QUIERO
CONOCERLO A ÉL … (Filipenses 3:10)
(El santo que anda en el Espíritu)
Oswald
Chambers
La
iniciativa del creyente no debe estar dirigida hacia la
autorrealización, sino hacia el conocimiento de Jesucristo. Un santo
que anda en el Espíritu nunca cree que sus circunstancias son
casuales, ni piensa que su vida está dividida entre lo secular y lo
sagrado, él ve todas las circunstancias en que se encuentra como un
medio para conocer más a nuestro Señor. Su actitud es de entrega y
sumisión incondicional a Él. Como el Espíritu Santo está decidido
a que desarrollemos plenamente a Jesucristo en cada área de nuestra
vida, nos hará volver al mismo punto una y otra vez hasta que lo
hagamos. La autorrealización solo conduce a la exaltación del
trabajo. En actividades como beber, comer o lavar los pies de los
discípulos, debemos tomar la iniciativa de que Jesucristo sea
exaltado y pleno en ellas. Cada etapa de nuestra existencia tiene su
contraparte en la vida de Jesús. Nuestro Señor desarrolló
plenamente su relación con el Padre incluso en el trabajo más
sencillo. "Sabiendo Jesús... que había salido de Dios y a Dios
iba... tomando una toalla... comenzó a lavar los pies de los
discípulos", Juan 13:3-5.
La
meta de un santo que anda en el Espíritu es "conocerlo a Él".
¿Lo conozco en el lugar donde me encuentro hoy? Si no, le estoy
fallando. No estoy aquí para la autorrealización, sino para conocer
a Jesucristo. Con demasiada frecuencia ocurre en el trabajo cristiano
que la iniciativa es el resultado de comprender que hay algo por
hacer y que debemos hacerlo. Sin embargo, esa nunca es la actitud del
creyente espiritual. Su objetivo es alcanzar la exaltación y la
plenitud de Jesucristo en todas las circunstancias de la vida.
(Por gentileza de Rafael Restrepo)
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