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"El
ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia"
(Juan 10:10)
En las
páginas siguientes quiero compartir con Uds. mi experiencia de cómo
salir de la condenación hacia la gloriosa libertad de la vida
abundante que Jesús enseñó. Jesús dijo "Yo he venido para
que tengan vida" no condenación, no juicio, no un nuevo
conjunto de reglas y regulaciones, sino "VIDA". Esta vida
no es simplemente una doctrina o una buena enseñanza, sino es una
experiencia. En el interior de Ud. se encuentra la semilla
de Dios. En esta semilla está todo lo que Ud. pueda necesitar
para transformarlo en un hijo de Dios. La vida carnal humana
no esta en capacidad de vivir el tipo de vida de Dios. La vida carnal
esta sujeta a esclavitud y muerte. Yo fui por muchos años un
cristiano intentando ser como Dios con mi naturaleza carnal, pero no
importaba lo duro que yo lo intentaba, encontré que mi experiencia
era esa de Romanos capítulo siete. Me complacía en la Ley de Dios
en mi mente, pero encontraba otra Ley que trabajaba en los miembros
de mi cuerpo, trayéndome dentro de la cautividad de la Ley del
Pecado y de la Muerte.
Hay un
camino más allá de la experiencia de derrota (Administrador:
en intertarlo en las propias fuerzas), pero ella no
viene por tratar o intentar ser santo, tratar de vencer el pecado,
tratar de romper los malos hábitos, o cualquier otras obras que Uds.
puedan hacer. Este camino o forma
de salir del pecado o la esclavitud es experimentar la vida de Dios
trayéndole vida en el interior de Ud., con Su Espíritu dando vida
energizante, avivante, la cual opera en Ud.
(Hebreos
9:22) "Según la ley, casi todo tiene que ser purificado con
sangre; y no hay perdón de pecados si no hay derramamiento de
sangre".
(Isaías
53:5-6) "Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía,
fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió
nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros
nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero
el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros".
Cada
pecado del que hemos sido culpables alguna vez ha sido lavado por la
sangre de Jesús. Jesús por su muerte en la Cruz cargo el pecado de
todo el mundo.
Hasta
que tengamos una correcta o apropiada apreciación y entendimiento de
la evaluación de Dios de la sangre de Jesús, no podemos ser
cristianos normales caminando en la realidad de Su Vida en nosotros.
Debemos tener más que un entendimiento intelectual de la sangre
(para
poder salir de la condenación). Todos los
cristianos conocen el evangelio -que a causa del derramamiento de la
sangre de Jesús y debido a Su vida sin pecado, El compró a la
humanidad y nos redimió para regresarnos a Dios. La palabra dice que
"la vida esta en la sangre" (GN 9:4, Dt. 12:23), y
Jesús dio Su sangre para que pudiéramos ser totalmente libres de
cualquier condenación, culpa o vergüenza. Podemos sin ninguna duda
en cualquier momento entrar rápidamente y valientemente dentro de la
presencia de nuestro Padre Dios.
La
sangre de Jesús está primero que todo dirigida hacia Dios,
en segundo lugar hacia el hombre y finalmente hacia el
acusador. Si tú entras en un apropiado entendimiento y
conciencia de estos tres aspectos de la sangre, ellos te harán
totalmente libre.
El
problema del hombre es el pecado. Una simple explicación de la
conciencia (percepción) del pecado es un sentimiento de separación
de Dios, y lo contrario de tal separación es el disfrute de la
presencia de Dios. En cualquier momento que tú estás disfrutando a
Dios y teniendo un dulce compañerismo con Él, no eres consciente de
pecado.
Romanos
3:23 dice que "pues todos han pecado y están lejos de
la presencia salvadora de Dios". La gloria de Dios es
lo que Dios intentaba que el hombre tuviera desde el principio. Tú
fuiste creado para ser una vasija o un contenedor,
para llevar la plenitud o totalidad de todo lo que es Dios. Nuestros
cuerpos no fueron creados para estar llenos de nuestro "yo"
(nosotros mismos), fuimos creados para estar llenos de la gloria de
Dios y para ser la manifestación de Dios en la tierra. Ese
fue el propósito original de Dios para el hombre. Dios deseaba un
cuerpo a través del cual expresarse Él mismo. El quería
experimentar todos los diferentes aspectos de la vida que Él pudo
producir, por ello creó al hombre y entonces sopló Su vida dentro
de ese cuerpo. Adán era realmente un hijo de Dios. Esta es la razón
por la que Jesús es llamado el segundo Adán y el último Adán. Hay
únicamente dos fuentes de vida en el universo, el primer Adán o el
último Adán. El hombre natural carnal recibe su fuente de la vida
del primer Adán incluso sí es un cristiano. El hombre espiritual
recibe su vida del segundo Adán, Jesús.
Sabemos
que a través del engaño de la serpiente, el hombre cayó en el
Jardín del Edén y perdió su conciencia de ser UNO con Dios. El se
percató y se volvió consciente de su propio yo, una vida que fue
alienada y separada de Dios. El hombre ha estado en una búsqueda
desde entonces para volver a ganar la unión y el compañerismo
perfecto con Dios, y debido a un entendimiento oscuro , el ha pensado
que el tenía que hacer ciertas cosas. El pensaba que tenía que ser
bueno, tenía que orar todos los días, leer 10 capítulos de la
Biblia, resistir el pecado y no caer en tentación.
Si
este es tu concepto, entonces tú estás experimentando Romanos
capítulo siete. No ganamos ningún favor con Dios por lo que
hacemos. La sangre de Jesús nos ha puesto a cada uno de nosotros
de regreso en la correcta posición con Dios. Simplemente a través
de la fe en la sangre de Jesús, podemos entrar en una relación con
Dios como nuestro Padre y entonces volvernos trasportadores de Su
presencia en la tierra, trayendo paz y restauración a donde quiera
que vayamos.
Todos
nos hemos alejado de la gloria de Dios. El hombre carnal no está
cumpliendo con la intención original de Dios, a causa del pecado. La
gloria de Dios es la expresión de Dios. La gloria de Dios está en
cualquier lugar donde Él esté. Hebreos 1:3 dice que Jesús es "el
resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es".
Esta expresión viva, amorosa y maravillosa de Dios ahora vive en
nosotros. De nuevo, debo acentuar que la
vida cristiana no es un esfuerzo para ser bueno o hacer lo correcto,
sino que es Dios Mismo volviéndose Vida dentro de tu conciencia y
viviendo Su vida abundante a través de ti.
Romanos
5:8-10
"Pero
Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores,
Cristo murió por nosotros. Y ahora, libres ya de culpa mediante la
muerte de Cristo, con mayor razón seremos librados del castigo final
por medio de él. Porque sí Dios, cuando todavía éramos sus
enemigos, nos puso en paz consigo mismo mediante la muerte de su
Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya
estamos en paz con él".
