ESTUDIO-VIDA DE MATEO
MENSAJE SESENTA Y
TRES
LA PROFECÍA ACERCA DEL REINO
(3)
Mateo 24:32–25:30 es una sección con respecto
a la iglesia. En este pasaje de la Palabra, lo que el Señor habla se relaciona
con dos asuntos: velar y estar
preparados, y ser fieles y prudentes.
En el capítulo veinticuatro, el tema de velar y estar preparados se presenta en
los versículos del 32 al 44, y el de ser fieles y prudentes, en los versículos
del 45 al 51. En el capítulo
veinticinco la parábola de las vírgenes
ejemplifica la virtud de ser vigilantes,
mientras que la parábola de los talentos
muestra la virtud de ser fieles.
Todo esto se relaciona con nosotros. Si queremos ser arrebatados temprano,
debemos vigilar y estar preparados para la venida del Señor. Además, debemos
servir al Señor siendo fieles y prudentes a fin de recibir Su recompensa. Así que, si velamos, seremos arrebatados, y si somos fieles, obtendremos el galardón. Esta es una descripción
clara y general de Mateo 24:32–25:30.
II. CON RESPECTO A LA IGLESIA
A. Velad y estad preparados
La
palabra “mas” al principio del versículo 32 indica que se comienza otra
sección. Este pasaje, desde el versículo 32 hasta Mateo 25:30, trata de la
iglesia. La palabra “mas”
indica que el Señor en Su profecía se vuelve de los judíos a los creyentes.
1. La nación restaurada de Israel
es una señal para los creyentes
en cuanto a la consumación del siglo
El
versículo 32 dice: “Mas de la higuera aprended la parábola: Cuando
ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca”.
La higuera, que representa
a la nación de Israel, fue maldecida en 21:19. La nación de Israel padeció un
largo invierno desde el siglo primero d. de C. hasta 1948, cuando fue restaurada.
En aquel tiempo su rama era tierna y brotaron las hojas. Para los creyentes
esta higuera es una señal del fin del siglo. Una rama tierna
es indicio de que le ha vuelto la vida
al árbol, y las hojas que brotan
indican actividades exteriores.
El invierno representa la estación
en que todo se seca, esto es, el tiempo de la tribulación (24:7-21). El verano representa la era del reino
restaurado (Lc. 21:30-31), que comenzará con la segunda venida del Señor.
El
versículo 33 dice: “Así también vosotros,
cuando veáis todas estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas”. La frase “todas estas cosas” se
refiere a las cosas predichas en los versículos del 7 al 32. La expresión “está
cerca” se refiere a la restauración del reino de Israel (Hch. 1:6),
representada por el verano mencionado en el versículo 32.
Ya
hemos señalado que la higuera representa a la nación de Israel. Israel
es una señal para nosotros, así como la
predicación del evangelio del reino es una señal para los judíos.
Cuando los judíos vean la predicación del evangelio del reino, deberán darse
cuenta de que ésa es una señal del inicio de la tribulación. De igual modo,
Israel como higuera es una señal para nosotros con respecto a la venida del
Señor. Los discípulos le habían preguntado al Señor acerca de la señal de Su
venida y de la señal de la consumación del siglo. En la sección anterior el Señor presenta la señal de la
consumación del siglo, que es la predicación del evangelio del reino. Ahora el
Señor nos da otra señal, la señal de Su venida. Esta señal es la higuera.
Sabremos que el verano, es decir, la restauración del reino mesiánico, está
cerca cuando las ramas estén tiernas y broten las hojas.
Hasta hoy aún no se ha cumplido por
completo la restauración de Israel. En lo que respecta a la población y la
geografía, todavía no se ha efectuado una restauración completa de Israel.
Los israelitas y los árabes están disputándose el control de las tierras
localizadas al oeste del Jordán y de los altos del Golán. Conforme a la Biblia,
tanto los altos del Golán, cerca del monte Hermón, como las tierras al oeste
del Jordán pertenecen a la buena tierra; por consiguiente, deben ser de Israel.
