https://youtube.com/watch?v=nXTJ7zCXj2E&si=FBjZDjIoNlQKWbet
Un resumen de Josué Zambrano:
En tu camino cristiano, el misterio más profundo no es la doctrina, sino quién eres. El verdadero obstáculo no es el pecado evidente, sino tu hombre exterior intacto, esa parte de ti que aún quiere controlar. Aunque seas salvo, tu espíritu puede estar confinado si esa "cáscara" de alma y carne no ha sido tratada. Dios busca liberarse plenamente en ti, y para eso, tu espíritu necesita ser libre. Esto se logra a través del quebrantamiento de tu hombre exterior. Así como un grano de trigo debe romperse para dar fruto (Juan 12:24), la vida de Cristo solo puede fluir sin obstáculos cuando tu yo natural cede, permitiendo que tu potencial espiritual se manifieste plenamente.
El quebrantamiento no es una experiencia emocional, sino una profunda rendición de tu voluntad, una muerte real a tu propio yo. Este proceso no es instantáneo; es una obra paciente y divina que Dios orquesta a través de tus circunstancias más difíciles: fracasos, rechazos, demoras e incluso silencios. Él no busca destruirte, sino liberarte. Es un proceso doloroso porque toca directamente lo que más valoras: tu orgullo, tu reputación y tu necesidad de control. Sin embargo, cuanto más te aferres a lo externo, más lento será el proceso. Cuando te entregas, tu espíritu comienza a fluir libremente, revelando una quietud sumisa y un profundo silencio interior que indica que tu alma ya no reacciona con ansiedad ni exige control.
Si has sido quebrantado, ya no necesitas brillar, solo obedecer, porque sabes que la única vida valiosa es la que fluye de Cristo (Colosenses 3:3). Una persona quebrantada es excepcional: no se impone ni se jacta, pero su espíritu conmueve cuando habla y trae descanso cuando calla, porque es libre. Dios no valora tu actividad, sino tu autoridad interior, el origen de tus acciones. La iglesia y el mundo necesitan ver a Cristo, y solo lo harán cuando tu hombre exterior sea quebrantado y tu espíritu liberado. Esta obra es tan profunda que solo la mano soberana de Dios puede lograrla, confrontándote con tu fragilidad y sometiéndote a Su autoridad para que Su vida se manifieste sin obstáculos. El quebrantamiento no es una tragedia, sino una misericordia, un tratamiento divino que te entierra para que surja algo nuevo y glorioso en ti.
Si estás viviendo este proceso, no huyas ni te resistas. Acepta el quebrantamiento. No es para destruirte, sino para liberarte; para que ministres desde tu espíritu, sirvas con descanso y vivas para expresar a Cristo. Cada herida es una grieta en tu ser exterior, y cada pérdida es una oportunidad para que tu espíritu se libere. La medida de tu autoridad espiritual no es cuánto has estudiado o cuán ungido parezcas, sino cuánto te has quebrantado, cuánto te has vaciado de ti mismo. Ríndete y di: "Señor, si hay algo en mí que impide tu fluir, rómpelo. No solo quiero trabajar para ti; quiero que vivas en mí". Esta es la oración que lo cambia todo, la entrega que abre los cielos, y la muerte que da paso a la vida abundante que Dios tiene para ti.
Ver libro completo aquí:
EL QUEBRANTAMIENTO DEL HOMBRE EXTERIOR (La liberación del espíritu), Watchman Nee
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.