Fecha de publicación: 26/12/2024
Tiempo estimado de lectura: 7 - 9 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2024/12/what-will-kingdom-life-look-like/
Como aspirantes a Vencedores, decimos con el apóstol Pablo en Filipenses 3: 12, 13:
12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado…
Pablo estaba hablando de la Primera Resurrección, que es la promesa dada a los Vencedores. No estaba hablando de la salvación en sí, sino del supremo llamamiento de Dios, que es recibir la inmortalidad en el primer escuadrón, al final de la Edad presente. Por eso decimos que somos aspirantes a Vencedores, teniendo fe en la promesa de Dios (Romanos 4: 21), y teniendo esperanza en “la redención de nuestro cuerpo” (Romanos 8: 23).
Romanos 8: 24, 25 nos dice:
24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve no es esperanza; porque ¿quién espera lo que ve? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con perseverancia lo aguardamos.
La incertidumbre de Pablo se ha interpretado muchas veces, erróneamente, como que no estaba seguro de su salvación. Por eso, algunos han dicho que no se puede saber con certeza si se ha sido salvo hasta que se pasa de esta vida a la siguiente. Otros han enseñado que se puede perder la salvación que Jesús obtuvo para el mundo mediante su muerte y resurrección. La verdad es que la salvación no se puede perder, pero sí se puede posponer hasta una resurrección posterior o incluso hasta el fin de los tiempos, en el Jubileo de la Creación.
La promesa del Nuevo Pacto
Una promesa no es la herencia en sí, sino una garantía de que la recibiremos en el futuro. El Nuevo Pacto, cuando lo recibimos, garantiza que ya no tendremos que aprender los caminos de Dios, porque, como dice Dios, “todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande” (Hebreos 8: 11). El hecho de que todavía sea llevado a enseñar la Palabra y los Caminos de Dios, es evidencia de que el Nuevo Pacto sigue siendo una promesa que aún no se ha realizado en la experiencia real.
En otras palabras, aunque ahora aspiramos a cumplir la Fiesta de Tabernáculos, todavía necesitamos el Bautismo de Fuego que quema la paja de nuestros corazones (Mateo 3: 11). Nuestra carne todavía necesita ser consumida por la naturaleza ardiente de Dios y su Ley. Pablo comprendió esto, y por eso no podía afirmar que era perfecto cuando escribió a los santos de Filipos.
Condiciones en la Edad venidera
La Primera Resurrección de los Vencedores muertos y la “transformación” que verán los Vencedores que estén vivos (1ª Corintios 15: 51) marcarán el momento en que conocerán a Cristo y entenderán su mente a la perfección (1ª Juan 3: 2). Entonces será cuando la promesa del Nuevo Pacto se hará realidad en sus corazones y en su experiencia.
Pero ¿qué pasa con los demás? ¿Qué pasa con aquellos que deben esperar hasta la Resurrección General mil años después (Apocalipsis 20: 5)? Obviamente, la mayoría de los que vivan en la Edad venidera serán muy parecidos a nosotros hoy. Habrá creyentes e incrédulos. Isaías 2 :3 habla de esa Edad, diciendo:
3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y vayamos al monte de Yahweh, a la casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos, y andemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahweh.
El testimonio de los Vencedores perfeccionados provocará el mayor movimiento del Espíritu Santo jamás visto en la historia mundial. Naciones enteras aceptarán a Cristo como su Rey. Sin embargo, estas personas todavía tendrán que esperar mil años, hasta la Resurrección General, cuando sean convocadas al gran Trono Blanco. Allí toda rodilla se doblará y toda lengua confesará/profesará a Cristo para gloria de Dios Padre (Fil. 2: 10, 11).
Los que fueron criados en la fe recibirán vida (inmortalidad), mientras que los (antiguos) incrédulos tendrán que pasar por el bautismo de fuego para llegar a la madurez espiritual (Juan 5: 28, 29). A éstos también se les dará vida al final de esa Edad Final de Juicio, cuando se declare el Gran Jubileo de la Creación y todos regresen a su herencia.
La obra de los Vencedores
Está claro, entonces, que tomará mucho tiempo para que el Nuevo Pacto sea implementado en toda la humanidad de modo que todas las cosas sean puestas bajo los pies de Cristo (1ª Corintios 15: 27). Mientras que los Vencedores experimentarán las provisiones del Nuevo Pacto, la gran mayoría de la humanidad permanecerá bajo el Antiguo Pacto, aunque aprendiendo las promesas del Nuevo Pacto.