El Señor es soberano y conoce la situación que prevalece entre Israel y los
árabes. El sabe que la
restauración de la nación de Israel no se ha consumado plenamente, sino que se
está llevando a cabo gradualmente, y que en el tiempo del milenio, alcanzará su
plenitud.
2. Todo lo que se profetizó
acerca de Israel se cumple
El
versículo 34 dice: “De cierto os digo, que no pasará
esta generación hasta que todo esto acontezca”. Esto se refiere a la higuera
que echa brotes tiernos y se viste de hojas. Estas cosas se llevarán a cabo
antes de que esta generación pase.
Aquí
la palabra “generación”
no se refiere a una generación como las que se mencionan en el versículo 17 del
capítulo uno, las cuales son un período de tiempo o la vida de cierta persona;
más bien, se refiere a una generación comprendida por el lapso de
tiempo en que el pueblo está en cierta condición moral, como las generaciones mencionadas
en Mateo 11:16; 12:39, 41-42, 45; y Pr. 30:11-14. Esto quiere decir que desde
el tiempo en que el Señor Jesús dio esta profecía hasta la plena restauración
de Israel, no cambiará la situación moral de esa generación. Esta generación no
pasará sino hasta que se efectúe la plena restauración de la nación de Israel.
Entonces cambiará la generación, y la situación moral dejará de ser maligna y
se volverá buena.
3. Nadie sabe de aquel día y hora,
excepto el Padre
El
versículo 36 dice: “Pero de aquel día y
hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el
Padre”. El Hijo, en Su posición como Hijo del Hombre (v. 37), no sabe el
día ni la hora de Su regreso.
4. La venida de Cristo es como los
días de Noé
En
el versículo 37 leemos: “Porque como
fueron los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre”. Muchos
cristianos han malentendido este versículo. La venida del Señor será como los “días” de Noé. Esto
indica que la parusía del Señor será un lapso
de tiempo. Este período será como los días de Noé, es decir, que la
situación que imperaba en los días de la parusía del Señor será semejante a la
que prevalecía en los días de Noé.
Los
versículos 38 y 39 dicen: “Pues así como
en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en
casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no se dieron cuenta de
que venía el juicio hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será
también la venida del Hijo del Hombre”. El vocablo “pues” indica que este
versículo explica por qué y en qué sentido la parusía del Señor será como los
días de Noé. En los días
de Noé prevalecían las siguientes condiciones: la gente estaba embotada con la
comida, la bebida y el matrimonio; y no se dieron cuenta de que el juicio
venía, sino hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. De la
misma manera, cuando la parusía del Señor esté cerca, las personas estarán
embotadas con las necesidades de esta vida y no se darán cuenta de que el
juicio de Dios, representado por el diluvio, vendrá sobre ellas cuando aparezca
el Señor. Sin embargo, los
creyentes no deben estar embotados en sus sentidos y deben saber con sobriedad
que Cristo viene a ejecutar el juicio de Dios sobre este mundo corrupto.
Dios
ordenó al principio que, para que el hombre subsistiera, debía comer, beber y
casarse. Pero debido a la concupiscencia del hombre, Satanás puede emplear
estas necesidades de la vida humana para ocupar al hombre y alejarlo de los
intereses de Dios. Al final de esta era, cuando la parusía del Señor esté
cerca, dicha situación se intensificará.
La
característica más sobresaliente de los días previos al diluvio fue que todos
estaban comiendo, bebiendo, casándose y dando en casamiento, lo cual indica que
la gente de esos días
estaba embotada por el disfrute carnal y mundano. La misma situación
impera en la sociedad actual. Satanás, el enemigo de Dios, usa las necesidades
de la vida humana con el fin de envenenar a la gente creada por Dios. Todo el
género humano ha sido envenenado. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya necesidad de que
comamos, bebamos y nos casemos; de hecho, todo esto es indispensable para
nuestra existencia. Pero no debemos permitir que estas cosas nos emboten y
entumezcan nuestros sentidos. En la sociedad de hoy día toda persona, ya
sea joven o vieja, pobre o culta, tiene sus sentidos embotados, lo cual indica
que el estilo de vida de esta edad en cuanto a la comida, la bebida y el
matrimonio ha envenenado a la gente. Esta era la situación durante los días de
Noé, y seguirá igual hasta los días de la parusía del Señor.