Una de
las primeras cosas que necesitamos entender desde el mismo inicio de
nuestra vida cristiana es que somos salvos, estamos justificados y
estamos guardados, no por lo que hacemos , no por lo que
decimos, sino por lo que Él ha hecho. Somos justificados
por Su sangre. Esto no dice que
seremos justificados si hacemos ciertas cosas, sino que ya
fuimos
justificados. Aún cuando fuimos pecadores, Cristo murió por
nosotros y nos justificó ante Dios. Siendo ahora justificados por Su
Sangre, seremos salvados de la ira.
Estos
versículos también nos dicen que seremos
salvados por Su Vida.
La palabra "vida" es la palabra griega zoe, la cual
significa la vida de Dios. Es Su vida la que nos salvó no nuestro
esfuerzo humano. Somos salvados por Su vida, salvados y liberados,
conociendo que es Su obra la que nos justificó, nos limpió, nos
hizo libres y nos capacitó para entrar en Su presencia para tener
compañerismo con Él.
Romanos
3:20-24)
"porque
Dios no declarará a nadie libre de culpa por haber cumplido la ley,
ya que la ley solamente sirve para hacernos saber que somos
pecadores. Pero ahora, dejando aparte la ley, Dios ha dado a conocer
de qué manera nos libra de culpa, y esto se comprueba leyendo los
libros de la ley y los profetas: Dios nos libra de culpa por medio de
la fe en Jesucristo; y lo hace por igual con todos los que creen,
pues todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de
Dios. Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los ha librado de
culpa, mediante la liberación que se alcanza por Cristo Jesús".
Romanos
3 versículos 23 y 24 deberían siempre ser leídos juntos. ¿Cuántas
veces has escuchado tú el versículo 23 enfatizado "Pues
todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios"?
Si tu terminas la lectura allí te pierdes la respuesta al problema.
Romanos 3:23 no es el final de la oración. Debería ser leído junto
con "Pero Dios en su bondad y gratuitamente, los ha librado
de culpa, mediante la liberación que se alcanza por Cristo
Jesús". Cada uno de nosotros se ha alejado de la
gloria de Dios, pero no miremos a nuestras fallas. No podemos mirar a
nuestras fallas y derrotas, debemos mirar a la sangre de Jesús.
(Romanos
3:25-26) "Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera
el instrumento del perdón. Este perdón se alcanza por la fe, y
demuestra que Dios es justo y que, si pasó por alto los pecados de
otro tiempo, fue solo a causa de su paciencia. Igualmente demuestra
que Dios es justo ahora, y que sigue siendo justo al declarar libres
de culpa a los que creen en Jesús".
Debemos
desarrollar una fe simple en la sangre de Jesús en vez de en
nuestras obras realizadas con gran esfuerzo para ser justificados a
la vista de Dios. Sí te encuentras atrapado en tus obras,
cuando falles inmediatamente caerás bajo condenación. Sí tu fe
está en la sangre de Jesús y fallas, tú inmediatamente confesarás
el poder de la Sangre y no caerás bajo condenación. No perderás el
sentido y la presencia de Dios en tu vida. "Siendo
justificado gratuitamente por Su gracia". ¿Qué me hace
justo a mí ante Dios? ¿Es porque hoy oro y leo diez capítulos de
la Biblia? No, esto es lo que me justifica ante Dios: mi simple fe en
estas palabras. No tengo que tratar de justificarme a mí mismo; soy
justificado porque creo en Jesús. Yo conozco mis debilidades y mis
faltas, yo sé cuales son mis malos hábitos, pero si baso mi
compañerismo con Dios en mi conducta yo siempre tendré una
conciencia llena de ofensa y nunca me sentiré lo suficientemente
bueno para venir a la presencia de Dios para tener amistad con Él.
Hay una gran cantidad de cristianos que no sienten la cercanía de
Dios, ellos no escuchan a Dios hablarles, no tienen la guía directa
de Dios porque su conciencia está llena de ofensa. Somos
justificados gratuitamente por Su gracia a través de la redención
que es en Cristo Jesús.
Necesitamos
recibir perdón momento a momento. No te preocupes sobre el mañana.
Yo siempre estaba acostumbrado a preguntarme sobre el mañana. Yo
acostumbraba decir, "Jesús yo sé que Tú me perdonas por este
día, pero ¿qué voy a hacer mañana, porque yo sé que mañana
probablemente voy a hacerlo otra vez? Tú
debes sacar tus ojos de tu condición y parar
de tratar de ejecutar las acciones de la Ley para ser justificado
ante Dios. Entonces
Su Espíritu se levantará
en ti y te capacitará
para guardar todos los requerimientos de justicia de la Ley.
Sí eres una persona de fuerte voluntad puedes ser capaz hasta cierto
punto de guardar la Ley, y entonces podrás volverte justo por ti
mismo y condenar a todo el resto del mundo que no es capaz de hacer
lo que tú si puedes hacer. Cuantas veces has dicho, "Yo paré
de fumar. ¿Por qué tú no puedes? ¿Yo paré de beber, Por qué tu
no puedes?" Esa es una actitud de justicia propia.
Necesitamos
venir a Dios de la misma forma cada día, no sobre la base de lo que
hemos hecho, bueno o malo, sino con base en la Sangre. Debido a la
Sangre que ha sido derramada, tengo derecho a entrar a la presencia
de mi Padre. Puedo sentir que aunque yo sea un pecador miserable, y
pudiera haber fallado muchas veces hoy, pero mi pecado y mi falla no
pueden impedirme disfrutar a Dios, porque a causa de la sangre de
Jesús tengo la total libertad y acceso para entrar dentro de una
dulce amistad y comunión con mi Padre. No puedo tener esto de
ninguna otra forma sino a través de la simple fe en lo que Dios dice
que es cierto: "Siendo justificado gratuitamente por Su
gracia a través de la redención que esta en Cristo Jesús".
Hay
básicamente tres cosas que ocurren cuando tú te percatas del pecado
:
-Te
separas en tu conciencia de Dios.
-Sientes
culpa.
-Experimentas
culpa.
La
sangre de Jesús responde suficientemente todas estas tres áreas. El
pecado causa una conciencia de separación de Dios, entonces te
sientes culpable e inmediatamente el acusador viene a condenarte. Una
persona que se siente separada de Dios a causa de sentirse
disminuido, no merecedor, que se siente culpable por el pecado y que
es acusado en la conciencia, no puede disfrutar del compañerismo con
Dios. La sangre de Jesús satisface todas estas tres áreas, por que,
como hemos visto, fluye en tres direcciones: hacia Dios, hacia el
hombre y hacia el acusador.
Primero,
la Sangre es para Dios y responde al problema de pecado. Podemos ver
esta tipología en el Antiguo Testamento. Había un día cada año
llamado el Día de Expiación, cuando el Sumo Sacerdote entraba al
Lugar Santísimo. El Lugar Santísimo era donde la presencia de Dios
habitaba, y solo un hombre podía entrar y tomar con él la sangre de
sacrificio, y él la ofrecía sobre el Asiento de la Misericordia (so
breel arca de la alianza) por los pecados de la nación completa de
Israel. Esto muestra que la sangre era en este caso para Dios, ya que
nadie sino Él la veía en ese lugar. Eso resolvía el tema de pecado
para la nación de Israel. Israel esperaba el Día de Expiación cada
año, porque ellos sabían que en ese único momento cada año el
Sumo Sacerdote entraría en la presencia de Dios y tomaría con él
la sangre. Esto significaba que sus pecados serían cubiertos y
tendrían un nuevo comienzo.
