En Proverbios 8: 1, 20, 22, 27, la voz de la sabiduría dice:
1 ¿No clama la sabiduría, y alza la voz la inteligencia?... 20 Por el camino de la justicia ando; en medio de las sendas del derecho… 22 El Señor me poseyó al principio de su camino, antes de sus obras antiguas… 27 Cuando Él estableció los cielos, yo estaba allí, cuando Él trazó un círculo sobre la faz del abismo.
La Iglesia Primitiva tomó estas declaraciones como proféticas de Cristo mismo, quien existió en el principio y por cuya palabra (logos) fueron creadas todas las cosas. Él es la personificación de la sabiduría misma. Entonces Pablo nos dice en 1ª Corintios 1: 30,
30 Mas por su obra vosotros estáis en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios, sabiduría, justicia, santificación y redención.
Juan 1: 1 nos dice que “en el principio era la Palabra”, pero podemos matizar esa Palabra diciendo: “En el principio era la Palabra de sabiduría y de justicia”. Fue la Palabra de Sabiduría hablada la que dijo: “Sea la luz” (Génesis 1: 3). Tal es el poder de la sabiduría, porque escuchamos la voz de la sabiduría afirmando en Proverbios 8: 14, “el poder es mío”.
La sabiduría es uno de los tres atributos principales de Dios: Poder, Sabiduría y Amor. El poder es la capacidad de lograr la meta de uno; la sabiduría es la habilidad para idear un plan exitoso; el amor es su motivación y es el material de construcción de ese plan. Eclesiastés 10: 10 dice: “la sabiduría tiene la ventaja de impartir éxito”.
La palabra hebrea para sabiduría es chokmah. Se escribe chet (recinto, valla), kaf (mano abierta), mem (agua, inmensidad, caos) y hey (de dónde viene). Representa al Dios sabio usando sus manos para encerrar (u organizar) las aguas superiores e inferiores del “firmamento” (KJV), la gran “expansión”. Génesis 1: 7-8 dice:
7 Dios hizo la expansión y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión; y fue así. 8 Y Dios llamó a la expansión cielos…
Jeremías 51: 15 dice:
15 Él es Quien hizo la tierra con su poder, Quien estableció el mundo con su sabiduría, Y con su inteligencia extendió los cielos.
Construida en la misma palabra hebrea está la historia de la habilidad creativa de Dios. Que nadie diga que su plan falla de alguna manera, porque si fallara, sería una falta de sabiduría.
El Salmo 104: 24 nos dice,
24 ¡Oh Señor, cuántas son tus obras! Con sabiduría las has hecho todas; la tierra está llena de tus bienes.
La fuente de la sabiduría
Santiago 1: 5-6 dice:
5 Pero si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero debe pedir con fe sin ninguna duda...
Quizás Santiago estaba pensando en Salomón, quien pidió sabiduría. Leemos en 2º Crónicas 1: 7, 10,
7 En la noche Dios se apareció a Salomón y le dijo: “Pide lo que te daré…”. 10 [Salomón respondió] “Dame ahora sabiduría y conocimiento para que pueda salir y entrar delante de este pueblo, porque ¿quién podrá gobernar a este gran pueblo tuyo?”
Dios honró su pedido (2º Crónicas 1: 12), por lo que el rey testificó en Proverbios 2: 6-7,
6 Porque el Señor da sabiduría; de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. 7 Él atesora sana sabiduría para los rectos...
De joven, el profeta Daniel confesó que no tenía más sabiduría que cualquier otro hombre (Daniel 2: 30). Sin embargo, cuando ya era viejo, lo llamaron para que interpretara la escritura en la pared, porque la sabiduría de Daniel era reconocida. En Daniel 5: 11, los hombres le dijeron al rey,
11 Hay un hombre en tu reino en quien está el espíritu de los dioses santos; y en los días de tu padre, se halló en él iluminación, perspicacia y sabiduría como la sabiduría de los dioses...
Job 12: 12 nos dice,
12 La sabiduría está en los ancianos, en los de larga vida está la inteligencia.
Las Escrituras no definen "ancianos", pero quizás el valor numérico de chokmah ("sabiduría") sea 73. Quizás esto pueda sugerir algo.
Esta es tu sabiduría
Cada Palabra del Señor es una expresión de la naturaleza de Dios (Poder, Sabiduría y Amor). Así también la Ley misma es una expresión del amor de Dios, porque toda la Ley depende de dos grandes mandamientos de amor (Mateo 22: 36-40). Pablo afirma esto en Romanos 13: 8, diciendo: “el que ama a su prójimo ha cumplido la ley”. De nuevo, Romanos 13: 10 dice: “el cumplimiento de la ley es el amor”.
