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(FFI) JOEL, PROFETA DEL DÍA DEL SEÑOR - Parte 2, Dr. Stephen E. Jones

 


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Número 438                                                       Enero de 2025

Parte 2

El segundo capítulo de Joel comienza con una descripción detallada del Día del Señor. El texto parece mostrar también su cumplimiento en relación con las Fiestas de Otoño.

Comienza con la Fiesta de las Trompetas (Joel 2: 1), seguida de la consagración de un ayuno (Joel 2: 15), que es el Día de la Expiación, seguido de la promesa del Espíritu (Joel 2: 28), que, en este caso no es Pentecostés, sino la Fiesta de Tabernáculos.

En Pentecostés se vio un cumplimiento parcial de la profecía de Joel, pero el cumplimiento mayor se produce en Tabernáculos. Esta secuencia de fiestas, cuando se cumple al final de los tiempos, nos muestra cómo superar el lado negativo del Día del Señor. El Día del Señor tiene, por tanto, una connotación tanto positiva como negativa. Es un tiempo de tribulación, pero su verdadero propósito es hacer que el pueblo se arrepienta y se alinee plenamente con el Reino de Dios.


La Fiesta de las Trompetas

Joel 2: 1 comienza:

1 Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día del Señor, que está cercano.

En las Sagradas Escrituras, tocar una trompeta significa proclamar la Palabra de Dios, especialmente de manera profética. Puede ser un llamado de Dios para que nos congreguemos ante Él o para que prestemos atención a su voluntad y cambiemos nuestro camino en la vida.

La Fiesta de las Trompetas, que se celebraba el primer día del séptimo mes, marcaba el comienzo del año nuevo. Este era el Día de Año Nuevo original en el calendario hebreo antes de que Dios lo cambiara a la primavera, en vísperas de la Pascua.

Tradicionalmente, las trompetas marcaban el comienzo de la Creación. También profetizaba el nacimiento de Cristo, el último Adán (1ª Cor. 15: 45). En otro nivel, marcan el día de la resurrección cuando los Vencedores sen resucitados (Ap. 20: 56). En cada caso, el día marca una nueva creación.

El sonido de las trompetas también marcaba un ciclo de diez días conocido como los diez Días de Reverencia (Días de Temor o Temibles), que culminaban en el Día de la Expiación. Estos diez días eran también los últimos diez días de un ciclo de 40 días, observado por aquellos que eran más religiosos.

Este ciclo de 40 días correspondía al tiempo en que los 12 espías espiaron la tierra en los días de Josué. Recordemos que los 12 espías regresaron con su informe en el Jubileo 50º desde Adán, pero debido a que el pueblo creyó el mal informe de los diez espías, convirtió el Jubileo de Jubileos en un Día de Expiación. Por lo tanto, en lugar de regocijarse por el cumplimiento de la promesa de Dios, el pueblo lo convirtió en un día de duelo y ayuno por su falta de fe. La historia está escrita en Números 13 y 14.

Vemos, pues, que Joel nos ofrece un comentario sobre las Fiestas de Otoño, mostrándonos cómo debemos interpretar las profecías del segundo grupo de fiestas. El primer grupo, desde la Pascua hasta Pentecostés, profetiza acerca de la Primera Obra de Cristo, mientras que el segundo grupo, desde Trompetas hasta Tabernáculos, profetiza acerca de la Segunda Venida de Cristo y de la obra que Él realizará cuando se cumplan esas fiestas.


Las trompetas de plata

En la Fiesta de las Trompetas, se instruyó a los sacerdotes para que tocaran una trompeta de plata, no un shofar. Se decía que, bajo inspiración, Moisés fue el inventor de la trompeta de plata con forma de campana que se describe en Números 10: 2-4.

2 Hazte dos trompetas de plata; labradas a martillo las harás, y las usarás para convocar a la congregación y para hacer mover los campamentos. 3 Cuando se toquen las dos trompetas, toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta de la Tienda de Reunión. 4 Pero si se toca sólo una, entonces se reunirán delante de ti los jefes, los jefes de los grupos de Israel.

La distinción entre una y dos trompetas es lo que profetiza acerca de la Primera y la Segunda Resurrección en Apocalipsis 20. La primera es para aquellos que han de reinar con Cristo como líderes, y por eso se reunirán al “tocar la final trompeta (1ª Corintios 15: 521ª Tesalonicenses 4: 16). Es una sola trompeta porque reúne a los líderes y los resucita de entre los muertos.

Aunque no se nos dice específicamente, podemos suponer que ambas trompetas sonarán cuando todos los muertos resuciten (Apocalipsis 20: 12). Esta resurrección incluirá tanto a creyentes como a incrédulos (Juan 5: 2829), cuyas recompensas serán diferentes, pero se distribuirán en la misma ocasión.

