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Mensaje de Paz
¡Las Águilas se Levantan!
Bill Britton
El rastro de las Águilas
Nubes negras rodaron ominosamente encima de las colinas occidentales, y los rayos pasaron con suma rapidez a través del cielo. En un valle verde y fértil muy abajo, dos aves juntas en un gallinero reaccionaron de diferentes maneras. Aunque se parecían mucho, las aves realmente eran tan diferentes como del día a la noche. La gallina, con su cabeza abajo y su pico ocupado en la basura del corral, aceleró su paso rasgando entre el desecho y la suciedad buscando gusanos, desperdicios y pedazos de maíz. Sabiendo que el tiempo era corto y que ella tendría que tomar pronto refugio en la seguridad del granero, ella trabajaba afanosamente para conseguir la comida antes de que la furia de la tormenta llegara plenamente.
Bastante extrañas eran la apariencia y las acciones del otro pájaro. Él se posaba en un poste del cerco, su cabeza alzada hacia el cielo y sus ojos afilados penetrantes que escudriñaban hacia las nubes. Estiró sus alas lentamente, y las ráfagas de viento casi lo alzaron de su travesaño. Era un espectáculo conmovedor ver la extensión maravillosa de sus alas y fácilmente se podían ver las plumas de sus alas, que antes habían sido recortadas para prevenirlo de irse lejos volando, pero que habían crecido una vez más a su plena longitud. Era obvio que este pájaro no era una gallina.
El águila en cautividad
Lejos, sobre la granja, en la cima de una montaña no muy lejos de la granja, el granjero había tomado un huevo del nido de un Águila. Él lo había puesto debajo de una gallina clueca y lo había criado junto a sus polluelos. Con mucha paciencia lo había criado y lo había intentado domar y hacerle un ave domesticada para él. Pero desde el comienzo no se había acostumbrado a la rutina de la granja. Andaba siempre solitario, y no encontraba ningún compañerismo con los otros polluelos ni con las gallinas.
Y pesar que desde el día en que salió del cascarón no conoció ningún otro ambiente además de la vida doméstica alrededor de él, todavía de lo profundo de adentro de sí, algo de la naturaleza salvaje y libre del águila clamaba dentro de sí, que esta no era su “casa verdadera”. Cuando creció más, sus alas le fueron recortadas.
Incapaz de volar, se sentaba en el gallinero del corral, mirando hacia arriba siempre... su cuerpo confinado a tierra, pero su corazón en el cielo. No sabiendo el porqué de su incapacidad, pero sabiendo todavía que había un llamado constante desde adentro de su corazón, para remontarse a las más grandes alturas de los lugares celestiales.
Subiendo en las Alas de la Tormenta
El aguilucho extendió sus alas que el granjero no había mantenido cortas, y al hacerlo sus ojos vieron otra gran águila que montaba vuelo hacia las alturas, sobre las nubes de la tormenta en las nubes borrascosas. En ese momento sus oídos captaron el sonido de un lamento penetrante y agudo de aquella águila en el cielo. De repente una ráfaga de viento la cogió debajo de sus alas extendidas y la alzó al poste. Con un chillido estridente de victoria y libertad, ella dejó el gallinero para siempre y voló hacia el cielo para encontrarse con los de su propia especie.
Los Santos del Águila
Amado, espero que usted pueda entender lo que yo estoy tratando de decir. No tengo el menor interés en águilas o cualquier otro tipo de aves solamente el amor a ellas. Ni tampoco Dios lo tiene, pero Él de seguro tiene mucho que decir sobre las águilas en la Biblia. Y lo que Él tiene que decir es respecto a algo muy significante para sus santos, el Cuerpo de Cristo, aquéllos que son llamados al supremo llamamiento en Cristo Jesús.
Las águilas son simbólicas de una cierta clase de cristianos. “Pero los que esperan en Jehová… levantarán alas como las águilas” (Isaías 40:31). El proceso de “remontar” alas como de águilas es un proceso muy necesario para los Hijos de Dios que han de ser arrebatados al trono de Dios, conformados a la imagen del Hijo de Dios, para gobernar y regir con Él para siempre. Pero sólo viene este proceso a aquéllos que esperan en Su Presencia, hasta que la Gloria resplandeciente de Su rostro los cambie e ilumine desde la imagen del terrenal, a la imagen del Rey Celestial. No todos que disfrutan y gozan de las bendiciones de la gracia de Dios y creen en Jesucristo para salvación de sus almas, destruirán los ídolos de tierra que están en los templos “de sus corazones”, pagando el precio para seguir a Dios a los lugares celestiales. Pero Dios ha predestinado aquéllos que Él antes conoció, y se propuso que Su gloria se manifestará en ellos. ¡Qué oportunidad! ¡Qué gloria! ¡Qué llamamiento supremo! ¡Alabe a Dios por Sus riquezas inescrutables, y por Su amor y misericordia hacia los hijos de hombres!
