Sigamos los pasos de nuestro Señor sin lloriqueos ni autocompasión como dice mi amiga y hermana en Cristo Kelly (esposa del misionero Pabel) y glorifiquemos a Dios por nuestra humillación, al final tendremos nuestra recompensa, Cristo mismo es nuestro galardón.
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En la Escuela del Espíritu: HUMILLADOS PARA APRENDER Por Adriana Patricia
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