Apéndice 4
ALGO NUEVO HAGO HOY
"Por la misericordia de Jahveh no
hemos sido consumidos,
porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu
fidelidad."
(Lam 3:22-23)
Aunque los pasos básicos para el avivamiento son una constante
en la historia bíblica, cada avivamiento ha tenido sus peculiaridades, porque
Dios no puede ser encasillado "matemáticamente"; esto es
obvio especialmente en las manifestaciones externas de cada avivamiento.
El Señor siempre hizo y hará como le venga en gana. Él viene a nosotros para
romper atavismos, pensamientos trasnochados y maneras arcaicas; romperá
barreras, normas, rutinas y tradiciones; pondrá la iglesia patas arriba y a
nosotros sólo nos quedará decir: "Amén y amén". El Señor no echará Su
vino nuevo en odres viejos denominacionales, sino traerá el único esquema
bíblico de una iglesia en una ciudad; probablemente hará cosas que nosotros
nunca hubiéramos pensado ni atrevido a hacer; cosas tal vez
"ridículas" y "tontas", para confundir a los sabios de este
siglo. Resumiendo, hará como le dé en Su real gana y nosotros tendremos
sencillamente que obedecer.
Pero por sobre todo eso Dios nos hará regresar a Su palabra, a
poner de nuevo en vigencia el libro de los Hechos de los Apóstoles con mayor
vigor que entonces, pues este Pentecostés II o Final, será mucho mayor
que el primero; algo así como la traca final de la fiesta. (Hoy, en la fecha de esta publicación, ya sabemos que esto que viene no
será un Pentecostés II, sino la última fiesta,
la fiesta de Tabernáculos, el gran derramamiento
final. Pentecostés fue grandioso y era una fiesta con levadura. Tabernáculos
será apoteósico y aún más grandioso porque es sin levadura, en completa
santificación de espíritu y alma. Dios siempre reserva Su mejor vino
para el final y la gloria postrera siempre es mayor que la primera.)
Es la hora de abandonar la queja o murmuración porque "el salario" no
nos llega; Dios no es un mal patrón sino que nosotros somos malos e
indignos obreros que no merecen paga sino castigo.
Es tiempo de RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, porque en estos
últimos días , días en que todo será restaurado; días en que
por fin los cristianos se ceñirán completamente a la Biblia, sin añadidos ni
quitas, porque no podemos vivir en toda plenitud mientras
pensemos, hablemos o hagamos algo aparte del "guión". Es el
tiempo de vivir conforme a nuestro manual, todo el
manual y sólo el manual. Es la hora del oro refinado,
de la plata sin escorias y de las piedras preciosas transparentes,
talladas y pulidas.
La hora de la OMEGA está aquí, EL FIN ha
llegado.
El ínclito bíblico "hasta lo último de la tierra", es
decir según creemos, Tarsis o Finisterre, lleva
dos mil y pico de años echándole la culpa a Dios de que las cosas no funcionen.
Arrepintámonos en saco y ceniza y el avivamiento vendrá. Saquemos la inmundicia
del santuario (2º Cr 29:5) y cambiemos la dirección de nuestro dedo acusador
hacia nosotros y no hacia Dios y, repetimos, entonemos junto a Daniel el mea
culpa (Da. 9):
4. Y oré a Jahveh mi Dios e hice confesión
diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido,
que guardas el pacto y la
misericordia
con los que te aman y guardan tus
mandamientos;
5. hemos pecado, hemos cometido
iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado
de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
6. No hemos obedecido a tus
siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a
nuestros príncipes,
a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
7. Tuya es, Señor, la
justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre
de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de
lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con
que se rebelaron contra ti.
8. Oh Jahveh, nuestra es la confusión
de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres;
porque contra ti pecamos.
9. De Jahveh nuestro Dios es el tener
misericordia y el perdonar,
aunque contra él nos hemos rebelado,
10. y no obedecimos a la voz de Jahveh nuestro
Dios,
para andar en sus leyes que él puso delante
de nosotros
por medio de sus siervos los profetas.
11. Todo Israel traspasó tu ley apartándose
para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el
juramento
que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios;
porque contra él pecamos.
12. Y él ha cumplido la palabra que habló contra
nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros
tan grande mal;
pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante
a lo que
se ha hecho contra Jerusalén.
13. Conforme está escrito en la ley de
Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de
Jahveh nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu
verdad.
14. Por tanto, Jahveh veló sobre el mal y
lo trajo sobre nosotros;
porque justo es Jahveh nuestro Dios en todas sus obras
que ha hecho,
porque no obedecimos a su voz.
15. Ahora pues, Señor Dios nuestro, que
sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste
renombre cual lo tienes hoy;
hemos pecado, hemos hecho impíamente.
16. Oh Señor, conforme a todos tus actos de
justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu
santo monte;
porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros
padres,
Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de
todos en derredor nuestro.
17. Ahora pues, Dios nuestro, oye la
oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu
santuario asolado, por amor del Señor.
18. Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye;
abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado
tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras
justicias,
sino en tus muchas misericordias.
19. Oye, Señor; oh Señor, perdona;
presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío;
porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
Que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo nos ayuden a estar preparados
para la hora más importante de todas las dispensaciones. Amén.
Porque es tiempo de que el juicio comience
por la casa de Dios;
y si primero comienza por nosotros,
¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen
al evangelio de Dios?
(1ª Pe 4:17)
En la ira acuérdate de la misericordia.
(Hab 3:2)
Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos,
no seríamos juzgados.
(1ª Cor 11:31)
Esperamos un Pentecostés II (TABERNÁCULOS) ...
¿Será aconsejable hacerlo en Jerusalén,
en el Aposento Alto?
Lea o descargue el libro completo aquí:
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