En
los capítulos anteriores hemos visto el mandato de Dios al hombre y
la mujer, de someter y gobernar a las bestias. Este mandamiento se da
en el primer capítulo de la Biblia. También hemos leído en el
último libro de la Biblia que habrá un grupo de vencedores que
tendrán la victoria sobre la bestia, su imagen y el número de su
nombre.
De
principio a fin la Biblia se centra en el Plan de Dios para el hombre
de gobernar sobre la naturaleza de la bestia, y vemos este
mensaje en tipos y sombras a través de las páginas de la Escritura.
No debemos sorprendernos entonces de encontrar este mismo simbolismo
en el centro de la Biblia, en el libro de los Salmos.
Sal 8:4-8
LBLA digo: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el
hijo del hombre para que lo cuides? (5) ¡Sin embargo, lo has hecho
un poco menor que los ángeles, y lo coronas de gloria y majestad!
(6) Tú le haces señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has
puesto bajo sus pies: (7) ovejas y bueyes, todos ellos, y también
las bestias del campo, (8) las aves de los cielos y los peces del
mar, cuanto atraviesa las sendas de los mares.
David
repite en este Salmo las mismas tres clasificaciones de animales que
se mencionan formadas en el quinto y sexto día de la creación.
Habla de las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces y
criaturas del mar. David testificó que Dios hizo al hombre para
gobernar sobre estas bestias.
Dios
nos dijo acerca de David que él era "un hombre conforme a su
corazón". La gente ha tomado esta expresión para
significar varias cosas. Algunos han entendido el sentido de que
David siguió a Dios, Su voluntad y placer, mientras que otros lo han
tomado en el sentido de que el corazón de David era semejante al de
Dios. Creo que hay algo de verdad en ambos entendimientos, y que
David busco tanto a Dios y Su voluntad, que él llegó a ser
conformado a imagen y semejanza de Dios en muchas maneras.
El
primer mandamiento que Dios dio a la humanidad era a someter y
gobernar sobre las bestias, y una de las primeras cosas que
aprendemos de David es que caminaba en esto de una manera muy
literal.
1Sa
17:34-36 LBLA Pero David respondió a Saúl: Tu siervo apacentaba
las ovejas de su padre, y cuando un león o un oso venía y se
llevaba un cordero del rebaño, (35) yo salía tras él, lo
atacaba, y lo rescataba de su boca; y cuando se levantaba contra mí,
lo tomaba por la quijada, lo hería y lo mataba. (36) Tu siervo ha
matado tanto al león como al oso…
Incluso
de joven David había comenzado a someter y gobernar sobre las
bestias, tanto de dentro como de fuera. Lo
que David realizó al matar al león y el oso era un símbolo de su
victoria hacia adentro sobre la naturaleza bestia. Creo que el león
representa el orgullo.
Llamamos a un grupo de leones orgullo. Satanás es representado como
un león rugiente, y sabemos que el orgullo fue su caída. Pablo, al
escribir a Timoteo, habla del error de Satanás. Al hablar de las
cualidades de alguien que está en condiciones de dirigir la iglesia
de Cristo, escribe:
1Ti 3:4-6
LBLA Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con
toda dignidad (5) (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su
propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?); (6) no
un recién convertido, no sea que se envanezca y caiga en la
condenación en que cayó el diablo.
El
orgullo y la vanidad fueron la caída del rey Saúl por lo cual Dios
escogió a David para reemplazarlo. El
rey Saúl era poco a sus propios ojos antes de que él fuera hecho
rey, pero el orgullo se apoderó de su vida y lo llevó a la
arrogancia y la desobediencia a Dios. El profeta Samuel habló
a Saúl del cambio que se produjo en él.
1Sa 15:17
LBLA Y Samuel dijo: ¿No es verdad que aunque eras pequeño a tus
propios ojos, fuiste nombrado jefe de las tribus de Israel y el SEÑOR
te ungió rey sobre Israel?
