Tabernáculos nos sana de la ceguera para cenar con Jesús |
2 de enero 2016
El
segundo consejo que Cristo dio a la iglesia de Laodicea
en Apocalipsis
3:18 era
comprar "vestiduras
blancas".
Tales prendas sólo pueden ser compradas con la moneda del Reino: el
"oro
refinado por el fuego",
mencionado anteriormente. Las
prendas blancas están hechas de "lino fino",
que "es las acciones justas de
los santos" (Apocalipsis
19: 8). Estas son las prendas necesarias para servir a Dios
en el santuario (Levítico 16:23).
Estas prendas son usadas por los que hacen sólo las obras de Dios,
haciendo sólo lo que ven a Su padre hacer.
La
finalidad declarada de la compra de estas prendas es "que la
vergüenza de tu desnudez no se descubra" (sea
expuesta). Esto se refiere a los tiempos de Adán y Eva, cuando
estaban "desnudos", después de que pecaron. En Génesis
3:10 Adán
dijo a Dios, "tuve miedo,
porque estaba desnudo". A
partir de entonces, la desnudez
era un modismo hebreo para el
pecado que está totalmente expuesto
y
sin poder ocultar
la verdad (2Corintios
5: 3).
Ya que
Laodicea era conocida por su industria textil y su fabricación de
túnicas, todos los que leyeran este consejo en el tiempo de Juan
habrían reconocido la ironía inherente a este consejo. Así
como hay oro terrenal tanto como "oro" celestial, también
había allí ropa terrenal como celestial.
Colirio
La
tercera cosa que Cristo aconsejó a la iglesia comprar
era "colirio para
ungir tus ojos". Una
vez más, Laodicea era conocida por su colirio hecho de polvo frigio,
y por tanto había colirio terrenal y celestial. El
polvo frigio era utilizado para curar los ojos físicos, pero uno
necesitaba oro celestial para comprar el colirio celestial
que
pudiera curar la ceguera espiritual.
La
implicación es que el oro celestial, que es la fe refinada
por el bautismo de fuego, debe ser obtenido con el fin de
eliminar la dureza a la iglesia de Laodicea. Es irónico,
entonces, que a pesar del avivamiento pentecostal que se produjo al
final de la era de la iglesia de Filadelfia, la iglesia de Laodicea
estuviera ciega y no se diera cuenta.
22 La
lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno,
todo tu cuerpo estará lleno de luz. 23 Pero si tu ojo es
malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la
luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es la oscuridad!
Es
precisamente porque los cristianos han recibido a Cristo, y los
pentecostales han recibido el bautismo del Espíritu Santo, que no
pueden comprender cómo pueden estar ciegos a la palabra de Dios y
también a lo que estaba sucediendo a su alrededor. Parece
inconcebible para ellos. Es tan incomprensible como lo fue con
los líderes religiosos en la época de Jesús.
Sin
embargo, Jesús sanó los ojos de los ciegos, para mostrarnos que Él
es también la única fuente de curación para los ojos
espirituales. En Juan 9 leemos la historia de un hombre que
había nacido ciego (Juan 9: 1) y
como Jesús lo sanó. Este fue el sexto de los ocho
milagros-señales en el evangelio de Juan, que se correlacionan con
los ocho días de la fiesta de los Tabernáculos. El
ciego fue sanado cuando se lavó del barro que Jesús había puesto
sobre sus ojos. La
arcilla representa la carne,
porque todos somos "arcilla" en las manos del
alfarero. Isaías
64: 8 dice:
8 Pero
ahora, oh Padre, Tú eres nuestro Padre; nosotros barro, y tú
eres nuestro alfarero; y todos somos la obra de tu mano.
Al
poner lodo sobre los ojos del ciego (Juan 9: 6), Jesús
actuó como Creador haciendo las vasijas de arcilla. Al
decirle que
se lavara de la arcilla,
Jesús dio instrucciones sobre cómo
ser libre de ceguera. Por
tratarse también de una de las señales que se correlacionan con la
fiesta de los Tabernáculos, también muestra
que la ceguera se cura, no en Pentecostés, sino en los
Tabernáculos. El
poder del Espíritu que opera en Pentecostés ha curado muchos ojos
ciegos, pero para curar los ojos espirituales ciegos se hace sólo a
través del poder de Tabernáculos. Por lo tanto, aquellos que
están iluminados para ver la verdad en la palabra han aprovechado el
poder de los Tabernáculos.
Esta
es la promesa dada a los
vencedores. El
resultado típico es que son
excomulgados del sistema religioso, como el ciego fue expulsado de la
sinagoga (Juan 9:34). Los
ciegos no quieren aquellos que son sanados den testimonio de la
verdad, no sea que la luz exponga a la gente ante su ceguera.
Pablo
habla de esa ceguera
en términos del velo
que está en los ojos de los que leen los escritos de Moisés por la
tenue luz de la Antigua Alianza (2 Corintios 3:14, 15). Más
tarde, se dice en 2
Corintios 4: 3, 4,
3 Pero
si nuestro evangelio está aún encubierto, está encubierto a los
que se pierden, 4 en los cuales el dios de este mundo ha
cegado el entendimiento de los
incrédulos, para
que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Dios en
el rostro de Cristo.
Él
continúa en los versículos 6 y 7 a compararnos con el ejército de
Gedeón, que llevaron vasijas de barro en las que brillaba la luz
cuando se rompieron:
6 Porque
Dios, que dijo: "La luz resplandecerá de las tinieblas",
es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo. 7 Pero tenemos
este tesoro en vasos de barro, para
que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros mismos.
