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Aunque nuestro mundo se ha hecho mucho peor que la corrupta Sodoma, vamos a ver esto cada vez más. Como está profetizado para el Milenio, nación tras nación irán reconociendo en sus constituciones que la soberanía no está en el pueblo sino en Dios y las constituciones tendrán que sujetarse a la Palabra de Dios como norma suprema. Obviamente los valores cristianos poco tienen que ver con el catolicismo, pero aún esta confusión será aclarada con el Último Gran Avivamiento, que está por comenzar muy en breve.
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