Saúl
fue una vez poco en sus propios ojos, incluso escondiéndose entre el
equipaje cuando los hombres de Israel lo buscaban para hacerle su
primer rey. Sin embargo, Saúl no se quedó pequeño ante sus propios
ojos. Se convirtió en vanidoso, y
en su orgullo se convirtió en terco y voluntarioso. Ya no tuvo la
precaución de hacer esas cosas que Dios le había mandado. Él optó
por hacer las cosas a su
manera, en lugar de la
manera de Dios.
Nunca
leemos de Saúl que él matara al león o el oso, o gobernara sobre
las criaturas. De hecho, en la
primera mención de la Biblia de Saúl le vemos guiado por los
animales que se destacan por su terquedad.
Parecería que este fracaso para gobernar sobre este terco animal era
un testimonio profético de lo que estaba por venir en la vida de
Saúl.
1Sa 9:3-4
LBLA Y las asnas de Cis, padre de Saúl, se habían perdido, por lo
cual dijo Cis a su hijo Saúl: Toma ahora contigo uno de los criados,
levántate, y ve en busca de las asnas. (4) Y Saúl pasó por la
región montañosa de Efraín y recorrió la tierra de Salisa, pero
no las hallaron. Luego pasaron por la tierra de Saalim, mas no
estaban allí. Después atravesaron la tierra de los benjamitas, pero
no las encontraron.
Repetidamente
leemos cómo estos animales mudos, estos burros tercos, eludieron a
Saúl. En todas partes se veía que no podía encontrarlos para poder
frenarlos, dominarlos y llevarlos de vuelta a su padre firmemente
bajo su control. Esto habla de su
incapacidad para gobernar el orgullo y la terquedad de su propia
carne y presentar esta área a Dios el Padre bajo sujeción. Saúl
no encontró a los burros ni gobernó sobre ellos.
1Sa
9:19-20 LBLA Respondió Samuel a Saúl y dijo: Yo soy el vidente.
Sube delante de mí al lugar alto, pues hoy comerás conmigo, y por
la mañana te dejaré ir y te declararé todo lo que está en tu
corazón. (20) En cuanto a tus asnas que se perdieron hace tres
días, no te preocupes por ellas pues han sido halladas. Y ¿para
quién es todo lo deseable en Israel? ¿No es para ti y para toda la
casa de tu padre?
Samuel
informó a Saúl que se habían encontrado los burros. Lo que Saúl
no pudo hacer, alguien más lo logró. Así también, en la Iglesia
hay muchos que están fallando en encontrar y gobernar sobre la
naturaleza de la bestia dentro de ellos, pero Dios tendrá un
remanente que lo hará. Habrá aquellos que, como David, son
victoriosos sobre las bestias.
Tanto
la vida de Saúl como la de David son parábolas que revelan que Dios
llama a muchos hombres y mujeres para compartir el honor de gobernar
y reinar con Su Hijo Yeshua, pero sólo aquellos que gobiernan la
naturaleza bestia serán elegidos para continuar en los puestos de
honor en el Reino. El Reino de Dios será quitado de los que no
someten y gobiernan sobre las bestias y dado a los que si lo hacen.
1Sa 15:28
LBLA Entonces Samuel le dijo: Hoy el SEÑOR ha arrancado de ti el
reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo que es mejor que tú.
Al
ver lo que precipitó estas palabras de Samuel a Saúl, el asunto fue
su fracaso para gobernar sobre la naturaleza animal y puede verse aún
más claramente. Dios habló a Saúl sobre la destrucción de los
amalecitas, y Dios dio a Saúl instrucciones explícitas en este
asunto.
1Sa 15:3
LBLA "Ve ahora, y ataca a Amalec, y destruye por completo todo
lo que tiene, y no te apiades de él; antes bien, da muerte tanto a
hombres como a mujeres, a niños como a niños de pecho, a bueyes
como a ovejas, a camellos como a asnos".
