by David Wilkerson | June 30, 2015
¿Qué
se necesita para alcanzar un mundo herido y perdido? ¡Un
pequeño ejército de soldados que ha sido probado en la escuela de
las dificultades y pruebas! Dios está buscando a aquellos que están
dispuestos a ser probados a fuego, aquellos cuya fe Él pueda refinar
y sacar el oro más puro.
A
través de mis años en el ministerio, he notado que hay un patrón
en la vida de la mayoría de los cristianos: Casi inmediatamente
después que Dios nos salva, él nos lleva al desierto de la prueba.
¿Por qué? Porque Dios está buscando a personas que confiaran en
Él aun en situaciones imposibles ante todo el mundo. Esto fue
cierto aún en la vida de Jesús. Después que nuestro Señor salió
de las aguas bautismales, fue dirigido por el Espíritu al desierto,
donde fue sumamente probado. (Ver Lucas 4:1-2).
Vemos
esta clase de confianza demostrada por Daniel. Los co-gobernadores de
Daniel que estaban celosos, concibieron un complot en su contra,
convenciendo al Rey Darío que prohibiera la oración por 30 días.
Tal como lo esperaban sus compañeros, Daniel desobedeció la
prohibición del rey y siguió orando tres veces al día. Aunque el
Rey Darío respetaba a Daniel, se vio forzado por su propio decreto
de lanzarlo a la cueva de los leones.
Daniel
estaba plenamente consciente de que la pena por desobedecer la
prohibición del rey era la muerte, y sin embargo, nunca dejó de
orar, porque confiaba en Dios, él sabía que el Señor lo ayudaría
en esta circunstancia.
Durante
esta dura experiencia, el Rey Darío observaba ansiosamente a Daniel.
Había hecho todo lo posible por salvar a Daniel, pero no pudo
hacerlo. Finalmente, justo antes de que Daniel fuera arrojado a los
leones, el rey le reafirmó: “El Dios tuyo, a quien tu
continuamente sirves, Él te libre” (Daniel 6:16).
Si
le dices al mundo que Jesús es tu Señor, tu salvador y sanador, un
Dios que puede hacer lo imposible, ellos te observarán para ver como
reaccionas ante situaciones imposibles. Sus ojos están pegados
sobre cualquiera que ensalza las bondades, el poder y la gloria de
Dios. Y el diablo observa también, esperando que nuestra fe falle.
El
Salmista escribe, “¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado
para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti,
delante de los hijos de los hombres!” (Salmo 31:19) ¿Qué es
esta “gran bondad” que Dios mantiene sobre aquellos que confían
en Él a través de tiempos difíciles? Es un testimonio impenetrable
y glorioso para el mundo de que tu fe puede sobrevivir a cualquier
situación.
¿Cómo
respondió Dios a la fe de Daniel? Cerró la boca de los hambrientos
leones.
(Ver Daniel 6:22).
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