Antiguo Pacto = Yo haré. Nuevo Pacto = Dios hará |
19/01/2017
Oseas
14:4
nos dice cómo Israel encontrará misericordia:
4
Yo
sanaré su apostasía, los amaré generosamente, pues mi ira se ha
apartado de ellos.
Dios hará
esto para cumplir Su promesa del Nuevo Pacto. Tome en cuenta que aquí
no hay cláusulas condicionales tipo "si, entonces ...". Él
no cuenta con que Israel se convierta de su apostasía; en su lugar,
toma la responsabilidad y ejerce Sus derechos de soberanía como el
Creador por la sanación de su apostasía. Dios siempre da a la carne
la primera oportunidad de tener éxito por sí misma, y luego, cuando
se haya demostrado su fracaso total, entonces lo hace por Sí mismo.
En otras palabras, se les da tiempo a las promesas de los hombres del
Antiguo Pacto, para demostrar que ningún hombre puede salvarse por
sus propias obras o por su propia voluntad. Cuando llega la hora
señalada, Dios entonces interviene por medio de Su obra soberana y
por el consejo de Su propia voluntad con el fin de hacer valer Su
promesa del Nuevo Pacto para hacernos Su pueblo y para ser nuestro
Dios.
Así que
vemos a lo largo de la historia de Israel que desde hacía mucho
tiempo Dios los llamaba al arrepentimiento. En ocasiones, las
personas se arrepienten parcialmente, pero tal arrepentimiento no
echa raíces en sus corazones. Para la siguiente generación, la
misma apostasía se ha restablecido, y la llamada al arrepentimiento
de nuevo debe ser emitida. Este ciclo continúa hasta que Dios mismo
sana su apostasía.
8
Mas
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros.
Romanos
5:10
añade que "cuando
éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios".
La fuerza principal del argumento de Pablo fue comparar el amor del
hombre al amor de Dios. Los hombres aman a amigos, no a los enemigos.
Los hombres podrían estar dispuestos a morir por sus amigos, pero
Dios estaba dispuesto a enviar a Jesús a morir por Sus enemigos. Ese
es el amor de Dios, el mismo amor que Dios muestra a Israel en Oseas
14:4.
El punto en
el que Dios se mueve de las expectativas del Antiguo Pacto a las
promesas del Nuevo Pacto es también el punto en el que se mueve de
la "ira" al "amor". Cuando los hombres dejan de
cumplir sus votos, Dios expresa "la ira", y cuando se
traslada a cumplir Su propia promesa, Él expresa "amor".
El amor de Dios no deja a la humanidad a la deriva en la
imposibilidad de ser perfecta. Ni deja que el destino eterno de la
humanidad sea determinado por el poder de su propia voluntad. En su
lugar, Él salva a la humanidad por el poder de Su propia voluntad.
El
amor de Dios da sus frutos
Oseas
14:5-7
nos da el resultado del amor de Dios, diciendo:
5
Voy
a
ser
como el rocío para Israel; él
florecerá
como lirio, y
extenderá
sus raíces como los cedros del Líbano. 6 Se
extenderán sus ramas,
y su
esplendor será
como
el del olivo, y su fragancia como los cedros del Líbano. 7
Los
que vivan a su sombra volverán
a
hacer crecer el trigo,
y
florecerán
como la vid. Su aroma será
como el vino del Líbano.
Cada
una de estas afirmaciones son promesas de Dios, no dice que Él
espera que el hombre deba ejecutar algo. Dios dice: "voy
a"
hacer esto, y así también "voy
a"
hacer aquello. Dios no espera
que
los hombres vayan a responder, sino que asume la responsabilidad
sobre Sí mismo de hacer que el hombre haga Su voluntad. Esta es
precisamente la forma en que el Nuevo Pacto mismo está redactado,
pues leemos en Hebreos
8:10-12,
10
Porque
este es el pacto que haré con
la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Voy
a
poner mis leyes en sus mentes, y yo
las escribiré en sus corazones. Y yo
seré su Dios, y ellos
serán
mi pueblo. 11 Y ninguno
enseñará
a su prójimo, y cada uno a su hermano, diciendo: "Conoce al
Señor", porque todos
me
conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande. 12 Porque
voy
a
ser propicio a sus iniquidades, y no voy
a
recordar más su pecado.
A
diferencia del Antiguo Pacto, no hay un "si, hacéis esto …,
entonces Yo haré ..." aquí no hay ninguna expectativa de que
un hombre haga que esto suceda, no hay confianza en que la voluntad
del hombre cumpla con sus mejores intenciones. Por lo tanto, cuando
Dios se aparta de expresar Su "ira" por la incapacidad del
hombre para expresar su "amor", es un cambio del Nuevo
Pacto. Así Hebreos
8:13
cierra dicha sección, diciendo:
13
Al
decir:
"un nuevo pacto", ha hecho al primero obsoleto. Y lo que se
hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.
Por
eso, cuando Oseas habla de la misericordia de Dios, es una
declaración de la infalible intención de Dios, estableciendo las
cosas que Dios va a hacer por el poder de Su propia voluntad, como se
muestra en Deuteronomio
29:10-15,
donde se comprometió a hacernos Su pueblo y a ser nuestro Dios.
Efraín
de hecho dará fruto, pero no por su propia voluntad. Israel de hecho
recuperará la Primogenitura, pero no por su propia fuerza. La
apostasía sin duda será curada, pero no por su propia comprensión
de la verdad.
