EXPERIMENTA EL QUEBRANTAMIENTO
DEL HOMBRE EXTERIOR
Y LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU
Watchman Nee aprendió a llevar la cruz, a llevar una vida crucificada y a vivir en la presencia del Señor desde los primeros días de su vida cristiana. Los capítulos de su libro La vida cristiana normal constan de lecciones que él aprendió en aquellos años. Mas adelante, aprendió lecciones espirituales más profundas de la disciplina del Espíritu Santo, del quebrantamiento del hombre exterior y de la liberación del espíritu. Cuando hablé con él después de los numerosos sufrimientos que experimentamos durante la guerra, puso énfasis en los tres puntos siguientes: la disciplina del Espíritu Santo, el quebrantamiento del hombre exterior, y la liberación del espíritu.
Indudablemente aprendió muchas lecciones durante ese largo período de sufrimientos, pero en nuestra conversación no mencionó ningún otro tema. No sólo habló del quebrantamiento del hombre exterior y la liberación del espíritu, sino que también vivía la realidad de estas experiencias. Al final de la década del cuarenta, cuando reanudó su ministerio, se notaba que era un hombre quebrantado, en el cual el Espíritu podía ser liberado plenamente.
Con frecuencia afirmaba que a pesar de que el Espíritu Santo está en nuestro espíritu, éste no puede ser liberado si nuestro hombre interior no es quebrantado. El Espíritu Santo que mora en nuestro espíritu se encuentra confinado por el hombre exterior, por lo cual éste debe ser quebrantado para que sea liberado el hombre interior (el espíritu humano con el Espíritu Santo). La base bíblica de esta realidad se halla en 2ª Corintios 4: 16: “Aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.
Watchman Nee enseñaba que al relacionarnos con los demás, al predicar el evangelio, al ministrar la Palabra o al testificar, necesitamos que nuestro espíritu sea liberado para que el Espíritu de vida brote de nosotros e imparta vida a los demás. El grado de vida impartido al dar testimonio y al ministrar depende de la medida en que el espíritu sea liberado en nosotros. Este es liberado de nosotros en la medida en que el hombre exterior haya sido quebrantado. No se trata simplemente de derribar algún aspecto de nuestro ser natural, sino de que nuestro hombre exterior sea quebrantado.
En la relación que Watchman Nee tenía con los demás, no se valía de su discernimiento natural para entender la condición en que ellos se encontraban delante del Señor, sino que ejercitaba su espíritu. Cada vez que escuchaba o hablaba con otra persona, quien tocaba a la otra persona era su espíritu liberado, y no su hombre exterior quebrantado. Como resultado lo que les compartía no era un conocimiento teórico ni preceptos, sino el suministro de vida contenido en su espíritu liberado.
Cuando ministraba la Palabra, lo crucial para él era liberar su espíritu, y no hacía mucho énfasis en la doctrina.
Estaba convencido de que el ministerio de la Palabra de Dios fracasaría si carecía de la liberación del espíritu. No le costaba mucho trabajo liberar su espíritu, ya que en el transcurso de los años de sufrimientos su hombre exterior había sido quebrantado. Sin embargo, para los que estábamos con él nos resultaba bastante difícil liberar nuestro espíritu, porque nuestro hombre exterior todavía permanecía intacto.
Cuando él estaba con los demás o cuando ministraba la Palabra, su espíritu no necesitaba mucho tiempo para brotar. Desde el principio de su mensaje, él podía liberar su espíritu. Su hombre exterior estaba quebrantado, lo cual le permitía liberar el espíritu en todo momento, a menos que lo restringiera intencionalmente. Nos era difícil liberar nuestro espíritu, pero él casi no podía evitar que su espíritu brotara, porque la cáscara de su hombre exterior había sido quebrantada.
No sólo hablamos de andar en el espíritu para llevar una vida espiritual, sino también de liberar el espíritu a fin de que la vida brote de nosotros para abastecer y nutrir a los demás. La conversación y el ministerio de Watchman Nee eran ricos en vida, lo cual se debía a que su hombre exterior había sido quebrantado y, en consecuencia, su espíritu era liberado fácilmente.
Watchman Nee recalcaba la necesidad de que el hombre exterior fuese quebrantado para que el espíritu pudiera brotar. El afirmaba que el quebrantamiento del hombre exterior no puede realizarse en poco tiempo. Dios propicia todas las situaciones y circunstancias en nuestra vida con este único fin. Dicho quebrantamiento es la consumación de la disciplina del Espíritu Santo.
Poco después de reanudar su ministerio, volvió a recalcar continuamente el quebrantamiento del hombre exterior. Al compartir con nosotros acerca de la obra del Señor, destacaba el hecho de que entre los colaboradores, la falta de eficacia y de fruto se debía a la falta de quebrantamiento del hombre exterior. En los numerosos años de sufrimientos, él experimentó plenamente este quebrantamiento y nos dio ejemplo. Puesto que lo conocí personalmente, puedo afirmar que ésta fue la lección final que aprendió del Señor.
https://www.librosdelministerio.org/books.cfm
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