Uno sólo puede imaginarse la consternación y el pánico que se producirán en ese día de la Primera Resurrección, especialmente en la Iglesia en General. La Iglesia es la congregación en su conjunto, y a muchos de ellos se les ha dicho que serán arrebatados en el momento de esta resurrección. Pero una sola trompeta no reúne a toda la congregación, por lo que es probable que sus expectativas se desvanezcan cuando se sientan “dejados atrás”.

¡Cuánto mejor sería si a la Iglesia se le enseñara el significado de las dos trompetas de Números 11: 2-4, para que no se encontraran en un estado de pánico! Parece que la Resurrección de los Vencedores hará que la Iglesia se arrepienta durante los días de Reverencia (Temor), que culminarán en el Día de la Expiación. Tendrán que arrepentirse por su falta de fe en las promesas de Dios y por negarse a entrar en el Reino.

Todo esto se sugiere en los Diez Días de Temor, en los cuales la Iglesia en su conjunto habrá aprendido la verdad, para saber que no irán al infierno.


Los Diez Días de Temor

Parece haber una conexión importante entre los Días de Temor y el Día del Señor. Todavía tenemos que ver cómo se cumplirá esto, pero parece claro que, como mínimo, será un tiempo de introspección y arrepentimiento. En cierto modo, se puede decir que el Día de la Expiación es en realidad un período de diez días, porque el pueblo necesitará tiempo para entender lo que está sucediendo y comprender su necesidad de arrepentimiento.

El mundo de los incrédulos también se verá afectado por esto, aunque hay que decir que no tienen ninguna expectativa de ser abatidos por completo. Tendrán que arrepentirse en mayor escala por no tener fe en Cristo en absoluto. Pero su arrepentimiento y conversión se extenderán a lo largo de un período de tiempo más largo, porque lo necesitarán para conocer la promesa del Nuevo Pacto de Dios y el Plan Divino para la Creación. Ellos estarán felices de saber que hay esperanza para toda la humanidad y que habrá una Restauración de Todas las Cosas. Esto les dará una razón para regocijarse, aunque muchos en la Iglesia estén descontentos por ello. Tal vez la mayoría de estos (antiguos) incrédulos tendrán que saberlo por los Vencedores. La Iglesia tendrá que arrepentirse de su “síndrome del hermano mayor”. Recordemos cómo el hermano mayor del hijo pródigo se quejó cuando su hermano fue recibido en la casa.

En Apocalipsis 2: 10 se habla de diez días de tribulación en el mensaje del Espíritu al ángel de la Iglesia de Esmirna. Los que venzan no tendrán que experimentar ese tiempo de tribulación. En mi comentario sobre Apocalipsis, relacioné esto con la tribulación real del 303 al 313 dC durante el tiempo de Diocleciano. Sin embargo, este patrón parece aplicarse también a la Iglesia durante los Diez Días de Temor.

De ser así, esto también podría describir el Día del Señor, al menos en relación con la Iglesia que no vence. En cualquier caso, Joel parece conectar el Día del Señor con la Fiesta de las Trompetas y, por extensión, con los Diez Días de Temor que conducen al Día de la Expiación. En otras palabras, la “tribulación” sólo se puede evitar convirtiéndose en un Vencedor, no simplemente convirtiéndose en un creyente.

Tal vez también se apliquen a los Días de Temor las palabras de Jesús en Mateo 24: 29-31: Pero inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor y las estrellas caerán del cielo…”

Si se estableciese esta correlación, las señales en el sol, la luna y las estrellas deberían aparecer en el Día de la Expiación. Es una posibilidad que hay que tener en cuenta.

Ya vimos una medida de cumplimiento cuando Jesús fue crucificado. El sol se oscureció al mediodía (Lucas 23: 44), y la historia nos cuenta que a las 5:10 pm la luna salió sobre Jerusalén ya eclipsada. Ese mismo día el sol se oscureció y la luna no dio su luz. Joel sugiere que podríamos ver otro cumplimiento de esto en el Día de la Expiación después de la resurrección de los Vencedores.


Descripción del Día del Señor según Joel

Joel 2: 2 dice:

2 día de tinieblas y lobreguez, día nublado y de densa oscuridad. Como la aurora sobre los montes, se extiende un pueblo grande y poderoso; nunca ha habido nada semejante a él, ni tampoco lo habrá después por años de muchas generaciones.

La oscuridad y la lobreguez probablemente sea una alusión al oscurecimiento del sol. El día de nublado y de densa oscuridad parece referirse al Pentecostés original en el Monte Sinaí, como leemos en Éxodo 20: 21:

21 Entonces el pueblo se quedó a distancia, mientras Moisés se acercaba a la espesa nube [arafel, “nube espesa” u “oscuridad”] donde estaba Dios.