La
sabiduría de entender el Nuevo Pacto
8
Efraín
dirá, ¿qué más tendré yo que ver con los ídolos? Yo le atenderé
y miraré por él. Yo soy como un ciprés frondoso; de mí será
hallado tu fruto. 9 ¿Quién es sabio, que entienda estas cosas; el
prudente, que las conozca? Porque los caminos del Señor son rectos,
y los justos andarán por ellos. Pero los transgresores tropezarán
en ellos.
La
expresión hebrea, "¿qué
más tendré yo que ver?"
Era su manera de expresar la impaciencia por la falta de
entendimiento de alguien.
Vemos que esta expresión se utiliza a menudo en las Escrituras.
(Para ejemplos, véase 2
Samuel 16:10;
19:22;
2
Reyes 3:13;
Juan
2:4 KJV).
En
Oseas
14: 8
Dios dice: "¿Qué
más tendré yo que ver con los ídolos?"
En otras palabras, si alguien duda de que Dios de hecho puede
deshacerse de los ídolos de Israel, Dios expresa cierta impaciencia
con él.
La implicación es, "¿Qué ídolos? No veo ningún ídolo.
¿Recuerdas los ídolos, dices tú? Eso es una noticia vieja. Dale al
botón de Actualizar".
Una
vez más, Dios dice ser la causa de esto: "yo
Soy",
dice, y "de
mí será hallado tu fruto".
Efraín, cuyo nombre significa "doble porción de fruto" no
puede dar fruto por su propia voluntad o a través del Antiguo Pacto.
No pudo cumplir con el Mandato de Fecundidad inherente al Derecho de
Nacimiento de su padre, José (Génesis
49:22).
Es
solamente Dios quien puede causar que llevemos fruto.
Pablo dice en 1
Corintios 3: 6,7,
6
Yo
planté, Apolos regó, pero Dios produce el crecimiento. 7 Así que
ni el que planta ni el que riega son algo, sino Dios que da el
crecimiento.
Dar
fruto es el objetivo del Gran Labrador. Él no hace crecer las
plantas en aras de un buen paisaje. Él
ha estado buscando fruto desde el principio, y el fruto del Mandato
de Fecundidad Génesis
1:28
es la Filiación.
El deseo y la meta de Dios desde el principio es para dar a luz Hijos
a Su imagen y semejanza. Durante miles de años al hombre se le ha
dado la oportunidad de ser fecundo por el poder de su propia
voluntad, pero ha fallado.
Jesús vino
a la Tierra, nacido de una virgen por el Espíritu Santo, para
mostrarnos que los hijos de Dios deben ser engendrados desde
arriba. Esos hijos (como grupo o cuerpo, porque
individualmente si pueden alcanzarlo y los vencedores lo hacen)
serán llevados al pleno nacimiento en el cumplimiento de la Fiesta
de los Tabernáculos que está asociado con Su Segunda Venida.
El
mensaje de Oseas termina con una palabra a los sabios. "¿Quién
es sabio, que entienda estas cosas".
Esto es similar a los mensajes dados a las siete iglesias en
Apocalipsis
3:22,
"El
que tenga oídos, que oiga".
Daniel
12:10 KJV
dice, "entenderán
los entendidos".
Si a una persona se le da la
revelación de este Nuevo Pacto,
va a entender que es sólo
la voluntad de Dios la que puede hacer que nosotros demos fruto.
El
mensaje de Oseas a lo largo de su libro es el llamado de Dios a
Israel a renunciar a la idolatría; pero al final, él reconoce la
inutilidad de la voluntad del hombre y muestra que la verdadera
solución es que Dios intervenga por el poder de Su propia voluntad.
Los
que entienden la diferencia entre los dos pactos, entonces, son los
sabios y entendidos.
Tampoco hay que discutir con el Plan Divino al darnos dos pactos,
"Porque
los caminos del Señor son rectos",
dice.
El
justo
"anda
en sus caminos",
porque no
sólo se someterá a la voluntad de Dios,
sino que en
realidad estará de acuerdo con Su sabiduría.
Por otro lado, los transgresores "tropezarán"
en Sus caminos, porque, al no tener comprensión de Su mente, no
estarán de acuerdo.
Salmo
119:165
dice:
165
Los
que aman tu ley tienen una gran paz, y no hay para ellos tropiezo.
Los
judíos en el siglo I, rechazaron al Mediador del Nuevo Pacto,
eligiendo permanecer bajo el Antiguo Pacto, tropezaron con la piedra
de escándalo. Tropezaron, ya que conservaban la confianza en su
propia capacidad para llegar a ser justos por la auto-disciplina de
su propia voluntad y la rectitud de sus propias obras. Pero Oseas nos
dice que los que tropiezan no son justos, sino "transgresores".
El
justo camina por la fe en la capacidad de Dios para cumplir Su
promesa, lo que demuestra Su misericordia (ruhamá).
La hija del profeta, Lo-ruhama, "sin piedad o compasión"
no fue la última palabra en esta profecía. Oseas
14:3
dice "en
ti el huérfano alcanzará misericordia"
(ruhamá).
Esto cumple la profecía anterior de Oseas
2:23,
"También
tendré
misericordia
de Lo-ruhama (de
la que no tuvo misericordia)".
FIN
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