¿Pollos o Águilas?
Las gallinas también son simbólicas de las personas. La única vez que la Biblia nos habla de ellas es donde Jesús las usó como un tipo de las personas de Jerusalén, que no podían oír Su mensaje ni podían responder a Su llamado. Viajaron en grupos, eran terrenales. Ellos pusieron sus ojos en las cosas de este mundo, mientras rasgaban la tierra para encontrar una existencia vana, y nunca alzaron anteriormente sus cabezas para verle a Él, que era de arriba, de lo celestial. Ellos comieron de las limosnas que se les echaban a ellos en el granero, buscando llenar más sus barrigas avariciosamente, en el granero de la mucha suciedad de sus carnes. La gallina es por naturaleza un ave inmunda, y comerá cosas muertas y de toda inmundicia. Ellos se alegran su existencia cercados de derecha a izquierda en el gallinero, y están satisfechos en él.
Pero el águila no, porque ha heredado una naturaleza que no puede y no sobrevivirá en la cautividad de las aves del corral. Para estar contenta y cumplir su propósito en la vida, debe volar libremente en los espacios abiertos y anchos, entre las nubes del cielo. Pareciera que estuviera solitaria allí, porque no hay muchos que se atreverán a subir a las tales alturas, pero al águila no le importa, porque no es de su naturaleza mezclarse con las multitudes o con la mayoría.
Las características de los Santos del Águila
Hay mucho que nosotros podemos aprender sobre nuestro llamamiento celestial, cuando nosotros consideramos lo que la Biblia dice sobre las águilas. Deuteronomio 32:11 nos dice cómo el aguilucho recibe su primera lección en el arte de remontarse a los cielos. Que los santos águila oigan cuidadosamente. Dice que el águila-madre “excita su nidada”, “revolotea encima de sus polluelos”, “extiende sus alas”, y “los toma y los monta sobre sus plumas”. Ha llegado la hora cuando el aguilucho debe dejar el nido y debe lanzarse solo. Pero mirando hacia abajo desde las alturas vertiginosas de la cresta de la montaña, siente que no está listo para empezar esta nueva y peligrosa empresa. Él “no había pasado antes por este camino”, y está renuente de empezar. Así que el águila-madre empieza poniéndole las cosas incómodas en el nido. El nido es tan suave, tan seguro, tan cómodo y él se satisface permaneciendo solo allí. Nada de ese negocio de “probar sus alas” desea él. Así que el águila-madre “excita su nidada”. Deshaciendo su suave cama, rompe los vástagos hasta que los palos afilados se sienten dentados hacia fuera. En otros términos, ella empieza a hacerle la vida muy miserable al aguilucho en ese lugar, que una vez había parecido tan bueno.
¿Oh, santos de Dios, parece que Dios les está tratando severamente a ustedes? ¿Él está rompiendo sus suaves y cómodos nidos? ¿Hace parecer el lugar de Dios, que una vez satisfizo sus necesidades, ahora un lugar áspero, duro, e incómodo? ¿Qué está pasando? El Señor está alistándoles para empujarlos fuera, a las alturas que nunca habían soñado ir. ¿Los bordes afilados de eso que una vez fue consuelo, ahora están puyándolos con pesar y dolor? ¿Han estado ustedes preguntándose cuál será el problema, y quizás dudan incluso si están o no en la voluntad de Dios? No duden más, sino esperen en fe por el próximo gran paso de la obra de Dios que está abrirse adelante en sus vidas. No es la ira de Dios que intenta destruirlos. Es el amor y la sabiduría de nuestro Dios haciéndoles tomar otro gran paso en Su plan y propósito para Su Iglesia. Nosotros, por naturaleza, amamos la seguridad. Así que el Señor tiene que hastiarnos absolutamente de nuestro “nido” para forzarnos a lanzarnos afuera, a viajes espirituales pioneros hacia los cielos, hacia los “lugares celestiales” del Padre.