(Ex.
12:7,13,23)
"Tomarán
luego la sangre del animal y la untarán por todo el marco de la
puerta de la casa donde coman el animal; La sangre les servirá para
que ustedes señalen las casas donde se encuentren. Y así, cuando yo
hiera de muerte a los egipcios , ninguno de ustedes morirá, pues
veré la sangre y pasaré de largo; Cuando el Señor pase para herir
de muerte a los egipcios, verá la sangre por todo el marco de la
puerta, y pasará de largo por esa casa. Así el Señor no dejará
que el destructor entre en las casas de ustedes".
Otro
ejemplo del Antiguo Testamento de Dios mirando sobre la sangre fue la
Pascua (Éxodo capítulo 12). Dios le dijo a Israel que cuando la
plaga de muerte viniera a matar a los primogénitos de Egipto, ellos
tendrían que poner la sangre del cordero en los postes de las
puertas y comer el cordero. La sangre y el cordero ambos apuntaban a
la venida del Mesías. Hoy todavía necesitamos la sangre y el
cordero. No solo necesitamos la
sangre para limpieza sino también necesitamos comer del cordero.
Necesitamos aprender como alimentarnos apropiadamente con comida
espiritual. La Palabra era Dios y la Palabra se hizo carne.
Jesús dijo en Juan 6:53 y 57, "Excepto que tú comas la
carne del Hijo del hombre y bebas Su sangre, tú no tienes vida en
ti. Como el Padre viviente me ha enviado a mí y yo vivo por el
Padre, así el que me coma, también vivirá por mí". La
Palabra se hizo carne y cuando aprendemos como asimilar la Palabra,
estamos comiendo el cordero.
La
única cosa que salvó a Israel fue la sangre sobre el poste de la
puerta. Dios dijo, "Cuando yo vea la sangre, pasaré sobre
Uds", no importaba quien estuviera dentro de la casa. Si
tú estabas adentro y la sangre estaba sobre el poste de la puerta,
el juicio saltaría sobre ti, no porque fueras bueno, no porque
fueras santo, no porque fueras justo, sino por que estabas en la
casa, y habías puesto la sangre en el poste de la puerta. Esto no
dependía de tu conducta. El único requisito para ti era que
estuvieras dentro de la casa. Este era el antiguo pacto de la
sangre de los animales. Cuánto más la sangre de Cristo hoy nos
limpiará de todo pecado. Dios está todavía diciéndote "cuando
vea la sangre, saltaré sobre ti". Por supuesto que
cometemos errores. Podemos tener algunos malos hábitos que no parece
que vencemos aún; podemos tener pecado en nuestra vida pero Dios
está diciendo: “No miro a tus hábitos, no miro a tus fallas, no
miro en dónde estás hoy; sino que veo la sangre.
Isaías
43:25
"Pero
yo, por ser tu Dios, borro tus crímenes y no me acordaré más de
tus pecados".
Isaías
44:22
"Yo
he hecho desaparecer tus faltas y pecados, como desaparecen las
nubes. Vuélvete a mí, pues yo te he libertado".
Una de
las cosas más importantes que alguna vez verás es que Dios no te
retiene culpable por el pecado. Puedes pensar que esto es imposible,
pero escucha a la Palabra ( 2Co. 5:19) "Es decir que, en
Cristo, Dios estaba poniendo al mundo en paz consigo mismo, sin tomar
en cuenta los pecados de los hombres; y a nosotros nos encargó que
diéramos a conocer este mensaje" (Ro. 4:6-8). "David mismo
habló de la dicha de aquel a quien Dios acepta como justo sin
tomarle en cuenta sus hechos. Dijo David: "¡Dichosos aquellos a
quienes Dios perdona sus maldades y pasa por alto sus pecados!
¡Dichoso el hombre a quien el Señor no toma en cuenta su pecado!"
Las
palabras no imputar significan que no somos considerados
responsables, no somos acusados. Sí tu realmente ves ésto, te hará
libre del pecado. A través de la fe en Su sangre somos liberados de
la condenación y la culpa. ¿Cómo podemos nosotros tener fe en Su
sangre? La fe viene del oír la Palabra de Dios y simplemente creer
lo que Dios ha dicho. Yo me puedo sentir como el más bajo y el peor
de los cristianos vivos, pero Dios dice, "Cuando te miro a ti yo
veo la sangre de Jesús". Fallamos algunas veces gravemente, e
inmediatamente el pecado nos separa en nuestra conciencia de Dios. No
sentimos más Su presencia. Nuestra conciencia se vuelve manchada,
corrupta, nos sentimos culpables ante Dios y el acusador comienza a
acusarnos. Pero si tenemos simple fe en la sangre de Jesús, podemos
volvernos a Él e inmediatamente la culpa es limpiada de nuestra
conciencia. Sentimos restauración y paz con Dios.
Tu
nunca conocerás la dulzura, la hermosura y la cercanía de tener Su
presencia envolviéndote continuamente hasta que entiendas y aprecies
la sangre de Jesús. Dios no tolerará justicia propia. Tu propia
justicia (integridad), tu buena conducta, tus sentimientos de bondad
y tu propia justificación, no te darán entrada a la presencia de
Dios. Puedes ser el pecador más bajo, pero si tu corazón es honesto
ante Dios, serás introducido en Su presencia. Cuando pecas, no
tienes que permanecer en condenación, no tienes que estar separado
de Dios, y no tienes que ser acusado; pero necesitas tener fe en la
sangre de Jesús.
Si
comienzas a apreciar la sangre de Jesús en esta forma, encontrarás
total liberación. La sangre de Jesús te limpia en cualquier momento
y en todo momento. Dios está satisfecho con la ofrenda de la sangre
de Jesús. (Hebreos 10:14) "Porque por medio de una sola
ofrenda hizo perfectos para siempre a los que han sido consagrados a
Dios". Una de las primeras cosas que Juan el Bautista
dijo cuando vio a Jesús fue, "Mirad al cordero de Dios que
quita el pecado del mundo". En la medida en que piensas que
debes ser justificado por tu conducta, en la medida que pienses que
tu pecado y tus hábitos continuamente te separan de Dios, nunca te
sentirás justificado en Su vista. Tu debes ver que la sangre de
Jesús es la respuesta al problema del pecado.
La
sangre de Jesús limpia tu mente de la condenación, y te hace libre
de todas las cosas que estás tratando de liberarte. Sí ves la
revelación de la sangre y tienes tu mente iluminada con esta verdad,
y comienzas a entender el valor de la sangre de Jesús, ella
literalmente te librará de tus luchas y esfuerzos y te traerá
dentro del descansando. La única forma que podemos disfrutar a Dios
es a través del descanso. Sí estamos tratando de entrar en la
presencia de Dios por nuestras buenas obras o por nuestra propia
justicia, o justificando nuestra condición, no estamos en descanso.
