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PRECISIONES SOBRE EL GOBIERNO EN EL MILENIO


Las Cosas que Van a Suceder
El Gobierno y los Gobernados en el Milenio


I – EL GOBIERNO EN EL MILENIO

La Escritura tiene mucho espacio dedicado al sujeto o tema principal del gobierno de la teocracia, y es lógico que así sea, pues el gobierno administrado en él por el Rey es la propia manifestación de autoridad que Dios procura establecer de nuevo.

A – El gobierno será una teocracia. Es estrictamente necesario reafirmar el hecho de que el gobierno será una teocracia a pesar de todo lo dicho ya previamente. Peters, escribiendo sobre esta forma de gobierno, dice:

… algunos escritores… se atreven a hacer de la Teocracia una República, sin embargo la Teocracia, en la naturaleza del caso, no es una república. Aunque no sea una monarquía en el sentido expuesto por Samuel, esto es, de un pueril origen humano, sin embargo, sí que debe ser considerado una monarquía en el sentido más alto. No es una República, porque el poder legislativo, ejecutivo y judicial no se deposita potencialmente en las personas o pueblo, sino en Dios y Su Rey; y sin embargo abarca en sí misma los elementos tanto de la Monarquía como de la República; - una Monarquía en la cual la absoluta Soberanía se deposita en la persona del Gran y Único Rey, hacia el cual todo lo demás se subordina, pero es República en esto, en que preserva el derecho a cada individuo del reino, desde el más alto al más chico… En otras palabras, por una feliz combinación, será una Monarquía bajo una divina dirección, y por tanto infalible, produciendo las bendiciones que resultarían de una bien dirigida e ideal forma Republicana  de gobierno, la cual nunca pudo realizarse  plenamente, debido a la propia depravación y divergencia del hombre.

La teocracia tiene que ser vista, no como una conveniencia, sino como una absoluta necesidad. Esto se muestra conclusivamente:

La relación que el hombre y esta tierra mantienen hacia el Dios Altísimo requiere que el honor y la majestad de Dios demanden el establecimiento de una Teocracia aquí en la tierra, por la cual la raza se someta bajo un gobierno honorable a Dios y el hombre… (1) Dios había determinado esta forma de gobierno en la creación; … (2) el hombre por desobediencia anuló un dominio que Dios a través suyo iría a ejercer sobre la tierra…; (3) Dios ha decidido restablecer ese dominio en la Persona de Jesús, el segundo Adán …; (4) Dios – para señalar cual sería la manera de gobierno que sería incorporado cuando se restableciese, para poner a prueba las presentes capacidades de los hombres, y para hacer ciertas indispensables provisiones para el futuro – irguió una Teocracia …; (5) el hombre, a causa de su tendencia al pecado, era indigno para un tal orden teocrático, y, por tanto, apartado …; (6) Dios prometió que en un tiempo futuro le restauraría …; (7) esta Teocracia es la preferencia propia de Dios para una forma de gobierno, y si no la restaurase, eso haría con que Sus propósitos gubernamentales fuesen un fracaso …; (8) Dios ha enviado a Su Hijo haciendo provisiones para la Salvación …; (9) esta Salvación en su cumplimiento pleno y último se halla invariablemente ligada con el todavía futuro Reino Venidero …; (10) Dios, para asegurar el futuro y permanente establecimiento de la Teocracia, está preparando un cuerpo de gobernadores para tal, que estén asociados con “el Cristo” … (11)  hasta que esta Teocracia no sea erguida la raza no se sujetará a Dios …; (12) Por muy gloriosa en su designio que esta Dispensación pueda ser, todavía tiene dentro una Redención incompleta y que continuará así hasta que “el Mesías” venga a restaurar la Teocracia …; (13) cuando esta Teocracia sea restablecida, entonces bajo el gobierno de Cristo y Sus santos la raza misma se trae de vuelta en sujeción a Dios – una revuelta provincia es traída de nuevo a su original fidelidad e inocencia …; (14) la Teocracia es la forma de gobierno más admirablemente adaptada para asegurar este resultado …; (15) una teocracia siendo en su naturaleza un gobierno visible, su tal soberanía y redención absoluta debe ser bien visible y estar puesta delante y a la vista de todos en el mundo, para que – tal derecho perteneciente a Dios y que se lleva a cabo además en el cielo – sea públicamente reconocido …; (16) la personal relación de Dios hacia Adán en el Paraíso, a  la Teocracia una vez establecida en el pasado, al hombre en y a través de Jesús en el Primer Adviento, asegura en una futura, especial y continuada personal relación en un trono restaurado y reino … como si exhibiese Su Supremacía de la forma más tangible y satisfactoria posible, y el recobro o rescate de un pueblo rebelde y raza, así como la manifestación de la voluntad de Dios siendo ejercida en la tierra como en el cielo, incluye una tal personal relación en la Persona Suya que es el “el Hijo del hombre…