El revoloteo de las Alas
Con todo el aguilucho no sale del nido todavía. Así que el águila-madre empieza a “revolotear encima de su aguilucho”. En otros términos, ella empieza a golpearlo con sus alas. Pareciera que las alas debajo de las cuales el se escondió de todo peligro ahora se hayan vuelto sus más grandes enemigas. ¡Qué suceso más espantoso¡ Para escapar de esas alas terribles, él sube al borde del nido, y cuando ella extiende sus alas el salta sobre sus lomos. Hacia donde ella vaya ahora, él también irá. Porque el nido ha dejado de ser el refugio fuerte y cálido que fue una vez. Mira ahora al águila madre, mientras ella se remonta a lo alto en el cielo, con el aguilucho bien arraigado en ella. Alto sobre las nubes ella va, y de repente, sin advertir, ella deja caer hacia abajo el aguilucho, dejándole colgado de la nada. Él chilla de miedo cuando da volteretas a través del aire, pero instintivamente sus alas se extienden hacia fuera y procuran coger el aire. Abajo, abajo, abajo, él cae y sus alas no probadas no aprendieron lo suficiente para sostenerlo. Cuando parece toda esperanza perdida y está a punto de chocar contra las piedras de abajo, súbitamente el águila-madre desciende por debajo de él y lo recoge sobre sus plumas. ¡Gloria a Dios, que alivio! Otra vez se remontan a las alturas de los cielos… pero en las alas de mamá. ¡Que sentimiento tan glorioso! Pero así como él piensa que todos está marchando bien y está por encima en el tejado del mundo, lo deja caer de nuevo fuera de ella al fondo. Y el proceso vuelve a empezar de nuevo. En este tiempo sus alas empiezan a operar un poco mejor, se fortalecen un poco más. Hasta que finalmente aprende cómo remontarse en las corrientes del aire y volar solo, no necesitando más a la madre para que lo rescate al caer.
El Rebelde se Cae
Pero a veces un aguilucho es sacado del nido y se niega a volar. Él no desea probar sus alas. Él solo espera cada vez hasta que el águila-madre lo recoja y lo levante hacia los cielos en sus plumas. Vez tras vez el proceso se repite hasta que el águila-madre se convence de que no hay esperanza para él, pues ella no puede enseñarle a lanzarse solo. Ahora, si él fuera una gallina, alguien se preocuparía de él, de alimentarlo y protejerlo. No es así para las águilas. O él aprende a volar por él mismo, o él se muere de hambre o se ve presa de las bestias salvajes. Sabiendo esto, el águila-madre lo toma alto a los cielos en un último intento. Entonces con un chillido salvaje de dolor y desilusión, ella lo arroja y vuela lejos, mientras lo deja caer muy hondo a su muerte en las piedras de abajo.
Los santos águila tienen un entrenamiento especial. El revoloteo de las alas nos hace a veces pensar que allá vayan a pegarnos hasta morir. Pero la Biblia dice que si nosotros no recibimos castigo o disciplina, es una señal buena de que no somos Hijos. Cuando estamos finalmente deseosos de dejar el nido, habiendo confiando plenamente en Él, entonces Él nos lleva a alturas de gloria que antes no habíamos experimentado. Bien, todo parece maravilloso, y nosotros estamos regocijándonos en nuestras nuevas y gloriosas experiencias. Entonces de repente nos deja caer al fondo, y Él no está allí para recogernos. Cuando nos deja a nosotros caer de las alturas vertiginosas de la gloria a las profundidades de nuestra oscuridad y desesperación, nosotros extendemos nuestras débiles alas desesperadamente sin éxito, y nos preguntamos por que Dios nos ha dejado perecer así. ¡De repente Él si está allí! Y cuando nos lleva en Sus plumas de águila de nuevo a los cielos, nuestra fuerza y gozo reaparecen. Sólo para encontrarnos con que el proceso debe repetirse otra vez. Vez tras vez, hasta que finalmente nos vemos capaces de usar en nuestro Dios “las alas” y nos mantenemos hacia delante, en lo alto, por el poder de Su fuerza dentro de nosotros.
Pero algunos que se ofrecen a ser Hijos manifestados de Dios, como los santos águila, se niegan a entrar a este reino. Ellos se rebelan contra el proceso de Dios. Ellos se resisten al ser expuestos en el horno de fuego, Ellos aman el nido allí arriba, la seguridad de Sus plumas, pero ellos desprecian el castigo, la disciplina, la necesidad de aprender a estar de pie exclusivamente en lo celestial. Él es paciente. Él es sufrido. Él trabaja con ellos, mientras está dándoles oportunidad tras oportunidad.
