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ARREPENTIMIENTO, Parte 6 (Final), Dr. Stephen Jones (GKM)

 


Fecha de publicación: 29/07/2024
Tiempo estimado de lectura: 4 - 5 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones

https://godskingdom.org/blog/2024/07/repentance-part-6-final/


Hebreos 6: 1 enumera el arrepentimiento de obras muertas como el primer ejemplo de la leche de la palabra. Las obras muertas son obras que no conducen a la vida (salvación, inmortalidad). Desde la perspectiva de Pablo, las obras muertas son las buenas obras que los hombres hacen con la esperanza de recibir justificación. Desde la perspectiva de Santiago, las obras muertas son obras que no dan evidencia de fe.

Las obras muertas no son necesariamente obras malas. De hecho, la mayoría de las veces los hombres simplemente están tratando de obedecer las Leyes de Dios y cumplir el voto de obediencia de Israel a través del Antiguo Pacto (Éxodo 19: 8). El problema es que nadie es capaz de guardar ese pacto. El peligro es que si los hombres se conocen a sí mismos y su condición desde Adán, muchas veces pueden caer en la desesperación, sin saber que el camino a la justificación pasa por la fe en el voto de Dios (Romanos 4: 21).


El ejemplo de Pablo

Peor aún, si los hombres no conocen el voto del Nuevo Pacto de Dios y aun así están decididos a ser justos a través de sus propias obras, pueden volverse fanáticos. Vemos esto en el caso del propio Pablo quien, en su vida anterior, persiguió a la Iglesia. Pablo confiesa en Gálatas 1: 13-14,

13 Porque habéis oído hablar de mi antigua manera de vivir en el judaísmo, cómo perseguía sin medida a la iglesia de Dios y trataba de destruirla; 14 y yo estaba avanzando en el judaísmo más allá de muchos de mis contemporáneos entre mis compatriotas, siendo más extremadamente celoso de mis tradiciones ancestrales.

Parece que Pablo/Saulo llegó a estar en desacuerdo con su maestro y mentor, el rabino Gamaliel, quien aconsejó al Sanedrín en Hechos 5 34-40 que dejara que Dios manejara el problema con esta nueva enseñanza. El consejo fue bueno, pero luego encontramos a Pablo persiguiendo a la Iglesia. El celo del Antiguo Pacto puede conducir fácilmente al fanatismo e incluso al asesinato en nombre de la justicia divina.

En siglos posteriores encontramos que la Iglesia también adoptó políticas asesinas en un intento de sofocar las “herejías”. Pensaban que Dios les había dado la responsabilidad de limpiar la Iglesia de todas las doctrinas que los concilios de la Iglesia habían determinado por mayoría de votos como falsas. Ellos tampoco siguieron el piadoso consejo de Gamaliel. ¿Era Dios realmente capaz de cumplir su propio voto de hacer de los hombres su pueblo y ser su Dios? ¿O era necesario que los hombres ayudaran a Dios matando a los herejes?

Este problema comenzó cuando los hombres no entendieron la diferencia entre los dos pactos. No lograron definir la fe en términos de estar plenamente seguros de que Dios también es poderoso para cumplir lo que había prometido (Romanos 4: 21). Cuando no creemos esto, tendemos a echarle una mano a Dios, lo que inserta obras muertas a la promesa de Dios.

Por lo tanto, el arrepentimiento de obras muertas es una enseñanza fundamental, llamada “leche” porque es algo que se debe enseñar a los nuevos creyentes. Pero incluso en la Iglesia Primitiva, el autor de Hebreos (creo que Pablo) se quejaba de que muchos creyentes necesitaban volver a aprender los principios elementales de los oráculos de Dios (Hebreos 5: 12). No ha cambiado mucho incluso hoy.


El ejemplo de Jacob

Antes de que nacieran Jacob y Esaú, Dios prometió que “el mayor serviría al menor” (Génesis 25: 23). En otras palabras, Jacob, que nació después de Esaú, estaba destinado a recibir la Primogenitura. Pero cuando parecía que Isaac iba a darle la bendición a Esaú, contrariamente a la profecía, Jacob y su madre se propusieron ayudar a Dios a cumplir su promesa. Jacob era creyente, y Dios le habló a menudo y le dio revelación, pero al mismo tiempo gradualmente llevó a Jacob al lugar de fe genuina en un lugar llamado Peniel. Peniel es donde Jacob se convirtió en Israel, pasando de ser un simple creyente a un Vencedor. Su lucha con el ángel fue fundamental en su vida. Creo que pensó que estaba luchando con Esaú o con uno de sus hombres hasta que el ángel hizo algo sobrenatural. Entonces, de repente, se dio cuenta de que en realidad estaba luchando contra Dios. Fue esa revelación la que lo transformó en israelita.

Entonces, al día siguiente, cuando conoció a su hermano Esaú, Jacob le dijo: Veo tu rostro como se ve el rostro de Dios (Génesis 33: 10). Esta fue una referencia directa a su experiencia en Peniel, "El Rostro de Dios". Jacob finalmente pudo ver el rostro (presencia) de Dios en su mayor adversario (TRADUCTOR: Reconoció que era Dios el que estaba detrás de todas sus adversidades y adversarios, para llevarlo a la rendición). Finalmente, conoció la soberanía de Dios (es decir, que Dios gobierna y que debía estarse quieto, cejando de sus obras muertas y dejarle a Dios hacer las cosas) y toda su perspectiva de la vida fue transformada.

En otras palabras, Jacob se dio vuelta (se arrepintió) y comenzó a caminar en una nueva dirección. Pasó de depender de obras muertas, basadas en la voluntad del hombre, a una fe genuina en que Dios podía cumplir sus promesas sin su ayuda. El modelo establecido por Jacob nos ilustra el camino para la superación en la fe.



FIN


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