B – El Mesías es el Rey en el MilenioLa Escritura declara abiertamente que el gobierno del Milenio se halla debajo del Mesías, el Señor Jesucristo (Isa.2:2-4; 9:3-7; 11:1-10; 16:5; 24:21-23; 31:4 a 32:2; 42:1-7, 13; 49:1-7; 51:4-5; 60:12; Dan.2:44; 7:15-28; Abd.17-21; Miq.4:1-8; 5:2-5, 15; Sof.3:9-10, 18-19; ZAc.9:10-15; 14:16-17). Su autoridad real es universal. Esta posición es por atribución Divina. El Salmista da la palabra de Jehová, “Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte” (Salmo 2:6).

Esta concesión del Reino al Hijo del Hombre por el Padre, se enseña abierta y explícitamente en el pacto. Por tanto, de acuerdo con él, tenemos el lenguaje de Daniel 7:13, 14; Isa.49; Lucas 22:29 y 1:32, etc. La Divina Soberanía lo asegura bajo Su mando a Él.

Daniel (7:14) dice que “Le fue (al Hijo del Hombre) dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas” etc. Y Lucas (1:32) “el Señor Dios le dará el trono de Su padre David”, etc… el Salvador Mismo parece referirse a este hecho en la parábola de las Diez minas (Lucas 19:15), “Aconteció que vuelto él, después de recibir el Reino” etc…
        
Esta ofrenda del Reino por el Padre al Hijo del Hombre, muestra… que éste Reino es algo muy diferente y distinto que la general Divina Soberanía ejercida por Dios. El Reino es un aparte suyo, y la Divina Soberanía será exhibida a través suyo, siendo constituida en la forma Teocrática, la cual en su forma inicial había sido separada en su Gobernación por dos personas (es decir, Dios y David) pero que ahora felizmente se han juntado congeniando – haciendo con eso que sea eficaz, irresistible, y de eterna duración – en uno, esto es, “el Cristo.”

El Nuevo Testamento registra firmemente el derecho establecido de Cristo para asumir el trono Davídico. Girdleston escribe:

1 – La continua genealogía en Mateo 1 y Lucas 3 establece suficientemente, y sobre  fundamento independiente, que José provenía de la línea descendiente de David; y eso hace probable, si no cierto, que si el trono de David hubiese sido restablecido José habría sido la persona en cuya cabeza se depositase la corona. Es de acuerdo a esta idea que se le denomina el Hijo de David tanto en Mateo 1:20 y en Lucas 1:27.

2 – Está igualmente claro por Mateo 1 y Lucas 1 que José no fue literalmente el padre de Jesús, aunque María fuese literalmente su madre. José, sin embargo, tomó para sí la parte del padre. El niño nació bajo la protección de José, y creció bajo su protección… José adoptó a Jesús como su hijo. Se le denomina en Lucas 3:23 el padre reputado…

3 – No se sabe a ciencia cierta de cuál tribu provenga María; pero su parentesco con Elisabet no le niega ni le impide que sea Judía, los casamientos entre las tribus de Judá y Leví pueden ser trazados desde los tiempos de Aarón. Las palabras en Lucas 1:32, “el Señor le dará a Él el trono de Su padre David,” nos parece difícilmente consistente con cualquier otro punto de vista que no sea el de María siendo del linaje de David, y ninguna dificultad a este respecto parece haberle surgido a su mente…

4 – Los Evangelistas, sin embargo, nunca discuten la genealogía de María. La consideran suficiente como para establecer el clamor de José. (Hechos 2:30; 13:22, 23, 33; Heb.7:14; Rom.1:3; Apoc.5:5; 22:16).

5 – Somos así guiados a la conclusión de que la posición de nuestro Señor como Hijo de David fue establecida, humanamente hablando, por el acto de José en adoptarle, en vez de ser por el hecho de que María fuese además, con toda probabilidad, de la descendencia de David.