Pero algunos no aprenderán, no rendirán sus espíritus rebeldes a voluntad. Así que Él los deja caer finalmente a la destrucción en las piedras escarpadas de su naturaleza terrenal carnal. Usted los ha visto, e igualmente yo. Y yo me he preguntado cómo es que aquellos que una vez volaron entre las estrellas pudieran caer tan bajo, tanto que podrían acabarse. ¿Cómo pudieron algunos que tenían tal revelación, tales dones maravillosos y ministerios, haber llegado al punto dónde aceptarían recibir tales doctrinas heréticas de demonios? ¿O de haber abaratado su ministerio y vender el regalo de Dios por la fama y la fortuna? Ha pasado así, y usted lo sabe. No quiere decir que la revelación verdadera del Espíritu sea menos verídica. Ni quita de la realidad del don que Dios les dio. Hubiera sido mejor que se hubiesen quedado como las gallinas, en la seguridad del granero. Pero ellos habían orado para ser águilas, y Dios les contestó. Entonces las pruebas sacaron a la luz la naturaleza rebelde, que no se sometería totalmente a las obras y disciplina del Espíritu Santo. Y ellos recayeron. Ahora una gallina puede caerse de su travesaño, o del gallinero, pero nunca cae tan lejos. Porque allá nunca sube a las grandes alturas. Pero cuando un águila se cae, se cae muy lejos y es vista por muchos. Pero es necesario, amado, porque no debe haber rebeldes entre aquellos que hacen sus nidos en las cimas de las montañas borrascosas y vuelan hacia las nubes en medio de la tormenta.
Aprendiendo a moverse en los Lugares Celestiales
Aquellos que reinan con Cristo deben gobernar desde los cielos. Porque allí está el trono. Muchos cantan “yo volaré…”, y sueñan con un arrebatamiento algún día que llevará fuera de esta maldita tierra, más allá de la luna y en los cielos azules, o a algún sitio geográfico en este universo físico a una gran cena toda preparada y cargada con postres y comidas para ellos comer, y no conocen nada de los propósitos de Dios a cerca de Sus santos águila, que realmente serán quienes alcanzarán el trono para gobernar y reinar con Cristo. Pero el tiempo está en nuestras manos. Y el Espíritu está quitando el velo y está revelando los secretos ocultos de Su Palabra a aquellos que son llamados al supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que Él está enseñándonos a entrar a los lugares celestiales, y a veces pareciera una experiencia espeluznante, pero Su Presencia gloriosa está allí, mientras, confortándonos y tranquilizándonos. ¡Alabe a Dios por esto!
El corral es muy restringente. Usted puede ir hasta aquí, y no mas lejos... Las gallinas Pymout Rocks se quedan en el corral Pymout Rock , y las rojas de Rhode Island permanecen en su sitio destinado de corral. Sería escandaloso si las gallinas de Granjero del Sr. Castaño se escaparán a comer del Granenro del Sr. Jones y comieran de su maíz, o pusieran sus huevos en el lugar indebido. No importa si usted está en el corral metodista, o Bautista, o pentecostal, o cualquier otro. Usted puede cacarear y puede cantar a cerca de las ventajas de su propio corral particular por encima de los otros, pero simplemente usted está seguro y permanece dentro de sus límites preestablecidos por cada corral.
No es así con las águilas. Ningún patio ni corral podría sostenerlas. Póngalas en una jaula y ellas se marchitarán y se morirán. Sólo pueden vivir felices en el hallazgo de los cielos abiertos que les da la libertad. Hay muchos campos dónde las águilas se reúnen. La revelación es ilimitada. La verdad fluye para ellos como un poderoso río.
Ningún credo, estatutos, o declaración rígida de creencias podrá separar el cuerpo de Cristo. Hay dulce comunión entre todos los que moran en este lugar, y ninguna división hecha por los hombres. El culto celestial, los dones del Espíritu, y las liberaciones gloriosas están al orden del día aquí. La rutina monótona embotada de un “corral” del sistema religioso es para siempre cosa del pasado para aquellos que suben con las alas de águilas a este lugar en Dios. ¡Qué variedad de tesoros gloriosos en el Espíritu Santo hay para aquellos que se atreven a creer, y que conforme a su propósito “es el llamado”!
Ismael y Isaac
Algunos no pueden creer que todo esto sea posible. “Sabemos lo que nosotros tenemos ahora”, ellos dicen. “Nosotros podemos verlo, y por lo menos es algo aunque no sea gran cosa. Pero nosotros no podemos ver este sueño fantástico que usted está deseando. Mas vale pájaro en mano que buitre volando, y nosotros no dejaremos este orden presente mientras para nosotros no exista algo mejor.” Sí, Abraham tenía a Ismael. Isaac era sólo una promesa. Pero él era la promesa de Dios. Fue Abraham quien dijo: “O que Ismael pueda vivir ante ti, Dios...” Pero Dios dijo: “En Isaac te será llamada descendencia”. Ismael fue un guerrero poderoso, uno para ser admirado por el hombre natural. Él podía producir. Y él era el hijo de Abraham. Pero era un niño de rebelión. Y se mofó del destete de Isaac. Y Dios lo rechazó. Durante muchos años Isaac fue sólo una promesa, y una que parecía imposible de hacerse realidad. Abraham debió esperar pero procuró hacer algo de su voluntad para que esta se cumpliese. Pero, lo que consiguió fue un enredo peor de las cosas. Dios debió permitir esto de Su voluntad pensó...y Él lo desea... Pero nosotros sabemos muy poco de este pequeño niño Isaac. Sólo que fue circuncidado, que creció, y que fue destetado. ¡Gloria a Dios, hay aquellos hoy quiénes están destetándose de la leche de las tradiciones de ayer, y empezando a comer de la carne fuerte de la Palabra de Dios!