La palabra hebrea arafel puede referirse tanto a la oscuridad como a una nube espesa que oscurece las cosas. De cualquier manera, describe un día de oscuridad y penumbra. Obviamente, esto es más que un informe meteorológico. Simboliza un momento en el que la gente está triste o deprimida. Y esto describe bien los Diez Días de Temor Reverente, ya que los creyentes en particular reconocerán que deberían haber hecho más para ser Vencedores y no conformarse con ser meros creyentes.

Joel dice que esta oscuridad no tendrá precedentes. Si esta fuera una descripción de guerra y caos, es bastante seguro que habría habido precedentes mayores en la historia. Pero si esto se refiere a la agitación y depresión internas por el fracaso en recibir la inmortalidad y reinar con Cristo en la Edad venidera, entonces tiene perfecto sentido. La Segunda Resurrección vendrá después de que se cumplan los mil años, por lo que nunca más habrá otra oportunidad de reinar con Cristo antes del Juicio del Trono Blanco.


La devastación de las langostas

Joel 2: 3 vuelve abruptamente al tema de las langostas (1: 4), diciendo:

3 Delante de ellas hay un fuego que consume, y detrás de ellas hay una llama que arde. La tierra es como el jardín del Edén delante de ellas, y detrás de ellas, un desierto desolado, y nada se les escapa.

Durante las plagas de langostas, todo lo verde es devorado por estas voraces criaturas. El profeta compara el paisaje con un fuego que deja a su paso desolación y destrucción. Lo que comienza como el Jardín del Edén termina como un desierto desolado. Así como el pecado de Adán destruyó el Jardín del Edén, también el pecado de Israel destruyó la condición idílica y la prosperidad de las bendiciones del Reino de Dios.

Muchos maestros de la Biblia e incluso profetas han enseñado que este ejército de langostas representa a los guerreros espirituales de Dios. Esa enseñanza tiene algo de verdad, pero sólo en el mismo sentido en que el ejército de Dios fue el ejército asirio que Él envió para juzgar a Israel, o el ejército babilónico que Él envió para juzgar a Judá, o el ejército romano que Él envió para juzgar a Judá en el año 70 dC (Mateo 22: 7).

Los fieles entre ellos estuvieron involucrados en esta devastación sólo porque estaban de acuerdo con Dios, sabiendo que sus juicios eran justos. También es posible que hayan sido llamados a dar testimonio de esos juicios al proclamarlos en la Tierra. Sin embargo, no han sido llamados a participar en la lucha y la matanza. Esta es la tarea de bajo nivel de esos ejércitos extranjeros que Dios dirige y usa para cumplir sus propósitos.

Por lo tanto, no identifico a los Vencedores como las langostas proféticas del libro de Joel. He participado en cientos de campañas de oración y guerra espiritual durante más de 40 años, pero ni una sola vez fuimos guiados a implementar la destrucción. Nuestro propósito principal era interceder por la Iglesia o por la nación e incluso por el mundo en su conjunto, para limitar la destrucción a un marco de tiempo finito. Esto estaba de acuerdo con el propósito general de los juicios legítimos de Dios, que son de naturaleza correctiva (Isaías 26: 9).


Las langostas son como caballos de guerra

Joel 2: 45 continúa la descripción, diciendo:

4 Su aspecto es como el aspecto de los caballos, y como caballos de guerra, así corren. 5 Con ruido de carros, saltan sobre las cumbres de los montes, como el estruendo de una llama de fuego que consume el rastrojo, como un pueblo fuerte dispuesto para la batalla.

Esta comparación parece ser la base de la profecía de Juan sobre el surgimiento de las langostas en Apocalipsis 9: 3, que Dios llama a traer juicio sobre la Iglesia por su idolatría en el capítulo anterior. Estas “langostas” se describen en Apocalipsis 9: 7-9,

7 El aspecto de las langostas era como el de caballos preparados para la batalla; y sobre sus cabezas parecían coronas [stephanos, “guirnaldas”] como de oro, y sus caras eran como caras de hombres. 8 Tenían cabello como cabello de mujer, y sus dientes eran como dientes de leones. 9 Tenían corazas como corazas de hierro; y el ruido de sus alas era como el ruido de muchos caballos corriendo a la batalla.

En mi comentario sobre el libro de Apocalipsis demostré que este libro profetizaba el surgimiento del Islam. Dios levantó al Islam para juzgar a la Iglesia poco después de que el obispo romano reclamara el título de Obispo Universal. Antes de esa fecha, había unos tres obispos igualmente prominentes. De hecho, apenas unos años antes, un papa romano había decretado que si alguien intentaba asumir el título de Obispo Universal, debía ser tratado como el Anticristo. Lamentablemente, sus palabras cayeron en oídos sordos. La afirmación se hizo en el año 606 dC, y luego Dios levantó a Mahoma en el año 609 dC. El propósito de Dios para el Islam siempre ha sido traer juicio sobre la Iglesia. Los islamistas se convirtieron en las “langostas” de Dios durante la Edad de la Iglesia. Estas “langostas” no son simplemente “como caballos”, sino que también son como sus jinetes, pues tienen caras de hombres. En siglos pasados, conquistaron Tierra Santa, Asia Menor (Turquía) y Constantinopla, la capital del Imperio Romano de Oriente.