La Secesión en la línea real no se dio para nada por nacimiento, sino por atribución divina.

C – David es regente en el Milenio. Hay un número de referencias que establecen la regencia de David en el Milenio (Isa.55:3-4; Jer.30:9; 33:15, 17, 20-21; Eze.34:23-24; 37:24-25; Oseas 3:5; Amós 9:11). No hay duda de que el Señor Jesucristo reinará en el reino teocrático en la tierra por virtud del hecho que sea nacido en el linaje de David y posea el derecho legal y real al trono (Mateo 1:1; Lucas 1:32-33). La cuestión envuelta en el pasaje citado es si el Señor Jesucristo ejercitará el gobierno sobre Palestina directa o indirectamente a través de una regencia. Hay varias respuestas dadas a esta cuestión, que es importante desarrollando el gobierno del Milenio.

1 – La primera respuesta es que el término David se emplea típicamente, y se refiere a Cristo. Ironside presenta este punto de vista cuando dice:

Yo no entiendo que esto signifique que David mismo sea erguido y puesto sobre la tierra como rey… la implicación es que Aquel que era el Hijo de David, el Señor Jesucristo Mismo es quien sea el Rey, y así el trono de David sea restablecido.

Este punto de vista se basa en el hecho de que (1) muchas Escrituras proféticas predicen que Cristo se sentará en el trono de David y cualquier referencia al gobierno se asume aplicado a Cristo, y (2) el nombre de Cristo se relaciona estrechamente con el de David en la Palabra, por eso se le denomina el Hijo de David y se dice que se sienta sobre el trono de David.

Las objeciones a este punto de vista se levantan (1) por el hecho de que a Cristo nunca se le denomina David en la Escritura. Se le denomina el Renuevo justo de David (Jer.23:5), Hijo de David (15 veces), Simiente de David (Juan 7:42; Rom.1:3; 2ª Tim.2:8), Raíz de David (Apoc.22:16), pero nunca David. (2) El apelativo “mi siervo, David” se usa repetidamente para el histórico David. (3) En Oseas 3:5; Ezequiel 37:21-25; 34:24; Jeremías 30:9 y en Isaías 55:4 Jehová es claramente distinguido de David. Si en estos pasajes David refiriese  Cristo, no se podría hacer la distinción, ni habría nada más necesario que extraer alguna cuidadosamente del texto. (4) Hay declaraciones concernientes a éste príncipe que excluyen la aplicación del título a Cristo. En Ezequiel 45:22 del príncipe se dice que ofrece una ofrenda de pecado por sí propio. Mismo que éstos fuesen memoriales sacrificios, como se ve que eran, Cristo no podría ofrecer un memorial sacrificio por Su propio pecado, pues Él era sin pecado. En Ezequiel 46:16 el príncipe tiene hijos y divide una heredad con ellos. Tal cosa no podría llevarse a cabo por Cristo. Por éstas razones y motivos nos parece que el príncipe referido como David no podría ser el Cristo.

2 – La segunda respuesta es que David refiere un literal hijo de David que se sentará en el tronó Davídico. Este punto de vista reconoce que Cristo no puede hacer todo lo establecido concerniendo este príncipe y sostiene que sea cumplido por un linaje descendiente de David.

Nos parece, además, por una cuidadosa comparación de este pasaje con el otro posterior de la profecía de Ezequiel, que un linaje descendiente de la línea de David (llamado “el príncipe”) ejercitará la regencia en la tierra sobre la restaurada nación, bajo la autoridad de Aquel cuya capital ciudad sea la nueva y celestial Jerusalén.

Las referencias en Jeremías 33:15, 17, 20-21 parecen indicar que se destina un hijo a quien le compita realizar este oficio.

Hay varias objeciones a este punto de vista.
(1) ningún judío está capacitado para trazar su linaje familiar después de la destrucción de Jerusalén. Ottman escribe:

Cualquiera que pueda ser la tradicional creencia de un judío hacia su familia y su tribu, ningún hombre puede presentar documento alguno que pruebe que es de la tribu de Judá y del linaje de David y heredero por derecho al trono de David. Por tanto, el único hombre vivo que hoy en día pueda presentar delante la prueba de una inquebrantable genealogía, directamente y sin obstáculos desde David, es Jesús de Nazaret, nacido Rey de los judíos, crucificado Rey de los judíos, y vuelto de nuevo Rey de los Judíos.