Isaac era un niño que tenía un espíritu sumiso. Él ascendió a los lugares altos con su padre y cuando él llegó al monte Moriat, bajó con la vida de resurrección, en figura. Él estaba siendo hecho a la imagen de ese que fue inmolado desde la fundación del mundo. Oh, amado, no se conforme con la experiencia del Ismael terrenal y su existencia. La vida de Isaac está esperando por aquellos que están dispuestos a crecer. Puede parecer que nunca vendrá, pero Dios no llega tarde. Este supremo llamamiento es para aquellos que con paciencia y fe no se contentarán con menos que la Verdad y la Realidad. ¡Aleluya!
El rostro de un Águila
El profeta Ezequiel y el Apóstol Juan vieron los dos las visiones a cerca de los Hijos de Dios. Nosotros encontramos en las historias de Ez. 1 y Ap. 4., los cuales estaban separados por más de 600 años el uno del otro, y todavía ambas visiones tenían esto en común… las criaturas vivientes tenían “El rostro de un águila.” Y Juan dijo que era un “águila volando”. No un águila confinada a la tierra. ¡Gloria a Dios! Juan vio la Gran Tormenta que estaba por suceder en la tierra. Pero él vio, el tipo, de aquellos que serían como “águilas volando” para subir en medio de esta tormenta.
El águila en la Tormenta
Vea las gallinas, cómo ellas echan a correr para buscar refugio cuando se desata la tormenta. Amontonándose juntas en su aflicción, esperando que su refugio no caiga contra ellas, mientras están temerosas a causa de cada relámpago y rayo. Tenga lástima de aquellos que no pueden encontrar el refugio, quizás condenados a la muerte ahogándose o por el granizo.
No así para el águila. La misma tormenta que golpea a las pobres criaturas terrestres, produce los fuertes vientos que alzan al águila fácilmente sobre las nubes de la tormenta. Ap. 12:12 habla de ambas situaciones cuando dice: “Por consiguiente alegraos, vosotros los cielos, y vosotros los que moráis en ellos. Ay de los moradores de la tierra y del mar!. Sí, la tormenta está rompiendo, y su furia total caerá sobre aquellos que no han aprendido las maneras del águila.
Dios está liberando a muchos hoy de su existencia atada a lo terrenal, alzándolos por el Espíritu Santo a los lugares celestiales en Cristo. Y lo terrenal será sin valor, a la luz de Su gloria y gracia. Ellos no temen la tormenta. La misma persecución y tribulación que traerán sobre una iglesia muerta, reincidente, llena de esfuerzos carnales, causará a los santos águila volar a alturas, que antes ningún hombre logró desde que el Hijo Modelo (Jesucristo) dio el ejemplo.
"No teman a la tormenta, mis pequeños, porque no son ustedes Hijos de la tempestad ni de la ira. Busquen. Alcen sus ojos y alcen la cabeza y regocíjense, por que son Hijos de redención, y ustedes han heredado la naturaleza celestial. Yo he abierto las puertas de la prisión. ¡Sean ustedes libres de la cautividad! No se entrampen con los malos caminos que les ofrecen los sistemas mundiales, sino aprendan de los caminos de nuestro Dios, y síganlos. Así deberán ustedes subir por encima de lo que está por acontecer en la tierra, para probar a sus moradores. Y no temerési por que yo estoy con vosotros, dice el Señor.”
La Imagen del Celestial
“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre que es el Señor es del cielo. Cual es el terrenal, tales también los terrales: y como es el celestial, tales son también los celestiales. Y así como nosotros hemos traído la imagen del terrenal, nosotros también traeremos la imagen del celestial.” (1 corintios 15:47-49)
“Por que el Señor mismo es el Espíritu: y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. Pero todos nosotros, a cara descubierta (quitado el velo) mirando la gloria del Señor, seremos (transformados, transfigurados) en la misma imagen de la gloria del Señor, así como por el Espíritu del Señor.” (2 corintios 3:17-18)
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos ha bendecido con todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo Jesús.” (Ef. 1:3)
“La cual fuerza que operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentó a Su propia mano derecha en los lugares celestiales…” (Ef. 1:20)
“Y juntamente con El nos resucitó y a si mismo nos hizo sentarnos en los lugares celestiales en Cristo Jesús.” (Ef 2:6)
“Para que la multiforme sabiduría de Dios sea dada ahora conocer a los principados y poderes (de oscuridad) en los lugares celestiales, por medio de la iglesia, la multiforme sabiduría de Dios, según el propósito eterno que Él se propuso en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Ef. 3:10-11)
“Por tanto, hermanos santos, copartícipes del llamamiento celestial…” (Hebreos 3:1)
“Pero ahora ellos anhelaban una patria mejor, es decir, una celestial: y por eso Dios no está avergonzado de ser llamado su Dios: porque Él les ha preparado para ellos una ciudad.” (Hebreos 11:16)
“Por que os habéis acercado al monte de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial.” (Hebreos 12:22).
