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SAL DE TI MISMO / NO TE IMPORTE REVELAR TUS DEFECTOS (Sorbos Místicos), François Fenélon




SAL DE TI MISMO

Siempre que vivas en base a tu vieja naturaleza estarás abierto a todas las injusticias del hombre. Tu temperamento te meterá en luchas, tus pasiones chocarán con tu prójimo, tus deseos serán como tiernos brotes expuestos a las saetas del enemigo. Todo estará en tu contra ... atacándote desde todas direcciones.

Si vives por la misericordia de una muchedumbre de deseos de codicia y avaricia, entonces nunca hallarás la paz. Nunca estarás satisfecho porque todo te preocupará. Serás como un inválido postrado en cama durante años ... donde sea que te toquen sentirás dolor. 

Tu amor propio es terriblemente susceptible. No importa lo poco que le insulten, chilla ¡asesino! Añádele a esto toda la insensibilidad de los otros, su repugnancia ante tu debilidad (y tu repugnancia ante la suya), y lo que tienes son los hijos de Adán atormentándose eternamente uno al otro.

La única esperanza es que salgas de ti mismo. Pierde todo tu interés propio. Sólo entonces puedes disfrutar la verdadera paz reservada para los hombres de buena voluntad. Personas así no tienen otra voluntad más que la de Dios. Si te allegas a un lugar así, ¿qué puede dañarte? Ya no serás atacado por tus esperanzas o miedos. Puedes estar preocupado, molesto, o afligido, pero puedes reposar en Él. Ama la mano que te disciplina. Encuentra la paz en todas las cosas ... incluso yendo a la Cruz. Estate contento con lo que tienes. No quieras más.

Ríndete a Dios y encuentra la verdadera paz.



VIVE DÍA A DÍA

Tu camino espiritual es algo inquieto e impaciente. Simplemente confía en Dios. Si vienes a Él, Él te dará todo lo que necesitas para servirle. Necesitas de verdad creer que Dios mantiene su Palabra.

Cuanto más confíes en Él, tanto más será capaz de darte. Si estuvieras perdido en un desierto imposible de cruzar, el pan caería del cielo sólo para ti.

No temas nada excepto fallar a Dios. Y ni siquiera temas este hecho tanto que llegue a sacarte de quicio. Aprende a vivir con tus fracasos, y carga con los fracasos de tus prójimos.

¿Sabes lo que sería lo mejor para ti? Deja de aparentar ser tan mental y espiritualmente perfecto para con Dios y el hombre. Hay mucho egoísmo y complacencia refinados en no dejar revelar tus defectos. Sé sencillo con Dios. A Él le encanta comunicarse con las personas sencillas. Vive día a día, no en tu propia fuerza, sino totalmente rendido a Dios.



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

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