(2) Decir que algún otro pueda venir después de Cristo, sería como decir que Cristo no fue, Él propio, la completa realización de las promesas Davídicas.
(3) La interpretación literal demandaría que David significase lo que la palabra implica bajo el uso común y normal.
3 -     Una tercera interpretación es la interpretación literal, que sostiene que David significa el histórico David, que pasa a ser regente por resurrección en la segunda venida de Cristo. Newel representa este punto de vista cuando dice:
No debemos confundir en nuestros pensamientos esta situación. Debemos creer las planas palabras de Dios. David no es el Hijo de David. Cristo, como Hijo de David, será Rey; y David, Su padre por la carne, será príncipe, durante el Milenio.

Hay varias consideraciones que soportan esta interpretación. (1) Es más consistente con el principio literal de interpretación. (2) Solamente David podría sentarse como regente en el Milenio sin violar las profecías concernientes al reinado de David. (3) los santos resucitados van a tener una posición de responsabilidad en el Milenio como una recompensa (Mat.19:28; Lucas 19:12-27). David puede muy bien ser designado a esta responsabilidad una vez que fue el hombre conforme al corazón de Dios. Concluiremos así que en el gobierno del Milenio David será designado a regentar sobre Palestina y gobernará sobre aquel territorio como príncipe, ministrando bajo la autoridad de Jesucristo, el Rey. El príncipe así debe liderar en adoración, ofreciendo sacrificios memoriales, y dividiendo el territorio que le fue atribuido entre su fiel simiente sin violar su posición por resurrección.

D – Nobles y gobernadores reinarán sometidos a David. En la edad del Milenio Jesucristo será el “Rey de reyes, y Señor de señores” (Apoc.19:16). Como tal es soberano sobre un número de subordinados gobernadores. Bajo subordinación a David el territorio de Palestina será gobernado a través de estos individuos.

De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador… (Jer.30:21).

He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio (Isa.32:1).

... y nunca más mis príncipes oprimirán a mi pueblo; y darán la tierra a la casa de Israel conforme a sus tribus. Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Basta ya, oh príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice Jehová el Señor (Ezeq.45:8-9).

En el Nuevo Testamento se revela que la autoridad sobre las doce tribus de Israel será depositada en las manos de los doce discípulos.
...en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel (Mateo 19:28).
Esto indicaría que bajo sometimiento a David habrá muchos gobernadores subordinados, los cuales vengan a ejercitar el poder teocrático y administren el gobierno del Milenio.

E – Muchas autoridades menores reinarán. Habrá además una más baja subdivisión de autoridad en la administración del gobierno. La parábola en Lucas 19:12-28 indica que la autoridad será asignada a individuos sobre diez ciudades y cinco ciudades en el reino. Ellos serán evidentemente responsables a la cabeza de la tribu, quien, a su vez será responsable ante David, que es responsable al Rey Mismo. Tales posiciones de autoridad son asignadas a modo de recompensa por la fidelidad. El Antiguo Testamento ya anticipaba eso mismo:
He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro (Isa.40:10).
Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduviereis por mis caminos, y si guardares mis ordenanzas, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre estos que aquí están te daré lugar (Zac.3:7).

F – Se levantarán de nuevo Jueces en el MilenioAl igual que hubo Jueces divinamente asignados y fueron representantes a través de quien el reino teocrático estaba siendo administrado, también aquellos que gobiernen en el Milenio tendrán el mismo carácter como jueces, para que pueda evidenciarse que su autoridad es una demostración del poder teocrático.
…también tú gobernarás (juzgarás) mi casa… (Zac.3:7).
Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes… (Isa.1:26).