Descansar es simplemente confiar, sabiendo que puedo fallar y caer
cien veces , pero yo tengo la sangre.
(Administrador:
Creemos que por mucho que nos hablen de la Sangre, por mucho que nos
esforcemos en creer en ella, esto nunca funciona hasta que tengamos
la experiencia de la Cruz, las experiencias de muerte,
sepultura y resurrección; es decir, hasta que pasemos de Romanos 7 a
Romanos 8, hasta que crucemos nuestro Jordán. Hablamos de
algo más que un entendimiento o revelación, hablamos de una
experiencia subjetiva de la Cruz. Como ya hemos anotado, en
algún otro escrito del amado Sigler, la Sangre trata como lo que
hacemos, pero la Cruz trató con lo que somos.
Una vez que la Cruz haya tratado con lo que somos, entramos en la
nueva criatura o creación, donde la Sangre es efectiva para
librarnos de la condenación en nuestra experiencia.
Recomendamos la lectura de nuestro libro Finisterre al Borde del
Jordán:
http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/09/finisterre-al-borde-del-jordan-copia.html).
La
gente que ha nacido de nuevo tiene un clamor en su corazón por Dios.
Están buscando una forma de salir del pecado, pero donde se pierden
es en que intentan salir
por esfuerzo propio, pensando que deben de alguna forma hacerse ellos
mismos conforme a cierto estándar para obtener el favor de Dios.
Esto anula la fe,
los coloca en las obras de la carne y de la propia justicia y les
provoca caer de la gracia, porque ningún hombre permanece ante Dios
por justicia propia. Tu puedes ser un total fracaso, puedes
estar desbastado, puedes estar lleno de malos hábitos, pero puedes
clamar a Dios todos los días, "¡Oh Dios, la sangre de Jesús!"
Padre
estoy tan agradecido que tu Palabra dice que aún justificas al impío
por la sangre de Jesús. Hubo un largo tiempo en mi vida cuando me
sentí tan malo que yo estaba muy agradecido por la sangre de Jesús,
por responder al grito de mi corazón. Hubo también momentos en mi
vida, antes que conociera esta verdad, cuando pasé por semanas en
terribles depresiones por que no me sentía lo suficientemente bueno
o merecedor de disfrutar la dulce presencia de Dios. Yo
confiaba en mi propia conducta. Estaba esperando de alguna forma,
manera, que algún día me volviera lo suficientemente bueno para
disfrutar de la amistad con Mi Padre Dios. Nunca lo logré en esa
forma. Pero cuando descubrí que la Sangre era suficiente para
responder a mi condición de pecado, y que todo lo que necesitaba era
fe en la Sangre, estaba justificado, no por que lo mereciera, sino
por que Jesús pago el precio para ello.
Cuando
escuché esto por primera vez, mi mente no podía aceptarlo. Parecía
demasiado fácil. Era demasiado bueno para ser verdad. Dios es tan
bueno que hemos pasado por duros momentos para creer en Su bondad.
¿Cómo pude ser un fracaso cada día, tener pecados habituales en mi
vida y todavía gozar la presencia de Dios? Sí tienes fe en la
sangre de Jesús, conocerás la libertad de la condición de
condenación (esto
funciona tras la experiencia de cruzar el umbralde la carne al
espíritu; véase la nota anterior). Me dijeron mis
maestros que mi condición me separaba de la presencia de Dios. Se
me dijo que debía vivir correctamente y hacer lo justo para
disfrutar a Dios. Esto es
colocar la carreta delante del caballo.
Si aprendo el perdón y la limpieza de la presencia de Dios, eso me
traerá dentro del disfrute de la presencia de Dios y eso cambiará
mi condición. En cualquier momento que estoy en la presencia de Dios
, el pecado no es un tema.
La
gente de Dios hoy está mucho más bajo esclavitud de lo que estaban
los israelitas en Egipto. La esclavitud era una tipología del
cristiano de hoy en esclavitud al mundo y la carne. Los cristianos
están en esclavitud porque ellos no conocen el poder liberador del
Espíritu de Dios a través de la simple fe en la sangre de Jesús.
Los hombres fueron salvos aún en los tiempos del Antiguo Testamento
no por que ellos fueran buenos , sino debido a la sangre. Simplemente
ten fe en la sangre. Estoy tan agradecido, cuando me despierto en la
mañana, de que la sangre de Jesús me limpie de todo pecado. Yo
acostumbraba a levantarme en la mañana pensando que sería un
fracaso, pero entonces aprendí a levantarme sabiendo que este era
otro día para apreciar la sangre de Jesús y el perdón de Dios. El
perdón de Dios es como dinero en el banco. Esta siempre allí sí lo
necesitas. Hay un suministro ilimitado (Cuando
tenemos la experiencia de la Cruz la Sangre opera automáticamente al
confesar el pecado, permitiéndonos sentirnos libres en nuestra
experiencia, antes no funciona).
(Hebreos
9:12)
"Cristo
ha entrado en el santuario, ya no para ofrecer la sangre de chivos y
becerros, sino su propia sangre; ha entrado una sola vez y para
siempre, y ha obtenido para nosotros la salvación".
En los
tiempos del Antiguo Testamento, El Sumo Sacerdote tenía que entrar
cada año dentro del Lugar Santísimo con la sangre de los animales.
Jesús entró una vez en el Lugar Santo, habiendo obtenido redención
eterna para nosotros. Nunca otra vez necesitaremos un sacrificio o
una ofrenda por el pecado. Necesitamos meditar en esta redención
eterna. ¿Qué significa esto? Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, entró
una vez dentro del Lugar Santo. El tomó su propia sangre dentro de
la presencia del Padre y obtuvo redención eterna para nosotros. ¡Oh,
como necesitamos apreciar esta Palabra! No la cuestiones tanto, solo
disfruta lo que dice. Yo he sido eternamente redimido por la sangre
del cordero. No tengo que ganarla, trabajarla o preocuparme acerca de
perderla. Si tan solo puedes creer esto, estarás entusiasmado (Si
tan solo tuvieras la crisis o experiencia del Jordán podrás
comprobar esto, antes
no;
almenos de forma subjetiva. El Calvario objetivo que ocurrió hace
más de 2.000 años, ha de venir a ser mi experiencia en este siglo
XXI; entonces hallaré la libertad de la condenación).
Yo estoy tan agradecido que Jesús entró dentro del Lugar Santísimo
una vez con Su sangre, y esa ofrenda borró mi pecado para siempre y
eternamente.
(Hebreos
10:1-4)
"Porque
la ley de Moisés era solamente una sombra de los bienes que habían
de venir, y no su presencia verdadera. Por eso la ley nunca puede
hacer perfectos a quienes cada año se acercan a Dios para ofrecerle
los mismos sacrificios. Pues si la ley realmente pudiera purificarlos
del pecado, ya no se sentirían culpables, y dejarían de ofrecer
sacrificios. Pero estos sacrificios sirven más bien para hacerles
recordar sus pecados cada año, ya que la sangre de los toros y de
los chivos no pueden quitar los pecados".