“Porque nosotros sabemos que si nuestra casa terrenal de este tabernáculo se disolviere, nosotros tenemos un edificio de Dios, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.” (2 corintios 5:1)
De estas escrituras podemos ver rápidamente que nuestro llamamiento es un llamamiento celestial. Que otros se ocupen de cuidar las cosas terrenales. Permita que los muertos entierren a los muertos. Pero que los pocos que están llamados a este supremo llamamiento estén sobre los negocios del Padre. Este cuerpo terrenal, o “la casa”, sólo es temporal. Lo que Él ha preparado para los suyos es eterno, en los cielos. ¡Alabe Dios! La ciudad de la cual nosotros somos una parte, la novia de Cristo, es sobre todo una ciudad celestial, no una parte de los sistemas de este mundo.
Note que el lugar, en la regiones celestiales, que nosotros hemos de heredar, está ahora ocupado por los demonios, principados y poderes; un lugar que ellos usurparon de Adán. Desde este lugar son ellos “gobernantes de las tinieblas de este mundo.” Pero Dios se ha propuesto traer a un pueblo que ascenderá o tomará este lugar y lanzarán a Satanás y su ejército hacia afuera. Jesús lo hizo, y Él era el Modelo. Pero Él se propuso no estar solo en esto, y fue sembrado como una semilla viviente que deberá producir una gran cosecha a Su semejanza.
Note que las escrituras arriba citadas nos muestran que la imagen de la naturaleza terrenal que nosotros hemos traído del pasado será cambiada. Nosotros traeremos la imagen del celestial, del que ha sido exaltado hasta lo sumo en los cielos, Jesucristo nuestro Señor. Ahora, mirando Su gloria, está provocando esto una transformación desde adentro de nosotros. ¡La gloria a Dios!
Note que estos lugares celestiales dónde nosotros estamos morando no están en alguna situación geográfica a unas mil millones de millas de la tierra. Ellos son “los lugares celestiales en Cristo.” Sería muy confortador saber, si fuera verdad, que Satanás y su ejército estuvieran ahora mismo lejos, a unos millones de millas en el espacio exterior. Pero esto no es así, le basta a usted con solo mirar aquí mismo en la tierra para descubrir que los poderes de las tinieblas están aquí mismo, trabajando en los corazones y vidas de hombres y mujeres. Pero cuando Pablo dice, que ellos son “los espíritus en los lugares celestiales", en lugar de simplemente de aceptar y creer lo que la Biblia dice sobre estas cosas, la imaginación de hombres se ha extendido a una fábula y un mito de la verdad de la Palabra de Dios. ¡Pero ahora Dios está quitando el velo de nuestras mentes y está revelando Su Verdad!
Los Ojos del Águila
“Sus ojos miran desde muy de lejos” (Job 39:29).
El águila se distingue por su gran visión. Y es así también con los santos águila. Ellos pueden creer las cosas que otros, cuyos ojos estaban clavados en las cosas terrenales, no pueden ver, o concebir. “Donde no hay visión, las personas perecen.” (Proverbios 29:18) Pero hay visión en los santos águila. Ellos son los pioneros de la fe, los que abren el camino hacia nuevas esferas en los nuevos reinos del Espíritu.
Noé era un santo águila. Él vio el juicio viniendo, y se preparó. Otros no tenían tal visión, y perecieron. Enoc tenía la visión de águila, y él vio al Señor que venía con sus santas decenas de millares. Él profetizó de estas cosas, y caminó con Dios. Elías vio la venida de un una fuerte inundación de lluvia vivificante, cuando sólo vio una pequeña nube con forma de la mano de un hombre. Moisés vio la liberación del pueblo de Dios y la destrucción de sus enemigos, cuando toda fuerza y circunstancia natural lo negaban. La visión de los santos águila de Dios nunca ha estado limitada por las barreras de las circunstancias naturales. Isaías, Joel, Malaquías… cada profeta de Dios ha tenido la visión del águila.