G – La naturaleza del reinoUn número de características de este reinado se mencionan en la Escritura.
(1) Será un reinado universal. La subdividida autoridad de Cristo a través de David hacia los doce y pasando después a los gobernadores de las ciudades, como describimos antes, se relaciona con Palestina. Una vez que Cristo venga a ser “Rey de reyes y Señor de señores” esta misma subdividida autoridad abarcará además todas las demás partes de la tierra. No habrá lugar alguno de la tierra que no se encuentre sometido bajo la autoridad del Rey (Dan.2:35; 7:14, 27; Miq.4:1-2; Zac.9:10).
Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
Y que el reino, y el dominio, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán. (Dan.7:14, 27).
(2) El reino además será uno de inflexible justicia y juicio (Isa.11:3-5; 25:2-5; 29:17-21; 30:29-32; 42:13; 49:25-26; 66:14; Dan.2:44; Miq.5:5-6, 10-15; Zac.9:3-8).
Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (Isa.11:3-5).
(3)  El reinado será uno ejercido en la plenitud del Espíritu.
Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová (Isa.11:2-3).
(4)  El gobierno será un gobierno unificado. Nunca más serán divididos Israel y Judá, ni tampoco las naciones se dividirán la una contra la otra. El añorado “gobierno mundial” por los hombres como la respuesta para el conflicto internacional será realizado (Ezeq.37:13-28).
Y se congregarán los hijos de Judá y de Israel, y nombrarán un solo jefe (Oseas 1:11).
(5)  El gobierno tendrá un trato sumario con cualquier manifiesto pecado (Salmo 2:9; 72:1-4; Isa.29:20-21; 65:20; 66:24; Zac.14:16-21; Jer.31:29-30). “Y herirá la tierra con la vara de Su boca, y con el espíritu de Sus labios matará al impío” (Isa.11:4). Cualquier caso que se levante y se vuelva contra la autoridad del Rey será punido con la muerte física. Nos parece que suficiente capacitación se les da a los santos a través de la plenitud del Espíritu, la universalidad del conocimiento del Señor, la expulsión de Satanás, y la manifestación de la presencia del Rey como para retraer en ellos cualquier tipo de acto pecaminoso.
(6) Será por fin un reino eterno (Dan.7:14, 27).


II – LOS SÚBDITOS EN EL MILENIO
El reino teocrático terrenal, instituido por el Señor Jesucristo en Su segunda venida, incluirá todos los salvos de Israel y los salvos de los Gentiles, que estén vivos al tiempo de Su retorno (NOTA: ambos salvos por el evangelio eterno predicado por los ángeles, ya finalizado el periodo de la gracia, durante la Gran tribulación. Éstos salvos no forman parte de la iglesia, sino del pueblo terrenal en el Milenio. Elos sON “las arenas del MAR”, no pueden ser como los salvos por gracia, quienes son las estrellas del CIELO. Unos, los israelitas, serán los sacerdotes terrenales y los otros, los gentiles de las naciones cordero, los súbditos). La Escritura da a entender con toda claridad que todos los pecadores serán apartados antes de la institución del Reino (Isa.1:19-31; 65:11; 66:15-18; Jer.25:27-33; 30:23-24; Ezeq.11:21; 20:33-44; Miq.5:9-15; Zac.13:9; Mal.3:2-6; 3:18; 4:3). En el registro del juicio de las naciones (Mat.25:35) se revela que solamente los salvos entran en el reino. En la parábola del trigo y la cizaña (Mat.13:49-50) y en la parábola de los peces buenos y malos (Mat.13:49-50) se muestra que solo los salvos son introducidos en el reino. Daniel también es muy claro diciendo que el reino se otorga a los santos:
Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.
…y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.
Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán (Dan.7:18, 22, 27).
(Personalmente estos salvos creo que son los vencedores, la esposa, que gobernará con Cristo y que tendrán acceso tanto a la parte espiritual del reino, como a la terrenal; en la primera como sacerdotes ministradores del Padre y en la segunda como reyes gobernadores).

A – Israel en el Milenio.
1 – La restauración de Israel. Una gran parte de la profecía del Antiguo Testamento concierne con la restauración de la nación al territorio una vez que los pactos no podrían venir a cumplirse aparte de esta reunificación. Que este restauro está asociado con la segunda venida se comprueba por las palabras del Señor:
Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro (Mateo 24:30-31).
Esta reunificación es un sujeto principal del mensaje profético tal como los siguientes pasajes muestran.
…y serán reunidos uno por uno (Isa.27:12).
…traeré tu simiente del oriente, y del oeste te recogeré; diré al norte, Da acá; y al sur, No  detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra; todos los llamados de mi nombre (Isa.43:5-7).
Y después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra. (Jer.12:15)
…y los introduciré de nuevo en este territorio (Jer.24:6).
Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres (Ezeq.20:42).
Cuando recoja a la casa de Israel de los pueblos entre los cuales está esparcida, entonces me santificaré en ellos ante los ojos de las naciones, y habitarán en su tierra, la cual di a mi siervo Jacob, y habitarán en ella seguros… (Ezeq.28:25-26).
Yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; aun te haré morar en tiendas, como en los días de la fiesta (Oseas 12:9).
Porque he aquí, en aquellos días, y en aquel tiempo, cuando traiga de nuevo la cautividad de Judá y Jerusalén (Joel 3:1).
Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo (Amós 9:14-15).
En aquel día, dice Jehová, juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí (Miq.4:6).
En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, Jehová (Sof.3:20).
Porque yo los traeré de la tierra de Egipto, y los recogeré de Asiria; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no les bastará (Zac.3:20).