Hoy las personas estudian y trabajan a
fin de disfrutar de la mejor comida, la mejor bebida y el mejor matrimonio.
No tienen en mente las
cosas de Dios. ¡Cuán común es hoy la falta de interés en Dios! Este
desinterés por Dios prevalece principalmente en los círculos educativos y
comerciales. La gran mayoría de los estudiantes universitarios están embotados
por su búsqueda de una educación. Su meta al educarse es obtener la mejor
comida, la mejor bebida y el matrimonio más exitoso. Aquellos que están en la
esfera de los negocios también han sido embotados por el deseo de ganar dinero,
además de buscar la mejor comida, bebida y matrimonio. Esto ha sido causa de muchos divorcios. Por ejemplo,
cuando un joven es pobre, se casará con cierta clase de mujer; pero si se hace
rico, querrá divorciarse de su esposa y casarse de nuevo en su afán por tener
una mejor esposa. Esta deplorable situación de la sociedad continuará
hasta que culmine en el tiempo de la parusía del Señor. Durante los días de
Noé, el punto culminante de la degradación del hombre se dio poco antes de que
el diluvio trajera el juicio de Dios. En cierto sentido, la parusía de Cristo
será como el diluvio que trae el juicio de Dios. En los días de Noé, el diluvio trajo el juicio sobre la
gente embotada; así también la parusía traerá el juicio de Dios sobre este
mundo embotado. Cristo descenderá a la tierra y ejecutará el justo juicio de
Dios sobre este mundo embriagado y rebelde.
5. Antes de la venida de Cristo,
uno es tomado y otro dejado
Los
versículos 40 y 41 dicen: “Entonces
estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres
estarán moliendo en el molino; la una será tomada, y la otra será dejada”.
De acuerdo con el contexto, la
palabra “entonces” significa “en ese tiempo”, indicando que mientras la
gente mundana esté embotada por las cosas materiales e ignore el juicio que se
acerca, algunos de los creyentes sobrios y vigilantes serán tomados por el Señor.
Los que estén embotados y sean insensibles deberían ver esto como una señal de
la venida de Cristo.
Los dos hombres mencionados en el
versículo 40 deben de ser hermanos en
Cristo, y las dos mujeres del versículo 41 deben de ser hermanas en el Señor. Esto lo indica
el versículo 42, que nos advierte que debemos velar porque no sabemos cuándo
vendrá nuestro Señor. La
expresión “velad, pues” y las palabras “vuestro Señor”,
comprueban que los dos hombres y las dos mujeres de los versículos 40 y 41 son
creyentes. El Señor no exhortaría a los incrédulos a que velaran, ni tampoco
Cristo es el Señor de los incrédulos.
Ser tomado equivale a ser arrebatado antes de la gran
tribulación. Este
arrebatamiento es una señal de la venida del Señor y también es una señal para
los judíos. Es muy interesante notar que los dos hombres
están trabajando en el campo y que las dos mujeres están moliendo en el molino.
Las dos actividades están relacionadas con el hecho de ganarse el sustento
trabajando. Existe una diferencia entre la manera en que nosotros ganamos el
sustento y cómo lo hace la gente mundana. La gente mundana estudia y trabaja, y nosotros también lo
hacemos; sin embargo, la gente mundana ha sido embotada con estas cosas, más no
es así con nosotros. En cambio, nosotros simplemente trabajamos para cumplir
con nuestro deber y ganarnos el sustento diario. Nuestro objetivo al trabajar
no es meramente comer, beber y casarnos, sino que trabajamos para ganarnos el
sustento diario a fin de seguir el camino de la cruz y así cumplir el propósito
de Dios. Nuestra preocupación principal no es la educación, el empleo ni los
negocios.