La
sangre de los bueyes y machos cabríos la cual era llevada al Lugar
Santísimo una vez al año por el Sumo Sacerdote no pudo nunca hacer
a la gente perfecta. La sangre de los bueyes y los machos cabríos no
pudo quitar el pecado, solamente cubrirlo.
Bajo
el antiguo pacto no era posible para ti tener una nueva naturaleza.
Tu pudiste ser perdonado por cualquier cosa que hiciste a través de
simplemente dar la ofrenda de acuerdo al Antiguo Pacto. Tus pecados
eran cubiertos y perdonados, pero tú no podías cambiar
internamente; todavía tendrías la naturaleza vieja de pecado,
porque era imposible por la sangre de los bueyes y de los machos
cabríos quitar el pecado.
Si la
sangre de los bueyes y machos cabríos era la tipología, y esta no
podía quitar el pecado y hacer a la gente perfecta, ¿qué hay
acerca de la sangre de Jesús? El entró solo una vez, obtuvo total
redención eterna y quitó todo pecado. Cuando verdaderamente
entiendas esto, ello te dará una profunda apreciación de la sangre
de Jesús cuando tu estás bajo condenación y culpa (idem
notas anteriores). El pagó el precio así que
puedes quitar tu mirada de tu culpa y dirigirla a Él y ser libre de
ella. Sí estamos siempre luchando,
tratando de hacernos a nosotros mejores para así poder aproximarnos
a Dios, nunca disfrutaremos Su dulce amistad. No es posible
que la sangre de bueyes y machos cabríos pudieran quitar el pecado,
pero "Mirad el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo". Dios no te está haciendo responsable por tu pecado.
Él ha pagado la deuda por completo, no te declara culpable.
(Hebreos
10:5) Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo a Dios: "No
quieres sacrificio ni ofrendas, sino que me has dado un cuerpo".
La
sangre de los bueyes y machos cabríos no pudieron cubrir el pecado,
pero Jesús puede decir, "Tu has preparado para Mi un cuerpo,
así que yo, siendo Dios y entrando en la humanidad, puedo vivir la
vida como el Cordero de Dios; y puedo ofrecer completamente mi vida,
Mi sangre y Mi cuerpo como un sacrificio que satisfaga Tu juicio y
corazón por toda la eternidad. El pecado y la culpa no serán más
de Mi gente”. Se dice que "por la alegría que fue colocada
delante de Él, Él soportó", por que Él supo que fue por
Su sacrificio que traería a la gente eternamente dentro de la
presencia de Su Dios.
(Hebreos
10:6-9)
"No
te agradan los holocaustos ni las ofrendas para quitar el pecado.
Entonces dije:"Aquí estoy, tal como está escrito de mí en el
libro, para hacer tu voluntad, Oh Dios". En primer lugar, dice
que Dios no quiere ni le agradan los sacrificios ni las ofrendas de
animales, ni los holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que
son cosas que la ley manda ofrecer. Y después añade: "Aquí
vengo para hacer tu voluntad. Es decir, que quita aquellos
sacrificios antiguos y pone en su lugar uno nuevo”.
El
esta diciéndoles aquí que la forma vieja a través de la ofrenda
del Sumo Sacerdote de los sacrificios de animales, la vieja forma de
entrar solo una vez al año en el Lugar Santísimo, es desecha, así
que algo nuevo puede ser traído afuera. El versículo 11, "Todo
sacerdote judío oficia cada día y sigue ofreciendo muchas veces los
mismos sacrificios, aunque éstos nunca pueden quitar los pecados".
Hay una gran diferencia entre la sangre de animales y la sangre de
Jesús. La sangre de bueyes y machos cabríos no pudieron nunca
quitar el pecado. Ellos solamente cubrieron el pecado.
Versículo 12, "Pero Jesucristo ofreció por los pecados un
solo sacrificio para siempre, y luego se sentó a la derecha de
Dios".
¿Qué
pudieras hacer para justificarte a ti mismo cuando pecas o pierdes a
Dios? Puede ser pecado voluntario, o pecado habitual o simplemente
perder a Dios. ¿Qué pudieras hacer para justificarte a ti mismo
ante Dios? Él es nuestro cargador de pecados; Él pago el sacrificio
supremo por el pecado. El verdadero arrepentimiento simplemente
significa volverse de regreso a Dios cuando pecas, y tener fe en Su
sangre, sabiendo que tus fallas están siendo cuidadas por esa única
ofrenda. Sí mi fe y mi esperanza y mi confianza están en lo que yo
pueda hacer, estoy en un verdadero problema. Pero sí mi fe y
esperanza están en Él y en lo que Él es capaz de hacer en mí,
entonces puedo aprender como volver al Espíritu del Cristo
resucitado dentro de mí. Yo puedo aprender a fluir desde mi espíritu
y tener confianza en mi espíritu de que yo puedo hacer todas las
cosas -no desde el esfuerzo propio, sino a través de Cristo quien
habita dentro de mí, y quien me capacita y me da energías para
hacer Su voluntad. A causa de la Sangre podemos estar en Su presencia
sin ningún sentido de pecado, o culpa, o condenación. Jesús dijo,
"Sin Mí no podéis hacer nada", pero cuando te das
cuenta que le tienes a Él habitando dentro de ti y tu conciencia
está llena con esa realidad, tu puedes hacer cualquier cosa que Él
te pida hacer. Cuando te das cuenta que Él quiere vivir y expresarse
El mismo a través de ti, que quiere sanar al enfermo, ministrar vida
y ver el cambio en las vidas de la gente, empezarás a fluir en Su
Espíritu y a moverte en Dios como siempre has deseado.
Colocamos
más énfasis en nuestra conducta más que en el desarrollo de
nuestra fe en la Palabra. Queremos tan desesperadamente ser
íntegros ante Dios. No queremos pecar en nuestra vida, no queremos
perder a Dios. Tu conciencia
siempre te condenará cuando trates de justificarte ante Dios por tu
conducta, porque no estás teniendo una fe simple en lo que Jesús ya
ha cumplido por ti.
(Hebreos
10:16-17)
"El
pacto que haré con ellos después de aquellos días, será éste,
dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en
su mente Y no me acordaré más de sus pecados y maldades".
El
pecado nunca ha sido un problema para Dios. Por años, como un
cristiano con malos hábitos, cuando estaba luchando para vencer el
pecado, y viviendo esa vida derrotada, el pecado parecía ser un
problema verdaderamente grande. Eso era la razón por la que no podía
ser libre. El pecado no es el problema. Dios dice que Él escribirá
Sus leyes en nuestros corazones y nuestro pecado y la iniquidad no
los recordará más. Si tu has sido
limpiado en la sangre de Jesús y tienes un corazón para Dios, Él
ni siquiera ve tu pecado. El se rehúsa a verlo. El simplemente te
amará, y te ministrará y se alegrará y alimentará, hasta que tu
espíritu sea fortalecido y crezca. Tu espíritu empezará a fluir
dentro de tu mente y a limpiarla de la condenación y la culpa, y tu
empezarás a tener tu mente renovada así que tu pensarás como Dios.