Así, por tanto, esta esperanza, que es un tema dominante a través de la Escritura profética, se realizará plenamente al tiempo de la segunda venida de Cristo.

2 – La regeneración de Israel. La nación de Israel tiene que experimentar una conversión, la cual los preparará y capacitará para encontrase con el Mesías y para estar en su reino del Milenio. Pablo establece el hecho de que esta conversión se efectúa al tiempo de la segunda venida, porque escribe:
Y luego todo Israel será salvo: como está escrito, Saldrá de Sion el Libertador, que apartará la impiedad de Jacob. Y éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados (Rom.11:26-27)
Una vez más encontramos que este es un asunto de gran importancia de los escritos proféticos. Unas pocas referencias serán suficientes:
Sion será redimida con juicio, y sus convertidos con justicia (Isa.1:27).
Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén será llamado santo; cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella (Isa.4:3-4).
En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y éste será su nombre con el cual le llamarán: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA (Jer.23:6).
Y les daré corazón para que conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón (Jer.24:7).
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer.31:33-34).
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne (Ezeq.11:19).
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu (Ezeq.36:25-26).
Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado (Joel 2:32).
¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados (Miq.7:18-19).
Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová. El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice (Sof.3:12-13).
En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia. (Zac.13:1).
Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios (Zac.13:9).

Una vez que ninguna persona que no sea salva (según el evangelio eterno) será introducida en el Milenio, Israel anticipa una conversión que los prepara para este reino prometido. La segunda venida testificará esta conversión de la nación, es decir, todo el verdadero Israel, para que los pactos que se le ofrecieron puedan realizarse plenamente durante el periodo del reinado del Mesías.

3 – Israel en cuanto a su posición de súbditos del Mesías en el Milenio. Israel vendrá a ser súbdita del reinado del Rey (Isa.9:6-7; 33;17, 22; 44:6; Jer.23:5; Miq.2:13; 4:7; Dan.4:3; 7:14, 22, 27). Para poder ser súbdita (1) Israel vendrá a ser convertida y restaurada en el territorio, como ya hemos visto antes. (2) Israel va a ser reunida como nación (Jer.3:18; 33:14; Ezeq.20:40; 37:15-22; 39:25; Oseas 1:11). (3) La nación será nuevamente relacionada a Jehová por matrimonio (Isa.54:1-17; 62:2-5; Oseas 2:14-23). (4) Será exaltada por encima de los Gentiles (Isa.14:1-2; 49:22-23; 60:14-17; 61:6, 7). (5) Israel será hecha justicia (Isa.1:25; 2:4; 44:22-24; 45:17-25; 48:17; 55:7; 57:18-19; 63:16; Jer.31:11; 33:8; 50:20, 34; Ezeq.36:25-26; Oseas 14:4; Joel 3:21; Miq.7:18-19; Zac.13:9; Mal.3:2-3). (6) La nación llegará a ser testigo de Dios durante el Milenio (Isa.44:8, 21; 61:6; 66:21; Jer.16:19-21; Miq.5:7; Sof.3:20; Zac.4:1-7; 4:11-14; 8:23). (7) Israel será enaltecida en hermosura para llevarle gloria a Jehová (Isa.62:3; Jer.32:41; Oseas 14:5-6; Sof.3:16-17; Zac.9:16-17).