Es
interesante una vez más tomar en cuenta la mención de asnas en esta
lista. El animal que Saúl había fallado en someter y gobernar en el
principio, se le manda matarlo y no dejarlo por botín.
A
Saúl también se le ordenó destruir las otras bestias de los
amalecitas, como sus bueyes, ovejas y camellos. Pero Saúl encontró
una excusa para dejar lo más atractivo de los animales con vida.
1Sa
15:7-9 LBLA Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila en
dirección a Shur, que está al oriente de Egipto. (8) Capturó
vivo a Agag, rey de los amalecitas, y destruyó por completo a todo
el pueblo a filo de espada. (9) Pero Saúl y el pueblo perdonaron a
Agag, y a lo mejor de las ovejas, de los bueyes, de los animales
engordados, de los corderos y de todo lo bueno, y no lo quisieron
destruir por completo; pero todo lo despreciable y sin valor lo
destruyeron totalmente.
Qué
tragedia hay en estas palabras, "y
no lo quisieron destruir por completo"
¿Cuántos santos se vuelven atrás de la cruz, cuando Dios les manda
crucificar la carne por completo? Tal vez ellos se aferran a algún
área de la codicia, o algún pecado secreto, algunos a la lujuria, o
el orgullo. Ellos dicen: "Dios, voy a destruir lo que es poco
atractivo para mí, pero voy a aferrarme a lo que valoro y no puedo
soportar la idea de ponerlo a muerte".
Santos,
esta es la razón por lo cual los que son llamados de Dios deben
tomar en cuenta el costo del discipulado. Dios
no está satisfecho con los
que retroceden, los que
no permiten que él haga una obra profunda de transformación en sus
vidas. Él no quiere que el hombre deje áreas no-crucificadas de la
naturaleza de la bestia. Los santos son llamados a presentarse en
sacrificio vivo y que todo su cuerpo pueda ser consumido en el altar.
Observe
ahora el engaño de Saúl, pues se encuentra en todas partes en la
Iglesia de hoy.
1Sa
15:13-15 LBLA Entonces Samuel vino a Saúl, y Saúl le dijo:
¡Bendito seas del SEÑOR! He cumplido el mandamiento del SEÑOR.
(14) Pero Samuel dijo: ¿Qué es este balido de ovejas en mis oídos
y el mugido de bueyes que oigo? (15) Y Saúl respondió: Los han
traído de los amalecitas, porque el pueblo perdonó lo mejor de las
ovejas y de los bueyes, para sacrificar al SEÑOR tu Dios; pero lo
demás lo destruimos por completo.
Muchos
son los santos que fingen haber llevado a cabo la voluntad del Señor.
Sin embargo, estos santos han decidido olvidar gran parte de la
voluntad de Dios. Vienen a Dios y declaran: "He guardado la fe
mediante el mantenimiento de mi confesión de Cristo", sin
embargo, han ignorado muchas advertencias de Dios para que los santos
sean santos, como Él es santo. Se
han olvidado de alguna manera que Cristo dijo que todos los que
quieran seguirlo tienen que tomar la cruz cada día, y negar la
carne, y vivir para el placer de Dios antes que sus propios placeres.
¿Cuál
fue la justificación de Saúl para desobedecer la orden de Yahwéh?
Declaró que él y el pueblo perdonaron a las bestias atractivas para
que pudieran ser presentadas al Señor como sacrificio. Este
acto de desobediencia fue supuestamente hecho para Dios.
Con tal engaño la Iglesia justifica su permanencia cabalgando sobre
la bestia hoy.