Cuando oigan esto, algunos de los
jóvenes podrían decir: “¡Qué contentos estamos de oír estas palabras! No nos
preocuparemos más por los estudios ni por el trabajo. Usaremos todo nuestro
tiempo en oración y en tener comunión unos con otros”. Tal actitud es errónea.
Recordemos que en el versículo 40 los dos hermanos se encontraban trabajando en
el campo, y en el versículo 41, las dos hermanas estaban moliendo en el molino.
Moler trigo es un trabajo muy arduo, lo cual indica que nosotros los creyentes
no debemos buscar trabajos fáciles; más bien, debemos trabajar duro para
ganarnos el sustento. El comer y el beber que se mencionan en el versículo 38
son actividades mundanas, pero la labranza y la molienda mencionadas en los
versículos 40 y 41 son tareas santas. Si los que fueron
tomados no estuvieran haciendo algo santo, no podrían haber sido arrebatados. ¿Se da cuenta de que trabajar en el campo puede ser una tarea santa, y
que funcionar como pastor cristiano puede ser una actividad mundana?
Un maestro de la Biblia
puede ser mundano, pero una hermana que muele trigo puede ser santa. Muchas de
las hermanas que se ocupan en cocinar para sus familias son hermanas santas. No
es aquel que habla acerca de la santidad quien es necesariamente santo. A veces, cuanto más hablan de la santidad
algunas hermanas, menos santas son. Sería mejor que tales hermanas invirtieran
más tiempo cocinando a fin de servir una excelente comida a sus esposos, a sus
hijos y a aquellos a quienes brindan hospitalidad. Las hermanas que hagan
esto serán santas. Algunas hermanas saben cómo tener comunión en el asunto de
ser santas; sin embargo, no saben cómo preparar un buen platillo. Ellas siempre
preparan comidas simples para sus familias, dando como excusa que no deben
pasar tanto tiempo cocinando. Pero después de algún tiempo los esposos e hijos
de ellas están descontentos con esos alimentos. Cuanto más hablan estas
hermanas acerca de ser santas, menos santos se vuelven sus esposos e hijos; ellas hablan de la santidad, pero no dan la
debida atención y cuidado a sus familias. Necesitamos más hermanas
santas que muelan en el molino para producir harina fina. No debemos ser
embotados por el mundo, pero sí debemos nutrirnos apropiadamente.
El principio es igual con los trabajos de los hermanos.
Un hermano no debería hablar tanto de la santidad y al mismo tiempo descuidar
su trabajo. Si lo hace, será despedido. Debemos notar que el arrebatamiento
no se llevó a cabo mientras los dos hermanos y las dos hermanas estaban orando,
sino cuando trabajaban. Cuando era joven me dijeron que
sería maravilloso ser arrebatado mientras estuviéramos orando o leyendo la
Biblia; pero el Señor Jesús no habla así. Más bien, Él dice que los dos hombres
estaban trabajando en el campo y que las dos mujeres estaban moliendo en el
molino. Ellos no se encontraban ayunando, orando ni leyendo la
Biblia, sino que estaban haciendo sus trabajos cotidianos.
El Señor Jesús ciertamente dio esta
palabra con un propósito definido. El quería mostrarnos que, mientras esperamos Su venida y aguardamos
ser arrebatados, tenemos que cumplir fielmente nuestros deberes cotidianos.
Debemos esmerarnos laborando en el campo y trabajando en el molino. Es menester
tener una vida humana balanceada, y no llevar una vida de monje, quienes se
consagran a las cosas espirituales pero esperan que otros cuiden de ellos. Los
hermanos que trabajan en el campo y las hermanas que laboran en el molino son
los que serán arrebatados.