B – Los Gentiles en el Milenio
Los aspectos universales del pacto de Abraham, que prometieron la bendición universal, serán realizados en aquel periodo. Los Gentiles pasarán a tener una relación de comunión con el Rey. (1) El hecho de que los Gentiles participarían también en el Milenio se promete en las Escrituras proféticas (Isa.2:4; 11:12; 16:1-5; 18:1-7; 19:16-25; 23:18; 42:1; 45:14; 49:6; 49:39; Ezeq.38:23; Amos 9:12; Miq.7:16-17; Sof.2:11; 3:9; Zac.8:20-22; 9:10; 10:11-12; 14:16-19). Tal admisión es esencial para que el dominio del Mesías sea un dominio universal. (2) Los Gentiles serán siervos de Israel durante todo el periodo (Isa.14:1-2; 49:22-23; 60:14; 61:5; Zac.8:22-23). Las naciones que usurparon la autoridad sobre Israel en las edades anteriores se encontrarán al pueblo humillado exaltado y ellos mismos siendo súbditos en su reino. (3) Los Gentiles que estén en el Milenio experimentarán una conversión antes de su admisión (Isa.16:5; 18:7; 19:19-21; Amos 9:12; Abd.17-21). (4) Estarán sujetos al Mesías (Isa.42:1; 49:6; 60:3-5; Abd.21; Zac.8:22-23). Estos Gentiles son aquellos a los cuales se les tiende la invitación: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mat.25:34).

III – JERUSALÉN Y PALESTINA EN EL MILENIO
Debido a que los pactos hechos con Israel les garantiza la posesión del territorio, lo cual se realiza plenamente en el periodo del Milenio, Palestina y Jerusalén figuran ampliamente en las Escrituras proféticas.
A – Jerusalén en el Milenio. En el estudio de las profecías aparecen resaltados con toda claridad algunos hechos concernientes al lugar de Jerusalén en aquel periodo. (1) Jerusalén vendrá a ser el centro de la tierra en el Milenio (Isa.2:2-4; Jer.31:6; Miq.4:1; Zac.2:10-11). Una vez que el mundo entero se halla bajo el dominio del Rey de Israel, el centro de Palestina pasa a ser el centro de toda la tierra. (2) Jerusalén será el centro del gobierno del mundo (Jer.3:17; 30:16-17; 31:6, 23; Ezeq.43:5-6; Joel 3:17; Miq.4:7; Zac.8:2-3). La ciudad que había sido el centro de gobierno de David vendrá a ser el centro de gobierno del gran Hijo de David. (3) La ciudad vendrá a ser una ciudad gloriosa, dándole honor a Jehová (Isa.52:1-12; 60:14-21; 61:3; 62:1-12; 66:10-14; Jer.30:18; 33:16; Joel 3:17; Zac.2:1-13). El Rey estará tan próximamente ligado a Jerusalén que la ciudad compartirá de Su gloria. (4) La ciudad será protegida por el poder del Rey (Isa.14:32; 25:4; 26:1-4; 33:20-24) para que nunca más tenga temor por su seguridad. (5) la ciudad será grandemente ampliada sobre sus medidas iniciales (Jer.31:38-40; Ezeq.48:30-35; Zac.14:10). (6) Será accesible para todos en aquel día (Isa.35:8-9) para que todos los que procuren al Rey encuentren audiencia en el interior de sus muros. (7) Jerusalén llegará a ser el centro de la adoración de la edad (Jer.30:16-21; 31:6, 23; Joel 3:17; Zac.8:8, 20-23). (8) La ciudad permanecerá eternamente (Isa.9:7; 33:20-21; 60:15; Joel 3:19-21; Zac.8:4).

