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¿ESTÁS SEGURO QUE QUIERES SER LLENO DEL ESPÍRITU?, A.W. Tozer





LLENURA,  PLENITUD O DOBLE PORCIÓN DEL ESPÍRITU (Distinto del Bautismo en el Espíritu Santo y Fuego)

Imaginemos que estamos hablando con un indagador, un joven y anhelante cristiano; digamos, que nos ha buscado para aprender acerca de la vida llena del Espíritu. 

De una manera tan gentil como sea posible, considerando la naturaleza directa de las preguntas, sondearíamos su alma de una manera más o menos así: 

«¿Estás seguro de que quieres ser lleno de un Espíritu que, aunque es como Jesús en Su gentileza y amor, exigirá no obstante ser el Señor de tu vida? ¿Estás dispuesto a que tu personalidad sea tomada por otro, aunque se trate del mismo Espíritu de Dios? Si el Espíritu toma tu vida a Su cargo, esperará de ti una obediencia total en todo. No tolerará en ti los pecados del yo, aunque sean permitidos y excusados por la mayoría de los cristianos. Por pecados del yo me refiero al amor propio, a la autocompasión, a buscar lo propio, a la autoconfianza, a la justicia propia, al engrandecimiento propio, a la autodefensa. 

Descubrirás que el Espíritu está en acusada oposición a los caminos fáciles del mundo y de la multitud mezclada dentro de los recintos de la religión. Será celoso sobre ti para bien. No te permitirá que te jactes, que te magnifiques o que te exhibas. Tomará la dirección de tu vida alejándote de ti mismo. Se reservará el derecho de ponerte a prueba, de disciplinarte, de azotarte por causa de tu alma. Puede que te prive de muchos de aquellos placeres fronterizos que otros cristianos disfrutan pero que para ti son una fuente de refinado mal

En todo ello, te envolverá Él en un amor tan vasto, tan poderoso, tan inclusivo, tan  maravilloso, que tus mismas pérdidas te parecerán ganancias, y tus pequeños dolores como placeres. Pero la carne gemirá bajo Su yugo y clamará en contra de ello como una carga demasiado pesada para ser llevada. Y se te permitirá gozar del solemne privilegio del sufrimiento vicario (para completar «lo que falta de las aflicciones de Cristo» en tu carne por causa de su Cuerpo, que es la Iglesia). 

Ahora bien, con estas condiciones ante ti, ¿sigues queriendo estar lleno del Espíritu Santo?»


(Por gentileza de Rafael Restrepo)


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