Por lo tanto, todavía habrá necesidad de autoridad con todos sus niveles. Apocalipsis 20: 6 dice que los Vencedores “reinarán con él por mil años”. Tal autoridad es irrelevante cuando todos los hombres conocen a Cristo y ya no tienen necesidad de enseñanza y entrenamiento en justicia. Jesús afirmó esto en una parábola en Lucas 19, donde leemos que a los siervos fieles se les dará autoridad sobre cinco o diez ciudades (Lucas 19: 17, 19).
Las naciones tendrán que aprender el Nuevo Orden del Reino de manera práctica. Uno de los fundamentos más básicos del Reino es el de la Herencia de la Tierra. Mientras que la herencia de los Vencedores será la redención del cuerpo, que es su “tierra”, el resto de la humanidad necesitará una herencia en la tierra, similar a la que Dios dio a las familias israelitas en Canaán. Esta herencia de tierra fue el fundamento de su economía. Les dio raíces, estabilidad y contribuyó en gran medida a evitar la pobreza y la falta de vivienda.
Uno de los grandes problemas económicos del mundo moderno es que la mayoría de la gente no tiene herencia de tierras, lo que los pone en desventaja y es una de las principales razones por las que la gente se concentra en las grandes ciudades. Esto en sí mismo crea una disonancia psicológica y una mentalidad de rebaño que generalmente no es propicia para la cultura del Reino. Cuando la gente se queda sin trabajo, a menudo no tiene respaldo, porque no tiene una herencia familiar a la que regresar. Muchos terminan viviendo debajo de un puente entre las personas sin hogar.
Miqueas 4: 4 nos da una visión de la vida del Reino para la mayoría de la gente en la Edad venidera, diciendo:
4 Se sentará cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente, porque la boca de Yahweh de los ejércitos lo ha hablado.
Esto no se aplica a los Vencedores, sino a los no Vencedores que formarán parte del Orden del Reino en la Edad venidera. Ellos se beneficiarán enormemente de una herencia de tierra terrenal, pero todavía no experimentarán la promesa completa de la Fiesta de los Tabernáculos. Esta será una era de paz y prosperidad “sin nadie que los atemorice”, de modo que, aunque puedan estar decepcionados por haber perdido la primera oportunidad de ser transformados a su semejanza, seguirán siendo bendecidos por la cultura, las Leyes y el modo de vida del Reino.
La Tierra será valorada en términos de su producción, en lugar de en términos de valor especulativo. Asimismo, toda la tierra del Reino se mantendrá en un fideicomiso del Reino, propiedad de Dios, pero entregada a cada familia como herencia (Levítico 25: 23). Esto evitará que las personas vendan la tierra imprudentemente para obtener ganancias a corto plazo y pierdan su herencia como consecuencia a largo plazo.
En tales circunstancias, también será necesario algún medio de intercambio de bienes y servicios, ya que cada herencia será capaz de producir alimentos, minerales o un producto industrial que otros querrán comprar. El dinero de Dios es el oro y la plata (Hageo 2: 7, 8), y las monedas se valorarán en unidades de esos metales. El valor del oro y la plata está en la cantidad de trabajo que se requiere para extraerlos, refinarlos y convertirlos en un patrón de valor. El resultado de esto es que nadie perderá dinero por la inflación. Ahorrar dinero no resultará en una pérdida de poder adquisitivo a lo largo de los años.
Las Leyes sobre la Herencia de Tierra y el dinero son fundamentales para la economía del Reino. También ponen fin al principio impío del colonialismo, según el cual los hombres roban la tierra y su riqueza mientras dejan a los pueblos indígenas en la más absoluta pobreza.
Finalmente, ¿cómo llegamos allí desde aquí? ¿Cómo haremos la transición de la práctica babilónica a la vida del Reino? Aquellos que tienen una mentalidad del Antiguo Pacto tienden a pensar que Jesús va a regresar para hacer guerra, matar y confiscar sus tierras para los creyentes. Bajo el Antiguo Pacto, los israelitas confiscaron tierras de los cananeos, pero bajo el Nuevo Pacto, hay justicia igual para todos. La tierra será comprada a un precio justo. A medida que los hombres se conviertan en creyentes, con fe en Jesucristo, reconocerán con gusto que su tierra pertenece a Dios y que ellos son meros administradores. Con gusto cambiarán su derecho de propiedad por un derecho de administración.
Como aspirantes a Vencedores, estas son algunas cosas que debemos saber para poder llevar una visión del Reino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.