Jesús tuvo la visión más penetrante que cualquier santo águila que en vida haya existido. Nada escapó los ojos de aquel qué había venido a llevar a Su pueblo a la victoria. “Los cielos fueron abiertos” a Él, y ningún poder de las tinieblas podría escapar su vista. Él vio los corazones de hombres como nunca nadie más pudo hacerlo. Ellos no tenían que expresar sus dudas, críticas, o sus necesidades. Sus ojos escudriñaban las partes más íntimas. Él era el Capitán de los Santos Águila. Él era el Modelo para mostrarnos el rastro de las Águilas.
Ojos por dentro y por fuera
La revelación del Espíritu de los santos águila trabaja de dos maneras diferentes. Ap. 4:6-8 nos dice que ellos estaban “llenos de ojos por delante y detrás”.
También “ellos estaban llenos de ojos por dentro y fuera y ellos no descansan de día ni de noche, mientras dicen Santo, Santo, Santo, Señor Dios todo poderoso”. Ezequiel 1:18 dice “sus ruedas estaban llenas de ojos alrededor de ellas cuatro, y era espantosa la revelación".
Primero están los ojos de dentro, que escudriñan las partes mas íntimas. El profeta Jeremías nos da a un verdadero cuadro cuando dice: “El corazón es engañoso y perverso sobre todas las cosas, ¿quién podrá conocerlo?” Pero la respuesta entra en el próximo verso: “Yo el Señor que escudriño la mente y pruebo el corazón”. (Jeremías 17:9-10)
Ningún hombre realmente sabe lo que está en su propio corazón, hasta que Dios lo procese y lo ponga a prueba. Pero hoy Dios está poniendo a un grupo de personas a través del fuego y su luz, revelando la verdadera condición de sus corazones. Santos que siempre habían pensado que ellos eran muy santos y limpios, ahora encuentran que todo el tiempo habían existido arraigados en lo profundo de su misma naturaleza y corazón, espíritus inmundos que ellos nunca antes habían reconocido. Horrible es esta revelación en ellos, pero muy necesaria. Al ver el ego de uno no queda más que retirarse y mirar para atrás con revulsión y aversión y llorar a Dios para liberación. Para la obra que va a tener en nosotros sus santos en este siglo, Dios debe tener un pueblo verdaderamente santo en ÉL (nótese que digo en ÉL).
En Job capítulo 42 el hombre de Dios ve la gloria de Dios de repente y también la vanagloria de su propia justicia, y sus cambios y entonces su actitud cambia enteramente al final. Entonces así es cuando viene la liberación. Él dice: “Por consiguiente yo hablaba lo que no entendía, cosas que eran demasiado maravillosas para mí, qué yo no comprendía… De oídos te había oído, pero ahora mi corazón te ve. Por eso yo me aborrezco, y me arrepiento en polvo y cenizas". Durante más de 30 capítulos de este libro de Job, él firmemente mantiene su inocencia y rectitud. Pero cuando se encuentra con Dios cara a cara, ve de repente que su peor pecado había sido su propia justicia y rectitud. Él había culpado a Dios de todos sus problemas, y se había visto así mismo justo. Pero consiguió su visión “de águila”, y de repente los ojos de adentro empezaron a ver a su propia naturaleza Adánica tal como es. Entonces Dios puede ahora sacarlo de todos sus problemas y dificultades.
Isaías era un venerado profeta de Dios. Él habló con Dios, fue oído por toda la nación, y caminó en la corte del rey. Pero un día (Isaías 6) tuvo una visión de Dios, y también los ojos de adentro mostraron como Isaías aparecía ante los ojos de Dios. Y este viejo y piadoso hombre de Dios clamó en su miseria: “¡Miserable de mí! porque soy hombre muerto, porque yo soy un hombre de labios inmundos, y moro en medio de un pueblo de labios sucios y ¡han visto mis ojos al Rey, el Señor de los señores”. ¡Gloria a Dios por los ojos de adentro y de afuera, porque inmediatamente allí vino una limpieza y liberación! Note el orden de los eventos: Primero vino el operar de los ojos de adentro, entonces los ojos de afuera pudieron hacer su obra. Después de que él había visto su propia condición deshecha y lo había confesado así, entonces él pudo ver la condición del pueblo y podía atenderles a ellos en su necesidad, profetizando el juicio de Dios. Pero no antes de eso. Demasiados están intentando expulsar los demonios de otros hoy en día, mientras sus propias vidas están llenas de malos espíritus… los celos, la envidia, la codicia, la maldad, el temor. Vea lo que le pasó a los hijos de Esceva en Hechos 19:13 cuando ellos intentaron expulsar los demonios de alguien más, antes de que ellos mismos hubieran ido a la Cruz. “Saca la viga de tu propio ojo, entonces así podrás expulsar la partícula del ojo de tu hermano claramente”.
