jerusalén fue desechada como Silo (Jeremías
7: 12-14).
Cuando
Dios abandonó a Silo, Icabod nació, profetizando que "la
gloria se ha apartado"
(1
Samuel 4:21).
La gloria de la presencia de Dios nunca volvió a Silo, porque Dios
nunca mira hacia atrás. Así también es el caso de la vieja
Jerusalén;
Dios
la abandonó como Silo,
dijo Jeremías, y esa es la razón por la que la gloria no llenó el
templo reconstruido en Jerusalén setenta años más tarde.
En su lugar, un nuevo templo se llenó en el día de Pentecostés,
uno hecha de piedras vivas. E incluso ese templo no era más que un
templo provisional al servicio de la Iglesia hasta su forma final en
la Edad de los Tabernáculos.
La
destrucción del templo
17
Si alguno destruye [phtheiro,
"corrompe"]
el
templo de Dios, Dios le destruirá [phtheiro]
a
él,
porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, es santo.
Pablo y el
resto de la iglesia estaban familiarizados con la historia bíblica
del templo de Salomón y la forma en que fue destruido por los
babilonios más de seis siglos antes. En ese momento, Dios tomó el
crédito por la destrucción de Su propio templo a causa de su
corrupción en formas religiosas. Pero cuando Dios comenzó a habitar
las personas como su templo, se suponía que el bautismo del Espíritu
Santo purificaría al pueblo por fuego para que no tuviera que ser
destruido.
Pablo
usa el término phtheiro,
que significa "corromper o destruir su integridad". La
corrupción en la iglesia de Corinto a través de las motivaciones
almáticas, evidenciadas por la sumisión a los hombres en lugar de a
Dios, amenazaba con destruir este templo también. Pablo advirtió a
la iglesia que su tendencia del alma a seguir a los hombres, en lugar
de a Cristo mismo, tenía el potencial de destruir este templo
pentecostal en la misma manera que ocurrió con el templo de Salomón.
Pablo
dice que Dios combate la corrupción con la corrupción. Si
continuaban en sus formas anímicas, a raíz de seguir a los hombres
antes que a Cristo, estarían corrompiendo/destruyendo el templo de
Dios, y por eso Dios les haría lo mismo a ellos como individuos.
Cada persona era un mini-templo bajo Pentecostés, mientras que en
conjunto, cada uno era una piedra viva en el templo Tabernáculos que
estaba todavía en construcción. Si el mini-templo se corrompía,
Dios eliminaría esas piedras del templo de Tabernáculos. En otras
palabras, algunos creyentes pentecostales podrían no calificar
para ser parte del templo Tabernáculos. La descalificación
parece ser almática, como lo demuestra el seguir y someterse a los
hombres, en lugar de a Cristo. Tales personas, metafóricamente
hablando, están socavando o demoliendo los cimientos del templo de
Dios y sustituyendo a Cristo con Pedro, Pablo, o Apolos.
Esa
corrupción destruye la base misma de la verdadera Iglesia, y por
esta razón, los que sean de Pedro, de Pablo, o de Apolos perderán
su lugar en el templo Tabernáculos que está actualmente en
construcción. El templo de Dios es santo, y estas influencias
corruptas deben purgarse con el fin de construir una estructura
perfecta para el siglo venidero.
Parece
ser que la mayoría de los creyentes no entienden plenamente la
gravedad del espíritu denominacional. Sin embargo, sólo hay
que ver la cantidad de tiempo y espacio Pablo dedica al tema de saber
cuan seriamente se tomó este problema. Es el primer y principal
problema de Pentecostés. Comenzó en el primer Pentecostés
en el Monte Horeb, cuando la gente quería seguir a Moisés en lugar
de Dios. Continuó bajo el rey Saúl, que fue coronado el día
de Pentecostés, cuando el pueblo exigió un hombre para reemplazar
el dominio directo de Dios. Y, por último, Pablo vio el problema
en la iglesia de Corinto.
Etiquetas: Serie Enseñanza
Categoría: Enseñanzas
Dr. Stephen Jones
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