La
iglesia dice: "Es bueno amar el dinero, porque si yo tengo mucho
dinero puedo dar más a Dios". La iglesia dice: "Es bueno
para mí tener un aspecto glorioso, para promoverme a mí mismo y
contar de mis grandes honores y premios de educación y mucho más,
porque entonces la gente va a pensar que soy sabio y me escuchará
cuando les hable de Cristo. La Iglesia dice: "es bueno que me
sacie de los bienes de este mundo, porque entonces el mundo no me
encontrará tan repulsiva, sino que se sentirán atraídos por mi
abrazo y entonces serán llevados a Cristo. Yo misma debo darme a
mucho entretenimiento y placer, porque estas cosas van a atraer a los
perdidos". La Iglesia dice: "Tengo que tener el mismo tipo
de música que el mundo, y los mismos estilos de ropa, y debo tener
tanto del sabor del mundo como sea posible, para que de esta manera
pueda atraer a más personas y llevarlos a Dios''.
Sin
embargo, Dios ve a través del engaño. La decisión de la Iglesia de
preservar a la naturaleza bestia no llegó por la voluntad de Dios,
pero si por nuestra propia voluntad. La
Iglesia no quiere abrazar la cruz y dejar de perseguir al mundo y sus
placeres, porque ella ama el mundo y las cosas del mundo. Es una
Iglesia carnal que sigue a Dios a medias tintas, y es una Iglesia tal
que le arrebataran el Reino y será entregado a alguien que sea mejor
que ella.
Aquí
ahora hay una gran distinción entre los vencedores y los que van a
ser rechazados por ser miembros de una Iglesia ramera. La
ramera, como Saúl, se excusa cuando se enfrenta a su incapacidad
para hacer la voluntad de Dios. Los que son vencedores
tropezarán a veces, tal vez incluso mal como lo hizo David en su
pecado con la esposa de Urías; sin embargo, cuando se enfrentan a
sus transgresiones, los vencedores van a responder con
arrepentimiento rápido. Cuando el
profeta Samuel confrontó al rey Saúl
se encontró con excusas y justificaciones.
En marcado contraste, cuando el profeta Natán confrontó a David,
leemos:
2Sa 12:13
LBLA Entonces
David dijo a Natán: He pecado contra el SEÑOR...
David
no sólo confesó su pecado, sino que nunca transgredió de la misma
manera otra vez. Saúl, sin embargo, se hizo más voluntarioso y
terco en el resto de su reinado. Su
fracaso en arrepentirse sinceramente y completamente lo llevó a ser
entregado a un mayor error. Saúl mató a una ciudad
entera de sacerdotes por celos, y consultó a un adivino poco antes
de su muerte.
Hoy
en día existe un grupo de santos que están abrazando la cruz y que
somete y gobierna sobre la naturaleza bestia, crucificando la carne y
sacudiendo sus cuerpos. Se están convirtiendo cada vez más en
apartados para Dios y el Espíritu los trae ante Sí, antes de
conquistar nuevos enemigos. Cuando
el Espíritu brilla la luz sobre su vida y señala algunas áreas de
pecado, ellos responden con acuerdo,
y se apartan del pecado y buscan diligentemente seguir el curso de la
justicia.
Hay
otro grupo, un grupo mucho más grande, que evita la cruz. El
Espíritu también brilla la luz en su vida, pero ellos hacen excusas
y presentan justificaciones para su carnalidad continuada y su
subordinación a la carne. Estos no se dan cuenta de que la oscuridad
en ellos está creciendo y se hace más oscura. Ellos no ven la luz
extinguiéndose en sus vidas, y ellos no son conscientes de su
peligro de ser excluidos del Reino de Dios, o que su lugar en el
Reino sea dado a otro.
Saúl
y David son imágenes de dos tipos de cristianos. Dios
está llamando a todos los santos a someter y gobernar sobre las
bestias, y no dejar sobra de nada. No es de extrañar que Cristo es
llamado el Hijo de David, lo que David comenzó a hacer en gobernar
sobre las bestias, Cristo lo completó. Yeshua sometió y gobernó
sobre todo. Que muchos hijos e hijas puedan ser a Su imagen.
(Traducción de Bayron E. Mansilla)
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