No te sorprendas cuando empieces a ver cosas en tu vida que nunca habías visto estado allí, hebreos 6:7-8 nos dice que la misma lluvia produce “hierbas provechosas a aquellos para los cuales es labrada” también trae espinas y cardos. Labra un huerto y entenderás lo que yo quiero decir. Durante el frío, el invierno oscuro y helado no producirá nada. Pero cuando la semilla buena se siembra y las lluvias cálidas de la primavera vienen, nace todo tipo de cizaña y cardos inimaginables. ¿De dónde vinieron? ¿Cómo entraron en la tierra si usted no las sembró? Ellas estaban allí todo el tiempo, pero se necesitó el arar y las lluvias calurosas para que éstas nacieran. Así las mismas lluvias tardías de avivamiento que traen el verdadero fruto del Espíritu a luz en nuestras vidas, también traen cada obra e intención fea ocultas, que habían estado inactivas pero latentes adentro y que nunca habían sido expuestas o venido a la luz. Entonces viene la verdadera liberación, cuando nosotros vemos nuestra necesidad y acudimos a Dios. Dios debe tener y tendrá un pueblo que será “santo así como Él es santo”.
El guarda sobre el muro
Los verdaderos santos águila también tienen penetrante y clara visión por fuera, y el enemigo no puede penetrar sus defensas. Jesús es el ejemplo perfecto y el modelo. Nadie alguna vez lo engañó con palabras halagadoras y suaves. Ningún hipócrita mentiroso religioso pudo alguna vez soportar aquella mirada penetrante. Aún cuando uno de sus propios discípulos estaba poseído por el diablo, Jesús no fue engañado. No importa que él fuese uno de los líderes, y que expulsara demonios en el nombre de Jesús. Sus más profundos pensamientos e intenciones del corazón eran manifiestos en la vista de ese gran Capitán de los Santos Águila.
Esto es un salvavidas que Dios ha preparado para la Iglesia. Vea cómo un hombre y su esposa trajeron su ofrenda engañosa a la Iglesia, mientras esperaban compartir igualmente con los demás, pero no dispuestos a consagrar todo como los otros lo hacían. ¿La Iglesia fue engañada? No. Pero el ojo del águila estaba allí, “mirando desde lo lejos hacia afuera”. Y sus pecados fueron descubiertos y vino el juicio. Los hipócritas y pecadores “no se atrevían a juntarse a ellos”, porque los secretos de los corazones de los hombres se hicieron manifiestos. ¡Qué glorioso testimonio! 1 Corintios 14:25 declara que esta operación es para la iglesia local, porque la Biblia dice que cuando un incrédulo entra, los santos hablarán los secretos de su corazón “Así los secretos de su corazón son hechos manifiestos; y cayendo así en su rostro él rendirá culto a Dios, declarando que Dios está en ustedes verdaderamente” ¿Ve usted suceder esto ahora en las iglesias locales? No a menudo. Pero yo le digo una verdad, amado, que esto está viniendo.
Porque los santos águila están ahora siendo empujados hacia fuera de su “nido” y están aprendiendo a entrar en los lugares celestiales. Usted entiende, claro, que yo no estoy hablando esto en un sentido natural, carnal como si los cuerpos de las personas estarán volando alrededor en el cielo como platillos voladores u hombres de Marte. ¡Qué tontería¡. Y todavía las personas parecen incapaces de tomar y entender lo que significa estar sentados o arrebatados a lugares celestiales en Cristo. Pero sucederá. Entonces deberá este mundo ver la mayor manifestación de Dios en la carne humana, que haya sucedido desde que nuestro Señor Jesús estuvo aquí en la tierra.
Más ligeros que águilas
Se han ido mi tiempo y mi espacio, y hay todavía tanto decir acerca de los santos águila. Pero tengo que decir una palabra más… Deuteronomio 28:49 y 2 Samuel 1:23 que los dos hablan de la ligereza del águila. “Mas ligeros eran que las águilas”. Esto es característico de esta gran ave. Otro lugar que dice: “Como el Águila que arroja contra la presa". (Job 9:26) Joel dice: “Ellos correrán como valientes.” Mateo dice la venida del Hijo de hombre será “como el relámpago que sale del oriente, y se muestra hasta occidente, porque donde quiera que esté el cuerpo muerto allí se juntarán las AGUILAS”. (Mat 24:27-28).
Sí, Él hará una obra rápida. Y Él usará a Sus santos águila que son rápidos para oír, rápidos para creer, y rápidos para obedecer. El tiempo está en nuestras manos, el llamado continua. ¡Suelta cada estorbo terrenal, sé libre del sistema y del orden según los hombres y despójate de todo peso, y sube con las alas de águila a los lugares celestiales a dónde tu perteneces! ¡Gloria a Dios, Aleluya!
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