No tendrás sentimiento de miedo o incomodidad para hacer la voluntad
de Dios. El Espíritu de Dios dentro de ti fluirá dentro de tu
voluntad natural y la hará sumisa para hacer su voluntad.
Tu
voluntad natural no puede someterse a Dios, aunque tú puedes
desearlo. Yo conozco cuan miserable te sientes sí eres un cristiano
que está cautivo por una voluntad no sumisa que quiere hacer muchas
cosas contrarias a tu nueva naturaleza. Si tu no eres capaz de traer
tu voluntad natural a la sumisión, no te descorazones, sino aprende
simplemente a tener fe en la sangre de Jesús y en la habilidad que
Él puede darte. Aprende como
alimentarte apropiadamente, alimentarte con la Palabra de Dios cada
día de tu vida. Aprende como hablar de acuerdo a los principios de
Dios y Su palabra, y encontrarás pronto que tu espíritu crecerá y
será fortalecido, fluyendo dentro de lo natural, llevando una
voluntad obstinada a ser conforme a la voluntad de Dios. Cuando el
Espíritu resucitado
del Señor empiece a fluir dentro de la voluntad natural, se
volverá fácil obedecer a Dios.
Cuando Jesús comience a
vivir Su vida en ti,
ella sacará toda la lucha fuera de la vida cristiana y tu finalmente
experimentarás
esa vida abundante que Jesús prometió (todo
lo cual ocurre solo tras cruzar el Jordán).
Yo puedo hablar, sabiendo que ciertamente cuando yo hablo Él está
hablando dentro de mí. Tan ciertamente como la unción está dentro
de mí, yo puedo abrir mi boca y la gracia es derramada sobre mis
labios cuando Dios fluye hacia fuera, porque Él vive y se mueve y
tiene Su existencia dentro de mí, tanto como yo la tengo en Él.
Es
maravilloso ser un
cristiano sin esfuerzo-propio,
entonces no es difícil ser un humano; vivimos nuestra vida
humana sin esfuerzo; y cuando nuestro hombre interior es fortalecido,
podemos vivir la vida cristiana sin esfuerzo también. No es difícil
para Dios vivir santamente; es solamente difícil para la vieja
naturaleza con su propio-esfuerzo hacer eso. Hay
solamente un solo cristiano real en el universo, y ese es Jesús. A
no ser que Él venga a vivir dentro de ti, tu nunca serás capaz de
expresar a Dios y vivir Su vida. Él
debe avivarse dentro de ti y empezarás a caminar y a moverte.
Cualquier otra cosa menor que Jesús Mismo, avivándose dentro de ti
y viviendo el tipo de vida de Dios, es solo religión (Eso
es la nueva criatura, que es dada a luz tras el cruce del Jordán).
Sí tu vas simplemente a seguir reglas y regulaciones, también
pudieras ser budista, o seguir cualquier otra religión que te
enseñará negación de ti mismo y buenas obras. El
cristianismo es nada menos que Dios viviendo, moviéndose,
respirando, hablando y estableciendo Su reino El mismo sobre la
tierra en la humanidad. Por cientos de años, la mayoría del
cristianismo ha perdido esta verdad, pensando que en nosotros mismos
debemos hacer algo.
Pero nunca hemos sido capaces de hacerlo, por que la vida natural
humana recibida en la caída nunca podría vivir el tipo de vida de
Dios. La vida humana debe ser dejada a un lado por el
flujo de Dios dentro de ti empujando afuera esa vieja naturaleza del
yo (sepultada
en el Jordán). Es así de simple. Cuando
aprendes como alimentarte apropiadamente con la Palabra de Dios, la
unción de Dios que habita dentro de ti gradualmente
empezará a sacar la vida del yo
(el
yo que muere y es sepultado a la postre, al final del proceso, en el
Jordán).
Aún la naturaleza puede enseñar estas cosas. La nueva
vida (la
vida de resurrección que es simbolizada por las 12 nuevas piedras
erigidas tras el cruce del Jordán)
que surge en la primavera saca todas las hojas viejas que todavía
están en el árbol.
¿Puedes
creer que Dios ni siquiera recuerda tu pecado? ¿Crees en la Palabra
de Dios, o crees al acusador de los hermanos?
¿Por
qué Dios no recuerda nuestro pecado? Porque el Cordero de Dios ha
quitado el pecado del mundo. Cuando pecas, en vez de aceptar
condenación del acusador, recuerda el sacrificio del Calvario. ¡Qué
bueno es el perdón de Dios si tu lo recibes! (Hebreos 10:18) "Así
pues cuando los pecados han sido perdonados, ya no hay necesidad de
más ofrendas por el pecado".
¡¡NO
HAY MÁS OFRENDA POR EL PECADO!! No hay nada que puedas ofrecer a
Dios cuando pecas, porque por la ofrenda de uno Él ha perfeccionado
para siempre a aquellos que son santificados. No hay más ofrenda por
el pecado. "Teniendo de este modo, hermanos, valentía para
entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús" (Hebreos
10:19). Cuando pecas y sientes condenación, ten la osadía para
aceptar el perdón y entrar a la presencia de Dios (El Lugar
Santísimo hoy esta dentro de ti, donde Dios habita. Dios está
adentro de ti, pero la única forma de que podemos caminar en la
realidad de esto y ser portadores de Su presencia en la tierra es a
través de la fe en Él, fe en su Palabra, y teniéndolo a Él
creciendo dentro de nosotros. Jesús se ha ofrecido Él mismo como el
Cordero de Dios sin mancha y ha derramado Su sangre. El ha obtenido
la redención eterna para nosotros, y por una ofrenda Él ha
perfeccionado para siempre a los que son santificados. Tu puedes
tener la valentía de entrar dentro de Su presencia y tener dulce
compañerismo con Él todo el tiempo que desees.
(1ª
Juan 2:1-2) "Hijitos míos, les escribo estas cosas para
que no cometan pecado. Aunque sí alguno comete pecado, tenemos un
abogado ante el Padre, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo
se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados;
y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo".
Lo
ideal sería que viniéramos a Dios y nunca pequemos voluntariamente
otra vez. Lo que Juan esta diciendo aquí es que si pecas, no caigas
bajo condenación y acusación del enemigo, porque Jesús es la
propiciación por tu pecado. No necesitamos sentirnos culpables.
Sentirnos culpables no nos limpiará de nuestro pecado ante Dios ni
hacer algún esfuerzo de nuestra parte; es la sangre de Jesús la que
nos limpia de todo pecado.
¿Tenemos
un gran deseo de vencer por vencer? Si naces de nuevo y alguna vez
has experimentado la presencia de Dios en realidad, tú querrás
vencer, has tenido un cambio de naturaleza por dentro y quieres
complacer a Dios. Tu quieres ser uno de aquellos vencedores. El Libro
de Revelación da muchas promesas a aquellos que vencen.| Leamos:
"Aquel
que venza le daré de comer del árbol de la vida" (Ap.
