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ANDAR EN LA REALIDAD DE LA RESURRECCIÓN-LA BÚSQUEDA DE IDENTIDAD (¿Reforma o cambio de fuente de vida?), Douglas Weaver


Ver y releer en una red social este artículo de Douglas Weaver, que también nosotros habíamos publicado en nuestro blog Finisterre en marzo del 2012, nos ha movido a replicarlo hoy aquí. 

¡Es un verdadero deleite que queremos compartir con ustedes!

Enlace:

Porción del artículo:
... El hecho es que en tiempos de juicio divino, y especialmente durante los días de cautiverio, todo está en un estado impuro, porque todo no está a la altura de la gloria de Dios. Incluso la construcción del Segundo Templo en sí no solucionaba realmente el problema. En primer lugar, el templo todavía estaba sujeto al dominio de la Segunda Bestia (Persia). En segundo lugar, la sangre de toros y machos cabríos no podía quitar el pecado (Heb. 10:4). En tercer lugar, todo el mundo, incluyendo los sacerdotes, eran aún mortales. En ese sentido más alto, todos ellos estaban tocando un cadáver (el propio)Nadie está realmente preparado, "limpio", hasta que deja de tocar un cadáver



(Administrador-Traductor: Creemos que el tiempo que vivimos en el desierto, en el alma, en la carne, en Pentecostés, ... es un tiempo de juicio, de cautiverio babilónico. Pablo clamaba, ¿¡Quién me librará del cuerpo de esta muerte!? David decía al Señor: no despreciarás el corazón contrito y humillado; es decir, al corazón circuncidado en Gilgal, tras pasar el Jordán. Aunque el sacerdote lo era por nacimiento, no estaba en condiciones de servir hasta su madurez a los 30 años. Así nosotros tampoco lo estamos aunque seamos hijos desde que creímos, si no hemos llegado a la madurez de Tabernáculos. En definitiva, cuando servimos en la carne, servimos inmundos o contaminados y Dios no puede recibir nuestras ofrendas, por muy buenas que sean nuestras intenciones. Hemos de morir al viejo hombre de muerte y éste ha de quedar sepultado bajo las aguas del Jordán, para que la nueva criatura, el nuevo hombre, pueda ser quien ministre al Señor. Mal 3:1 He aquí, yo envío mi Mensajero, el cual barrerá el camino delante de mí; y luego vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, dijo el SEÑOR de los ejércitos. 2 ¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? O ¿quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él será como fuego purificador, y como jabón de lavadores. 3 Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; Y OFRECERÁN AL SEÑOR PRESENTE CON JUSTICIA. Los sacerdotes también eran levitas y, como sacerdotes, podían comer de los sacrificios, podían estudiar la Torá, podía aprender y prepararse, pero no podían ministrar hasta cumplir la edad de 30 años. Un cadáver solo puede ofrecer obras muertas. ¡Cuanto fuego extraño hemos estado ofreciendo en nuestro cautiverio babilónico, cantando las canciones de Jerusalén estando en el Cautiverio Babilónico de la Iglesia, Sal. 137:2-3! De ahí el llamado a la quietud, a sentarse a los pies del Señor, hasta que le podamos ofrecer sacrificios en justicia).

4 comentarios:

  1. Excelente artículo, lo leí hace como cuatro años, pero vale la pena releerlo una y otra vez, lo compartiré en mi blog mañana Chema, porque es bueno que la iglesia de Cristo entienda de donde viene su identidad.

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    1. Muchas gracias Patricia. Sí, es necesario que seamos hallados en Cristo no teniendo nuestra propia justicia, sino la Suya.

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  2. Así es, pero que difícil que el pueblo de Dios entienda esto, está tan arraigado esto en nuestra vida que Dios tiene que amputar esto en nuestro corazón. Esto produce gangrena espiritual.

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