B – Palestina en el Milenio. Un número de hechos esenciales concernientes al territorio mismo se presentan en las profecías. (1) Palestina pasa a ser la heredad particular de Israel (Ezeq.36:8, 12; 47:22-23; Zac.8:12). Esto es esencial para que se cumplan los pactos de Israel. (2) El territorio será ampliamente ensanchado en comparación con sus medidas iniciales (Isa.26:15; 33:17; Abd.17-21; Miq.7:14). Por primera vez Israel poseerá todo el territorio prometido a Abraham (Gén.15:18-21). (3) La topografía del territorio será alterada (Isa.33:10-11; Ezeq.47:1-12; Joel 3:18; Zac.4:7; 14:4, 8, 10). En vez del terreno montañoso que caracteriza a Palestina hoy en día, existirá un gran y fértil valle al tiempo de la segunda venida del Mesías (Zac.14:4) para que Palestina verdaderamente se halle “situada en lugar hermoso” (Sal.48:2). Este cambio de topografía permitirá que el rio fluya de la ciudad de Jerusalén y se divida hasta los mares para regar el territorio (Ezeq.47:1-12). (4) Habrá una renovada fertilidad y productividad en el territorio (Isa.29:17; 32:15; 35:1-7; 51:3; 55:13; 62:8-9; Jer.31:27-28; Ezeq.34:27; 36:29-35; Joel 3:18; Amós 9:13). Entonces el labrador será prosperado en las cosechas debido a la productividad del territorio. (5) Habrá una abundancia de lluvias desde el cielo con esa finalidad (Isa.30:23-25; 35:6-7; 41:17-18; 49:10; Ezeq.34:26; Zac.10:1; Joel 2:23.24). A través del Antiguo Testamento la lluvia fue una señal de la bendición y aprobación de Dios y la ausencia de lluvia sobre la tierra una señal de descontentamiento y juicio Suyo. La abundancia de lluvia sobre la tierra servirá de señal de la bendición de Dios en aquel día. (6) El territorio será reedificado después de haber sido desbastado durante el periodo de la tribulación (Isa.32:16-18; 49:19; 61:4-5; Ezeq.36:33-38; 39:9; Amós 9:14-15). Las ruinas de la destrucción serán removidas para que la tierra sea limpia de nuevo. (7) Palestina será redistribuida entre las doce tribus de Israel. En Ezequiel 48:1-29 se describe esta distribución. En ese capítulo el territorio se ve dividido en tres partes. En la parte norte del territorio se sitúan las tribus de Dan, Aser, Neftalí, Manasés, Efraín, Rubén y Judá (Ezeq.48:1-7). El territorio aparece dividido por una línea trazada desde el oriente al occidente a través de las alargadas dimensiones de Palestina. De igual manera en la parte sur del territorio se ubican Benjamín, Simeón, Isacar, Zabulón y Gad (Ezeq.48:23-27). Entre la división del norte y del sur se halla un área denominada la “porción santa” (Ezeq.48:8-20), que es la porción del territorio que es puesta aparte para el Señor, es decir, la porción del territorio reservada para el Señor. Esta porción tendrá un área de veinticinco mil cañas de anchura y de longitud (Ezeq.48:8, 20), a ser dividida en un área de 25.000 por 10.000 cañas para los Levitas (Ezeq.45:5; 48:13-14), y otra porción igual para el templo y los sacerdotes (Ezeq.45:4; 48:10-12), y una de 25.000 por 5.000 cañas para la ciudad (Ezeq.45:6; 48:15-19). Unger escribe al respecto:
¿Pero cuánto mide una caña? Esta medida se da como siendo “seis cubos” “de a codo y palmo menor” (40:5). “El codo de a codo y palmo menor” (40:13). Así que realmente el problema se da en saber cuán larga es el codo especificado por Ezequiel.
Excavaciones arqueológicas han establecido el hecho de que hubo tres medidas de codo que fueron empleadas en la antigua Babilonia… la más pequeña de 10.8 pulgadas (cada pulgada 25,4 mm) o tres palmos (menor) fue empleada en trabajos de oro. La segunda de cuatro palmos o 14,4 pulgadas se aplicaba en los edificios térreos. El más corto de los tres codos (menor) o palmos (un palmo es 3.6 pulgadas), equivalente a 10.8 pulgadas es la unidad básica fundamental… Una vez que el profeta es tan meticuloso resaltando que la unidad de medida en su visión es un “palmo menor” (40:5; 43:13), él, sin duda, quiere decir el más corto palmo de los tres como la medida básica, más uno menor lo cual equivale al palmo medio de 14.4 pulgadas. Sobre este cálculo la caña quedaría establecida en 7.2 pies. La “porción santa” sería un espacio cuadrado, de treinta y cuatro millas cada lado, conteniendo cerca de 1160 millas cuadradas. Esta área sería el centro de todos los intereses del gobierno divino y la adoración que se establezca en la tierra del Milenio.

Si fuésemos entonces a emplear el palmo más amplio habría que ampliar la “porción santa” en cerca de quince millas cada lado. Esto solo sería posible en vista de la ampliación de área incluida en el interior de la frontera de Palestina en el Milenio. 

Fuente:  Thinks To Come de J. Dwight Pentecost a través de Juan Luis Molina.

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