Un proverbio dice que aquel que se
convierte en predicador se vuelve inútil. Este proverbio recalca que los
predicadores no necesitan trabajar para ganarse el sustento, ya que los demás
se encargan de las necesidades de ellos. Sería una vergüenza que nosotros
fuéramos así. Debemos trabajar con diligencia y cumplir
debidamente con nuestras responsabilidades. Existe la posibilidad de que seamos
arrebatados mientras estemos en el campo o en el molino. Las hermanas que son
esposas y madres deben esmerarse al moler y deben aprender a preparar las
comidas más saludables para su familia. Hermanas, si su esposo o sus hijos no
gozan de una buena salud, ustedes serán responsables de esto ante el Señor. En
realidad, ustedes serán santas si toman la responsabilidad ante el Señor por la
salud de su familia. No gaste su tiempo hablando de la santidad; mejor
inviértalo cocinando deliciosos platillos que sean nutritivos. Es menester que
ustedes preparen la comida para el sustento de la vida de sus esposos y para
criar a sus hijos con buena salud. Todo esto es parte de lo que el Señor habló
acerca de trabajar en el molino.
Los
hermanos que son padres y esposos deben también laborar diligentemente en sus
trabajos, a fin de ganar el dinero necesario para cuidar de su familia.
Aquellos que simplemente trabajan para reunir grandes cantidades de dinero en
el banco, están embotados; pero nosotros debemos trabajar con el fin de
proveerles las mejores cosas a nuestros hijos. De otro modo, no seríamos fieles
ni con Dios ni con nuestros hijos. Como padres, debemos esforzarnos en educar a
nuestros hijos. No debemos pensar que es suficiente conque ellos terminen la
escuela secundaria, y después que obtengan algún empleo de bajo nivel. La
expresión “en el campo” significa tomar la responsabilidad de que nuestros
hijos sean alimentados de modo nutritivo y que sean educados en la mejor manera
posible. No debemos ser de los que aman al mundo y que trabajan a fin de ganar
mucho dinero para sí mismos, sino ser aquellos que trabajan diligentemente a
fin de ganar suficiente dinero para cuidar de sus familias. Puesto que tenemos
una naturaleza humana caída, nos es fácil encontrar cualquier pretexto para no
pasar mucho tiempo en el campo o en el molino. Si actuamos de esta manera, no
seremos arrebatados. Repito, seremos arrebatados mientras estemos trabajando en
el campo o moliendo el grano.
De los dos hombres en el campo, uno es
tomado y el otro es dejado; y de las dos mujeres en el molino, una es tomada y
la otra es dejada. Esto se debe a que existe
una diferencia entre ellos en cuanto a la vida. Pienso que es tomado aquel
que está maduro, y es dejado el inmaduro. La diferencia radica en el crecimiento de vida. El arrebatamiento
de los vencedores, de los que estén maduros en vida, será una señal para
aquellos que sean dejados. Suponga que usted está trabajando en
el campo con un hermano y que él sea repentinamente arrebatado a los cielos.
Eso ciertamente sería una señal para usted. Suponga que dos hermanas están
moliendo en el molino, y una de ellas es llevada por el Señor. ¡Indudablemente
esa sería una señal para la hermana que fue dejada!
6. Velar y estar preparados porque
Cristo viene como ladrón
En
el versículo 42 el Señor nos advierte que debemos velar porque no sabemos en
qué día vendrá. Luego, el versículo 43 dice: “Pero sabed esto, que si el dueño de casa supiese en qué vigilia el
ladrón habría de venir, velaría, y no permitiría que penetrasen en su casa”.
La expresión “el
dueño de casa” se refiere al creyente,
y “casa”,
a la conducta y la obra del creyente en
su vida cristiana. El ladrón viene en un momento inesperado para robar
cosas preciosas. El Señor vendrá secretamente, como ladrón, a los que le aman,
y se los llevará como Sus tesoros. Así que, debemos velar. Como dice el Señor
en el versículo 44: “Por tanto, también
vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no
pensáis”. Esta es la
venida secreta del Señor que experimentarán los vencedores vigilantes.