2:7). El vencedor come del árbol de la vida. Si eres un vencedor,
literalmente puedes entrar en la presencia de Dios y aprender como
festejarte en Su vida. Tu puedes experimentar Su vida fortaleciéndote
y dándote energía y capacitándote para vivir su Vida dentro de ti.
"Aquel
que venza no será herido con la segunda muerte" (Ap. 2:11).
"Aquel
que venza le daré de comer del mana escondido" (Ap.2:17).
El maná escondido es un profundo festejo con Dios. Si eres un
vencedor, te volverás muy íntimo con Dios, y el empezará a revelar
algunas cosas profundas y escondidas a ti, que tu no podrías
compartir con nadie, cosas que muy pocos podrían entender. Si eres
un vencedor, comenzarás a festejarte en esas cosas profundas
escondidas, los misterios de Dios. El propósito eterno de Dios
empezará a ser ministrado a ti por el Espíritu.
"Aquel
que venza y guarda mis obras hasta el final, a él le daré la
autoridad sobre las naciones y gobernara con vara de hierro"
(Ap. 2:26). Hay mucho que decir y enseñar hoy sobre la autoridad del
creyente, pero si no eres un vencedor no podrás ejercer esa
autoridad.
"Aquel
que venza, el mismo será vestido de vestiduras blancas, (la justicia
de Jesucristo) y no borraré su nombre del libro de la vida"
(Ap. 3:5).
"Aquel
que venza lo haré un pilar en el templo de Dios, y no saldrá mas y
escribiré sobre el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi
Dios, la cual es la Nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de
mi Dios, y escribiré sobre él mi nombre nuevo" (Ap. 3:12).
Nosotros
hoy somos el templo de Dios, y en vez de ser fracasados, débiles,
frustrados, nos volvemos pilares, llenos de la presencia y de la
gloria de Dios. Los vencedores están en capacidad de liberar la
belleza y hermosura de Dios desde su ser interior. Ellos son capaces
de ministrar por el Espíritu de Dios, y ellos por su hablar
empezarán a escribir sobre el corazón de la gente de Dios, trayendo
cambio y restauración. El vencedor es capaz de crear deseo en los
corazones de los hombres y mujeres de querer conocer íntimamente a
Dios.
Tener
el nombre de Dios escrito sobre ti es tener Su carácter
trabajando dentro de tu ser. Tener el nombre de la ciudad de
Dios escrito sobre ti es ser uno con la visión de Dios, de
tener un cuerpo corporativo, levantado dentro de Su ciudad
gloriosa para expresar todo lo que Él es.
"Aquel
que venza le garantizaré una silla para sentarse conmigo en mi
trono, así como yo también vencí y estoy sentado con mi Padre en
Su Trono" (Ap. 3:21).
¿Qué
es el trono de Dios? ¿Es un asiento literal donde todos nos vamos a
apilar algún día? El trono de Dios es una dimensión (una
posición de autoridad espiritual), es un estar
consciente de la vida de nuestro Padre Dios tomando pleno control de
nuestras vidas, la cual nos traerá dentro de la autoridad de una
vida del reino.
Todas
las promesas para el vencedor no son para una vida futura después de
que tu te mueras, sino para que las puedas experimentar ahora.
Acostumbraba a decir que me gustaría ser un vencedor y experimentar
todas las promesas y ser capaz de disfrutar con Dios. Acostumbraba a
anhelar tener el Espíritu de Dios consumiéndome y llenándome con
Su vida vencedora. Pero mi concepto
sobre un vencedor era alguien
quien nunca fallaba,
alguien que no pecaba, alguien que siempre hacía lo correcto. Sí
este es tu concepto, nunca experimentarás ser un vencedor. No
puedes depender de tu buena conducta para ser un vencedor
mucho más que de lo que puedes depender en ser justificado ante
Dios. Un vencedor es simplemente alguien que está siendo
transformado día a día, en la vida diaria (que,
aunque a veces peque, lleva cuentas cortas con Dios cada día,
juzgándose así mismo delante de Dios y dejando que Dios le juzgue,
creciendo en Su presencia, anhelando complacerle y hacer Su voluntad,
amando Su voluntad)
.
(Ap.
12: 10-11)
"Entonces
oí una fuerte voz en el cielo, que decía: "Ya llegó la
salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su
Mesías, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos,
el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios. Nuestros
hermanos lo han vencido con la sangre derramada del Cordero y con el
mensaje que ellos proclamaron; no tuvieron miedo de perder la vida,
sino que estuvieron dispuestos a morir".
Tú
puedes estar sorprendido cuán simple es ser un vencedor. La
responsabilidad de vivir la vida cristiana no está en nuestra
naturaleza carnal o nuestras capacidades naturales. Necesitamos
darnos cuenta que es el Espíritu de Dios dentro de nosotros quien es
responsable de vivir la vida cristiana. Debemos poner nuestra
fe, nuestra esperanza, nuestra confianza, nuestro depósito en Él,
Quien es capaz de levantarnos, y quien es el Único suficiente en
cada circunstancia y cada condición. La responsabilidad por la vida
cristiana no es de mi carne, no es de mis esfuerzos, no está de
acuerdo a lo que yo pueda hacer, sino que la responsabilidad está en
Él, Quien es capaz de darme una herencia entre aquellos que están
santificados.
Ap.
12:10, dice, "ahora, la salvación llega", cuando tu
lees Revelación no se pospone al futuro. El
libro de Apocalipsis, cuando empiezas a ver la interpretación
espiritual, es un descubrimiento del Cristo dentro de ti.
No lo pospongas a un evento futuro. Ahora la salvación llegó. Hoy
es el día de la salvación. Ahora, si escuchas Su voz. Ahora, si
puedes recibir Su revelación, ha llegado la salvación y el poder.
Ahora, ha llegado el Reino de nuestro Dios y la autoridad de Su
Cristo.
Hemos
visto que cuando pecas, sientes separación de Dios, sientes culpa en
tu conciencia y eres acusado por el enemigo. La sangre de Jesús
restaura tu amistad con Dios, limpia tu conciencia y responde las
acusaciones del enemigo.
¿Cuántas
veces has pensado que era por esfuerzo que debíamos vencer? La mente
carnal es muy engañosa. Los
cristianos están bajo mucha acusación y condenación, pensando que
ellos de alguna manera deben hacer a su carne obedecer a Dios.
Ellos escuchan la acusación, " Tú debes ser como Dios".
En cualquier momento que te
encuentres a ti mismo luchando para ser como Dios, puedes estar
seguro que estás en la carne. Multitudes de cristianos
están luchando en la carne, por que ellos nunca han experimentado
que es lo que Dios les ha hecho ser. Cuando empiezas a experimentar
lo que Dios dice que tú eres, te liberará de las obras de la carne.
