15
No
entregarás a su señor el siervo que huya a ti de su amo.
16 Morará contigo, en medio de ti, en el lugar que escoja en alguna
de tus ciudades, donde tenga a bien; no le oprimirás.
Esta
ley debe ser tomada en el contexto del resto de la Ley con el fin de
aplicarla correctamente. La Ley exige la esclavitud obligatoria en
los casos en que un hombre no puede pagar la restitución que le debe
a su víctima. En tales casos, se requiere que el esclavo trabaje
para pagar su deuda (Éxodo
22:3),
al menos hasta el año del jubileo, cuando todos los hombres son
puestos en libertad. Si tal esclavo huyera, negándose a someterse a
la esclavitud por orden judicial, entonces estaría en desacato y
podría ser ejecutado si la víctima así lo exigiera (Deut.
17:12).
Si
un esclavo es maltratado no debe tratar de escapar, sino que debe
recurrir a los tribunales. La Ley dice en Éxodo
21:26,27
que un esclavo maltratado deberá ser puesto en libertad. La
esclavitud bíblica está limitada por la Ley de Dios, porque Dios
reclama el dominio eminente sobre todos los hombres, incluidos los
esclavos. Ningún amo debe maltratar a su esclavo, porque en última
instancia todos los hombres son propiedad de Dios.
Puesto
que la Ley de Dios regula la esclavitud, que limita los derechos de
los amos y esclavos por igual, debemos asumir que Deut.
23:15,16
se refiere principalmente a los esclavos extranjeros. Otras naciones
no daban esos derechos a los esclavos y los amos tenían libertad
para abusar de sus esclavos o matarlos a a voluntad. Debido
a que las leyes de las naciones extranjeras eran opresivas y
carnales, Dios prohibió a los israelitas devolver tal esclavo a su
amo extranjero. En su lugar, el esclavo debía ser tratado como
cualquier otro hombre y se le dejaba fijar su residencia en cualquier
ciudad de su elección.
Se
nos da un ejemplo en 1 Samuel 30, cuando los amalecitas destruyeron
la ciudad de Siclag, tomando cautiva a la familia de David. David y
sus hombres persiguieron a los amalecitas y luego se encontraron con
un esclavo egipcio que se había puesto enfermo y había sido
abandonado por su amo amalecita (1
Sam. 30:11-15).
El esclavo les dijo dónde habían ido los amalecitas, pidiendo
solamente no ser devuelto a su dueño. David estuvo de acuerdo, por
supuesto, porque esto era consistente con la Ley Bíblica.
Esclavos a dioses extranjeros
En
una aplicación de Nuevo Pacto de esta ley, podemos ver cuántos
están esclavizados a dioses extranjeros que oprimen al pueblo por
leyes injustas. Cuando estas personas son capaces de escapar de tal
opresión, no debemos para devolverlos a dónde venían. Esto puede
parecer obvio, pero algunas
denominaciones o líderes de iglesia esclavizan a los hombres a sí
mismos, en lugar de
trabajar para liberarlos. La gravedad de este problema varía
con cada denominación, por supuesto, porque algunas son mejores que
otras. Pero la Ley de Dios está diseñada para liberar a los
hombres, y prohíbe el maltrato de los que han sido liberados de la
esclavitud de los dioses falsos.
El camino de Balaam
Este
es el tema de Pedro cuando habla de “el
camino de Balaam”
(2
Pedro 2:15).
Lo que más preocupa a Pedro sobre el camino de Balaam se declara en
los versículos 18-20,
18
Pues
hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la
carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los
que viven en el error, 19 prometiéndoles libertad, mientras que
ellos mismos son esclavos de la corrupción; porque el que es vencido
por alguno queda esclavizado a quien lo venció. 20 Porque si
después de haber escapado de las contaminaciones del mundo,
por
el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, se
enredan de nuevo en ellas y son vencidos,
su postrer estado viene a ser peor que el primero.
Pedro
se refiere al consejo de Balaam, de que debían atraerse a los hijos
de Israel al pecado, sabiendo que el pecado trae la ira y el juicio
divino.
Al hacer que los hombres sean esclavizados al pecado, adquirirían
ventaja sobre Israel, y Dios entonces esclavizaría a Israel a las
naciones extranjeras, a sus dioses, y a sus vicios. Israel había
escapado de la esclavitud en Egipto. Balaam aconsejó a los moabitas
y madianitas para mostrarles cómo tomar a esos esclavos fugitivos y
hacerles sus propios esclavos. Por lo tanto, el versículo 22 dice:
“El
perro vuelve a su vómito”
y “la
puerca lavada a revolcarse en el cieno”.
La
Ley de Dios fue diseñada para evitar la re-esclavización de un
esclavo fugitivo. El camino de Balaam viola esta Ley,
trabajando para volver a esclavizar a los esclavos fugitivos.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-6/chapter-19-re-enslaving-escaped-slaves/ |
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