B. Sed fieles y prudentes
1. El siervo fiel y prudente
suministra
el alimento a tiempo en la casa de su señor
Los versículos del 45 al 51 hablan acerca
de la fidelidad y la prudencia. El
versículo 45 dice: “¿Quién es, pues, el
esclavo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el
alimento a su debido tiempo?” Se muestra fidelidad para con el Señor,
pero se ejerce prudencia para con los creyentes. Uno vela con el fin de ser arrebatado y llevado a la presencia
del Señor (v. 42); uno es fiel con
el fin de reinar en el reino (v.
47).
La
casa que se menciona en el versículo 45 se refiere a los creyentes (Ef. 2:19),
quienes constituyen la iglesia (1 Ti. 3:15). Dar alimento se refiere a ministrar la palabra de Dios, la cual contiene a Cristo como
suministro de vida, a los creyentes en la iglesia. Todos debemos aprender cómo impartir oportunamente el
suministro de vida a la familia del Señor.
Los
versículos 46 y 47 dicen: “Bienaventurado
aquel esclavo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto
os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”. Ser bienaventurado
aquí significa recibir como recompensa
la autoridad para reinar en la
manifestación del reino de los cielos. En dicha manifestación, el Señor
pondrá al esclavo fiel sobre todos Sus bienes. Esto será su recompensa.
2. El esclavo malo que golpea a sus
consiervos
y come y bebe con los que se emborrachan,
es excluido de la gloria venidera del Señor
El
versículo 48 dice: “Pero si aquel esclavo
malo dice en su corazón: Mi señor tarda en venir”. El “esclavo malo” aquí se refiere a un creyente; esto se ve en el hecho de
que él fue designado por el Señor sobre Su casa (v. 45), llamó al Señor “mi señor”, y además creyó que el Señor
vendría. El versículo 49 dice que el esclavo malo “comienza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se
emborrachan”. Golpear
a los consiervos significa tratar mal a
los demás creyentes, y comer y beber con los que se emborrachan significa asociarse con las personas mundanas,
quienes se embriagan con las cosas del mundo.
Los
versículos 50 y 51 dicen: “Vendrá el
señor de aquel esclavo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le
separará, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir
de dientes”. El problema con el esclavo malo no es que ignore
que el Señor viene, sino que no lo espera. A este esclavo no le gusta llevar el tipo de
vida que se prepara para la venida del Señor. Por consiguiente, cuando el Señor regrese, lo
separará y pondrá su parte con los hipócritas. Ser separado significa ser excluido, lo cual alude a ser separado del Señor en Su gloria
venidera. Esto corresponde a la expresión “echadle en las tinieblas de
afuera”, que se encuentra al final de la parábola de los talentos
(25:14-30), la cual completa esta sección. El
Señor no cortará en pedazos al esclavo malo; más bien lo excluirá de Su gloria.
Esto equivale a ser echados en las tinieblas de afuera.
Todo aquel que sea echado en las
tinieblas de afuera será separado del Señor, de Su presencia, de Su comunión y
de la esfera gloriosa en que el Señor estará. Esto no significa perecer eternamente, sino ser castigado en la próxima
dispensación. El “esclavo malo” es un creyente
verdadero, ¿quién puede negarlo? Si él no fuera un hermano, ¿cómo podría haber
sido designado por el Señor para cuidar Su casa? El Señor jamás
asignaría tareas a un creyente falso. Ciertamente el esclavo malo representa a
una persona salva. En Mateo, el libro que trata
del reino, el tema crucial no es simplemente recibir la salvación sino
participar del reino mismo: o recibiremos la recompensa de entrar en el reino, o
perderemos esta recompensa, seremos excluidos de disfrutar el reino, y
sufriremos el castigo y la disciplina al ser echados en las tinieblas de
afuera, donde será el llanto y el crujir de dientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.