Como hemos compartido muchas veces anteriormente, eres un vaso para
contener y expresar todo y cada cosa que Dios es. Eso es tuyo no por
obras, sino por don de Dios. Solamente necesitamos una simple fe en
la sangre de Jesús, "Por una sola ofrenda Él ha
perfeccionado para siempre a los que son santificados". Tú
eres santificado por que tienes a Jesús en ti, no a causa de
cualquier cosa que hayas hecho. El
apóstol Pablo dijo, "Para
mi vivir es Cristo",
Jesús está vivo en mí. Para mí vivir es Cristo, para mí caminar
por las calles de mi ciudad es una realidad porque Jesús otra vez
camina en la carne humana. Para mí imponer las manos sobre la gente
y ministrarles es dar a Dios la oportunidad una vez más de tocar la
humanidad y traerles restauración.
Ellos
le vencieron por la sangre del Cordero. Ellos no le vencieron por
sus obras, ellos no vencieron por justificar lo que hicieron o por
propia justicia, sino que le vencieron por la sangre del Cordero,
por la palabra de su testimonio y por no amar sus vidas hasta la
muerte. La palabra "vidas"
aquí es la palabra griega psuche,
la cual significa la vida
del alma, o vida
del yo; no significa vida física.
Ellos
le vencieron por la sangre del Cordero y por la
palabra de su testimonio.
¿Cuál es la palabra de tu testimonio? Uno de las cosas más
importantes que tu alguna vez hagas como cristiano es edificar
un buen testimonio. Tú
vences al acusador por la sangre y por tu testimonio, el cual es lo
que crees de acuerdo a lo que Dios dice en Su palabra.
¿Cómo respondes al acusador cuando tu eres acusado? ¿Sientes la
debilidad y depresión que el acusador quiere imponerte? Debes
responder la acusación por la palabra de tu testimonio. "Por
una sola ofrenda Él ha perfeccionado para siempre a los que están
santificados. El entró una vez dentro del Lugar Santísimo habiendo
obtenido eterna redención para nosotros". Jesús es mi Sumo
Sacerdote; Él tomó Su sangre sin pecado, sin mancha en el Lugar
Santísimo y abolió el pecado para siempre: "Contemplad al
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". ¿Como
pudiera estar bajo condenación cuando conozco el poder de la sangre
de Jesús? Todo lo que necesito hacer es ser honesto ante Dios. Por
supuesto que fallo; yo aún hago algunas cosas voluntariamente que yo
sé que no debería. Yo no creo que haya alguno de nosotros que en
algún momento no haga decisiones incorrectas. No estoy justificado
porque yo siempre hago las decisiones correctas. Estoy justificado
por la ofrenda de Jesús.
La
conciencia de pecado
es el sentimiento que tienes de debilidad, fracaso, condenación y de
ser inadecuado e incapaz para hacer eso que sabes que Dios quiere que
hagas. Si pudiéramos disipar la conciencia de culpa,
condenación, de pecado, de la gente de Dios, revivirían en el poder
del Espíritu. Si pudiéramos dejar
de confiar en nuestra carne para tratar de conformarnos a los
estándares de Dios, y simplemente disfrutáramos de Su Perdón,
comenzaríamos a caminar en el gozo del Señor. Cuando las
acusaciones vienen a nuestra conciencia, simplemente responde con la
palabra de tu testimonio., "Si, fallé, aun sabiendo que no
debería hacerlo, hice una decisión incorrecta en mi voluntad, pero
todavía tengo la sangre de Jesús. Padre por tu gracia y con la
ayuda de tu Santo Espíritu habitando en mí no lo haré más".
Mi conciencia se vuelve vacía de ofensa, no por que soy justo, sino
por que conozco el poder de la Sangre. Tengo acceso libre para entrar
en Su presencia valientemente y disfrutarlo en toda Su plenitud.
¡Oh,
cuando te sientes desesperanzado, cuando piensas que no tienes una
oportunidad, es maravilloso alejar tu mirada de ti mismo y volverla a
la Sangre del Cordero, y saber que Él es el que carga con el pecado
y tú no tienes que llevar toda esa culpa y condenación! La Sangre
resuelve el problema del pecado, resuelve el problema de la culpa y
resuelve las acusaciones del enemigo. ELLOS LO VENCIERON POR SU
TESTIMONIO. No aceptes la culpa y las acusaciones. Empieza a
construir un fuerte testimonio de acuerdo a la Palabra de Dios, y
comienza a confesar estas cosas. Confiesa y decreta tu perdón y la
grandeza de tu Padre y Su habilidad y buena voluntad para perdonar.
El no mira a tus pecados. Sus ojos no contemplaran la maldad. Él ve
la sangre de Jesús. Si tu también dejas de mirar el pecado y mirar
la sangre de Jesús, conocerás el poder liberador del Espíritu
Santo dentro de ti para trasformarte en "un hijo de Dios, "por
que a los muchos que el recibió les dio el poder de convertirse en
los hijos de Dios".
Medita
sobre estas cosas y pídele a Dios una revelación de estas verdades.
No te concentres en tu pecado y fracaso, sino medita en Él quien
tiene el poder para hacerte libre. Si tu entras en un entendimiento
de estas cosas, nunca permanecerás bajo condenación una vez más.
Inmediatamente cuando la condenación viene, responderás con las
palabras de tu testimonio de la Sangre de Jesús.
"Y
ellos no amaron sus vidas (vidas del alma) hasta la muerte".
Aprende a apreciar la Sangre de Jesús, y entonces sabrás como "a
través del Espíritu poner a morir las obras de la carne".
Nunca te conformarás a Dios a través del propio esfuerzo. La sangre
es todo lo que Dios necesita para satisfacer Su justicia. Tú has
pecado y te has alejado de la presencia de Su gloria, pero la Sangre
satisface a Dios. Tu conciencia puede ser condenada pero la sangre la
limpia, por que tu confías en la Palabra de Dios. Tu tienes valentía
y confianza, sabiendo que la Sangre te limpia de cada uno y todos tus
pecados. Por la palabra de tu testimonio testificas estas cosas y tu
testimonio calla la acusación del enemigo. Esto te trae dentro de
una vida plena de gozo y amistad con Dios, por que está basada en la
simple fe en Su Palabra y en Su habilidad para hacer que prevalezcas.
¿Sí
Dios esta contigo, quien contra ti?
ADMINISTRADOR:
Estamos
totalmente en sintonía con esta excelente publicación del hermano
Sigler. Las notas explicativas no pretender enmendar al hermano, sino
aclarar lo que hemos vivido en nuestra experiencia. Efectivamente
creemos que debemos seguir las indicaciones de Sigler para salir de
la condenación, mediante la confesión y la fe en la Sangre para la
liberación de nuestra conciencia; cuando lo hacemos, lo sintamos o
no, ante Dios es suficiente. Sin embargo en nuestra experiencia no
sentiremos la libertad y la paz hasta que no hayamos madurado lo
suficiente como para superar la crisis del Jordán, que nos da acceso
a Tabernáculos, es decir, a la vida en el espíritu o vida
abundante. Una vez del otro lado la confesión es efectiva y
obtenemos libertad de culpabilidad instantáneamente. Incluso en este
lado el Señor efectivamente quita el pecado, removiendo muchas veces
las circunstancias para evitar que pequemos.
Damos
gracias a Dios por la luz que este hermano nos está aportando y
confiamos en que muchos sean bendecidos con sus publicaciones.
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