Todos
los verdaderos creyentes tienen la luz de Cristo en ellos, pero hasta
que se rompen sus vasijas de barro, la luz permanece oculta o
velada. La ceguera, entonces, se ve en dos o tres tipos de
personas: (1) los que tienen los ojos y el entendimiento del Antiguo
Pacto, (2) los "no creyentes" en general, y (3) aquellos
creyentes cuyas arcillas (barros) no han sido lavadas,o cuyas vasijas
de barro que no han sido rotas.
Hasta
cierto punto, todos conservan cierto grado de ceguera hasta el día
en que los hijos de Dios se "manifiestan", o se dan a
conocer. Sin embargo, a los vencedores se les da un anticipo
de los Tabernáculos, incluso durante los años de la Pascua y
Pentecostés.
En 2
Corintios 5: 1-4 Pablo
compara esta manifestación
de
los vencedores
(hijos de Dios) a un cambio
de ropa. Esto
conecta el tema de las "vestiduras
blancas"
a la eliminación de la ceguera y el colirio espiritual que la
iglesia tenía que comprar en Apocalipsis 3:18.
Disciplina
Divina
Apocalipsis
3:19 continúa,
19
Yo
reprendo y castigo a
todos
los que amo; sé pues celoso, y arrepiéntete.
La
disciplina es una cosa que a la Iglesia (como organización) no le
gusta, a menos que ellos sean los que impartan la disciplina. La
disciplina nunca es un tiempo feliz, pero Hebreos
12:11 dice,
11 ninguna
disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; sin embargo, a los que han sido entrenados por ella,
después da fruto apacible de justicia.
Esto
supone, por supuesto, que
tal disciplina se reciba con humildad, para que la propia vasija de
barro pueda ser "rota" para que brille la luz que hay en
ella.
La Escritura advierte, sin embargo, que algunos
siguen siendo contumaces
y rebeldes,
negándose a ser corregidos por tal
disciplina (Deuteronomio 21:18). Por
tanto, Hebreos
12: 8 dice:
8 Pero
si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido
participantes, entonces sois bastardos (hijos
ilegítimos),
y no hijos.
En
otras palabras, todos somos "partícipes" de
la disciplina divina, pero algunos permanecen "sin disciplina".
Estos
han demostrado ser "bastardos
y no hijos".
La
respuesta a la disciplina divina demuestra en última instancia, el
propio estado en la familia de Dios.
Cristo
está a la puerta
Apocalipsis
3:20 dice,
20 He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre
la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Esta
palabra se da específicamente a la iglesia de Laodicea, ya que es la
última de las siete iglesias antes de Su regreso. Pero
esto también tiene un atractivo personal e individual, ya que
dice: "si
alguno oye mi voz y abre la puerta". Ya
que la ceguera y la sordera van de la mano, cuando
los ojos espirituales son sanados, así también son los oídos
sanados. Tal es la marca de un vencedor, que ha sido tocado por
la Fiesta de los Tabernáculos.
Porque "cenar"
con alguien (en el pensamiento hebreo) es tener compañerismo
o comunión. La
cultura occidental tiene algunos elementos de este concepto de
comunión, pero ni de lejos el nivel de significación que se
encuentra en las Escrituras. Pablo alude a esto en 1
Corintios 5:11, diciendo
a los creyentes que no coman con los que pecan como una forma normal
de vida. Porque "comer" es
el equivalente de "hacer compañerismo"
con tales personas.
Esto no
significa que los creyentes deben rechazar a estas personas, sino más
bien que el nivel de nuestra asociación con tales personas no debe
estar tan cerca que puedan cambiar o influir en nuestro estilo de
vida del Reino. Para cada individuo, esto debe aplicarse de
acuerdo con la fuerza y la madurez del creyente. De esa manera,
los creyentes pueden ser testigos de Cristo en un mundo sin ley.
La
recompensa del vencedor
Apocalipsis
3:21 dice,
21 El
que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, como yo
también vencí y me senté con mi Padre en su trono.
Cristo
ya se había presentado a Sí mismo a la iglesia de Laodicea en
términos de ser "el
Amén"
de Dios, por el cual se crearon todas las cosas. Esto habla de
la autoridad del testigo
de matrimonio,
en el que el primer testigo viene del Cielo y el segundo de la
Tierra. El primer testigo proviene del Soberano Dios,
mientras que el segundo proviene de uno con autoridad. La
soberanía es auto-derivada, mientras que la autoridad es concedida
por un poder superior.
Al
final del mensaje, se ofrece a la iglesia de Laodicea poder
identificarse con Cristo en Su Trono. Sólo los propios
vencedores pueden en realidad lograr esto, pero la oferta se extiende
a todos. Hay
un camino bíblico que un vencedor potencial debe seguir. En
primer lugar, hay que identificarse
con Cristo en Su muerte, a fin de identificarse con Su vida de
resurrección (Romanos 6: 5). Sólo
entonces se puede calificar para ser identificados con Su
ascensión al Trono,
cuando se les concede la autoridad
espiritual.
La
brecha entre la vida resurrección y la ascensión se llena con la
disciplina divina y la intercesión y se da forma gradual de acuerdo
a la voluntad de Dios. Ver
mi libro, Principios
de la Intercesión
(en castellano:
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/06/folleto-principios-de-la-intercesion-dr.html)
que muestra los cinco
pasos hacia la autoridad espiritual. Jesús
siguió este camino y estableció el patrón para todos nosotros para
seguir sus pasos.
Los
hijos ilegítimos no necesitan aplicar.
Apocalipsis
3:22 concluye,
22 El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Con
esto concluye el mensaje a las siete iglesias.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/daily-weblogs/2016/01-2016/laodicea-part-3-final/ |
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