Moisés dijo en Deuteronomio 4: 5-6,
5 Mirad, os he enseñado los estatutos y los decretos tal como el Señor mi Dios me ha mandado, para que así hagáis en la tierra adonde entráis para poseerla. 6 Por tanto, guardadlos y ponedlos en práctica, porque esa es vuestra sabiduría y vuestro entendimiento a la vista de los pueblos, que oirán todos estos estatutos y dirán: “Ciertamente, esta gran nación es un pueblo sabio y entendido”.
Los que desprecian la Ley han echado fuera la sabiduría. Aquellos que fallan en estudiar la Ley carecen de sabiduría, y si le piden sabiduría a Dios, Él los dirige a estudiar los fundamentos de su justa Ley.
Deuteronomio 4: 8 continúa,
8 ¿O qué gran nación hay que tenga estatutos y juicios tan justos como toda esta ley que os pongo hoy?
Proverbios 9: 10 nos dice, “el principio de la sabiduría es el temor de Yahweh”. El concepto hebreo de temor puede referirse tanto al temor carnal como al temor piadoso. El temor carnal es similar al miedo; el temor piadoso es reverencia y reconocimiento de que Dios tiene el derecho de gobernar todo lo que Él ha creado. Esto se establece en el Primer Mandamiento, donde leemos en Deuteronomio 5: 7, “No tendrás dioses ajenos delante de Mí”. Temer a Dios es seguir este Mandamiento, y este es el principio de la sabiduría. También se podría aplicar esto al mayor mandamiento en Deuteronomio 6: 5,
5 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Unos versículos más adelante, vemos lo que esto significa en Deuteronomio 6: 13-14,
13 Solo al Señor tu Dios temerás; y lo adorarás y jurarás por su nombre. 14 No seguiréis a dioses ajenos, a ninguno de los dioses de los pueblos que os rodean.
Por lo tanto, el temor del Señor es reconocerlo solo como nuestro Rey Soberano, la Cabeza de gobierno para el Reino de Dios. Este es el principio (fuente) de la sabiduría. La sabiduría comienza con reconocerlo como el único Dios verdadero, su derecho a gobernar y su derecho a establecer Leyes de acuerdo con su naturaleza, que definen la justicia.
Dos tipos de sabiduría
Pablo habla de dos clases de sabiduría en 1ª Corintios 2: 4-5,
4 y mi mensaje y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 5 para que vuestra fe no se base en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Pablo continúa explicando que la sabiduría de los hombres es locura para Dios, y viceversa. 1ª Corintios 1: 18 dice:
18 Porque la palabra [logos, “palabra, palabra lógica”] de la cruz es locura para los que se pierden, pero para nosotros que se salvan, es poder de Dios.
Cuando Dios le dijo a Moisés que arrojara un árbol en las aguas amargas de Mara para endulzar las aguas (Éxodo 15: 23), aquellos que estaban instruidos en la sabiduría filosófica probablemente pensaron que esto era una completa tontería. Pero la lógica de la cruz decía: “La cruz (el árbol) endulzará las aguas amargas del corazón, para que seáis una fuente de agua viva”.
Cuando Eliseo envió un mensaje a Naamán, el sirio, para que fuera bautizado siete veces en el Jordán para curar su lepra, simplemente le dijo al general sirio que obedeciera las instrucciones de la Ley (Levítico 14: 7). “Esta es vuestra sabiduría”, dijo Moisés, no la sabiduría de este mundo, sino la sabiduría de Dios que parece locura a los que tienen sabiduría terrenal.
“Sin embargo, la sabiduría se justifica por sus obras” (Mateo 11: 19). Naamán fue sanado de su lepra mediante el principio del bautismo, que nos lleva de la muerte a la vida de resurrección. Los resultados de su fe en la sabiduría de Dios probaron la validez dicha sabiduría. Asimismo, como leemos en 1ª Corintios 1: 19-20,
19 Porque escrito está: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los inteligentes. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el polemista de esta época? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
La sabiduría del mundo es desarrollada por el alma, o el “hombre natural” (1ª Corintios 2: 14), que es el “viejo hombre” de carne que rastrea su ascendencia hasta Adán. La sabiduría de Dios, sin embargo, es algo que es inherente a nuestro espíritu, es decir, el hombre interior, el “hombre nuevo” que es engendrado por Dios.
El hombre natural (psukikos, “almático”) no puede comprender las cosas espirituales. Solo puede someterse a la dirección del espíritu como un buen servidor. Si entendemos las cosas espirituales, es porque nuestro espíritu las sabe, porque “tenemos la mente de Cristo” (1ª Corintios 2: 16).
Por lo tanto, nuestra sabiduría es anímica o espiritual. Es algo que aprendemos en la escuela cuando educamos la mente anímica, o es algo que nos da la revelación del Espíritu Santo a través de la mente de nuestro espíritu. La sabiduría terrenal es buena, pero la sabiduría celestial es nuestra herencia.
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