En 1453 conquistaron Constantinopla con cañones y pólvora, que aprendieron de los mongoles que habían ocupado Oriente Próximo dos siglos antes. Sus cañones, descritos en Apocalipsis 9: 10, tenían forma de leones. Las “colas” eran las mechas que se encendían para disparar los cañones desde las bocas de esos “leones”. A continuación se muestra una fotografía de uno de esos cañones que se exhiben en Gran Bretaña. Quienes los manejaban solían sentarse sobre ellos, como si fueran caballos. La “boca”, por supuesto, está tapada.


Más descripciones de las langostas

Joel 2: 6-9 dice:

6 Delante de ellas el pueblo está angustiado; todos los rostros palidecen. 7 Corren como valientes, suben la muralla como soldados; y cada uno marcha en formación, sin desviarse de su camino. 8 No se agolpan unos a otros, marchan cada uno por su camino; cuando irrumpen por las defensas, no rompen filas. 9 Se lanzan sobre la ciudad, corren por la muralla; suben por las casas, entran por las ventanas como ladrones.

Joel observa cómo las nubes de langostas pueden volar por el aire sin chocarse entre sí. Cada una parece tener su propio plan de vuelo y no rompen filas. Atraviesan todas las defensas de la ciudad, atraviesan las ventanas y entran en las casas.

Es como si Dios mismo dirigiera cada langosta. Luchar contra las langostas no es la respuesta. La respuesta es que la Iglesia se arrepienta de su religiosidad, de sus tradiciones de hombres, y regrese a Dios. Desafortunadamente, la Iglesia eligió ir a las Cruzadas, considerando a los islamistas como enemigos de Dios en lugar de como su ejército. La Iglesia hizo lo que Israel y Judá hicieron en tiempos anteriores, y por eso sufrió los juicios de Dios.

Joel 2: 10 continúa:

10 Delante de ellos tiembla la tierra, se estremecen los cielos, el sol y la luna se oscurecen y las estrellas pierden su brillo.

Esto sucede literalmente durante una plaga de langostas. La plaga oscurece el cielo día y noche. Esto también sugiere que cuando el sol se oscurece y la luna no da luz (un eclipse), se presenta una imagen del juicio divino. Por lo tanto, cuando esto ocurrió el día de la crucifixión de Jesús, la oscuridad no se debió a que Dios lamentara la muerte de su Hijo, como muchos han afirmado. Más bien, muestra que el pecado del mundo estaba siendo juzgado en la cruz.

Joel 2: 11 continúa:

11 El Señor da su voz delante de su ejército; ciertamente su campamento es muy grande, porque fuerte es el que ejecuta su palabra. Ciertamente grande es el día del Señor y muy terrible.

Aquí vemos primero que las langostas son su ejército”. Como dije antes, este tipo de terminología se usa también para Asiria, Babilonia y Roma, por lo que no significa que estas langostas crean en Jesucristo. No obstante, Dios es soberano, tiene uso para todos y todas las cosas obrarán para el cumplimiento de su Plan Divino.

En segundo lugar, el “día del Señor se extiende mucho más allá de los Diez Días de Temor. Los Días de Temor son un cumplimiento a corto plazo, mientras que la aparición de las “langostas” es un juicio a largo plazo que abarca muchos siglos.

El propósito del Día del Señor es cumplir su propósito en la Iglesia, la nación o la Tierra en su totalidad. Cada una tiene su propio nivel de cumplimiento, dependiendo del tiempo en que viva la gente. Por lo tanto, es SU día, el día en el que su Plan tiene éxito. Cuando su Plan tiene éxito, los planes de los hombres fracasan. Así que cuando los Vencedores ven que sus declaraciones se cumplen, tienen razón para regocijarse, pero al mismo tiempo, aquellos que ven que sus propios planes fracasan se lamentarán hasta que llegue el momento en que entiendan y lleguen a conocer a Dios.

De este modo vemos que el Día del Señor tiene dos caras. A lo largo de las Edades pasadas, los Vencedores han sido perseguidos e incluso vencidos (Dn. 7: 21), pero su palabra profética no fallará, aun si mueren sin ver su Palabra cumplida. Ahora vivimos en el tiempo del cumplimiento, cuando se hizo juicio a favor de los santos (Dn. 7: 22). Esto ya ha sido decretado desde su Trono.




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